Martin Sheen cumple 80 años: del activismo político al amor por su familia
Más que por la enumeración de las películas que hizo, que fueron muchísimas, a Martin Sheen seguramente le gustaría mucho más recorrer su vida a partir de la cantidad de veces que estuvo detenido por desobediencia civil. Pasó al menos 70 veces por esa situación, siempre de manera pacífica. La última fue hace pocos meses, a instancias de su amiga Jane Fonda.
En enero de este año, casi todo el elenco protagónico de la serie Grace and Frankie permaneció algunas horas de una fría mañana de enero en Washington, con las manos atadas por las esposas de la policía tras una sentada frente al Capitolio de Estados Unidos, luego de una protesta por la desidia gubernamental frente al cambio climático. Estaban con Sheen Sam Waterston y, por supuesto, Fonda, la más activa organizadora de esas acciones.
"Actuar es lo que hago para vivir y el activismo es lo que hago para mantenerme vivo", confesó hace un tiempo Sheen durante una visita a la ciudad de Dayton (Ohio). Allí nació el 3 de agosto de 1940 el actor que este lunes cumple 80 años. La lista de reivindicaciones por las cuales protestó públicamente Sheen a lo largo de su vida es tan larga como su trayectoria artística. Lo hizo contra la violencia armada, la pena de muerte, el racismo, la guerra y toda clase de genocidios. A la vez, la defensa del aborto, los derechos sociales y laborales de los más necesitados, el apoyo a las personas sin hogar y al medio ambiente también lo llevaron a algún destacamento policial en muchas ocasiones.
Sheen parece haber encontrado en esas causas y en el trabajo artístico sin desmayo la fórmula para desmentir lo que podría indicar el calendario. Su papel en Grace and Frankie, como se cuenta por separado, es pura vitalidad. El resto, según propia confesión, tiene que ver con una actitud positiva desde lo espiritual y una recuperación física que consiguió después de una compleja operación cardíaca (cuatro bypass) a la que se sometió hace cinco años luego de un chequeo de rutina.
Siempre dice que trata de proyectar esa conducta a su vida familiar, marcada por una misma y extendida vocación. El nombre real de Sheen es Ramón Antonio Gerard Estévez. Es uno de los diez hijos de un hombre nacido en Galicia llamado Francisco Estévez, que emigró a Estados Unidos y se casó allí con la irlandesa Mary-Anne Phelan.
Está casado desde 1961 con la actriz y productora Janet Templeton. Del matrimonio nacieron cuatro hijos, todos actores. Emilio, Ramón y Renée Estevez mantuvieron el apellido original hispano. El único que lo cambió fue Carlos Estévez, que eligió llamarse Charlie Sheen. Su agitada vida personal siempre encontró del lado paterno palabras de comprensión.
Martin Sheen pasó directamente de la escuela secundaria al mundo del teatro en Nueva York y, para llevar adelante su carrera, tomó el apellido del más famoso de los obispos católicos estadounidenses, Fulton J. Sheen, muy popular por los sermones que transmitía por radio y TV. La familia se había acostumbrado a escuchar esas prédicas y el joven Martin adoptó el catolicismo. Hoy dice que lo vive a su manera. "La cosa es entre Dios y yo", confesó hace unos años al diario El País, de Madrid.
Esa condición marcó parte de su carrera. Hemos visto muchas veces a Sheen en el cine y la TV vestido con el clásico atuendo de los sacerdotes. Pero su autoridad interpretativa quedó a la vista en un amplísimo rango de papeles, del joven marginal que vive una suerte de trágico cuento de hadas en la magistral Badlands (1973), el debut como director de Terence Malick, a uno de los mejores presidentes estadounidenses de toda la historia de la ficción cinematográfica y televisiva, el Josiah Bartlet de la serie The West Wing (1999-2006).
En el medio aparece otro memorable papel, el del Capitán Willard, el militar que sale a recorrer el corazón de las tinieblas en busca del coronel Kurtz (Marlon Brando) en Apocalipsis Now (1979). La mirada que Francis Ford Coppola tiene en esa película extraordinaria de la guerra de Vietnam se refleja todo el tiempo en los ojos y la memoria de Willard. Sheen sufrió un infarto en pleno rodaje, víctima de los excesos (drogas, alcohol) a los que recurría para asumir un personaje que lo atormentaba. Fue uno de los muchos ejemplos de una de las filmaciones más alucinantes y surrealistas que se recuerdan.
Ninguna de estas tres apariciones de Sheen está disponible en la Argentina a través de las plataformas legales de streaming. Otra muestra del océano de ausencias que tiene hoy el acceso a cierta memoria imprescindible de la historia del cine y la TV. Es más, si nos ponemos a buscar con alguna profundidad, directamente no encontraremos en todo el mapa del streaming local una mínima guía de la evolución de Sheen en la pantalla. Apenas una mínima muestra, un puñado de títulos que tienen más de aparición secundaria que de verdadero protagonismo. De cualquier manera, cada vez que Sheen aparece en una película o en una serie vale la pena disfrutarlo como intérprete por más pequeña que sea su presencia.
Gandhi (1982, de Richard Attenborough)
En una de las últimas superproducciones que merecen ser tratadas como tales, Sheen interpreta a un personaje ficticio dispuesto a dar testimonio de hechos que ocurrieron en la realidad. Sheen es Vince Walker, un periodista de The New York Times al que vemos acompañando primero a Gandhi (Ben Kingsley) en Sudáfrica y luego en la famosa Marcha de la Sal, una caminata de 300 kilómetros que el Mahatma hizo como llamado a la desobediencia civil y a la protesta no violenta contra el colonialismo británico. Walker está inspirado en la verdadera historia de un cronista del diario neoyorquino llamado Webb Miller. El espíritu épico y testimonial del film sigue vigente y el personaje de Sheen contribuye mucho a lograrlo. Disponible en Netflix.
Atrápame si puedes (Catch Me If You Can, 2002; de Steven Spielberg)
Por momentos comedia, por momentos drama y gran retrato de época basado en hechos reales, la película se centra en el juego del gato y el ratón protagonizado por un estafador consumado (Leonardo DiCaprio) y el obsesionado policía que lo persigue (Tom Hanks). Sheen aparece un par de veces en medio de esta larga peripecia y consigue atrapar las miradas interpretando al padre de la chica con la que el estafador aspira a formar una pareja. Hay más de un encuentro entre DiCaprio y Sheen que está entre lo mejor del relato. Disponible en Netflix, Amazon Prime Video y Movistar Play.
Ciudad del silencio (Bordertown, 2007; de Gregory Nava)
Estrenada en los cines de la Argentina como Bordertown: ciudad al límite, esta película está concebida con el clásico afán de crear conciencia en el público a partir de la exposición testimonial de ciertos hechos de flagrante injusticia social que ocurren en la vida real: en este caso la muerte de varias mujeres que trabajan en condiciones casi inhumanas dentro de las precarias fábricas textiles ("maquiladoras") instaladas en la frontera entre México y Estados Unidos. Sheen es el editor encargado de asignarle a una ambiciosa periodista (Jennifer Lopez) la tarea de investigar los hechos. Su papel está por debajo de lo que puede dar el talento del actor, pero puede verse como ejemplo del modo en que el cine de Hollywood construye un film de denuncia con fuerte carga culposa y una actitud declamatoria que en nada ayuda.
El camino (The Way, 2010; de Emilio Estevez)
Una obra familiar. El hijo dirigiendo al padre en una historia de esas que se consideran "inspiradoras" y que también remiten al legado y a la historia de la familia Estévez. Un médico de buena posición, con la vida hecha, se entera que su hijo falleció mientras hacía el Camino de Santiago. El hombre deja todo y en homenaje a su vástago decide completar el recorrido, que resulta para él todo un descubrimiento espiritual. El personaje de Sheen recorre la huella que el padre del actor, nacido en Galicia, seguramente hizo antes de emigrar a Estados Unidos. "Hacer el Camino de Santiago encendió una fuerza de concentración especial en mi vida que no me ha abandonado desde entonces", dijo el actor, que habló de esa experiencia como la de una "verdadera transformación interior". El final del peregrinaje, en la majestuosa Catedral de Santiago de Compostela, seguramente emocionará a todo creyente. Disponible en HBO Go.
Grace and Frankie (2015-2021; creada por Marta Kauffman y Howard J. Morris)
Más que lucirse solo, Sheen se integra a la perfección en el cuarteto protagónico de esta comedia deliciosa, punzante y muy disfrutable que enfoca desde un ángulo ciertamente original lo que significa ingresar en la llamada "tercera edad". Es más, entiende perfectamente (al igual que el otro personaje central masculino, encarnado por Sam Waterston) qué hay que hacer para no quitarle el lugar estelar a las dos grandes estrellas de la serie (Jane Fonda y Lily Tomlin) y cómo adecuarse a la perfección a la mirada elegante de Kauffman, la creadora de Friends. El Robert Hanson de Sheen (un abogado que tras 40 años de matrimonio anuncia que se casará con su socio, dejando a su mujer y a la esposa de aquél forzadas a una convivencia incómoda) es un personaje muy atractivo, que el actor construye con paciencia, observación y palabras dichas siempre en el momento justo. Ese tiempo que todos se toman para armar una magnífica esgrima verbal entre cuatro es una de las claves de esta serie que es pura inteligencia y regocijo. Lo que explica su vigencia: culminará en 2021 con su séptima temporada, cuyas grabaciones se vieron interrumpidas ante la aparición del Covid-19. Disponible en Netflix.
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