Meryl Streep recordó el duro momento personal que atravesó durante el rodaje de El diablo viste a la moda
La actriz compartió el detrás de escena de su participación en la película de 2006, en la que interpretó a la siempre elegante e híper estricta jefa de redacción de una prestigiosa revista de moda, y reconoció que su inmersión total en el personaje le impidió disfrutar de la filmación
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Para celebrar los 15 años del estreno de El diablo viste a la moda (2006), el elenco y el equipo de producción de la película dirigida por David Frankel se reunieron en un encuentro virtual organizado por la revista Entretaiment Weekly. La charla dio lugar a varias revelaciones, como por ejemplo que el novio de la protagonista, Andy (Anne Hathaway), interpretado por Adrian Grenier, es el verdadero villano de la historia.
Meryl Streep dio a conocer que para abordar su caracterización de Miranda Priestly, la fría, elegante e híper estricta jefa de redacción de una prestigiosa revista de moda -inspirada en la editora Anna Wintour, quien lleva más de tres décadas al frente de Vogue-, debió adoptar una personalidad que le resultaba incómoda y mantenerse en esa frecuencia en todo momento a lo largo del rodaje. El resultado visible fue otra notable performance de la estadounidense, por la que recibió su 14a. nominación al Oscar. Sin embargo, según confesó en el coloquio, la actriz padeció aquella transformación, que describió como su “último intento de actuación de método”.
“¡Fue horrible! Estaba [abatida] en mi trailer. Escuchaba a los demás divertirse y reírse. ¡Yo estaba tan deprimida! Decía: ‘Bueno, ¡es el precio a pagar por ser la jefa!’”, relató Streep sobre ese período en que se comprometió a trasladar a la pantalla a su personaje, tal como había sido ideado por el director y la guionista Aline Brosh McKenna, quienes la consideraban una heroína no convencional que comandaba con autoridad y respeto en un mundo dominado por hombres.
De hecho, fue esa visión la que convenció a la multipremiada actriz a participar en el film. “No me interesaba hacer un biopic de Anna (Wintour); me interesaba su posición en la compañía. Quería ponerme al hombro todo el peso que ella soportaba a la par de tener que verse bien todos los días”, explicó en la reunión, y agregó: “Me gustó que no retrocedieran en cuanto a los aspectos feos de su persona, y los más aterradores tenían que ver con el hecho de que no intentaba congraciarse con nadie, que es siempre el emoliente femenino en una situación en la que querés conseguir algo”.
De acuerdo con otra confesión de Streep, la concepción y la representación del personaje fueron tan acertadas que provocaron la catarsis de muchos ejecutivos de circunstancias similares a las de Priestly. “Es la primera película en que hombres se me acercaron y me dijeron: ‘Sé cómo te sentiste. Tengo una empresa y nadie me entiende. Es muy difícil’”, relató y agregó: “No hay nada más difícil para un hombre que sentirse interpelado por una protagonista femenina”.
Por otro lado, la interpretación de Streep, quien eligió transmitir la autoridad que impartía Miranda de una manera más sutil, mostrándola siempre comedida, sorprendió a su coprotagonista. “Había leído el guion tantas veces y esperaba que [Meryl] tuviera un actitud imperiosa, ruidosa, ladrando órdenes, pero dijo su primera línea con un suspiro y casi me caigo de mi silla”, rememoró Hathaway. Eso llevó a la actriz de 71 años a admitir que la inspiración detrás de esa decisión fue su recuerdo de cómo Clint Eastwood ejerce su liderazgo en el set. “Es alguien que los hombres respetan mucho, pero nunca alza la voz, jamás”, sostuvo de quien fue su director en Los puentes de Madison (1995). “En la escuela de actuación [un profesor] dijo: ‘Cómo interpretás a un rey no tiene nada que ver con vos, es cómo se comporta el resto de los presentes cuando entrás en escena lo que te convierte en rey’”, continuó en esa misma línea.
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