"Cuando advertís que querés pasar el resto de tu vida con una persona, querés que el resto de tu vida empiece lo antes posible", le dice Harry Burns (Billy Crystal) a Sally Albright ( Meg Ryan ) en un verdadero clásico de la comedia romántica: Cuando Harry conoció a Sally. Como esa escena icónica, Ryan interpretó muchas otras de un género que está en camino a revitalizarse, pero las mejores siempre han sido las que concibió Nora Ephron, esa escritora sensible y temeraria al mismo tiempo, que veía en Meg a la actriz perfecta para verbalizar declaraciones sencillas, humanas, como la del final de Tienes un e-mail, con la conmovedora frase "quería que fueras tú".
Ryan se ganó el mote de heroína de la comedia romántica con total justicia, y todavía persiste un interrogante nostálgico respecto a lo que pudo haber pasado si hubiese permanecido inmersa en ese género por algunos años más. Sin embargo, la partida de Nora marcó un antes y un después para esa clase de historias que ya no abundan, donde la cinefilia rabiosa se traslucía en homenajes a Frank Capra, Howard Hawks, Ernst Lubitsch y su discípulo Billy Wilder.
De todas formas, por fuera del set, la vida sentimental de Ryan fue mucho más atribulada que la de sus personajes, signada por la decepción y por la exposición mediática que tanto afectó - y continúa afectando - a una actriz de perfil bajo que intentó madurar con cada traspié padecido.
Dennis Quaid y el sueño de la familia perfecta
Cuando Meg Ryan conoció a Dennis Quaid, el actor ya era una estrella. Con la aclamada épica histórica de Philip Kaufman, The Right Stuff, el actor se posicionaba como mucho más que el prototipo de galán de los 80 y prometía una evolución dramática para seguir de cerca. La actriz, por su parte, recién empezaba a dar sus primeros pasos en la industria cuando en 1987 ambos convergieron en Innerspace, la comedia de ciencia ficción del gran Joe Dante. Sin embargo, no fue hasta el año siguiente, cuando se reencontraron en el set de D.O.A. - el thriller neo noir de Annabel Jankel y Rocky Morton -, que comenzaron a forjar una relación que trascendía el plano profesional.
Dennis es un intérprete extraordinario y un padre increíble. Somos un gran equipo
"Tienen un vínculo que te hace sentir completamente humillada respecto a tu propia vida, porque es fabulosamente genial", bromeó Ephron sobre el noviazgo entre los jóvenes actores, quienes decidieron casarse en una fecha significativa, el Día de los Enamorados de 1991. Lo hicieron sin la presencia de Susan Jordan, madre de Ryan, quien criticó abiertamente su relación con Quaid, y quien expuso las intimidades de su hija en numerosas oportunidades en los medios, para luego pedirle disculpas, sin buenos resultados .
Para ese momento, Ryan ya se había consagrado gracias al combo de Cuando Harry conoció a Sally, Joe Versus the Volcano y The Doors, mientras que el éxito que Quaid había cosechado con su interpretación de Jerry Lee Lewis en la biopic Great Balls of Fire! no parecía destinado a repetirse.
El 24 de abril de 1992, la pareja le daba la bienvenida a Jack, su primer y único hijo. Su proyecto de familia parecía encaminado. Meg, Dennis y Jack dividían su tiempo entre el caos de Manhattan y la tranquilidad que les brindaba Paradise Valley en Arizona. Desde el nacimiento de Jack que ambos decidieron no tener niñeras, cocineros o choferes, renegando de esos gajes del oficio de Hollywood, siempre con el objetivo de que su hijo pudiera crecer dentro de un ámbito normal, sin lujos ni estridencias.
Asimismo, cuando por compromisos laborales debían separarse, Ryan y Quaid se llamaban diariamente desde sus respectivos rodajes. "Son como dos adolescentes enamorados de la secundaria, constantemente enviándose cartas y acumulando facturas telefónicas", reveló Beau Holden, amigo y asistente personal del actor. Los protagonistas de esta historia de amor exponían mucho menos de su vínculo que su entorno y, cuando lo hacían, eran muy sinceros al respecto. "Lo amé cuando me casé y lo sigo amando igual ahora, es un intérprete extraordinario y un padre increíble. Somos un gran equipo", declaró Ryan. "En mi caso, puedo decir que no hay nada más importante que pasar tiempo con ella y Jack en Montana, la familia es lo primero", secundaba el actor.
A pesar de que la pareja parecía a prueba de balas, como la de Goldie Hawn y Kurt Russell, y la de Rita Wilson y Tom Hanks- esos binomios cuya disolución no parece ser una posibilidad -, el declive comenzó a los pocos años de casarse, cuando sus carreras tomaron rumbos disimiles, con Ryan triunfando gracias a cintas como la suprema Sintonía de amor, Cuando un hombre ama a una mujer (proyecto muy personal para ella) y la gran Quiero decirte que te amo del talentoso Lawrence Kasdan. En la otra vereda estaba Quaid, quien quiso reconectar con su esposa en cine a través de la malograda Flesh and Bone, y quien no se mostraba a la altura de lo que prometía cuando debutó en cine, en 1975. Esa disparidad con Ryan, a quien no pudo acompañar como se merecía, lo convirtió en una persona autodestructiva que descuidaba esa vida familiar que tanto disfrutaba, con Jack en sus brazos y Meg a su lado, entregados a las experiencias bucólicas de ese rancho en Montana donde habían encontrado su escape de la toxicidad que eventualmente les pisó los talones.
Infidelidades, inseguridades y adicciones
"Básicamente consumía cocaína constantemente, pasé muchas noches gritándole a Dios 'Por favor, sacáme esto, no lo voy a volver a hacer porque solo me queda una hora para ir a trabajar', pero después era la tarde y pensaba 'ah, bueno, no está tan mal'. Tuve una experiencia en la que me veía a mí mismo o muerto, o bien perdiendo todo lo que significaba algo en mi vida", contó recientemente Dennis Quaid en una entrevista con el programa Today de Megyn Kelly, donde también recordó su relación con Ryan como "la más exitosa" de su vida. Sin embargo, fue justamente la combinación de sus excesos, infidelidades y problemas de autoestima lo que hicieron mella en ese matrimonio. "Cuando empezamos a salir yo era el más exitoso, pero después la gente comenzó a gritar su nombre en la calle y tengo que admitirlo: sentí que había desaparecido. Nunca pensé que era tan pequeño, pero lo era", se sinceró el actor, quien vio el ascenso de su esposa como una amenaza que lo llevó a mantener otras relaciones paralelas, fruto de esas inseguridades.
"Dennis no fue fiel por mucho tiempo y eso fue muy doloroso. Incluso me enteré de más infidelidades una vez que había firmado el divorcio", declaró la actriz, quien estuvo al lado de su marido durante las épocas tormentosas de adicciones profundas. "Siempre permanecí ahí, comprometida con el matrimonio, pero había días en los que pensaba que todo era muy descabellado y devastador", añadió Ryan, quien se separó de Quaid en el 2000. Precisamente, ese fue el año en el que filmó Prueba de vida, el film de Taylor Hackford donde conoció a su futura pareja, Russell Crowe, más un salvavidas para ella que un compañero de vida estable.
Russell Crowe, ¿una vía de escape?
Si bien la relación entre Ryan y Quaid se había acabado mucho antes - y los actores habían tenido charlas honestas al respecto -, lo cierto es que cuando Meg comenzó a involucrarse sentimentalmente con Crowe, la prensa fue durísima al mencionar a la actriz como la responsable de la separación.
Ryan, quien se mostraba afectuosa con Crowe en Ecuador y en Londres, ya había dado por concluido su vínculo con Quaid, pero los amigos del actor brindaban otras versiones. "Dennis veía las fotos de ellos juntos y se deprimía, comenzaba a llorar", declaraban. El 16 de julio de 2001, Dennis y Meg se divorciaron oficialmente, y la actriz continuó su relación con Crowe, pero por las razones equivocadas. A los pocos meses, ambos se distanciaron y en 2003, el actor oriundo de Nueva Zelanda se casó con Danielle Spencer, de quien se divorció este año. Curiosamente, en 2004, Quaid hizo lo propio con la agente inmobiliaria Kimberly Buffington, de quien también se divorció hace ocho meses.
Mientras sus exparejas seguían adelante, Ryan reflexionaba sobre las decisiones tomadas. "Lo lastimé mucho [a Russell], hubo un momento en el que sentí que no podía involucrarme de lleno en una relación a largo plazo, no tenía que ser en ese instante, entonces lo dejé. No es fácil tener un vínculo estable y una carrera al mismo tiempo, no pude conseguir eso, fue muy duro. Ahora tengo que aprender a adquirir la capacidad de equilibrar todos los aspectos de mi vida (...) y siento que me empoderé al no seguir con Russell, porque iba a repetir los mismos patrones previos, pero lo lamenté mucho porque estaba loca por él", confesó la intérprete, también aclarando un punto clave. "El no arruinó ningún matrimonio, y siempre le voy a agradecer por no haber salido a exponer nada sobre lo que vivimos. Yo no me divorcié por él: yo me divorcié porque mi relación [con Dennis] no estaba funcionando".
Los hijos, la verdadera prioridad de Ryan
Cinco años después de la separación de Crowe, y una vez que sanaron las heridas de su conflictivo matrimonio con Quaid, la actriz se reconstruyó a sí misma, apostando a proyectos desafiantes como el thriller erótico de Jane Campion En carne viva, y el drama Entre mujeres, que la alejaron definitivamente de la comedia romántica. En ese mismo período, más precisamente en 2006, las ganas de volver a ser madre la invadieron. "Ya no me importaba lo que la gente pensaba, podía vivir tranquila, lejos de la prensa", declaraba por entonces, cuando llegó a su vida Daisy True, una pequeña a la que adoptó en China. "Estoy completamente convencida de que ella era la hija que tenía que tener, nunca sentí que estaba en una misión de rescate o algo parecido, tan solo quería un bebé, alguien con quien pudiera conectar, y somos tan compatibles. Si bien tuve a Jack y a Daisy de maneras diferentes, no hay diferencias en el amor que siento por ellos", expresó con elocuencia.
Amo mi edad, amo mi vida ahora, amo la persona en la que me convertí, cómo evolucioné. Mi vida ha sido muy difícil, pero hice las paces con eso
Jack, quien tenía cinco años cuando su madre se separó de Quaid, se adaptó a la vida con su hermana de manera inmediata y también compartió, con la misma capacidad reflexiva que Ryan, todo lo que implicó el divorcio de sus padres. "Fue difícil por el grado de exposición que ellos tenían, las tapas de revista en el supermercado eran imposibles de ignorar, en ese sentido fue duro, no se sentía normal", reveló el joven en el podcast Allegedly with Theo Von & Matthew Cole Weiss. "Pero al mismo tiempo fue normal porque eran mi mamá y mi papá, dos personas comunes, no dos personajes que se sentaban en la mesa familiar", contó el actor que interpretó a Marvel en Los juegos del hambre.
John Mellencamp y un amor que resistió distancias y separaciones
Cuando Daisy ya tenía cuatro años, Ryan comenzó a verse con el músico y pintor John Mellencamp, quien fue descrito por el mismísimo Johnny Cash como "uno de los 10 mejores compositores contemporáneos". El venía de padecer el golpe de su divorcio de Elaine Irwin, la modelo con la que estuvo casado por 18 años, por lo que él y Meg decidieron verse sin hacer declaraciones y a un ritmo tranquilo; incluso pudieron sobreponerse a una separación en 2014, cuando la distancia entre sus hogares los afectó. Ryan vivía en Nueva York con sus hijos, y Mellencamp en su casa de Indiana.
"Soy muy sensible como para vivir en Nueva York. No puedo ver a la gente pobre en las calles, no puedo ver ese sufrimiento, y si bien me importa un carajo lo que diga la prensa, no me gusta que la sigan a Meg. No me voy a ir de Indiana. Voy a morir allí", sentenció el cantante en medio de la ruptura, pero dejó la puerta abierta para una reconciliación en una entrevista con Howard Stern . "Ella es un ángel que llegó a mi vida en el momento justo, ya intentamos una relación a distancia, veremos qué pasa".
Luego de una breve relación con la modelo Christie Brinkley, Mellencamp compuso la banda sonora de Ithaca, el drama dirigido por la propia Ryan que se estrenó en 2015 en el festival Middleburg de Virginia, con las actuaciones de su amigo Tom Hanks y de su hijo, Jack Quaid. La película reconectó a los artistas, quienes en 2017 retomaron su vínculo. "Amo mi edad, amo mi vida ahora, amo la persona en la que me convertí, cómo evolucioné. Mi vida ha sido muy difícil, pero hice las paces con eso, y creo que la edad tiene mucho que ver", declaró Meg hace dos años.
Por su parte, Mellencamp contó que su relación con Ryan funciona porque ella entiende sus manías, a pesar de que a veces se aleja de él. "Soy un niño caprichoso, me quejo de todo, soy malhumorado, todo lo que puede estar mal en un hombre, yo lo tengo", subrayó. "Siempre me disculpo con ella y espero que me acepte de vuelta", agregó John, quien a sus 67 años tiene cinco hijos: Michelle, de 47; Teddi, de 36; Justice, de 33; Speck, de 23; y Hud, de 24. Este año, el proyecto de familia ensamblada comenzó a concretarse cuando tanto él como Ryan anunciaron su compromiso.
Una boda en camino
"¡Comprometidos!". Una sola palabra anexada a una austera y divertida ilustración de Ryan y Mellencamp tomados de las manos fue el modo elegido por la pareja para compartir en Instagram su plan de contraer matrimonio, el segundo para la actriz y el cuarto para el músico. "John y Meg son una gran combinación, se conectan en muchos niveles: él ama su intelecto, personalidad y sentido del humor; y ella no deja de asombrarse de su talento", le contó a la revista People un amigo de la pareja.
La manera en la que ambos se acompañan incondicionalmente se grafica con la imagen de Meg al costado de diferentes escenarios en los que toca John, y con la de John abrazando a su prometida en Nueva York, lugar al que había jurado no volver más. Indudablemente, el lazo que los unió hace ocho años soportó distancias, prejuicios y pavor a cometer - o repetir - errores. La madurez que la actriz alcanzó a sus 57 años se probó insoslayable. "Tienen diferentes estilos de vida, pero saben cómo manejar esas discrepancias, son lo suficientemente adultos como para saber lo que quieren", añadieron allegados a ambos.
De esta forma, la actriz que en Cuando Harry conoció a Sally escuchaba a su partenaire hablar sobre lo vital que era empezar "el resto de tu vida lo antes posible", parece haber incorporado esa perla de sabiduría de Ephron a su presente estable, apacible, feliz, junto al hombre que le hizo sentir que era momento de desechar miedos, contemplar el futuro, y dar el gran salto, uno necesario y merecido, en ese sinuoso trayecto de evolución personal.
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