Matías Alé y su novia, Martina: el flechazo en el teatro, los preparativos de su boda y cómo manejan las críticas
El actor, conductor y actual participante del Cantando 2024 se animó a un mano a mano con LA NACION; junto con la joven marplatense, Alé habló sobre esta relación que lo tomó por sorpresa: “Si yo no la hubiera conocido a ella, hubiera creído que tuve grandes historias de amor”, confesó
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Se conocieron este verano en los pasillos del teatro Victoria en Mar del Plata. Mientras ella actuaba en una obra infantil, el compartía escenario con “El Mago Black” y la “China” Martínez en La Kermesse de la China. Y si bien compartieron toda la temporada, no fue hasta Semana Santa que Matías Alé y Martina Vignolo tuvieron su primera cita. “La realidad es que los dos estábamos en otra. Teníamos cada uno su vida con sus vínculos, con sus relaciones. Y cuando nos empezamos a conocer, nos dimos cuenta que había algo”, cuenta esta joven marplatense que, además de actriz y bailarina, es profesora de educación física.
En abril tuvieron su primera cita y, tres meses después, el actor le estaba pidiendo casamiento en los Martín Fierro Federal. “Creo que esto no lo hizo nunca nadie en un Martín Fierro, y yo lo voy a hacer. Yo dije que si me ganaba el Martín Fierro, te iba a preguntar si te querías casar conmigo”, sorprendió el ganador como conductor del ciclo cordobés Showbeach ante todos sus colegas y la audiencia. Hoy, la pareja está planeando su boda que tendrá dos festejos importantes: uno en La Bombonera y otro, en Mar del Plata; la ciudad en la que nació este gran amor.
-¿Cómo están? Felicidades por todo lo que están pasando…
-Martina: Gracias. Re bien, re felices.
-¿Cuánto llevan ya de amor?
-Martina: Seis meses cumplimos el 21 de septiembre.
-Seis meses en la vida de Matías Alé es lo que para todos nosotros son diez años…
-Matías: La vida es una montaña rusa hermosa. Pasamos un fin de semana hermoso. El 21 fue sábado, fuimos a la cancha. Ella nunca había visto el superclásico y después a la noche fuimos a Buenos Aires Cumbia, después a Punta Carrasco. El domingo fuimos a un evento solidario y a ver a Flor Bertotti.
-Ah, no pararon. Pero empecemos desde el principio. ¿Cómo fue hace seis meses este encuentro por primera vez?
-Martina: La realidad es que los dos trabajábamos en el teatro en el verano. Yo hace siete años que hago infantiles. Este año como que vamos a pasar un poco la página para poder estar juntos. También soy profesora de educación física y de baile en jardines y colegios. Actúo y bailo desde que soy chiquita. Y esta temporada justo se dio la casualidad de que estábamos en el mismo teatro (Teatro Victoria en Mar del Plata). Él estaba con su obra y bueno, era solamente saludo de pasillo y después el volvió en Semana Santa y nos reencontramos.
-¿Sabías quién era Matías Alé, su historial?
-Martina: Yo sabía, pero la primera vez que nos vimos era “Mati”. Saludaba a todos y no era alguien que agachaba la cabeza y se iba al camarín.
-¿Pero no volvías a tu casa pensando en él?
-Martina: Más o menos. La realidad es que los dos estábamos en otra. Teníamos cada uno su vida con sus vínculos, con sus relaciones. Y cuando nos empezamos a conocer y a ver desde el primer momento nos dimos cuenta que había algo. Un día lo hablamos y fue como: “bueno, intentemos hacer una pausa en lo nuestro y empecemos.
-Matías: Fue Así. A mí me emociona, todo lo que dice me emociona (llora).
-¿Qué te emociona tanto?
-Matías: Su frescura, su inocencia, ella.
-Contame cuando la viste por primera vez en Mar del Plata…
-Matías: Vi primero a sus papis: a Eduardo y a Susana que son amorosos. Yo entraba, veía una partecita de “El mago sin dientes”, que estaba ahí, después vendía entradas y volanteaba en la Rivadavia (esas cosas que hago yo) y pasaba, la veía y me parecía hermosa pero nunca imaginé estar con ella. Yo no estaba en esa sintonía. Yo estaba en laburar, venía de Córdoba, me quería reinsertar de vuelta en el teatro, ya me veía mejor, más flaquito, me sentía mejor, más cómodo conmigo mismo. Y no pensé que iba a estar fijándose mí. Sí cuando me acercaba, me miraba y me decía: “no me viniste a ver al teatro todavía”. Como que había alguna cosita.
-Martina: Yo tampoco me imaginaba nada. Yo soy así. El había ido a ver el otro infantil y el nuestro no entonces con mi elenco decíamos: “dale, dale, que hoy venga Matías”. Y yo iba y lo jodía.
-Matías: Yo pasaba y la veía en el camarín. Me empezaba a preparar para hacer la obra con El Mago Black y la “China” Martínez y estaba enfocado en eso. Había vuelto a Canal 13 con los móviles de Poco correctos, estaba en otra. Pero me parecía hermosa. Después nos encontramos en la última fiesta de elencos de Mar del Plata, que fue el último lunes de febrero; faltaba una semana nada más para irnos y nos encontramos. Yo fui a trabajar, a hacer la conducción, presenté a todos los elencos de la Rivadavia y la vi y me quedé pensando. Después me volví a Buenos Aires y me llamó Andrés Canales, que nos asociamos para hacer Tembleque Producciones. Hicimos una productora de la cual Martu también es parte y esta temporada vamos a trabajar haciendo Los sospechosos del piso 10 en Mar del Plata, en el Olimpia. Me llama y me dice: “Si nosotros vamos en Semana Santa al Teatro Olimpia con Los Reyes del Humor (un espectáculo de transformistas que él tenía donde yo hacía de maestro de ceremonias) y nos va bien, nos dan el horario central de la sala para 2025. Le dije que sí. “¿Pero cuánto me sale?”, me dice. “Nada”, respondo. Yo ya no hago las cosas por la plata. Todo me llega, yo no gasto nada porque toda la gente me regala algo. Me fui para allá e hicimos jueves, viernes, sábado y domingo y llenamos. Metimos más gente de la que él metió en el verano. Y ahí nos reencontramos.
-¿La primera salida donde fue?
-Martina: Nos fuimos a comer a Chichilo con Clarita y Andy, los productores.
-¿Ahí le contaste a tus viejos que ibas a salir con Matías?
-Martina: No, no. Solo a algunas amigas. Ellas intuían desde antes que iba a pasar algo y yo les decía: “pero no, están locas”.
-Matías: Las amigas me dicen “Tío, Fito” por Patito (risas).
-O sea, no habían pasado muchas salidas y vos te diste cuenta de que ella era tu amor…
-Matías: Yo me di cuenta de que ella era mi amor. ¿Sabes cuánto tarda una persona en darse cuenta que esa es tu alma gemela? Nueve segundos, diez segundos. Nos miramos en el hotel, hubo un silencio de segundos y yo dije: “Es ella”. Y enseguida pensé: “Guau, me la mandó mi papá”.
-¿Nunca te había pasado esto?
-Matías: Nunca me había pasado esto. Si yo no la hubiera conocido a ella, hubiera creído que tuve grandes historias de amor. Conociéndola a ella me di cuenta que todo lo que viví fue hermoso para prepararme para llegar a este momento, que es mi primera historia de amor, sin dudas.
-Martina: Yo siempre digo que todo su pasado (más allá de la diferencia de edad y que yo también tuve un pasado) son experiencias que te hacen la persona que sos.
-¿Marcas lo de la diferencia de edad porque te preocupa el qué dirán?
-Martina: No, no, no. Lo digo por el hecho de que yo también tuve un pasado. A pesar de mis 23 años, tuve vínculos, tuve relaciones y cada relación o cada persona que pasó por mi vida me dio la experiencia que tengo hoy en día. Todas las relaciones y los vínculos que vos tuviste son las personas que te hacen hoy.
-Matías: Pero además ella me dio ganas de ser papá, me dio ganas de emprender el casamiento, me dio ganas de pensar en un futuro juntos.
-Yo conocí todos los Matías pero el último (antes de que aparezca Martina), era un Matías que no estaba ni contento con él físicamente ni con lo que le pasaba. Te fuiste a vivir a Córdoba…
-Matías: Por suerte. Me traje un Martín Fierro como conductor federal, me traje a los chicos de la Konga, me fui a poner un local de sushi, fui como a tomar impulso para lo que se venía. Yo no sabía qué iba a ser todo esto de tener nueve trabajos, de ganarme un Martín Fierro, de hacer cine, dos comedias y el Cantando. Yo no me imaginé que iba a ser un tsunami hermoso con ganas de ser papá, ganas de armar un proyecto familiar, ya con fecha de casamiento.
No será Acapulco, pero...
-Nunca me contaron cómo fue la primera cita…
-Matías: Ese 21 de abril, fuimos a un boliche en Maipú que inauguraba el primo del productor y quería que vaya. Entonces le pedí que la lleve a Martu desde Mar del plata porque yo iba desde Buenos Aires con mis amigos. Ese día había un tributo a Luis Miguel. Le dije: “Mi amor, no te puedo llevar a Acapulco, pero está Luis Miguel”. Le pedí que elija un tema (que no sea “La incondicional” porque ese ya lo usé) y en ese momento le dije “te amo”.
-Martina: Yo te dije.
-Matías: ¿Vos dijiste? Bueno, ella me dijo “te amo”. Yo había propuesto ser novios y ella me dijo: “Ya no se usa más esa palabra, seamos exclusivos”. “¿Pero qué soy un auto viejo?”, le dije. “¿Es una concesionaria?” (risas). Y nada, ahí nos pusimos de novios.
-Llevan pocos meses, pero meses muy intensos. Además, ella vive en Mar del Plata y vos en Buenos Aires. ¿Cómo es la rutina para verse?
-Matías: Plusmar (risas).
-Martina: Yo allá laburo y doy clases pero mientras pueda adaptarme. Cuando él tiene algún evento especial o ahora que arrancó con el Cantando, son momentos que tengo ganas de vivirlos con él y acompañarlo. Entonces todos los fines de semana que puedo me vengo.
-Matías: Catorce viajes metió ya, ¿no?
-Martina: Sí, catorce.
-¿Cómo llega la propuesta de casamiento más allá de lo que vimos en el Martín Fierro?
-Matías: Así.
-¿Vos no te lo esperabas?
-Martina: Lo del Martín Fierro no. La realidad es que tenía ganas de vivir esa experiencia y ahí la conocí a Elena, su mamá, que es una genia.
-Matías: La conoció en Aeroparque, yéndonos a Mendoza, porque yo dije: “Estoy nominado por primera vez como conductor entre 1600 conductores de la Argentina… Quiero que esté mi mamá porque se lo merece”. Mis amigos también pero no podían. A mi hermano fue el primero que le dije pero tampoco podía y a Martina. Son las dos mujeres de mi vida, así que saque los pasajes.
-¿Tus padres ya lo habían conocido a Matías en ese momento?
-Martina: Cuando fuimos al boliche de Maipú, sabían que iba con él. Pero bueno, la realidad es que es como una relación normal. Uno primero tantea la situación para ver cómo continúa, lo mantiene ahí reservado a ver si funciona o no. Pero bueno, antes de venirme la primera vez de viaje para acá tuvimos una charla con mi mamá, así que ya lo sabían.
-¿Y estaba contenta de que Matías esté en tu vida?
-Martina: Sí, re pero porque realmente era otra persona. Estaba feliz todo el tiempo, andaba con el celular de acá para allá, de la nada me fui a Maipú. Del casamiento, mi familia se enteró de la misma manera que me enteré yo.
-Matías: y que yo (risas). A mí me pasó que fuimos al programa de Fer Dente, Noche al Dente, y la producción nos pidió un tema para recibirnos. Dijimos Ricardo Montaner o Axel (que es amigo nuestro) y cuando aparecemos los dos nos pusieron la marcha nupcial. Y ahí digo: “esto es una señal”. La miro a ella y estaba toda de negro entonces digo: “acá no da para proponérselo”. Voy al Martín Fierro a Mendoza, estaba Dani Ambrosino con Cora en la alfombra roja y dicen: “¿Chicos, se van a casar?” Y ahí les dije: “Hagamos una cosa… si yo me llego a ganar el Martín Fierro, le propongo casamiento”. Y así fue.
-Y ahí empezaron con los preparativos. ¿Es verdad que se van a casar en La Bombonera?
-Matías: Sí, es el quincho de Boca al lado de La Bombonera. En La Bombonera se festejó el cumpleaños de Dalma y no me da para ir y pedirla. Voy a ir vestido de Boca, con un traje divino. Y después del civil (martes y miércoles) nos quedamos con nuestros invitados en un apart para festejar.
-¿Se casan ahí porque los dos son fanáticos de Boca?
-Matías: Sí, los dos. Además por mi viejo. Yo voy a la cancha desde que tengo cinco años. Y como yo digo siempre todo lo que me está pasando está digitado por él (llora). Después el jueves encaramos para Mar del Plata (en tres Plusmar que conseguí para llevar a toda mi gente) y nos casamos en la iglesia Don Bosco, donde ella fue al colegio y se casaron sus papás.
-Martina: Estamos viendo donde hacer la fiesta el sábado.
-Matías: El domingo ya lo tenemos cerrado. Roberto del restaurante Cantábrico nos regala 150 cubiertos para comer mariscos. Y nos volvemos el lunes a retomar nuestras actividades. Hoy cerramos las alianzas. Son de oro con piedras y brillantes. Y también nos llamó Axel, kikeTeruel, La Konga, Los Totora, Agapornis, Rodrigo Tapari para hacer el show, todos quieren ser parte. Va a ser un MyMpalooza. Seis fiestas tenemos: Mar del Plata, Carlos Paz, Bahía Blanca, Mendoza, Buenos Aires…
-¿Y Carlos Paz por qué?
-Matías: Porque yo amo Córdoba. Abril y mayo del 2026 luna de miel, ya está cerrada. Ahí me desconecto del planeta. Y después cada 15 días fiestas por el país para festejar el amor. Todo esto si la salud y Dios me lo permiten.
-¿Y dónde van a vivir: Mar del Plata o Buenos Aires?
-Matías: Hay una sorpresa. Para mis 50 (que faltan tres años) tengo un amigo que se llama David y que hace edificios en Devoto y nos regaló un departamento en el piso diez en la torre 17 de un lugar en Villa Urquiza que empezó a construir ahora para que vivamos y tengamos una familia.
-¿O sea que hasta los 50 van a seguir yendo y viniendo?
-Martina: Sí, la realidad que tengo todo lo mío allá y, más allá de que planifiquemos tantas cosas lindas, vivimos mucho el día a día. Capaz que yo el año que viene me venga para acá, pero también falta toda la temporada en la cual me lo llevo para allá y vamos a vivir allá tres meses, entonces es como que vamos día a día.
-Matías: Yo quiero que ella se desarrolle y que ella elija sus tiempos. Yo no quiero que ella sea un apéndice mío. Si ella se quiere quedar en Mar del Plata dando sus clases a mí me llena de orgullo. Que ella sea profe de vóley y de preparación física y que me mande un audio y diga: “¡no corran!” me mata de amor. Entonces que ella vaya eligiendo.
-¿Quién es más acaramelado, más dulzón?
-Martina: Los dos. Somos muy intensos.
-Matías: Somos re tóxicos. Tóxicos de amor.
Besos por celular
-¿A qué hora empieza el primer mensaje?
-Matías: Y yo arranco temprano. Yo me levanto para ir al baño a las cuatro y es: “Mi amor, espero que estés durmiendo bien”. Así se levanta y ya tiene un mensaje mío.
-Martina: Sí, cuando me despierto si no tengo mensaje digo: “¿Qué pasó?” (risas).
-¿Hacen videollamadas durante el día?
-Matías: Y en cuanto podemos sí. La de la noche es la más linda porque hablamos de lo que pasó en el día y nos dormimos juntos con el teléfono. Yo lo pongo en la almohada al lado y ella me habla hasta que me quedo dormido.
-¿Quién sorprende más a quién? Porque a Mati le gustan mucho las sorpresas. Vimos la del cumpleaños que te vestiste de Guasón y robaron un celular…
-Matías: Sí, ya pasó. Había 400 personas. Yo de Jocker, pidiendo que devuelvan el teléfono fue maravilloso (risas).
-¿Pero antes fue tu cumpleaños, Martina?
-Martina: Sí, estábamos con mi papá y fuimos a comer. A mí me gusta mucho el obelisco y el puente de la mujer (bien de marplatense), así que fuimos a comer cerquita de Puerto Madero y apareció ahí una violinista.
-Matías: Una violinista que tocó la canción de Ghost, la sombra del amor; que es nuestra canción.
-¿Pero no se vistieron de griegos hace poco?
-Matías: Sí, nos comprometimos.
-Martina: Fuimos a un desfile que nos invitaron y era de toda la temporada que se viene. Entonces nosotros salimos al final con ropa de verano, los dos de blanco y bueno, hicimos todo el acting como de compromiso.
-Matías: Somos incomprendidos.
-¿Te molestan las críticas?
-Matías: No. El amor es incomprendido. Es un idioma que no todo el mundo habla. Es como el que escucha el ruso y no lo sabe hablar y dice: “qué raro suena”. El idioma del amor no se entiende. Entonces la gente como no lo tuvo o tal vez no lo siente (lamentablemente porque es un idioma hermoso), dice: “me suena raro” o “la diferencia de edad…”, pero no me preocupa nada. Nosotros hacemos nuestro caminito. Después de que estuve internado en un neuropsiquiátrico, no me importa nada. Nada me altera, nada me mueve la aguja. Es un lugar donde te ponés perfume una sola vez por día y viví durante 45 días con un pantaloncito que me regaló mi amigo, Daniel Gómez Rinaldi, que es el único que me fue a visitar y la misma remera durante 50 días. Y no sabes cuándo vas a salir. ¿Vos crees que ahora algo me mueve la aguja? Yo no podía salir, estaba sin teléfono, sin conexión con el exterior, todo el resto es yapa. Mi viejo se murió con 44, yo tengo 47; ya todo pasa por otro lado. Yo tuve un Porsche descapotable que cuando lo apagaba no me decía “te amo”. Hoy me duermo en casa, apoyado en su pierna, abriendo el regalo que nos dieron en un evento solidario. Yo ya vivo por la felicidad de ella. Yo quería decir tres cosas este año: “Gracias APTRA” y lo dije. “Próximamente en la mejores salas” y lo dije porque estreno en diciembre y “¿Te querés casar conmigo?”. Ya está.
El futuro
-¿Y la idea de los hijos? ¿Ella te despertó ese deseo? ¿Vos Marti, siempre fuiste un poco Susanita?
-Martina: Mi mamá se llama Susana, así que re… (risas). Pero vamos a disfrutar de la pareja un poco. La realidad es que yo siempre quise casarme, tener hijos, poder estar con una compañía que también quiere lo mismo. Saber que estás con una persona que realmente quiere acompañarte en esa decisión es lo más lindo que te puede pasar.
-Matías: Tiene nombre ya. Ella le puso Alfonsina Jazmín si es una nena y yo, en mi casa tengo un póster de mi papá de cuando él daba karate, que dice “Juan Carlos”. El se llamaba Juan Carlos, yo Juan Matías, así que si es varón será Otto Juan (risas).
-Hace poco vi un video donde le hiciste un camino de pastillas anticonceptivas… ¿Qué fue eso?
-Martina: El me sorprende todo el tiempo, los dos nos sorprendemos. Cada vez que yo llego de un viaje hay un caminito diferente. Golosinas (yo soy re dulcera), alfajores y me hizo uno de pastillas anticonceptivas para cuidarnos hasta 2026. Fue excelente, nos divertimos mucho.
-Matías: Vos también me sorprendés. En agosto, el día de mi cumpleaños llenó el techo de mi casa de globos. Le digo: “¡Qué lindos, los inflaste con helio, mi amor?”. “No”, me dice, “están pegados al techo”. Vamos a tener que pintar todo el departamento de nuevo pero bue, estaban hermosos con fotitos nuestras. Es muy creativa.
-Acabas de arrancar el Cantando…¿Estás preparado para todo lo que se viene?
-Matías: Sí, quiero cantar, quiero mostrar mi talento, mi arte, mi capacidad. Tengo una previa muy graciosa, natural, espontánea. Yo hice seis Bailando: 2007, 2008, 2009, 2010, 2012 y 2014. Hace diez años que estoy deseando éste porque me faltaba la herramienta del canto que no la tenía y hoy tengo un coach que es divino y una cantante que es una genia. Hoy le escribí a Marcelo y le dije: “Cuando en 10 años me den un Grammy, te lo agradezco a vos” (risas).
-¿Y vos Marti, estás preparada para la exposición porque aparte está Silvina Escudero?
-Matías: Ella es fanática de Graciela.
-Martina: ¿Cómo no? ¿Cómo no lo voy a hacer? La realidad es que yo lo acompaño en todo lo que pueda. Hoy en día nos elegimos a nosotros, si no fuera así sería distinto.
-Matías: Hace 10 años que estoy esperando esto. Estoy flaco, estoy divino, canto lindo, me llevo bien con todos. Tengo el cuerpo de 25 y la cabeza de alguien de casi 50. No necesito más nada.
-Para cerrar, me gustaría que cada uno se diga algo lindo…
-Martina: ¡Uy, vamos a terminar todos llorando! Nada, qué voy a decir… Me encanta verlo así, y lo disfruto mucho. Verlo feliz, me hace feliz a mí también, así que a disfrutarlo (llora). Yo no puedo creer tener una persona así a mi lado. Esta compañía, distancia o no, me hace muy feliz. La gente sabe que estoy muy feliz. Mi familia sabe que estoy muy feliz. Creo que nunca estuve así.
-Matías: Yo estoy muy orgulloso de vos. Siempre digo que es mi mini Rocky. Yo soy fanático de Rocky. De hecho, en mi teléfono tengo un calco que ella me hizo que dice: “Seguir adelante cuando no puedes más es lo que te hace diferente a los demás”. Es una frase de Rocky que tengo en el living de mi casa. A mí me llena de orgullo cómo se plantó en seis meses -en un medio en el que yo estoy hace 25 años- y que lo transite con una frescura que me llena de orgullo. Le agradezco por haber aparecido en mi vida, al Turco que me la mandó, y voy a tratar de hacerla feliz toda la vida.
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