Michael Caine, el hombre que encontró el amor en un aviso de café
Michael Caine rompió con cierta regla tácita de la industria del entretenimiento. Lo suyo no fueron los descontroles ni los amoríos ocasionales y si cometió algún desliz, nadie se enteró. Mantuvo siempre un estricto perfil bajo. La discreción fue y es, lo suyo. En su longeva existencia, el actor, que puede jactarse de haber rodado más de cien películas y teleseries, tuvo dos grandes amores. Patricia y Shakira fueron las mujeres con las que compartió su vida. Con la primera, transcurrieron siete años de unión marital. Con la segunda, lleva 47 años de matrimonio. Con cada una tuvo una hija. Metódico, así en el amor como en el cine.
El veterano astro, ganador del premio Oscar, el Globo de Oro, el Bafta y el SAG, tuvo que luchar mucho para lograr su lugar en el mundo y poder realizarse en lo personal. Será por eso que valora tanto las distinciones. No le es ajeno haber sido reconocido como Comendador de la Orden del Imperio Británico y Comendador de las Artes y las Letras. Es que Caine arrancó de cero y su baja autoestima no era, precisamente, el mejor estímulo para triunfar en lo suyo. Fueron sus mujeres las que lo empujaron a concretar sus sueños. Shakira fue, sobre todo, quien lo apuntaló para convertirse en la celebridad mayúscula reconocida por Hollywood.
De Maurice a Michael
Maurice Joseph Micklewhite, tal el verdadero nombre que lo acompañó hasta los 23 años, nació el 14 de marzo de 1933 en Londres. Su padre transportaba pescado en el mercado local, era un hombre arraigado a sus costumbres y a ese poblado donde se hablaba una suerte de dialecto popular, despreciado por los sectores acomodados. En el film Zulú, donde obtuvo su primer protagónico, debió apelar a sus dotes para componer y camuflar un acento demasiado campechano que aún lo acompañaba. No era precisamente ilustrado. A los 15 años abandonó sus estudios y, tiempo después, fue llamado para integrar la milicia llegando a combatir en Corea. Fue plomero, lavó platos en un restaurante y hasta se dio mañana en una lavandería. Hizo de todo para sobrevivir mientras soñaba con poder ingresar al star system inglés.
Mientras desarrollaba esos trabajos, buscaba afanosamente poder conseguir pequeños papeles en cine o televisión. Golpeó puertas una y otra vez. Si tenía que trabajar como lavacopas durante toda una madrugada, no era impedimento para presentarse impecable a primera hora de la mañana en la oficina de un productor. "Hice de todo para llegar a tener mi primer personaje. Me esforcé mucho, pero siempre supe lo que quería, ese fue mi estímulo", confesó hace varios años.
Mientras iba de un sitio a otro, varios productores comenzaron a darle pequeñas participaciones. Bocadillos menores que para él eran toda una consagración. Sentía que había llegado. Fue en esos tiempos cuando se sintió atraído por su primera mujer: la actriz Patricia Haines. La baja autoestima del astro hacía que se reconociera con menos talento que su esposa. Esta sensación de inferioridad minó la estabilidad de la pareja. Él se recluía, daba pasos para atrás, tomaba malas decisiones. Michael competía, pero siempre pensaba que ella era mejor. Batalla perdida. La vida en pareja era un tormento debido a esta sensación inexacta del actor. Apreciaciones subjetivas que nada tenían que ver con lo que Patricia generaba con amorosidad. Cuando en la casa no había un peso, como sucedía casi siempre, la cosa se tornaba peor. Clima opresivo y depresivo. Demasiado. "Era inmaduro. No podía llevar adelante una vida familiar y tolerar las adversidades de una carrera que todavía no estaba consolidada, ni mucho menos", dijo en un homenaje que le realizaron cuando cumplió las siete décadas. El matrimonio con Patricia duró siete años. Los suficientes y, quizás, demasiados ante la poca empatía de un Michael acobardado y deprimido por un presente que no era el que soñaba. En 1962, la pareja se disolvió. La pequeña Dominique, hija del matrimonio, tenía tan solo seis años. Patricia continuó con su carrera, básicamente televisiva, volvió a formar una pareja, y murió en 1977 a sus jóvenes 45 años.
La segunda es la vencida
En 1964, a Caine le llega la gran oportunidad laboral. Ese papel que todo actor necesita para consagrarse. El teniente Gonville Bromhead que compuso para Zulú, bajo la dirección de Cy Endfield fue la llave que lo transformó en estrella. Estos logros mitigaban el dolor de la soledad de su vida personal. Transcurrieron nueve años hasta que Michael conoció a la mujer de su vida, el amor eterno e indisoluble que lo sacó del ostracismo.
En 1973 se casó con Shakira Baksh. La atracción podría decirse que fue virtual. A veces sucede. Michael estaba viendo televisión junto a un amigo cuando en un aviso de café observó bailando a una joven bellísima. En ese mismo momento, le propuso a su amigo viajar a Brasil, de donde era oriundo el aviso, para conocer a esa mujer. Estaba convencido que en la publicidad del café estaba el amor de su vida. Su amigo pensó que estaba loco. Esa misma noche, Michael decidió ir a tomar tragos a un bar al que solía concurrir asiduamente. Allí se encontró con un conocido al que le confesó que estaba enamorado "de la chica del café". Y también le contó que viajaría al día siguiente hasta América del Sur para conocerla. El receptor de estas palabras lanzó una carcajada. El actor no entendía qué sucedía, aunque reconocía lo osado de su aventura, pero se sabe, el amor tiene razones que la razón no entiende. Finalmente, el hombre, que casualmente había trabajado en la producción de aquel anuncio televisivo, le contó que la chica del café era de Guayana, pero que estaba viviendo en Londres. Casualidades. Causalidades.
La cosa no le resultó sencilla al actor de Educando a Rita. Llamó una docena de veces a la chica hasta que logró convencerla de ir a tomar algo. "A mí no me parecía una persona cordial, sino algo agresiva y tosca. En realidad, pensaba en sus personajes, pero resultó todo lo contrario", explicó ella en una entrevista. Inmediatamente después de la boda, nació Natasha, la única hija del matrimonio.
El amor, la salvación
La vida de Michael no era ordenada. Cada vez tenía más trabajo, su nombre crecía y los compromisos lo abrumaban. Sin darse cuenta, se había convertido en millonario, había perdido ese acento vulgar y era un gentleman codiciado en cuanta reunión social se llevaba a cabo. El, de todos modos, prefería rodearse de su círculo de amigos cercanos. Esos con los que compartía códigos y vicios. Varios atados de cigarrillos y una botella de vodka diaria era parte del "menú" social con el que se distendía luego de horas y horas de rodajes. Su cuerpo, de a poco, comenzaba a pasarle facturas. "Sin ella me hubiera convertido en un alcohólico y me hubiese muerto hace rato". Caine tenía claro el diagnóstico y la receta de la salvación. Hoy, y desde hace décadas, solo se permite una copa de vino durante la comida y seguir, a rajatabla, los consejos de su mujer.
Shakira Baksh, la dama del milagro, no solo era una morena hermosa sino extraordinariamente lúcida y ubicada. Sentía pasión por su marido. Él también por ella. Fue Shakira la gran salvación de su famoso esposo. Junto a ella, Michael se alejó de todo desliz y eso también repercutió en su notable trayectoria artística. "Conocer a mi mujer, me hizo recuperar la vida", confesó. Nacida en Guayana, de familia musulmana y sangre india, Shakira, doce años más chica que Michael, se ha desarrollado como modelo y realizado papeles como actriz. Incluso, compartió el set con Caine en The man who would be king. Como toda pareja, han sorteado más de una crisis, pero nunca la separación llegó a mayores. La templanza de ella hace que las aguas siempre vuelvan a su cauce y la inteligencia de Michael, reconociendo la tarea de su mujer, hacen el resto.
El 14 de marzo, Michael cumplirá 87 años, pero se mantiene bien activo. Aún sigue filmando y no se priva de participar o dar su opinión en temas que hacen a la coyuntura social y política de su país. En los últimos tiempos, se manifestó, por ejemplo, a favor del Brexit. De todos modos, y a pesar de su amor por la vida y lo decidido a la hora de tomar partido por diversas cuestiones, Caine le tiene miedo a la muerte. Ahí reside buena parte de sus angustias. Ese punto flojo que lo atormenta, aunque le presenta batalla. Le teme al dolor, al deterioro. Siente pánico por la palabra cáncer, su padre falleció producto de esa enfermedad. Por eso, más de una vez, habló en favor de la eutanasia.
Más allá de sus fantasmas, el astro tiene un presente activo. Desea ver crecer a sus tres nietos, por eso sigue al pie de la letra la dieta saludable que le prepara su mujer, visita médicos y hace caso a todas las tendencias que priorizan la buena vida. "Sin Shakira a mi lado, no se qué hubiese sido de mi vida. Seguramente, no hubiese cumplido tantos años y en buen estado de salud". Lejos de mostrarse como un anciano, el actor está bien lúcido y espléndido. Bajó de peso y siempre tiene a mano un nuevo libreto para estudiar. No es momento para retirarse. Los cuarteles de invierno no son un buen lugar para quedarse.
Michael vive su vejez con dignidad loable. Lleva su bastón con hidalguía y caballerosidad. Seduciendo, como siempre, y acompañado por esa mujer tenaz que es mucho más que la chica del aviso de café.
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