Logró salir del encasillamiento de “actor de musicales” y se lució primero en Iosi, el espía arrepentido, que este año estrenará segunda temporada y luego en Barrabrava, la ficción de Prime Video que lo tiene como gran protagonista junto a Gaston Pauls
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Matías Mayer se luce en Barrabava, la serie de 8 capítulos de Amazon Prime Video en la que interpreta al Polaco, un integrante de la barrabrava de un club del ascenso a quien echan, junto a su hermano (GastónPauls), luego de un feroz enfrentamiento con otro grupo. En diálogo con LA NACION, el actor da detalles de este personaje que preparó durante algunos meses y dice que debió aprender a pelear porque en la vida real evita siempre el caos. También asegura que ya no se siente solamente actor de musicales, género en el que protagonizó muchas obras y cuenta que está aprendiendo astrología y no lo descarta como una futura salida laboral.
-Barrabrava tiene violencia, pasión, negociados, ternura, amor. ¿Te imaginabas todo eso cuando te convocaron?
-No, pero me enamoré cuando leí los guiones porque Barrabrava tiene la inteligencia de mezclar todo eso. Es la historia de una familia que tiene esa coraza, y habla de vínculos atravesadas por ese universo. Lo interesante es ver cómo esas relaciones de familia se transforman a partir de lo que pasa en su entorno. Las grabaciones fueron en el 2021, en Uruguay, y todavía había hisopados, barbijos; no fue fácil. Con este proyecto tengo muy poca objetividad porque me interesa la temática, está muy bien escrita y el grupo humano de trabajo, liderado por Jesús Braceras y Gabriel Nicoli, fue impecable, porque todos tirábamos para el mismo lado. Me cuesta tomar distancia, pero las devoluciones fueron muy buenas hasta ahora. Son esos proyectos que, cuando los estás haciendo, sentís que todo se da de la manera que tiene que ser y los obstáculos se superan y te hacen más fuerte. Lo sentí con ATAV también.
-¿Sos futbolero?
-Soy muy futbolero. Me gusta ver fútbol, juego con amigos y voy a la cancha a ver a Boca, más a platea que a popular (risas). Cuando arrancamos a filmar, la pasión que siento por el fútbol fue una punta para empezar a tirar, llevarlo a un extremo y conectarme con el personaje.
-¿Conociste a algunos barrabravas?
-No, pero me ayudó mucho leer un libro que se llama Haciendo amigos a las piñas, de José Garriga Sucal, porque tiene un enfoque sociológico sobre el engranaje de una barra. Hay ciertos códigos de ese universo que tenía que conocer porque si se rompe una de esas leyes, no es verosímil. Está muy instalado el estereotipo de un barrabrava y en general no pensás que detrás hay una persona que tiene problemas, como todos. Estuvo bueno sacar al personaje de ese estereotipo.
-¿Qué otras cosas tuviste que aprender?
-Hice boxeo y durante los últimos meses entrenaba muchísimo porque sabía que era un rodaje muy intenso, con corridas, saltos y muchas tomas. Sentí que el cuerpo tenía que aguantarme. Y, por otra parte, quería que las peleas fueran verosímiles. Jamás me agarré a piñas. Yo soy muy cagón, me da miedo cualquier cosa y nunca me peleé; eso no va conmigo. Si puedo evitar el conflicto y el caos, lo hago. El desafío, entonces, era pasar del otro lado y que no se vean esos hilos. Recuerdo una escena que grabamos en uno de los pasillos de una villa y el personaje venía muy embalado, muy rudo, y había dos perros muy tranquilos en el medio del pasillo, y cuando pasé empezaron a ladrar, no por mí sino por algo que escucharon, y yo salté del susto. Obviamente tuvieron que cortar la escena y el director se moría de risa, porque nada más alejado a mí que mi personaje.
-¿Recibiste mensajes de algún barrabrava que haya visto la serie?
-Si, uno de otro país de América Latina que prefiero no especificar, por las dudas (risas). Me dijo que le había encantado la serie, que se había sentido muy representado por la pasión por el club, que cuando fuera a su país le avisara y me invitaban a ir a la popular con ellos. Hace poco fui a la cancha de Boca y muchos me identificaron con mi personaje y me decían: “qué hacés Polaco”. Y es muy lindo que eso suceda.
-¿Fantaseaste con ser profesional del fútbol?
-¡Claro! De chico quería ser jugador de fútbol. Todas las tardes jugaba un rato, era fanático. Quería probarme y una vez fui a un entrenamiento ya no recuerdo de qué club. A mis padres no les gustaba mucho la idea y quedó ahí. Un sueño del pibe frustrado. Sigo jugando con amigos, cada tanto. De todas maneras, no me arrepiento ni pienso qué hubiese sido si seguía por ese camino porque entiendo que ser jugador de fútbol implica mucha exigencia y constantes críticas. Me alegra ser actor.
-Alguna vez contaste que te sentías encasillado en el mundo de los musicales y eso te preocupaba. Imagino que esa inquietud se disipó...
-Sí. El último fue Rock of Ages, hace cinco años. Me daba miedo ese encasillamiento, es verdad. Filmando esta serie tuve un pequeño percance: por un lado, mi personaje tiene muchas escenas de gritos de cancha y por otro lado, tuve Covid a las pocas semanas de terminar, y esas dos cosas me destrozaron la garganta. Todavía sigo con rehabilitación. Estoy acostumbrado a un nivel de exigencia y de rendimiento muy alto para el género, y de repente no tener esa herramienta es muy frustrante y angustiante. Vengo zafando del encasillamiento. Extraño los musicales, pero me gustan estas nuevas oportunidades que tuve. Lo que pasa es que en los musicales es más fácil encasillarte y yo me formé para hacer eso.
-¿Y cómo decidiste que ibas a hacer ficciones?
-Cuando estaba haciendo Casi normales seguía con mis clases de teatro y quería probar hacer castings. Sentía que había una barrera muy marcada y quería romperla. Al ser un actor de musicales, quizá no te consideran mucho para otros proyectos y es un desafío hacer esa transición. Hice un casting para Underground y quedé en Historias de un clan, y a partir de ese momento hice muchas series. La verdad es que hice el casting, pero no imaginé que a los dos días iban a llamarme. No lo esperaba y fue una grata sorpresa. Me querían para un personaje que estaba en toda la serie, pero era más chiquito y al final me dieron uno que estaba en tres capítulos, con escenas más jugadas. Fue una participación, aunque el gran puntapié para seguir trabajando y tomando riesgos, siempre acompañado de estudios porque me interesa mucho seguir aprendiendo.
-¿Qué se viene ahora?
-Ya grabamos la segunda temporada de Iosi el espía arrepentido, que se va a estrenar este año en Prime, me imagino. Y también tiene que estrenarse Amor sin sentido, una comedia romántica que hicimos con Violeta Urtizberea. Fueron dos años de mucha filmación y está bueno meter una pausa.
-¿Qué hacés cuando parás?
-Llevo la contra (risas). Cuando estoy a mil digo que no tengo tiempo para hacer lo que quiero y cuando tengo ese tiempo digo que quiero trabajar. Por llevar la contra (risas). Hace unos años que estoy estudiando astrología y me queda un año para terminar. Es algo que me encanta, me desconecta y me ocupa mucho la cabeza. Me gusta estudiar y astrología me ayuda mucho.
-¿En qué te ayuda?
-A conocerme, a entender ciertas cosas, a aceptar otras. Y me abre una puerta diferente. Eso me gusta, abrir muchas puertas, aunque nunca vaya a usarlas.
-¿Creés que la astrología puede ser una salida laboral?
-Podría ser. Quizá encuentre una manera de articular ambas cosas. Obviamente voy a seguir actuando porque es lo que me apasiona. Esta profesión es inestable y, quien te dice...
-También sos administrador de empresas, ¿ejerciste alguna vez?
-No. Terminé la carrera porque soy así, tengo que terminar lo que arranco (risas). No usé el título, pero quizá me sirven los conocimientos porque me interesa empezar a producir y saber más sobre lo que sucede del otro lado de la cámara o detrás del escenario. Me gustaría hacer mis propios proyectos y eso me mantiene motivado. Me gusta salir de la zona de confort.
-¿Tus amigos te piden que les hagas la carta natal?
-Todo el tiempo, pero les digo que no porque soy muy purista y todavía me falta un año para terminar. Después hablamos. En mi cabeza todo el tiempo relaciono todo con la astrología, pero intento no decirlo mucho porque entiendo que es molesto para la gente. Por ahí estoy hablando con alguien que dice una cosa o tiene determinada actitud y pienso: “debe tener Venus en la casa 12″, por ejemplo. Pero no lo digo (risas). A mis amigos cercanos se los blanqueé y no me fuman más. Sólo charlo del tema si me preguntan, ese es el pie.
-¿Estás en pareja?
-Si, con Sofía. Estamos juntos desde hace un año y medio, convivimos y nos va bien. Nos conocimos en un bar, por una amiga en común. Es abogada.
-¿Y entiende tu mundo?
-Lo está descubriendo sobre la marcha, pero no se hace mucho rollo. Sabe que es una profesión atípica y lo entiende.
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