Michael Richards, el actor que no pudo escapar del éxito de Seinfeld y se esfumó en medio de un escándalo
El encargado de interpretar a Cosmo Kramer en la icónica sitcom de NBC no consiguió sostener una carrera dentro de la industria
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Fue uno de los personajes más famosos de los ‘90, pero tras el final de Seinfeld, su nombre se esfumó rápidamente del medio. Michael Richards podría encajar perfecto en el ranking de aquellos actores que quedaron encasillados en un papel, ese que -a pesar del paso del tiempo- sigue presente en la memoria colectiva.
Su interpretación de Cosmo Kramer -el amigo y vecino de Jerry en la serie de NBC que protagonizaron Jerry Seinfeld, Jason Alexander y Julia Louis-Dreyfus- no sólo lo llevó a la cima del éxito sino que lo convirtió en referente del humor de toda una generación alrededor del mundo.
Sin embargo, cuando la serie llegó a su fin después de nueve temporadas, este comediante no supo mantener su popularidad en alza. Tanto el público como los productores lo veían como el carismático amigo de Jerry, y así tuvo que volver al stand up. A los teléfonos que no sonaban se sumó un escándalo en uno de sus shows que terminó de catapultarlo fuera de la industria. Por eso, hoy, a sus 72 años, Richards se encuentra alejado de los sets.
Del ejército a los sets de TV
Nacido el 24 de julio de 1949 en Culver City, California, Michael Anthony Richards creció en el seno de una familia católica. A los dos años, perdió a su padre en un accidente automovilístico y, desde entonces, se crio junto a su madre.
Antes de dedicarse a la actuación, el actor, escritor y comediante fue reclutado en el ejército de Estados Unidos, donde se formó como médico. Tras su baja, estudió drama y dio sus primeros pasos como comediante en los especiales de Billy Crystal. Luego, vinieron sus participaciones en Cheers, División Miami y Fridays, donde Larry David era escritor.
Gracias a su vínculo con él, en 1989 Richards fue elegido para interpretar a Cosmo Kramer en la serie Seinfeld y su vida cambió para siempre. A lo largo de sus nueve temporadas, el pícaro vecino de Jerry en la ficción se convirtió en uno de los personajes más famosos de los 90, ganando tres premios Emmy por su labor.
Un vecino muy peculiar
“La madre de las comedias”, “La que hablaba de nada”, “La que se burló de la cotidianidad”, así era definida esta sitcom norteamericana que marcó un antes y un después en la televisión de la década del ‘90. Sus actores, su trama (inspirada en vivencias personales) y los temas que abordaba supieron llegar al corazón de millones de televidentes, cosechando miles de fanáticos alrededor del mundo.
El primero de sus 180 capítulos se estrenó el 5 de junio de 1989 y, aunque cueste creerlo, tuvo algunas dificultades para llegar a la pantalla. Es que los productores consideraban a esta ficción como algo “fuera de lo común” y ninguno quería invertir en ella. Después de varias idas y vueltas, fue el ejecutivo de NBC Rick Ludwin quien finalmente creyó en el proyecto y le dio luz verde, sin sospechar que en muy poco tiempo se convertiría en un récord de audiencia.
Escrita por Jerry Seinfeld y Larry David, Seinfeld (cuyo piloto llevaba el título de The Seinfeld Chronicles) narraba el día a día de la vida de un comediante (el propio Jerry Seinfeld) y su grupo de amigos más cercanos: Elaine (Julia-Louis Dreyfus), George Costanza (Jason Alexander) y Kramer (Michael Richards). El apartamento de Jerry en el Upper East de Nueva York y el café Monk’s eran los escenarios principales y puntos de encuentro de esta historia que abordaba temas varios como la sexualidad, la neurosis y la crisis de la mediana edad.
El gran éxito de esta ficción se debió a que, tanto los personajes como los conflictos que se contaban, eran producto de experiencias de vida reales. Mientras se dice que Elaine estaba inspirada en una exnovia de Seinfeld, el papel de Kramer estaba basado en un vecino que vivía frente al departamento de David. También se rumora que el carácter de Costanza era una fiel copia del temperamento del escritor.
Lo cierto es que estos “treintañeros solteros y un tanto inmorales” se convirtieron en referentes de una generación que, en muchos casos, se sentía identificada con sus historias de vida. Y si bien los cuatro eran muy queridos, Richards siempre obtuvo un reconocimiento especial, al menos por parte de los integrantes de la Academia Internacional de Artes y Ciencias de la Televisión, que lo premió con tres Emmy a mejor actor de reparto (en 1993, 1994 y 1997).
Su peinado de copete erguido, su personalidad relajada y sus enérgicas entradas sin golpear la puerta de Jerry, lo volvieron sumamente reconocible. A veces ingenuo y otras, inteligente y comprensivo, este lunático vecino era favorito por sus ocurrencias, su labia con las mujeres y sus fracasos laborales.
Después de nueve años ininterrumpidos al aire, esta serie -que supo obtener 10 premios Emmy, tres Globos de Oro, un Screen Actors Guild Award y tres People’s Choice Awards- llegó a su fin. El propio creador y protagonista supo que el tiempo de Seinfeld había terminado durante una grabación y así fue como el 14 de mayo de 1998 se emitió el episodio final, reuniendo a más de 76 millones de personas frente al televisor, algo inédito por aquel entonces.
Este último episodio duró 75 minutos y tuvo un monólogo al comienzo y al final a cargo de Jerry. Tanto la prensa como el público fueron excluidos de la grabación para mantener el misterio y el hermetismo hasta el último minuto.
La vida después del éxito
Mientras protagonizaba la ficción de NBC, Michael Richards participó de varias series y películas (incluso hizo un cameo como el propio Kramer en Mad about you), ya que por aquel entonces era uno de los nombres más requeridos de su generación. Sin embargo, cuando Seinfeld llegó a su fin, su carrera dio un giro de 180 grados.
Ante un teléfono mudo, el comediante decidió generar sus propios proyectos y volvió al stand up. La posibilidad de protagonizar su propia comedia, The Michael Richards Show, lo entusiasmo a tal punto que no sólo la actuó, sino que la escribió y la produjo. Sin embargo, esta historia que seguía las andanzas de un investigador privado un tanto inepto duró menos de una temporada.
La falta de propuestas y la pérdida de popularidad ya era un hecho. Sin embargo, no fue lo único que desató el declive de su carrera. En 2006, el humorista protagonizó un violento episodio que lo llevó a los noticieros y a las tapas de diarios y portales: en uno de sus tantos shows en The Laugh Factory (un club de West Hollywood), comenzó a insultar a un grupo de afroamericanos que, según él, no habían dejado de hablar durante su performance.
“Hace cincuenta años te hubiéramos puesto boca abajo con un tenedor en el culo. Podés hablar, podés hablar, ahora sos valiente, hijo de puta. Sáquenlo a patadas de acá. ¡Es un negro, es un negro! ¡Un negro, miren, hay un negro!”, disparó el actor desde el escenario. Ante el estupor y algunos abucheos del público, el comediante lanzó: “Esto es lo que pasa cuando interrumpís a un hombre blanco”.
El video del entredicho se hizo rápidamente viral, y fue tanta la repercusión del hecho, que el protagonista tuvo que disculparse públicamente en el late night show de David Letterman, un encuentro organizado por su amigo Jerry Seinfeld. “Yo estaba en un club tratando de sacar adelante mi show y me provocaron, y me lo tomé a mal y me enfurecí. Por volverme loco y decir esas locuras en el club, estoy profundamente afligido. Esto me tiene muy mal. Les pido muchas disculpas a quienes estaban presentes entre el público, a los negros, a los hispanos, a los blancos, a todos aquellos que recibieron el impacto de esa ira y ese odio y esa furia”, expresó extendiendo sus disculpas a varios líderes de la lucha por los derechos civiles, tales como Jesse Jackson y Al Sharpton.
Sin embargo, su discurso no sonó convincente y Richards no tuvo otra alternativa que retirarse por un tiempo de la escena; tiempo que se extendió más de lo planeado. “Me dediqué a la fotografía, leí mucho, escribí mucho y viajé un poco”, confesó el actor en 2013, en una entrevista con Time.
Desde entonces, su nombre dentro de la industria no volvió a ser el mismo. Después del escándalo, la mayoría de sus apariciones en la pantalla fueron junto a Jerry Seinfeld, aunque no logró destacarse demasiado. Quien le devolvió un poco de la fama perdida fue nuevamente su amigo Larry David cuando en 2009 lo convocó para un capítulo especial de su programa Curb Your Enthusiasm. Junto al resto de sus amigos de Seinfeld, Richards volvió a sentir la chispa del éxito, aunque sea por un rato.
Si bien siempre se habló de hacer un regreso de la popular serie, lo cierto es que la idea nunca llegó a plasmarse. En diferentes ocasiones, los propios artistas desmintieron la posibilidad de volver a grabar juntos, argumentando que cada uno estaba enfocado en otros proyectos. Lo que sí se llevó a cabo y fue un notición para todos los fanáticos fue la posibilidad de volver a revivir esta icónica historia con imágenes en 4K a través del streaming.
Es que, desde el 1 de octubre de este año, los 180 episodios de Seinfeld están disponibles para todos los abonados de Netflix en todo el mundo, incluyendo a la Argentina. “Seinfeld es la comedia televisiva con la que se comparan todas las comedias televisivas”, señaló Ted Sarandos, el máximo responsable global de los contenidos de la plataforma entusiasmado por esta apuesta.
“Larry y yo estamos enormemente agradecidos a Netflix por darnos esta chance. Cuando hicimos esta cosa había que tener agallas para confiar en dos idiotas que literalmente tenían cero experiencia en televisión”, señaló el propio Jerry Seinfeld feliz con esta iniciativa. Por su parte, Richards disfruta de esta “vuelta televisiva” desde el bajo perfil, mientras alterna su pasión por la fotografía, el ciclismo y los eventos solidarios.
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