El protagonista de Only Murders in the Building nunca fue el mismo después de la muerte de su esposa, quien batalló por años contra el cáncer; el intérprete canadiense reveló cómo impactó en su cotidianidad el fallecimiento de Nancy Dolman, la actriz con quien formó una familia al poco tiempo de conocerse en los ensayos de una obra
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El mundo del teatro se convirtió en la vida entera de Martin Short, todo empezaba y terminaba allí. El prolífico actor nacido en Toronto alcanzó una nueva ola de popularidad en los últimos años gracias a su brillante interpretación de Oliver Putnam en la serie de Star+, Only Murders in the Building, que acaba de regresar con su tercera temporada. En la comedia creada por su amigo Steve Martin junto a John Hoffman, Short interpreta precisamente a un productor de teatro que está gestando su gran regreso luego de una seguidilla de fracasos. Su pasión por lo extravagante, en tanto, debe quedar relegada en pos de entregar una obra con un misterio central que no amerita de un estilo bombástico. Al menos no inicialmente.
El actor, de 73 años, no solo parece divertirse enormemente con el papel sino que también aporta su mirada acerca de lo que es formar parte de un potencial éxito de Broadway. Aunque en televisión y en cine lo hemos podido ver en producciones heterogéneas (recordemos que Short despuntó como comediante en esa cantera de talentos que es Saturday Night Live), fue sobre las tablas donde logró el reconocimiento merecido, más precisamente por sus protagónicos en las obras del gran Neil Simon, La chica del adiós y Little Me. Por esta última se llevó el codiciado premio Tony.
Más allá de la satisfacción personal, el teatro marcó la vida de Short en el plano personal cuando en 1972 una puesta de Godspell, el musical de Stephen Schwartz, con texto de John-Michael Tebelak, que iba a tener su estreno en el teatro Royal Alexandra de Toronto, lo cruzó con quien sería la mujer que cambiaría su destino para siempre: la actriz Nancy Dolman.
Una conexión instantánea arriba del escenario
Si bien la expresión “fue amor a primera vista” resulta un tanto trillada o un cliché disfrazado de declaración romántica, para Short fue la realidad más incontrastable y así lo reveló en sus memorias de 2014, I Must Say: My Life as a Humble Comedy Legend, cuando se adentró a escribir sobre su vida privada y llegó al momento en que entabló su primera conversación con Dolman. “Fue amor a primera vista”, puede leerse en su libro, en el que alude a la electricidad que ambos sintieron cuando fueron presentados en los primeros ensayos para la obra que los unió de manera indefectible y en la que demostraron una compatibilidad como actores y como colegas que los llevó a querer conocerse por fuera de ese ámbito. Así, la pareja comenzó un noviazgo de inmediato y tres años después decidieron casarse. Con la misma celeridad, se sentaron a hablar de su futuro y contemplaron la idea de la adopción. De esta manera llegaron a sus vidas sus tres hijos: Katherine, en 1983; Oliver, en 1986 y Henry, en 1989.
"Cuando tengo un momento a solas, sigo hablando con Nancy y le pregunto si estoy haciendo las cosas bien con nuestros hijos"
Martin Short
El actor ha declarado en más de una ocasión que le hubiese gustado verlos trabajar en el mundo artístico, pero que ellos nunca mostraron la necesidad de hacerlo. Los intereses de sus tres hijos siempre circularon por otros carriles. Katherine se dedicó al trabajo social y brinda charlas respecto a los estigmas que circundan a las problemáticas de salud mental; Oliver fue quien más se acercó a los deseos de su padre, desde su labor como asistente de producción, aunque cultivó un bajo perfil, y en el caso de Henry, el joven de 34 años es analista y también colabora con un centro de ayuda para animales. “Los empujé con fuerza para que actúen, pero no hubo manera”, bromeó el actor, quien destaca el apoyo que le dieron sus hijos en sus apariciones públicas en las que promociona sus proyectos.
La familia siempre se mostró muy unida, dispuesta a acompañarse en los logros de cada uno, así como también en los momentos más dolorosos. Sin embargo, ninguno estuvo preparado para el gran golpe que les dio la vida en 1985. Dolman, quien era una estrella televisiva gracias a la sitcom Soap, llevaba cinco años casada con Short y con su hija Katherine ya formando parte de su vida, cuando recibió el diagnóstico de que padecía cáncer de ovario. La actriz empezó rápidamente un tratamiento y decidió que quería cambiar drásticamente su vida, dedicarse a formar una familia numerosa y pasar el mayor tiempo posible con su esposo y sus hijos. Por lo tanto, dejó su carrera y encontró la paz que estaba buscando en la casa que tenía con Short en California.
Una lucha de años que cambió la perspectiva del actor
Con la misma seguridad con la que pudo decir que el amor que sintió por Dolman se generó “a primera vista”, Martin Short expresó que de no haber sido por los consejos de su esposa, jamás se hubiese permitido tomar riesgos en su carrera. “Nancy me enseñó a ser temerario”, remarcó. En efecto, el verla batallar contra su enfermedad por años que fueron muy duros para la familia, le dejó una enseñanza que cobró mayor significado tras la muerte de la actriz, acontecida el 21 de agosto de 2010. Nancy tenía 58 años. “Nuestro matrimonio fue un triunfo, así que fue muy duro verla irse”, declaró el actor en una entrevista íntima que le concedió a la publicación AARP años atrás.
De acuerdo con su testimonio, nunca pudo rehacer su vida en el plano sentimental, ya que el recuerdo de su esposa es tan indeleble que no quiso forjar otro vínculo sino estar al lado de sus hijos. “Todavía sigo hablándole”, reveló y detalló qué es lo que le cuenta a su esposa cuando la casa está en silencio. “Le digo: ‘Hola Nan’ y le pregunto cómo tomaría si decido hacer esta cosa o aquella otra, pero sobre todo le consulto si voy por el buen camino en la crianza de los chicos”, explicó Short, quien logró encontrar el equilibrio entre su trabajo como actor y la cotidianidad con Katherine, Oliver y Henry. De hecho, como él mismo ha manifestado, su principal preocupación tras la muerte de Nancy fue la de no poder resolver los dilemas que la crianza ineludiblemente presenta.
Asimismo, el actor confesó que inicialmente la muerte de Dolman fue una tragedia que lo azotó, hasta que los años pasaron y pudo adquirir una mayor claridad cada vez que pensaba en ella y en lo que ella le diría de encontrarlo tan angustiado. “Su fallecimiento me hizo abordar esos desafíos que tanto temía, porque cuando experimentás una tragedia, en cierto modo perdés el miedo, las dudas empiezan a desaparecer, eso es lo positivo del lado oscuro de la vida”, subrayó Short, quien se dedicó a muchas producciones con la comedia como eje, como la sitcom Mulaney, protagonizada por su showrunner, John Mulaney, en la que interpretaba a Lou Cannon, el jefe del protagonista. Una década más tarde, llegó la propuesta de Only Murders in the Building y la posibilidad de trabajar nuevamente con su amigo y colega Steve Martin. De esta forma, se fue alejando del teatro pero no de su esencia. El personaje de Oliver es un gran guiño a su pasado y, también, a este presente atravesado por las palabras de Nancy, una mujer muy sabia que supo qué aconsejarle antes de partir.
“Todavía me considero su esposo, hay noches en las que realmente la extraño muchísimo, entonces llevo adelante una especie de ritual: me armo un trago y me acuesto en un sillón o en el balcón de casa y me tomo ese momento para pensar en ella, para preguntarle cosas, y encuentro confort en esos instantes”, contó. “Es el espacio que me hago para sentirme más cerca de Nancy y realmente siento cuando me dice que está de acuerdo con algo y cuando piensa que no estoy haciendo las cosas bien”.
Una despedida convertida en celebración
Poco antes de morir, Nancy le había hecho un pedido a su marido: “Me dijo que no quería un funeral, que quería que hiciera una gran fiesta. Estaba tan irritada de estar perdiendo la batalla contra la enfermedad que no quería sumarle esa clase de triste despedida, así que respeté su deseo y organicé una celebración con los chicos y con más de treinta amigos cercanos a la familia. La cremamos y nuestros hijos llevaron las cenizas en un bote y las arrojaron al agua”. A pesar de que ese momento se vivió como un agasajo, como una hermosa manera de destacar la valentía de Nancy y su personalidad tan cálida, con el tiempo el proceso se volvió arduo. “Mis hijos no estuvieron bien por muchos años”, recordó el actor. “Creo que a veces el estar negados a aceptar que la muerte le va a llegar a un ser querido hace que todo cueste más cuando efectivamente sucede”, explicó Short y añadió: “Sufrimos mucho, pero también aprendimos mucho, de Nancy y de los obstáculos que aparecieron tras su fallecimiento. Mis hijos terminaron siendo mi contención, mis pilares en todo momento”.
En la actualidad, cuando recuerda a su mujer, lo hace con la certeza de que está disfrutando la vida al máximo. Además de ser temerario, Nancy le aconsejó no desperdiciar ningún instante. “Ahora siento que lo cotidiano es algo práctico, es verdaderamente una experiencia”, manifestó Short, quien no le teme a lo cursi cuando habla de su familia y de lo que ha aprendido todos estos años. “Voy a decir algo muy edulcorado, lo reconozco”, anticipó en una oportunidad. “Pero la vida no es más que el regocijo ante las cosas positivas, por eso hay que ser lo más feliz que uno pueda, no hay mayores secretos”.
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