"No soy de entablar relaciones cercanas con muchas personas", declaró una vez Michelle Pfeiffer cuando Cher- su compañera en el film de George Miller, Las brujas de Eastwick - la describió con una frase que sintetiza a la perfección su naturaleza reservada: "Es muy difícil conocer a Michelle. Una vez le dije que si venía un día y me decía 'Cher, este es mi hijo, tiene seis años, no te lo dije antes porque recién empecé a confiar en vos ahora', no me sorprendería para nada. Ella tiene que sentir que puede confiar en vos, y vos tenés que pasar por un montón de cosas para llegar a eso", reveló la cantante sobre su compañera.
Es muy difícil conocer a Michelle, ella tiene que sentir que puede confiar en vos
Por otro lado, a Michelle la define una atípica actitud ante los pormenores del microcosmos de Hollywood: si no hay un guion interesante que la motive a volver a la industria, la actriz simplemente espera tranquila, sabiendo que eventualmente un proyecto va a surgir. Pfeiffer pasó de protagonizar películas insignia de los 80 (Caracortada, Casada con la mafia, Relaciones peligrosas, Los fabulosos Baker Boys) y los 90 (Frankie y Johnny, Batman vuelve, La edad de la inocencia, Algo muy personal), a proyectos esporádicos en el 2000 que fueron de su agrado (Mi nombre es Sam, Hairspray, Sombras tenebrosas). En 2017, Michelle volvió con el arriesgado film de Darren Aronofsky, ¡Madre!, y con el proyecto televisivo de Barry Levinson, The Wizard of Lies (por el que fue nominada al Emmy y al Globo de Oro), y el año pasado se sumó al universo Marvel con Ant-Man and the Wasp. Entre película y película, Michelle disfruta su apacible vida familiar y asegura no desesperarse.
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"Nunca perdí mi amor por la actuación. Cuando estoy en un set, me siento como en casa. Me siento equilibrada cuando trabajo. Pero por otro lado, trato de ser muy cuidadosa cuando filmo, me fijo cuánto tiempo voy a estar lejos de mi familia. Me volví tan selectiva que creo que en una época nadie me quería contratar. Por eso quizá desaparecí", explicó la actriz, quien recientemente revolucionó las redes cuando se abrió una cuenta en Instagram con la mejor presentación posible: una escena de Batman vuelve de Tim Burton.
Peter Horton: el "sí, quiero" que no pudo sostenerse en el tiempo
La carrera de Pfeiffer comenzó en 1980, con el rol de Suzie Q en The Hollywood Knights. La actriz había tomado la decisión de radicarse en Los Ángeles y tomar clases con un maestro de actuación, Milton Katselas. En ese espacio, donde uno debe liberarse de los prejuicios y entregarse a las diferentes tareas al desnudo, ante la mirada y las críticas de los compañeros, Pfeiffer conoció al actor Peter Horton. La pareja comenzó a salir, y al año siguiente sintió la urgencia de casarse. La ceremonia se llevó a cabo en Santa Mónica, y en la luna de miel Michelle recibió el llamado que estaba esperando: había quedado seleccionada como protagonista de Grease 2, la secuela del musical que se estrenó en 1982. Mientras su carrera cinematográfica se movía a pasos agigantados, su marido la convocó para protagonizar junto a Val Kilmer el especial de la ABC, One Too Many, en 1985, y dos años más tarde el matrimonio compartiría pantalla en un segmento de Amazon Women on the Moon.
Me casé con Peter cuando era muy joven. Incluso a veces me olvido que estuve casada antes. Tenía 22 años. Cuando comenzamos a crecer, nuestra necesidades cambiaron
Durante esos años, la pareja advirtió que su energía no estaba puesta en su relación sino en sus respectivas carreras. Al no poder acompañarse en ambos caminos, decidieron divorciarse en 1988. Años después, Horton declararía que la ruptura se debió a que ambos estaban "dedicados casi exclusivamente a trabajar". Michelle, por su parte, esbozó otra mirada de esa época."Me casé con Peter cuando era muy joven. Incluso a veces me olvido que estuve casada antes. Tenía 22 años. Cuando comenzamos a crecer, nuestra necesidades eventualmente cambiaron", señaló la actriz en diálogo con Parade.
"Siempre estuvimos juntos, incluso momentos antes de la separación, porque realmente nos queríamos mucho. No se trató de una ruptura con enojo de por medio, incluso él me ayudó a subir las cosas al auto cuando me mudé. Creo que por eso fue incluso más difícil todo: no teníamos bronca detrás de la cual escondernos, o esa molestia que cubre el dolor. Ahora, cuando nos vemos, somos los mejores amigos", declaró Pfeiffer, quien, en el año de su divorcio, filmaría una de las películas más importantes de su carrera junto a dos grandes de la actuación: John Malkovich y Glenn Close.
John Malkovich: cuando la realidad imitó a la ficción
Basada en la obra de Christopher Hampton, Les liaisons dangereuses, el largometraje del talentoso cineasta Stephen Frears, Relaciones peligrosas, mostraba el desarrollo de un triángulo amoroso en el cual el sexo era un arma clave a la hora de manipular al otro. Michelle interpretó con solvencia a Marie de Tourvel, y el film fue aclamado por la crítica. Relaciones peligrosas obtuvo varias nominaciones al Oscar - incluida la de mejor película - y se llevó tres estatuillas, entre ellas, la de mejor guion adaptado.
Sin embargo, independientemente del reconocimiento unánime y del valor que tenía el largometraje en su incipiente carrera, tras bambalinas Michelle se encontraba en medio de una situación compleja y tormentosa. La química con Malkovich fue tan fuerte, que los colegas comenzaron a vivir un apasionado romance, si bien el actor estaba casado con la fallecida intérprete Glenne Headly, de quien se divorciaría precisamente en 1988. "Su matrimonio se estaba quebrando", reveló posteriormente el cineasta Frears, en un entrevista con The New York Times.
Todavía me cuesta creer que Michelle Pfeiffer siquiera me haya saludado
"Durante la película, John tuvo un affaire con Michelle. Relaciones peligrosas habla sobre las traiciones, las mentiras y el quiebre de los vínculos. Fue uno de esos momentos en los que la realidad y el arte se conectaron. Creo que fue muy abrumador para él, incluso siendo un hombre que encuentra placer en portarse mal. Honestamente fue muy difícil para John atravesar todo eso", recordó el realizador.
"Todavía me cuesta creer que Michelle Pfeiffer siquiera me haya saludado", se sinceró Malkovich años más tarde, subrayando su incredulidad ante la atracción mutua, y relatando cómo, cuando la actriz dio por terminada su relación con él - al igual que su exesposa, quien lo calificó como "la raíz del mal" -, terminó llorando por más de un año como consecuencia de un brote de nervios. "No sé si fue por eso que comencé terapia, creo que quería entender qué me estaban diciendo mi familia y mis amigos, quería saber por qué me importaban tanto ciertas cosas, por qué me sentía responsable", aseguró.
Michelle, en cambio, habló muy poco sobre ese romance, pero sí señaló que tanto esa relación como las que tuvo posteriormente con los actores Fisher Stevens y Michael Keaton- su compañero en el film de Burton -, la condujeron a reflexionar sobre qué quería verdaderamente para su vida. "Mi deseo de tener hijos teñía mis relaciones. Quizá me aferré a ciertas personas a las que no me tendría que haber aferrado tanto", reconoció. Al año siguiente del estreno de Batman vuelve en 1992 - cuando el mundo vio su sorprendente interpretación de Gatúbela, la cual nunca logró ser superada-, Michelle conoció al hombre de su vida, la persona con la que pudo concretar esos anhelos que aplacaba con vínculos entre conflictivos y efímeros.
David E. Kelley: de una curiosa cita a ciegas a un matrimonio de 25 años
Michelle conoció a David E. Kelley cuando tenía 35 años. El productor venía de fundar su ahora exitosa compañía - David E. Kelley Productions- y de estrenar su primera creación como showrunner (Picket Fences, donde Pfeiffer haría una participación en el episodio "Freezer Burn"). La actriz también se encontraba en un gran momento. Había sido nominada al Oscar por Love Field y, en simultáneo, terminaba de rodar el gran film de Martin Scorsese, La edad de la inocencia. Asimismo, había comenzado el proceso de adopción de su hija, Claudia Rose, en lo que ella denominó "un acto de coraje".
La cita a ciegas entre Michelle y David fue arreglada por la productora Kate Guinzburg - mejor amiga de la actriz -, y tuvo lugar en enero de 1993. Ambos fueron a cenar, pero no lo hicieron solos: familiares y amigos acudieron al lugar, como forma de descomprimir y de sacarle peso al encuentro. "Ni siquiera nos hablamos esa primera noche, yo tuve la idea de que fuera más gente, y la verdad es que fue un gran error", le contó la actriz a la revista Candis. "Él hablaba con mi hermana y yo con su amigo, y parecía que se estaba llevando demasiado bien con mi hermana, entonces pensé que por ahí había que emparejarlos a ellos. Pero mi amiga me dijo: 'Ni se te ocurra'", recordó Pfeiffer sobre esa noche. Afortunadamente, algo los hizo reconectar, ya que a los pocos días fueron solos al cine a ver Drácula, salida que marcó el comienzo de una relación que hoy está más que consolidada.
Sin embargo, Michelle debía compartir con el productor que en tan solo dos meses iba a llegar Claudia a su vida, que iba a ser mamá. "Me puse nerviosa cuando decidí decirle, pero pensé que el hacerlo iba a demostrarme si David era un joven inmaduro o un hombre", declaró. Efectivamente, Kelley era lo segundo. Claudia Rose llegó a la vida de ambos en marzo de 1993, en noviembre del mismo año Michelle y David se casaron y bautizaron a la pequeña, y al año siguiente la actriz dio a luz a John Henry. "No fue amor a primera vista", contó la actriz tiempo después, poniendo el foco en cómo una relación necesita de tiempo y segundas oportunidades. "El único secreto para un matrimonio feliz es elegir a la persona indicada. La vida es una sucesión de decisiones, ¿no?", se preguntó, ya con la respuesta en sus manos.
La admiración mutua, el quid de un vínculo estable
Como bien expresó Cher, conocer a Michelle no es fácil. De hecho, la actriz no habla mucho de su vida privada y, cuando lo hace, aclara que nunca trabajaría con su marido - quien el año pasado creó, escribió y produjo la exitosa miniserie de HBO, Big Little Lies, y cuyos créditos también incluyen Chicago Hope, The Practice, Ally McBeal y Boston Legal -, porque prefiere acompañarlo desde otro lugar. "Lo admiro tanto", remarcó. "Elegí a una gran persona, nunca lo doy por sentado, nunca conocí a nadie que tuviera su integridad. Tiene humor, inteligencia, cualidades hermosas. Lo respeto enormemente. Si eso no me sucediera, me cansaría de él", añadió.
Como consecuencia, ambos eligieron no mezclar su matrimonio con sus carreras, pero se apoyan ciegamente en cada elección profesional que toman. Así, a los 60 años, Pfeiffer está posicionada en un lugar de privilegio en el que puede optar por pasar tiempo con sus hijos - "todavía padezco el síndrome del nido vacío", confesó - y su marido, o bien abocarse a proyectos que la estimulen, como la oscura película Where Is Kyra?, estrenada en 2017, cuyo protagónico fue celebrado por los críticos y nominado en los galardones al cine independiente. "Hoy en día me siento liberada, no necesito mostrarme joven sino tal cual soy, no cambiaría nada de mi persona. Mujeres como Susan Sarandon y Meryl Streep allanaron el camino para mujeres como yo", declaró. "Nuestras ventanas de oportunidades se expanden año a año. Los papeles que aparecen son cada vez más interesantes", manifestó la actriz.
Por lo tanto, a Michelle no le preocupan esos recreos que se toma de la industria porque sabe que cantidad no es equiparable a calidad, y que su vida ya no gira en torno a su carrera, como sucedía a fines de los 80 en su primer matrimonio. "Quisiera convertirme en Judi Dench o en Ellen Burstyn. Es cierto que cuanto más grandes estamos, menos trabajamos. Por lo tanto, lo que hay que hacer es mirar el trabajo que están haciendo esas mujeres: fíjense cómo se volvió más profundo".
No es casual que Pfeiffer utilice ese adjetivo para aludir a la actuación. En definitiva, ella misma es una persona que comulga con la idea de entablar relaciones - de amistad o sentimentales - que puedan pasar la barrera de la superficialidad, aunque eso lleve tiempo y genere prejuicios. La confianza, retomando nuevamente las declaraciones de Cher, ha sido el factor clave de sus decisiones, junto con el coraje que - según ella misma ha dicho - heredó de su padre, y que le permitió formar una familia en menos de dos años, y erigirse a través de las décadas como una actriz cuya belleza es anecdótica al lado de su enorme talento.
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