"La vida siempre sigue. Este es solo un capítulo", expresó una vez Michael Douglas sobre su enfermedad ya vencida, un cáncer que le fue diagnosticado hace ocho años. De todas formas, suele reiterar esa frase en varias ocasiones, como forma de exponer un modo de ver la vida con plena conciencia de sus etapas, de sus imprevistos, de su naturaleza impredecible. Fue precisamente esa filosofía la que enamoró a su actual esposa, la británica Catherine Zeta-Jones , cuando ambos se conocieron en 1998. Él tenía 54 años, ella, 29; y sus cumpleaños sorprendentemente coincidían en la misma fecha: 25 se septiembre.
Happy Valentine’s Day to my darling and to you and yours[R]#loveday
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"Hubo algo en él, un respeto, un sentido del humor para enfrentar las circunstancias que con el tiempo se trasladó a nuestra manera de vivir como pareja: cada uno tiene su espacio, su lugar", declaró la actriz que jamás imaginó que la película La máscara del zorro (1998) iba a cambiarle no solo su vida profesional sino - y sobre todas las cosas - su vida personal, que hasta ese momento estaba bajo permanente escrutinio de la prensa, por sus romances con el conductor John Leslie, los cantantes David Essex y Mick Hucknall y el actor Angus Macfadyen, con quien estuvo brevemente comprometida.
"Voy a ser el padre de tus hijos": la frase que dio inicio a esta historia
En el festival de cine francés de Deauville, Zeta-Jones se encontraba promocionando el film que la catapultó a la fama en Hollywood - y que coprotagonizó junto a Antonio Banderas - y Douglas hacía lo propio con el thriller Un asesinato perfecto. Tras verla en pantalla y en eventos sociales, el actor le expresó a su amigo y colega Danny DeVito que tenía ganas de cenar con la actriz. "De repente me dijeron que Michael Douglas me quería conocer. Estaba un poco nerviosa porque no sabía de qué se trataba; a los pocos días me lo crucé en el lobby del hotel y pasó cerca mío y ni me saludó, entonces pensé que en realidad no quería nada conmigo", le reveló la actriz a Larry King en una entrevista. Sin embargo, su intuición le falló porque esa misma noche tanto Banderas como su entonces esposa Melanie Griffith oficiaron de intermediarios para concertar un encuentro que fue documentado hace unos días por la actriz en un divertido post retro en Instagram.
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"Lo arruiné todo", confesó posteriormente Douglas. "Mientras charlábamos y tomábamos unos tragos, le dije '¿sabés qué? Voy a ser el padre de tus hijos". Su excesiva confianza en sí mismo y esa frase espetada con cierta pedantería y falta de sustento hizo que Zeta-Jones le pusiera punto final a la velada. "¿Sabés vos una cosa? Escuché mucho sobre tu persona y vi mucho también, y creo que es tiempo de decirnos 'buenas noches'", le respondió sin filtro la actriz, quien al día siguiente ya se había ido de Francia.
De todas formas, Douglas sintió que esa mujer no era simplemente una conquista momentánea, y no tardó en mandarle un ramo de flores con una carta en la que se disculpaba por su comportamiento.Zeta-Jones se sintió impresionada y accedió a una nueva cita, la primera de muchas, y la que puso en evidencia las intenciones de ambos. "Él no me quería como una novia más con fecha de caducidad y yo ciertamente no lo quería como un exnovio de mi lista. Lo supimos en un momento en el que nos miramos y nos dijimos 'creo que nos estamos divirtiendo mucho juntos'". Las cartas ya estaban echadas. Un año después, cuando estaban completamente seguros de que su vínculo era sólido, decidieron hacerlo público en la alfombra roja en Edimburgo de La emboscada, el film de acción que Zeta-Jones coprotagonizó junto a Sean Connery. "Michael está acá esta noche porque queremos decirles a todos que estamos juntos", reveló ella a la prensa. "Sí, es así, soy un hombre afortunado", añadió él.
El deseo de casarse surgió al poco tiempo, aunque Douglas debió ocuparse de finalizar los trámites de divorcio de su primera esposa, Diandra Luker, con quien contrajo matrimonio en 1977 y con quien tuvo un hijo al año siguiente, Cameron. "Antes de que Michael pueda casarse tiene que divorciarse de mí primero", había dicho por entonces Luker. En 2000, el divorcio - con arreglo millonario mediante - ya era un hecho.
El nacimiento de Dylan llegó primero y la boda vino después
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Si hay algo que define la relación de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones es cómo ambos, inconscientemente o no, eluden siempre los estereotipos. Al observarlos desde afuera, podrían ser catalogados como una pareja modelo. Sin embargo, desde esa malograda primera cita hasta su breve separación, los actores se caracterizan por oponerse a las reglas y hacer las cosas a su modo. Otro ejemplo de esto fue la propuesta de matrimonio que el actor le hizo a su actual esposa. El contexto, idílico: Aspen, Año Nuevo, 1999, un anillo de diamantes de Fred Leighton valuado en un millón de dólares. ¿El problema? "Ambos estábamos con una gripe muy fuerte", le contó el actor al periodista Ross King, por lo cual su pareja accedió a casarse pero sin ánimo de festejarlo ni de poner una fecha. De todas formas, detrás de ese virus que afectaba a la actriz se escondía algo más. Catherine Zeta-Jones estaba embarazada. El 8 de agosto de 2000 nacía su primer hijo, Dylan, y así se cumplía ese deseo que Douglas había expresado de modo fanfarrón y encantador la primera vez que estuvo a solas con su mujer.
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La boda no se hizo esperar. El 18 de noviembre de ese mismo año, los actores se casaron en el Plaza Hotel de Nueva York rodeado de sus grandes amigos, la mayoría de ellos estrellas de Hollywood: Jennifer Aniston, Sean Connery, Russell Crowe, Whoopi Goldberg, Tom Hanks, Anthony Hopkins, Jack Nicholson, Brad Pitt, Meg Ryan, Steven Spielberg y Sharon Stone, entre otros. En la semana previa al significativo evento, Douglas le había revelado a Movieline la charla que tuvo con su prometida antes de casarse. "Le dije que iba a darle lo que ella quisiera, pero Catherine no es de demandar, no estamos hablando de una persona con gusto por lo fastuoso".
Cuando lo miro a Michael, comienzo a correr como una niña, porque sigo sin creer que él apareció en mi vida y yo en la suya
La actriz, por su parte, compartió otro instante de esa larga conversación: "Le pedí por favor que no llorara, que ni siquiera tuviera una pequeña lágrima en sus ojos, porque cuando está por llorar se le transforma la cara y eso me desarma; no quería que me sucediera camino al altar", le contó la actriz a la revista People. Hay algo de carácter adolescente en ella cuando se refiere a su esposo: "Cuando lo miro, comienzo a correr como una niña, porque sigo sin creer que él apareció en mi vida y yo en la suya".
No a la luna de miel, sí a la vida familiar
Esa adorable cualidad de la actriz, esa candidez a la hora de hablar de su relación con su esposo, se cristalizó años después, en junio de 2010, en la ceremonia de los premios Tony, cuando obtuvo el galardón a la mejor actriz de musical por la obra de Broadway, A Little Night Music. Cuando anunciaron su nombre, miró a su marido con asombro, subió al escenario y simplemente compartió lo que estaba pensando en ese preciso instante. "¿Ven a ese hombre? Es una estrella de cine y yo soy quien duerme con él todas las noches", expresó en un discurso al que se refirió tiempo después, con cierta vergüenza. "No fue muy elegante lo que dije, ¿verdad? Ni siquiera sabía lo que estaba diciendo. No tenía control alguno sobre lo que salía de mi boca. Pero siento cada palabra, eso es lo que siento por Michael", subrayó.
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Cuando el actor aseguraba que su esposa no era precisamente fanática de los eventos ostentosos, no exageraba en lo más mínimo. Para su luna de miel, la actriz solo quiso quedarse en su departamento con su esposo y con su hijo. "No hay nada mejor que esto", sintetizó una mujer que fue descrita por Douglas como "una persona de alma vieja", que disfruta de los placeres más simples, y que siempre pone a la familia primero.
Esa familia se agrandó el 20 de abril de 2003 con el nacimiento en Manhattan de la pequeña Carys. Recordemos que a la intérprete se la había podido ver radiante luciendo su segundo embarazo en la ceremonia de los premios Oscar, donde ganó como mejor actriz de reparto por su trabajo en el musical Chicago, y cuya estatuilla le fue entregada por su amigo Sean Connery.
En una reciente entrevista con la revista Town & Country, la actriz expresó todo aquello que le generan sus hijos: "Estoy tan orgullosa de ellos y trato siempre de decírselos, tienen una forma de comportarse que los hace diferentes. Considero que no hay nada peor que un niño privilegiado con malas actitudes, por eso yo los eduqué con firmeza", aseveró.
Lo unidos que son los hermanos puede verse en sus redes sociales, donde suben imágenes de las salidas con sus padres, al igual que los momentos que comparten con su hermanastro Cameron y con su abuelo, esa leyenda del cine llamada Kirk Douglas, quien en diciembre de 2017 festejó nada menos que 101 años, rodeado de sus afectos. "Mis padres hacen un gran trabajo en bajarnos a la realidad y hacernos apreciar lo que tenemos. Siempre nos dicen: 'miren a su alrededor, tienen una vida extraordinaria'", contó Carys, quien ya manifestó su deseo de ser modelo, con la humildad como bandera y el rechazo al nepotismo.
Sobreponerse a dos enfermedades, entre el miedo y el optimismo
La familia Douglas-Zeta Jones se hizo más fuerte cuando los problemas de salud golpearon tanto a Michael como a Catherine. En 2010, el actor fue diagnosticado con un cáncer de garganta- aunque posteriormente aclaró que se trató de un cáncer de lengua -, que trajo consigo sesiones de quimioterapia y radiación. Su esposa se mantuvo a su lado incondicionalmente, pero una vez que su marido se recuperó, bajó las defensas y habló sobre lo doloroso que fue ese proceso. "La peor parte fue verlo a Michael cansado, fatigado, porque él tiene energía de sobra, es una persona fuerte", contó, recordando cómo fueron esos primeros meses de tratamiento. "Un día me cayó la ficha de que esto realmente nos estaba pasando, nunca tuve que lidiar con algo parecido, no sabía qué hacer; de hecho, considero que pude haber sido más fuerte de lo que fui", se sinceró.
La peor parte fue verlo a Michael cansado, fatigado, porque él tiene energía de sobra
Douglas, en cambio, intentaba mantenerse estoico. "Es solo un capítulo más de la vida", repetía como frase de cabecera. "Básicamente quería que le sacaran eso del cuerpo, entonces todo el tratamiento fue intenso, desde la quimioterapia a la radiación, pero él conservó su sentido del humor y siempre fue sincero con Carys y Dylan: no hubo secretos, ambos presenciaron todo y nos unimos para superarlo. Nos acercó aún más como familia, pero es algo que no se lo deseo a nadie", enfatizó la actriz. Entre esos secretos que no decidieron mantener ocultos se encontraba una confesión de Douglas.
Cuando salió Bajos instintos y yo estaba en rehabilitación, a un astuto editor se le ocurrió inventar que me estaba tratando por mi adicción al sexo, y fue un rumor que nunca me pude sacar de encima
En una entrevista con The Guardian, el intérprete habló sobre el origen de su enfermedad y se la atribuyó al sexo oral: "Sin ser muy específico, fue el VPH [N. del E.: Virus del papiloma humano] lo que la ocasionó, que se contagia mediante el cunnilingus", explicó. De manera inmediata, reflotaron los rumores que aseguraban que el actor era adicto al sexo, versión que comenzó a circular en 1992, cuando se estrenó el drama erótico, Bajos instintos. "Por entonces tenía problemas con el alcohol, había perdido a mi padrastro y fui a rehabilitación para ahondar en muchos temas", recordó el actor en una relajada conversación con The Daily Mail, donde puso punto final al mito. "En ese momento, cuando salió Bajos instintos y yo estaba en rehabilitación, a un astuto editor británico se le ocurrió inventar que me estaba tratando por una adicción al sexo, y fue un rumor que nunca me puse sacar de encima, de vez en cuando resurge aquí o allá", se lamentó.
En 2011, llegó la mejor noticia: los médicos le dijeron a Douglas que ya estaba recuperado. De todas formas, el alivio no pudo ser procesado porque, a los tres meses de esa visita a la clínica, Zeta-Jones decidió intentarse en un hospital psiquiátrico. La actriz, que padece un trastorno bipolar, había presentado una recaída . "No soy la clase de persona que anda gritando los problemas personales, pero mi bipolaridad comenzó a ser un tópico público y quise dirigirme a quienes padecen lo mismo, decirles que se puede controlar, y que hay que sacarse el estigma de encima", le contó al año siguiente a la revista InStyle.
En 2013, una segunda recaída la obligó a recurrir nuevamente a un tratamiento. "Estoy muy orgulloso de ella, está peleando para encontrar el equilibrio", declaraba por entonces Douglas, cuya enfermedad fue un factor que sacó de eje a Zeta-Jones. "La bipolaridad es algo con lo que tuve que lidiar siempre, pero cuando algo te choca de frente como eso [el cáncer que sufrió Michael], te genera insomnio, estrés, preocupación, te mueve la estructura", explicó la actriz, quien ahora está en un momento de paz: "Me siento bendecida".
La fortaleza de una mujer que intenta mantener su vida privada ciento por ciento resguardada fue destacada por su hijastro Cameron, a quien la actriz ayudó tanto cuando batalló contra su adicción a las drogas como cuando fue condenado por traficar metanfetamina. "Mi familia nunca se rindió conmigo, ni por un segundo", le reveló a la publicación The Daily Mail. "Catherine es una luchadora, es alguien que viene de Gales y que llegó a la cima con puro talento y determinación, nunca se rinde y a mí no me soltó la mano. El amor de mi familia me ayudó a atravesar los días oscuros", confesó Cameron.
La separación menos pensada (y la reconciliación inevitable)
Aunque los actores hayan declarado que sus respectivas enfermedades los unieron, lo cierto es que también necesitaron de un momento de distancia para procesar esos años sombríos. En 2013, pasaron unos meses separados, para luego reconectarse y mostrarse juntos en Nueva York, en la red carpet de la obra The Library, en abril de 2014. El amor nunca estuvo en discusión. "Yo estoy loco por ella, creo que cada pareja tiene sus períodos de dificultad, solo que los nuestros están más expuestos, pero estamos juntos, y más fuertes que nunca", le aseguró el actor a Ellen DeGeneres en 2015, cuando ya había pasado la tormenta. "La gente hoy en día tira la toalla demasiado rápido cuando se trata del matrimonio, y hay que poner todo para superar los problemas, porque éstos seguirán existiendo, el camino es largo y más cosas van a seguir pasando (...) ahora estamos más melosos y más sabios. Es algo que llegó naturalmente con el tiempo", expresó la actriz, poniendo de relieve esa cualidad que destacaba Cameron Douglas: la resiliencia ante todo.
Paciencia. Humor. Fortaleza. Respeto. Las palabras se repiten cada vez que Douglas y Zeta-Jones son consultados sobre su vida matrimonial. "Catherine es una persona que tiene su espacio y que me da un espacio a mí para mis cosas, no nos avasallamos", contó él. "Lo que amo de Michael es cómo me abrió al mundo y me enseñó a no pensar tanto en mí sino en todo lo que está pasando alrededor, me volvió menos egocéntrica", agregó ella. Desde el momento en que Zeta-Jones se paró enojada esa noche en Deauville y le hizo notar a su futuro marido que no tenía tiempo para bromas o conquistas efímeras, que las vidas de ambos se enriquecieron justamente por ese verbo que emplea la actriz: enseñar. La habilidad para escuchar a la otra persona, para acompañarla en los duros momentos, no solo los sacó adelante cuando todo parecía negro sino que también les dio la sabiduría necesaria para afrontar lo que vendrá.
"Nuestro vínculo se desarrolla momento a momento", señaló una vez el actor, manteniendo ese pensamiento de disfrutar el amor sin hacerse preguntas por el futuro, sin neurosis, sin complicaciones. Así, con casi 20 años de relación a cuestas, es cómo se los ve siempre a Michael y a Catherine: libres, espontáneos, seguros y unidos.
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