La actriz neozelandesa es una de las protagonistas de Yellowjackets, ficción por la que ganó el premio Critics’ Choice; desde sus inicios con Peter Jackson a un presente en el que no duda en exponer los conflictos de la industria
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“Mi vida, en realidad, es muy pequeña. Voy del trabajo a nuestra pequeña casa alquilada y viceversa”, contó la actriz neozelandesa de 45 años Melanie Lynskey cuando le preguntaron cómo es su cotidianidad cuando está en pleno rodaje de alguna serie o película.
En ese entonces, se encontraba filmando la miniserie de Hulu, Candy, junto a Jessica Biel. Esa “vida pequeña” a la que se refiere la actriz es aquella que, ni más ni menos, la hace feliz. La familia que formó con el actor Jason Ritter -con quien se comprometió en 2017, se casó en 2020 y tiene una hija común, cuyo nombre prefirieron resguardar-, y su pasión por la actuación, una que se despertó a muy temprana edad, son sus motores diarios.
Por la flamante producción que encabeza, Yellowjackets (el thriller con toques de comedia disponible en Paramount+), obtuvo el Critics’ Choice Award y ahora se posiciona como una de las favoritas para las nominaciones al Emmy, que se darán a conocer el 12 de julio
Su interpretación de Shauna en la ficción que recibió el aval de Stephen King es tan sutil que uno no va percibiendo la metamorfosis de esa mujer hasta que ya es demasiado tarde y su perfecto mundo colapsa.
Se trata de un trabajo que Lynskey lleva a cabo a partir de ciertas capas, poniendo al descubierto de manera paulatina la complejidad de una mujer con muchos traumas a los que le cuesta hacerles frente. La propia Melanie padeció en carne propia otra transformación en una industria a la que anhelaba ingresar pero que la hizo sentir una paria en la primera oportunidad que tuvo.
Criaturas celestiales y la otra cara del éxito
Melanie Lynskey debutó a los 15 años en el brutal largometraje de Peter Jackson, Criaturas celestiales. En la extraordinaria película, Melanie se encontraba por primera vez en su vida en un rodaje, experiencia que compartía con su partenaire, Kate Winslet, con quien logró una química memorable para ilustrar la dinámica entre Juliet Hulme y Pauline Parker, dos amigas inseparables que planean un asesinato para permanecer unidas.
El film no solo recibió críticas favorables sino que además obtuvo una nominación al Oscar al mejor guion original y marcó la primera colaboración de Lynskey con Jackson, con quien trabajaría luego en Muertos de miedo en un rol muy pequeño.
Sin embargo, lo que debió haber sido un hermoso recuerdo para una actriz debutante se convirtió en algo muy diferente para Lynskey. “Me encontraba en un momento muy complejo, al ser la mayor de cinco hermanos todas las responsabilidades empezaron a caer sobre mí, me pusieron en el lugar de una persona adulta cuando no estaba lista para hacerlo y mis padres eran muy complicados”, manifestó la actriz, quien en esa misma época comenzó a experimentar pánico. “Me invadió un sentimiento general de que las cosas no eran seguras, de que me podían secuestrar, de que cualquier situación podía salir mal en cualquier momento y que yo tenía que estar alerta”, apuntó. En ese contexto se estrenó Criaturas celestiales, película que la enfrentó, sin ella buscarlo, con Winslet.
De acuerdo a sus palabras, en las diferentes proyecciones del film la atención recaía sobre su compañera de elenco mientras ella era relegada. “Yo era la persona que permanecía sentada mientras todo el mundo estaba emocionado por ver a una joven más bella, que además tenía mayor confianza en sí misma y a la hora de dar entrevistas; para mí era más difícil, era muy tímida”, reveló en diálogo con la revista Rolling Stone, en el que graficó la diferencia que existía entre ambas por cómo las trataban los estilistas.
“Fuimos al Festival de Venecia y ella usó un vestido de Gucci y yo tuve que ponerme unas zapatillas con un vestido de un local de New Plymouth”, contó. Ese episodio no fue el único. Winslet, quien al poco tiempo recibiría nominaciones al Oscar por Sensatez y sentimientos y Titanic, le daba a Lynskey los guiones que la aburrían porque a ella no le llegaban demasiadas propuestas.
Es imposible ignorar el elefante en habitación al pensar en esos momentos que atravesó Melanie. Criaturas celestiales fue producida por Miramax y Harvey Weinstein estaba en control. “Una vez, en medio del tour de prensa, me mandó a mi casa porque dijo que nadie quería verme a mí”, recordó la actriz. “Kate ya sabía cómo funcionaba el mundo y cómo ser una mujer bella y yo pensaba que nunca iba a serlo. Era una persona mágica para mí”, añadió Lynskey, haciendo una distinción entre cómo la hizo sentir el establishment versus a cómo se comportó su colega con ella.
Un viaje a Los Ángeles y la sitcom que cambió su carrera
Tras terminar la secundaria, Lynskey decidió conseguir un agente y viajar a la meca del cine para no perder el ímpetu que Criaturas celestiales le había dado. Así, en medio de castings que no salían bien y otros que le dieron grandes experiencias, comenzó a obtener roles pequeños pero de manera sucesiva en films como Por siempre: Cenicienta, But I’m a Cheerleader, Coyote Ugly y Sweet Home Alabama.
Su segundo gran éxito lo encontró, contrario a sus expectativas, en la TV. Lynskey fue elegida para la sitcom Two and a Half Men para interpretar a Rose, la vecina stalker de Charlie Harper (Charlie Sheen) y su hermano Alan (Jon Cryer).
Su personaje iba a ser menor, pero cuando el cocreador de la serie, Chuck Lorre, observó el talento para la comedia de Lynskey, le dio un rol más significativo. Sin embargo, luego de dos años, Lynskey decidió abandonar el programa para concentrarse en su carrera cinematográfica; aunque nunca se fue del todo: Melanie hizo varias participaciones especiales en la exitosa comedia que le abrió otras puertas.
La actriz luego contó tiempo después que fue Two and a Half Men el trabajo que le permitió pagar una hipoteca y darse el lujo de cumplir un sueño que había descuidado por años: ingresar al mundo del cine independiente. “Nunca hubiese podido apostar a eso sin la posibilidad que me dio esa ficción”, reconoció Lynskey.
Entre los largometrajes indies de los que formó parte se encuentran Away We Go de Sam Mendes; Hello I Must Be Going de Todd Louiso; Buscando un amigo para el fin del mundo de Lorene Scafaria, Happy Christmas y Digging for Fire de Joe Swanberg; The Intervention de Clea DuVall; y Ya no me siento a gusto en este mundo de Macon Blair, por el que fue nominada a mejor actriz en los premios Gotham.
Asimismo, trabajó con Clint Eastwood en La conquista del honor, con Jason Reitman en Amor sin escalas, y el año pasado con Adam McKay en la sátira No miren arriba, en la que interpretó a la mujer del personaje de Leonardo DiCaprio.
En cuanto a la pantalla chica, tampoco la abandonó de manera definitiva. Lynskey brindó un trabajo descomunal en la tragicomedia de HBO, Togetherness, creada por los referentes del mumblecore, Jay y Mark Duplass, y Steve Zissis, y también personificó a Molly Strand en Castle Rock y a Rosemary Thomson en Mrs America. Sin embargo, fue con Yellowjackets que su presencia en una ficción televisiva le dio status de frontrunner en la temporada de premios.
Yellowjackets, el éxito inesperado y las críticas
“Cuando trabajo, nunca espero que lo que hago se vuelva masivo o explote, aprendí a no tener expectativas. Por eso cuando sucedió lo de Yellowjackets me sorprendí, apareció una respuesta efusiva y eso es algo diferente para mí”, subrayó Lynskey respecto al impacto que tuvo la ficción.
Otro contraste entre la producción que le podría dar su primer Emmy y su carrera previa es su rol protagónico, incluso dentro de un elenco coral que incluye a Juliette Lewis y a Christina Ricci (”con quien solía competir por los mismos roles en los 90″, contó una vez la actriz).
“Cuando leo un guion, sé que tengo que prestarle atención a la protagonista, pero siempre me encuentro virando hacia lo que hace la loca secundaria en pocas escenas, voy hacia donde me lo indica mi instinto, nunca hago nada que me suene falso, y eso siempre lo siento en el cuerpo”, expresó. Por lo tanto, cuando llegó el personaje de Shauna, aceptó la propuesta que la tenía comandado un relato apasionante.
“Yellojackets es una excelente historia de supervivencia, una excelente historia de misterios y tiene los momentos justos de terror”, escribió en su cuenta de Twitter Stephen King sobre el thriller psicológico de Ashley Lyle y Bart Nickerson, cuya primera temporada se encuentra disponible en Paramount+, con una segunda entrega en marcha que podría llegar a fin de año.
La serie se mueve en dos líneas temporales. En el pasado, en los años 90, un grupo de jugadoras de fútbol de una escuela de Nueva Jersey (las Yellowjackets del título) sufren un accidente de avión del que solo algunas sobreviven en esos 19 meses en los que debieron subsistir sin ayuda de ningún tiempo.
En el presente, 25 años después, las protagonistas son tan solo cuatro de todas las que sobrevivieron al accidente: Shauna (Lynskey/Sophie Nélisse), Taissa (Tawny Cypress/Jasmin Savoy Brown), Misty (Christina Ricci/Sammi Hanratty) y Natalie (Juliette Lewis/Sophie Thatcher). Todas son sobrevoladas por la figura de Jackie (Ella Purnell), la capitana del equipo, quien tiene una presencia fundamental en una historia que habla sobre la pérdida de la inocencia.
Si bien brindar una actuación brillante debería ser suficiente, Lynskey tuvo un desagradable revival de su gira de prensa de Criaturas celestiales cuando, al quedar seleccionada para el papel de Shauna, un integrante de la producción criticó su peso y le pidió que bajara algunos kilos antes del rodaje. Lynskey no solo se rehusó a hacerlo sino que expuso lo sucedido, como quien sabe que llegó el momento de alzar la voz, y contó con el respaldo de Lewis, Cypress y Ricci, quienes repudiaron lo sucedido en una carta abierta.
“Desde una parte de la producción me preguntaron qué tenía planeado hacer con mi cuerpo, me dijeron que me podían conseguir un personal trainer, que les gustaría ayudarme”, recordó Lynskey, quien aseveró que lo más le gusta de Shauna es que puede mostrarse sensual tal cual es y sin autoimponerse cambios, uno de sus principales objetivos cuando abordó el personaje que seguramente marque un antes y un después en su carrera.
Aunque el reconocimiento crítico le resulta importante, para ella lo fundamental es mantenerse fiel a sí misma en una industria que te devora si no te posicionás fuerte. “Por mucho tiempo manejé muy mal mi ira, pero ahora aprendí a cómo decir mejor las cosas”, reflexiona la actriz que venció esa timidez que tenía de adolescente y que está cada vez más segura del rumbo qué quiere tomar.
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