Mercedes Ninci: “Cuando era chica trabajaba en los remates de ganado, y también fui modelo”
La periodista analiza la actualidad de los argentinos y también bucea en su pasado, en sus inicios, en su familia y habla de su salud, luego del susto que vivió en julio pasado
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Mercedes Ninci supo desde muy chiquita que su destino estaba en los medios, y por eso estudió, se preparó, ganó una beca y se mudó a Buenos Aires desde su Córdoba natal. Ya en suelo porteño se enamoró, tuvo cuatro hijos y, a pesar del tiempo transcurrido y algunos malos tragos, asume que su pasión por el periodismo sigue intacta, como el primer día.
De este recorrido habla Ninci con LA NACION, pero también reflexiona sobre el futuro (el suyo, el de su familia y el del país) y revela que, en estos días, se suma a la mesa de Polémica en el bar (América).
-¿Cuándo decidiste que ibas a ser periodista?
-Siempre quise ser periodista. En casa no teníamos televisión porque en ese momento, en cierto sector de la sociedad de Córdoba, era algo mal visto… Esas cosas de antes. Cuando tenía 7 años se murió mi hermana de 3, de parálisis infantil, y un día mi tía se apareció con un televisor de regalo. No me gustaba ver dibujitos animados sino los noticieros, especialmente Mónica Presenta. Mónica Cahen D’Anvers era mi ídola. Desde entonces quise ser periodista, nunca vacilé. Una vez estábamos en el Congreso, en el salón de los Pasos Perdidos, y le dije a Mónica, que también estaba, que por culpa suya hacía trece horas que estaba de guardia ahí. Y nos reímos mucho. También admiro a Magdalena Ruíz Guiñazú, y pude decírselo a las dos.
-¿Estudiaste en Córdoba?
-Sí, estudié Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba mientras trabajaba en el diario La voz del Interior, en una sección de turismo y festivales, y me fascinaba porque soy re folklórica: mi tío Coco del Franco Terrero tocaba en Los Huanca Hua e íbamos al festival de Cosquín, y mi abuela, que era muy paqueta y bohemia a la vez, hacía guitarreadas en la galería de la casa de campo.
-¿Cuándo decidiste seguir tu carrera en Buenos Aires?
-Un día, en la facultad, vi un cartelito chiquito de esos que siempre pasás de largo, y decía “Beca Fundación Noble - Universidad Católica Argentina”. Me anoté, quedé preseleccionada y vine a Buenos Aires, pero no entré y me frustré mucho. No quería presentarme, pero mi mamá me obligó prácticamente porque siempre me decía que tenía que venir a vivir a Buenos Aires. Ella estuvo de pupila acá, hasta que se recibió de profesora y después se casó en Córdoba. Así que al año siguiente rendí, obtuve la beca y entré a Clarín y fue una experiencia hermosa. Como me quería quedar a vivir acá, me presenté en todos lados, entré a trabajar en La Prensa, en la sección de economía; me acreditaron en el ministerio, y casi enseguida me sumé a Radio Mitre, que buscaba a alguien que hiciera el móvil desde Economía. Desde entonces me fui y volví varias veces de la radio, pero sumando, hace 30 años que trabajo ahí.
-¿Siempre te ganaste la vida como periodista?
-Disfruto mucho así que casi no lo tomo como un trabajo. Cuando era chica trabajaba en los remates de ganado, en las rurales los fines de semana, y fui modelo también.
-¿Cómo llegaste a la tele?
-Estudié para ser periodista grafica, no me imaginé en la radio ni en la tele, pero entré gracias a [Juan Alberto] Badía, que me vio en un programa y me llamó para hacer Estudio País, en Canal 7. Después hice Va por vos, en América, en medio del caos del 2001. Pero mi primera participación fue en el ‘99, en un programa que se llamaba El martillo y conducían Any Ventura con Osvaldo Quiroga.
-Decir lo que pensás, sin filtro, ¿te trajo problemas?
-No es que no tengo filtros, sino que le digo a la gente la verdad. Soy muy observadora y miro lo que le pasa en la calle, en el supermercado, en el tren, en el subte. Soy una permanente buscadora de noticias, porque de lo más chiquito podés sacar una gran historia. Siempre aprovecho para hablar y escucho porque puede salir una buena nota. También me escriben mucho en Instagram, investigo y lo transformo en una nota. La gente vive muy mal con inseguridad, inflación, sin trabajo. No hay esperanza, y lo único que nos va a salvar es la unión de los argentinos, no esperar que los políticos hagan algo porque nunca lo hicieron.
-¿Crees que estamos cerca de la unión? Porque la grieta parece cada vez más profunda...
-Creo que la gente común no está tan en la grieta. Tengo la enseñanza del Papa Francisco, y creo que nos tenemos que preocupar por quienes tenemos cerca y están mal, y arrimarle un plato de comida aunque no te sobre, o dar clases de apoyo en algún comedor o un barrio humilde para que los chicos salgan adelante en el colegio. O hasta podés leer un cuento o visitar a un abuelo en un hogar. Hay mil cosas para hacer y sin gastar nada. Entonces, si cada argentino que tiene algo se ocupa de otro argentino que no tiene nada, vamos a salir adelante. Tenemos que exigirles a nuestros gobernantes que haya trabajo genuino para la gente, no podemos seguir así, con tantos subsidios, porque hay gente humilde que está de rehén de los punteros.
-Muchos jóvenes se quieren ir del país... ¿Es un tema que hablás en tu casa con tus hijos?
-Los chicos no tienen esperanzas de ningún cambio, ni los míos y ni los de nadie. El desafío es cómo transfundirles ganas de vivir en este país. Malena tiene 21 años y estudia cine, Florencia tiene 18 y estudia artes en la UBA y actuación en la UNA, Lucas va a cuarto año del secundario y Carolina, a primero. Si les pregunto, seguramente se quieren ir los cuatro. Tenemos un sobrino viviendo en Nueva Zelanda, trabaja en un barco pesquero y gana 8 mil dólares al mes. Les digo a mis hijos que si quieren irse lo hagan con una carrera universitaria hecha y una beca, no a lavar copas porque para eso las lavan acá. Yo estuve Columbia estudiando inglés, mi hermano es geólogo y estudió en Holanda, porque si vas a estudiar es otra historia, o con algún programa de esos que vas, trabajás y volvés a estudiar. Es muy importante el estudio universitario. ¿Qué argentino puede vivir con un solo trabajo?
-¿Vos tenés varios porque no llegás a fin de mes?
-Sí, claro, a pocos les alcanza con un solo trabajo. Estoy en Radio Mitre, hago notas para la web de un diario y en estos días me sumo a Polemica en el bar. Estoy entusiasmada porque cuando fui como invitada la pasé muy bien, y ya trabajé con Mariano Iúdica, conozco a Marcela Tauro, a Chiche Gelblung, y son todos un amor.
-¿Qué novedades tenés del juicio que te ganó Guillermo Moreno, por daños y perjuicios?
-Ya apelamos y se va a resolver la Sala M de la Cámara de Apelaciones, con los jueces Marisa Isabel Benavente y Guillermo Dante González Zurro. No pudo decir nada.
-Hablemos de amor, entonces... Te separaste hace algunos años, ¿volviste a enamorarte?
-Cuando era chica era enamoradiza, pero ahora me he enamorado de tipos muy especiales. Me gustan los hombres del interior. Y si llega a suceder, será con cama afuera: me lo enseñó Magdalena [Ruiz Guiñazú] y es la Biblia, sobre todo si tenés cuatro hijos porque ya tienen un padre y no necesitan otro.
-¿Cómo estás de salud? Hace unos meses estuviste internada y muy asustada.
-Me hice el último estudio, que es una resonancia, y con el alta ya puedo volver a subir a un avión, andar a caballo. Tuve cefalea en estallido, que es un síndrome de vasoconstricción, o sea las venas se contraen y la sangre no llega a la cabeza. Al principio tenía miedo de que volviera a pasarme pero me dijeron que si pasaba tres meses sin dolor, ya no volvían. Fue el 1 de julio, ya pasaron tres meses. Me siento muy bien, solo me duele un poco la rodilla porque me caí en una nota a principios de año y tengo un desplazamiento en la rótula, pero estoy haciendo kinesiología.
-¿La cefalea en estallido tiene que ver con un pico de stress?
-Me dijeron que es hereditario; en mi familia todos tienen mucho dolor de cabeza. Pero yo creo que también tiene que ver con el stress, porque corro todo el día, salgo de un trabajo y entro a otro. Vivo muy intensamente, todo me lo tomo muy a pecho, quiero tener la primicia, investigo todo, me meto en lugares peligrosos.
-¿Cuál es tu espacio de relax? ¿Hacés terapia o meditación?
-No. Me gustan mucho las guitarreadas, ir al campo y adoro volver a Dolores, en Córdoba. Como dice [Eduardo] Falú, “busco al fondo de la calle un cerro, pero encuentro el cielo nada más”. Y en Capital ni eso, porque hay edificios. Necesito la montaña… Eso y el aroma a leña quemada me llevan de vuelta a mi infancia. En Buenos Aires me falta el paisaje.
-Decías que trabajás mucho y buscás la primicia, ¿hay mucha competencia con tus colegas?
-No, tengo re buena relación con todos y siempre trabajé con buena gente. Investigo varios temas, me pasan un dato y hay que caminar mucho. Me gusta buscar noticias, cosas que están haciendo los otros medios. La gente confía mucho en mí, me cuenta cosas, me escriben y a partir de eso, investigo. Mi primera nota en Radio Mitre fue el 21 de marzo del ‘91, el día que Domingo Cavallo anunció el plan de convertibilidad. No entendía nada y Marcelo Bonelli, que es como mi hermano mayor, me dijo: “Vos pasá el audio y hacé las repercusiones”, y me marcaba a quienes entrevistar.
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