Mc Phantom habla de su su lucha contra el cáncer y de su vida en Europa
Miky Mc Phantom , conocido en la Argentina por reproducir cualquier sonido con su voz en tono de humor, se recupera en España de un cáncer de pulmón. Es la segunda vez que se enfrenta a la enfermedad, pero con distinto método para combatirla.
Hace cinco años, cuando le detectaron un linfoma decidió no someterse a tratamientos médicos convencionales y remitió el tumor gracias a un cambio en la alimentación y medicina alternativa. Esta vez, fue distinto. "Me salió una metástasis en el pulmón derecho y debido a eso no tuve tiempo de hacer de nuevo una rehabilitación holística, con naturopatía. Tenía que actuar rápido porque el pulmón estaba lleno de líquido y no podía respirar", cuenta el humorista vía telefónica desde Barcelona, donde vive. Hace muchos años que dejó Buenos Aires para trabajar en el exterior. Pasó por América Latina, los Estados Unidos y terminó estableciéndose en España donde, hace poco y recuperado, retomó el circuito artístico.
–¿Qué tratamiento hiciste esta vez?
–Me hicieron punciones para quitar el líquido del pulmón y luego, quimioterapia. Fue un ciclo de seis meses. El linfoma, en cambio, lo había remitido en un año y medio, cinco años atrás, con homeopatía.
–¿Te hiciste vegano en ese momento?
-Exactamente.
-¿Y cómo detectaste el nuevo tumor?
-Empecé a tener una sintomatología extraña que venía por el lado del pulmón. No lo vinculé al principio con nada que tuviera que ver con el cáncer, pero luego empecé a tener algunos problemas. Ahí investigué un poco más y vi que había relación entre el sistema linfático y los pulmones. Entonces me di cuenta de que sí tenía que ver.
-¿Esto fue en Colombia?
-En Colombia me dieron el primer alerta. Yo estaba de gira. Vino una médica, me auscultó, me hizo un montón de exámenes y me dijo que tenía algo en el pulmón derecho, en la zona de abajo. Ahí dije: esto hay que tratarlo seriamente. En ese momento, yo estaba yendo a la Argentina. Me hice ver por otro médico y sí, tenía en la parte inferior del pulmón derecho una especie de derrame.
-¿Un tumor?
-Sí. Eran los ganglios linfáticos de la pleura que estaban inflamados. Tenía que tratarme de manera urgente. Estuve un tiempo en Buenos Aires, suspendí las actuaciones que estaba haciendo allí y me volví a España para tratarme acá, con mis médicos.
-¿No te podían operar? ¿Tuvieron que hacerte quimio directamente?
-Por lo general, cuando se puede evitar la cirugía, se evita. En la Argentina empecé a tener un derrame pleural que cuando llegué a España se intensificó y acá vieron que tenía el pulmón muy lleno de líquido y lo que hicieron fue punzarme primero para hacer biopsias y para aliviarme un poco la respiración. Pero cada vez que punzaban, a los pocos días volvía a llenarse. Entonces, los médicos decidieron empezar con la quimioterapia rápidamente porque no había forma de controlarlo.
-¿Cómo te fue?
-Después del primer mes, el retroceso del tumor fue muy considerable y eso nos dio mucha alegría porque en teoría no iba a hacer falta nada más que quimioterapia. Ni rayos, ni cirugía, ni nada porque si los ganglios se iban achicando de esa forma, a los seis meses de la quimio iba a retroceder todo el cáncer y así fue. Tuvo muy buena reacción mi organismo: a los seis meses ya estaba limpio de células cancerígenas.
-¿Estás curado?
-Me quedó nada más un pequeño derrame en el pulmón derecho, una lesión crónica debido a las cuatro punciones que me hicieron. Eso me dejó una especie de herida y ahora me estoy rehabilitando, pero estoy libre de cáncer.
-¿Cómo es la rehabilitación?
-Voy a natación, al gym, a fisioterapia.
-¿Cuándo terminaste la quimio?
-El último ciclo fue a finales de julio. A principios de agosto, ya estaba haciendo los exámenes finales para buscar células cancerígenas. Me hicieron de todo. Lo que pasa es que después, con esta lesión, hubo un poco de susto.
-¿Ya habías vuelto a trabajar?
-Todo mi tratamiento lo hice en Madrid y, mientras tanto, viajaba a Barcelona para actuar en teatro. Las semanas que podía, iba y actuaba con un colega mío, en el teatro Capitol. La semana que tenía quimio no podía porque estaba muy débil, muy mal y a la siguiente semana, cuando tenía un poco de fuerza, me montaba al AVE, viajaba a Barcelona y hacía las tres funciones en el teatro. Pero cuando aparece esta lesión, me asusté porque los primeros días tuve fiebre. Yo nunca había tenido fiebre, ni siquiera durante la quimio, entonces un poco nos alarmamos y pensamos que era un retroceso o que era un contraataque del linfoma. Fueron quince días que estuve con el corazón en la boca porque los médicos no encontraban qué era. Hacían de todo y no podían saber hasta que finalmente hicieron una tomografía computada y comprobaron que lo que había ahí no era cáncer, sino una lesión.
-¿Cómo tomaste la decisión de hacer quimio? La rechazaste cuando tuviste el linfoma.
-La decisión fue ejecutiva. Yo no podía respirar y me iba a morir así que fue simplemente por eso. Me ahogaba, tenía apnea. No podía dormir, no podía caminar, no podía hacer nada.
-No te quedó otra.
-Cuando hace cinco años hice la terapia holística, yo sabía que tenía un período de un año y un mes, que es lo que se tarda en revertir un cáncer de forma natural. En ese momento, yo tenía un año y un mes para poder aguantarlo, pero hay momentos en que no se puede.
-¿En qué consistió esa terapia natural?
-Se llama terapia holística. Yo la combiné con terapia antroposófica. Es una medicina que ya se ha extendido a los Estados Unidos y a algunos lugares de América Latina, pero oficialmente es europea. Nació en Alemania y ahí está dentro de la sanidad pública. Combina la medicina tradicional con la homeopatía o la naturopatía. Es un cambio de alimentación total. Y el primer cáncer yo lo curé de esa forma. Estaba todo el tiempo con un medico antroposófico que consultaba con el oncólogo. En el caso de que el control de mi enfermedad se fuera de las manos, el oncólogo iba a tomar cartas en el asunto. La medicina antroposófica te pone la quimio de acuerdo a tu perfil, a tu estado físico, a tu edad... a un montón de cuestiones que la medicina tradicional no tiene tan en cuenta.
-En una entrevista que diste para la televisión colombiana, declaraste "si me tengo que morir, me tengo que morir", ¿qué quisiste decir?
-Que estaba jugado. Obviamente, hice todo para curarme. No me quedé en la Argentina esperando a que me dijeran cualquier cosa. Me volví a España porque tenía la cobertura médica pública, que es excelente.
-¿Hiciste caso a todo lo que te dijeron los médicos?
-La oncóloga, cuando empezó a hacerme la quimio, me dijo que dejara de tomar todo lo que estaba tomando y que tenía que tomar sólo los medicamentos que ella me diera. Le dije que sí, pero para que estuviera contenta. De los medicamentos que ella me dio, el cincuenta por ciento no lo tomé. Eran medicamentos que yo sabía que me hacían mucho daño y nunca dejé de tomar los suplementos homeopáticos que tomaba durante la primera etapa de mi curación. Ella se sorprendía de lo bien que estaba mi sistema inmunológico. Eso era porque yo tenía un control. Al margen de que me puse en manos de los médicos de la medicina tradicional, yo nunca dejé de hacerme cargo de mi cáncer.
-¿Seguiste con tu dieta y todo lo que venías haciendo cuando tuviste el linfoma?
-Exacto.
-Sos muy consciente de tu cuerpo, te conocés mucho.
-Obviamente. A mí me sorprendió mucho cuando me atacó el pulmón, eso fue desconocido. Ahí estuve perdido, con mucha ansiedad y con mucho miedo porque no sabía qué pasaba. Pero apenas empecé a investigar y ví que había ligazón entre los linfáticos y el pulmón dije ya está, el malnacido dijo: "A este no lo pude vencer por las vías normales, lo voy a atacar por el lado que menos espera". Por eso atacó el pulmón.
-¿Eras fumador?
-No, no, no. Dejé de fumar a los 26 años. Tengo 57 y bueno, nada, eso en verdad no tiene nada que ver. Yo estaba sano en ese aspecto.
-¿Te hiciste controles periódicos después del linfoma?
-No los hice durante dos años o quizás tres. Yo creo que ahí empezaron a formarse ganglios y yo no lo sabía. Sospechaba de algún bultito que tenía, pero pensaba que eran bolas de grasa. Nunca pensé que podían ser ganglios que estaban formando tumores.
-La gente que tiene cáncer suele preocuparse si le sale un bultito, ¿no te pasaba eso?
-Bueno, no, soy bastante despreocupado con eso. De kamikaze también. Si me tengo que morir, me voy a morir. Me dio una vez, me dio dos. Me curé una, me curé dos. La tercera es la vencida.
-¿Pensás eso?
-Obviamente, no me quiero morir así. Me quiero morir de una forma digna, pero si llega el momento, por más que patalee, me voy a morir. Eso lo tengo bien claro. Hasta ahora tuve suerte y esperemos que siga así. Cuando se acabe la suerte listo, ya está.
Me quiero morir de una forma digna""
-¿Hiciste muchos shows durante la quimioterapia?
-Antes de la quimio, cuando no podía respirar, no trabajaba. Me acuerdo que cuando llegué a España hice un show y apenas pude terminarlo. Entonces ahí decidí no subirme más al escenario. Y cuando comencé la quimio tampoco trabajé. El sistema inmunológico lo tenía muy deprimido. No quería estar en lugares públicos, ni en conglomerados de gente. Fueron unos meses que desaparecí del ambiente, pero después, cuando la doctora vio los primeros resultados de la quimio y hubo un retroceso de los tumores, me dio mucha esperanza y mucho ánimo. Al segundo ciclo de quimio decidí que iba a subirme a algún escenario porque lo necesitaba, quería poner la cabeza en otra cosa. Entonces un colega mío, Toni Moog, sabiendo de mi situación, me invitó a su show. Me dijo que hiciera lo que pudiera, si eran cinco minutos eran cinco minutos. Le agradecí muchísimo y me fui a Barcelona aún estando con la quimio. Me subí al escenario totalmente calvo, piel y hueso.
-¡Qué fuerte!
-Sí, pero fue realmente mágico, me dio mucha fortaleza y mucha alegría sentir las risas y que el público me aplaudiera. Me tuve que poner una gorra porque estaba totalmente calvo, sin cejas... De hecho me tuve que pintar las cejas para tener expresividad en la cara. Sobreviví esa parte de la quimio subiéndome a un escenario.
-¿Ahora ya estás instalado en Barcelona?
-Ahora ya me instalé porque está mi hija también acá. Desde hace tres años que vive y trabaja en Barcelona, entonces después de tantos viajes y todo el trajín que tuve quería estar más cerca de ella.
-¿Vivís con tu esposa?
-Con mi mujer estamos separados pero tenemos una muy buena relación, muy buena amistad. Ella es mi representante y fue la que me apoyó y me cuidó durante toda la quimio. Llevamos adelante todo el trabajo juntos, como equipo.
-¿Qué proyectos tenés?
-Estoy haciendo la tarea de devolverle un poco a la gente, a los colegas y compañeros que me han dado mucho en estos últimos tiempos. Estoy por organizar un show en Colombia para devolverle y agradecerle a todos los cómicos que se juntaron allá a hacer una gala benéfica en Bogotá. Voy a hacer lo mismo acá con los que se juntaron en Madrid, Barcelona y Sevilla. Y luego me tocan los que están en Buenos Aires, que fueron mis colegas del viejo stand up argentino que también hicieron una gala benéfica a mi nombre en The Cavern. Y después me falta Chile. Tengo una cuenta pendiente ahí porque cuando a mí me estaba empezando a dar todo esto del pulmón, mucho antes de que yo empezara la quimio, estaba a punto de viajar a Chile a hacer unas presentaciones. Tuvimos que cancelar y el productor chileno tuvo que devolver entradas que ya estaban vendidas. Apenas esté bien fortalecido tengo que hacer todo eso.
-En Barcelona ya arrancaste...
-Ya estoy a full acá. Estoy haciendo shows con chicos, colaborando con muchos. Ya tengo plena fortaleza, tengo pelo, tengo cejas, todo perfecto, todo en su lugar. Estoy recuperado y muy fortalecido gracias al gimnasio y la natación.
-¿Pensaste en escribir todo esto que te pasó?
-Sí, estoy viendo. Y quiero hacer charlas motivacionales. Me contacta mucha gente enferma de cáncer o que tienen familiares con cáncer. Estoy conectado con varios de ellos gracias a las redes y les voy aconsejando a cada uno en su calvario. Porque cuando te pasa, es desesperante. Sé lo que se siente: se te acaba el mundo.
-¿Cómo fue ese momento?
-Te enfrentás a lo desconocido y con pocas esperanzas. Por eso, que venga alguien que se ha curado, que ha resistido y que ha pasado por todos los estados, ayuda mucho.
-¿Qué fue lo más importante que aprendiste?
-Que si me ponía mal, pataleaba o lloraba desesperado, no iba a lograr nada y me iba a morir igual. Entonces, dije: voy a vivir con la mejor dignidad posible y bueno, si encima no me muero, genial.
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