En su casa de Benavídez, recién llegada de España, cuenta cómo es su vida junto al genial músico. “Tenemos una conexión muy intelectual, nos alimentamos mutuamente”, asegura
Habla con mucha tranquilidad, como si eligiera con cuidado cada una de sus palabras. Con un look diferente y el pelo bastante más oscuro del rubio “Marilyn” con el que supo conquistar a Andrés Calamaro (55) cuando tenía 21 años, Micaela Breque (27) admite estar disfrutando de una nueva etapa de su vida. “Cumplir años hace bien”, dice la actriz, que empezó a hacer su camino en cine y televisión. Después de vivir un año en Madrid para acompañar al “Salmón” y, de paso, perfeccionarse en arte dramático, Micaela volvió a Buenos Aires. “Definitivamente el viaje a España colaboró bastante para que el foco ya no estuviera tan puesto en nosotros. A los dos nos gusta la tranquilidad, el anonimato… Es lo que siempre queremos. Lo que pasa es que a veces el interés periodístico es demasiado. Por suerte, allá pude dedicarme a hacer cosas que me gustan, como estudiar teatro en el Estudio Corazza. Mientras Andrés se iba a cantar, yo estaba a full con lo mío. Cada uno hizo lo suyo y nos salió redondo”, cuenta.
–Dicen que el secreto de cada pareja es que ambos puedan concretar sus propios proyectos.
–Yo también pienso eso. La pareja es uno más uno, por eso es importante mantener la individualidad.
–¿Qué cosas hacen juntos cuando están en España?
–Vamos mucho a los tablaos a mirar flamenco… No sabés las ganas que tengo de aprender a bailar flamenco. Aunque también me gusta mucho el tango….
–¿Y Andrés sabe bailar tango?
–[Risas]. Naaaa… Andrés no baila nada, pero eso sí, tiene un ritmo de palmas increíble. A él lo que le gusta mucho es la tauromaquia: va a ver los toros y se sienta con Joaquín Sabina y Mario Vargas Llosa mientras comen bocadillos. Son como un clan y yo ahí no me meto, lo dejo ser. A veces lo acompaño y otras me organizo para salir con amigas. En ese sentido, Andrés es más de quedarse dentro de casa, yo siempre lo invito a que venga con nosotras pero bueno, es su decisión.
–¿Son celosos?
–No, la verdad que no. Tal vez al principio sí, pero ahora los dos estamos muy relajados.
–¿Y si te ve protagonizandouna escena hot?
–[Lo piensa un rato]. No sé… pero sí estoy segura de que a Andrés le encanta mi faceta sexy. De hecho, mis primeros laburos fueron de los más sexies del mundo y él me conoció así. Uno de ellos fue ser la voz en off para contar historias eróticas para Playboy de Estados Unidos… Eso fue muy divertido. Creo que tengo un costado muy sensual que es más fuerte que yo, que me supera. Nací con Venus en Aries. [Risas]. Soy así…, nunca tuve ningún prurito de nada, fui siempre muy libre.
–¿En qué otros momentos te sentís así?
–Soy partidaria de la libertad en todos los ámbitos: desde “quiero comer carne, déjenme en paz”, hasta ver tauromaquia. Cuando la corrección política empieza a invadir el espacio de la libertad, ya no me hace tanta gracia. Si te fijás, muere gente en Siria todo el tiempo, todos los días, y la corrección política en ese tema no está a la orden del día. Algún día las personas se van a arrepentir de tanta corrección política...
–¿Cómo es tu vínculo con Andrés?
–De mucho amor. Y se mantiene porque los dos somos muy genuinos con el otro. Creo que cuando uno se cultiva a sí mismo aprendiendo cosas nuevas tiene algo más para aportar a la pareja y eso es lo que enriquece la vida de a dos. Con Andrés tenemos una conexión muy intelectual; yo siempre le estoy contando cosas que él no sabe, y él me cuenta cosas que yo todavía no sé. Nos alimentamos mutuamente.
–¿Sigue llevándote el desayuno a la cama todos los días?
–Eso fue sólo una época. [Risas]. Me empecé a levantar cada día más temprano y ya se hizo difícil seguirme el ritmo. Pero Andrés siempre me compra flores, le encanta regalarme rosas y eso no cambió desde que nos conocemos. Si vos venís a visitarme, te vas a dar cuenta de que siempre hay flores en algún rincón de la casa.
–Recién decías que vos le enseñás cosas a él y viceversa… Dame un ejemplo.
–Hace poco descubrí un pianista clásico inglés, James Rhodes, se lo mostré y le encantó. Yo soy muy fan de la música pero no escuchamos lo mismo. Él me aporta más desde el mundo del rock y yo desde el mío, con músicos como Benjamin Clementine, que es exquisito.
–¿Está la fantasía de tener un hijo?
–Ahora no; sigo creyendo que tengo muchas cosas que hacer antes de ser madre. Y eso lo defiendo a full, sobre todo sabiendo que hoy en día las mujeres pueden ser madres a los 45 años. Sé que mi vida va a cambiar por completo el día en que tenga un hijo, porque me voy a comprometer ciento por ciento… Por eso todavía quiero hacer otras cosas antes de que eso suceda.
–¿Lo pensaron con Andrés?
–Todo lo que haga en mi vida va a ser con Andrés. Así se lo prometí cuando nos casamos en Las Vegas en secreto hace dos años. Nos tocó un Elvis buenísimo que cantaba espectacular. Hasta mi despedida de soltera fue secreta.
–¿Cómo fue eso?
–Lo planeamos desde acá. Él justo tenía que ir a Las Vegas a la entrega de Grammy Latinos porque estaba nominado. Mientras organizábamos el viaje, me preguntó: “¿Y si nos casamos allá?”, y le dije que sí. Así que todo se dio de manera muy natural. De hecho, el anillo lo compramos en Las Vegas el mismo día que nos casamos.
–¿El vestido también lo compraste en Las Vegas?
–No, me lo llevé desde acá. Éramos cuatro personas nada más. Fuimos a una de las capillas, esperamos cinco minutos sentados mientras casaban a otra pareja y después entramos nosotros. Yo estaba muy emocionada y le prometí amor para toda la vida y él también. De verdad lo vivimos como un casamiento en serio. Y esto es lo máximo que vamos a hacer, no nos pidan más. [Risas].
–Un viaje inolvidable….
–¡¡¡Sí!!! Fue muy, muy lindo... Cuatro días de pura felicidad. Él se llevó el Grammy a la Mejor Canción de Rock por “Cuando no estás”; después nos casamos y como frutilla de la torta, fui al casino y gané.
–¿Ganaste mucho?
–Noooo, fue más bien simbólico. Pero era la primera vez que jugaba a la ruleta y gané. Aposté al 22, mi número favorito. Me hice la simpática con el croupier, que era igual a Samuel Jackson, y metí un pleno.
–¿Qué es lo que más admirás de él?
–Andrés es muy honesto, nada tibio, lo admiro un montón por eso. Siempre hace ver su opinión con argumentos y elegancia. Y otra cosa que me encanta de mi novio es que piensa antes de hablar, así te diga “buenos días”. A veces, incluso, inventa palabras en un mensaje. Es un hombre de mucha creatividad.
- Texto: Jaqueline Isola
- Fotos: Tadeo Jones
- Producción: Georgina Colzani
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