Martín Rodríguez: quién es el actor argentino que tiene un rol crucial en Griselda, la serie del momento en Netflix
Con 45 años y oriundo de San Juan, el intérprete le cuenta a LA NACIÓN sobre lo que implicó ponerse en la piel de un sicario para la ficción basada en la vida de la narcotraficante colombiana Griselda Blanco
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“Actor. Estados Unidos, Argentina y México”, se presenta en su perfil de Instagram Martín Rodríguez Aguirre. El artista sanjuanino de 45 años se destaca en la miniserie de Netflix Griselda con el papel de Jorge Rivi Ayala, un misterioso y atractivo sicario que aconseja a la reina de la cocaína y cuyo rol toma preponderancia a medida que corren los capítulos, convirtiéndose en pieza fundamental del rompecabezas. En diálogo con LA NACIÓN, Rodríguez explica el modo en que se preparó para el importante papel, cuenta cómo fue compartir set con Sofía Vergara y recuerda el momento en que, a sus 25 y muy cerca de recibirse de licenciado en Administración de Empresas, se la jugó por su gran pasión por el teatro.
Son cinco horas menos en Los Ángeles, ciudad en la que se instaló desde 2022 tras la convocatoria para la serie que hoy se posiciona como la más vista en la plataforma de streaming. Como excepción a la mayoría de los actores, se levanta temprano y mientras desayuna en el departamento en el que convive con un colega uruguayo y otro compañero más, cuenta aún asombrado y feliz sobre las repercusiones de su trabajo. Amante de los libros en papel y de las ventajas de vivir cerca de la playa, recuerda también sus primeros tiempos en Buenos Aires cuando empezó a hacer publicidades como forma de subsistencia, la decisión de emigrar a España y luego la de volver a cruzar el Atlántico, pero para quedarse en los Estados Unidos.
Es uno de los tres argentinos que participan de la miniserie dirigida por Andrés Baiz (productor y creador de Narcos): Alberto Amman interpreta a Alberto Bravo, primer marido de la protagonista, y Ernesto Alterio (hijo de Héctor) a Fernando Bravo, excuñado de Griselda Blanco. Sin embargo, el rol de Rodríguez se destaca no solo por el tiempo de aire, sino porque se transforma en una especie de guía para “la Madrina” y también para la historia. Según él mismo explica, parte de lo cautivador de la interpretación es que no se buscó emular la forma de hablar ni el aspecto físico del verdadero Rivi Ayala, sino captar su esencia: “Estuvimos trabajándolo bastante, estuve leyendo sobre Yago, el personaje de Otelo que tiene una conexión con el mundo más cósmico que lo cruza con la realidad, y la luz con la oscuridad y trae eso de un lado al otro, él tenía que estar en esa frecuencia”.
—¿Cómo fue la convocatoria para hacer Griselda?
—Fue un casting largo e intenso que cerró en el 2021. Yo en ese momento vivía en España. En 2022 se rodó y el año pasado se frenó por la huelga hasta que al fin ahora se dio el estreno. Hice audiciones para varios de los otros personajes y no quedé, pero me llamó el director que quería que estuviera en otro papel, el de Rivi Ayala, que en ese momento estaban buscando y no era fácil porque era muy complejo. Al final era un personaje con más participación e interesante.
—¿En ese momento sabías quién era Griselda Blanco?
—Había nociones por ver la serie Narcos, porque en un momento aparece una tal viuda negra que era una mujer que traficaba, pero no tenía mucha información sobre ella. Cuando me acerco al tema encuentro Los cowboys de la cocaína, un documental que está en YouTube donde es Rivi desde la cárcel quien va contando información, dice todo abiertamente y detalla cómo conoció a Griselda.
—Te habrá sido de mucha utilidad ver el documental relatado por Rivi...
—Sí. Por otro lado, es un personaje y el Rivi real y yo no nos parecemos físicamente, eso es un parámetro que se estableció con el director, que no nos íbamos a acercar a la forma de hablar, por ejemplo. Sí pude observar que él tiene una presencia muy importante frente a cámara y que habla muy bien.
—¿En qué otras cosas te apoyaste para armar a tu Rivi?
—Empecé a indagar en la época, era importante entender esa vibración de ese momento particular y en Miami en los ‘70 y ‘80 eran importantes la música y el arte. Hay un fenómeno que se da de la mano del rock con Jim Morrison y The Doors, que marcó un poco lo que vino después y entonces me interesaba aportar algo desde ahí. Escuché entonces mucha música de esa época y también miré imágenes para ver el comportamiento, porque social y físicamente nos comportamos de otra manera, cambiamos y evolucionamos y era un estética plástica en cuanto a la vestimenta o a la arquitectura.
—Hay una escena muy impactante, cuando Rivi desde California habla por teléfono con Griselda y sostiene en su mano un escorpión, ¿era de verdad? ¿Cómo surgió?
—Lo de los escorpiones es un bloque de escenas que me interesaba que quedara bien porque el personaje tiene un costado místico y hace la voz de la consciencia de Griselda por momentos, convirtiéndose en una especie de consejero y hechicero, entonces queríamos mostrar esa ida y estuvimos trabajándolo bastante. Estuve leyendo sobre Yago, el personaje de Otelo que tiene una conexión con el mundo más cósmico que relaciona con la realidad, y la luz con la oscuridad y trae eso de un lado al otro, Rivi tenía que estar en esa frecuencia. Lo del escorpión se le ocurrió a Andy (Baiz) y me pareció genial porque le daba ese broche de oro al momento, porque el personaje estaba “de peyote” (drogado).
—¿Era un escorpión de verdad?
—Sí, son hermosos y no hacen nada, este no tenía veneno así que estaba tranquilo.
—¿Cómo fue el rodaje? ¿Cuándo? ¿Dónde?
—Fue en Los Ángeles, ambientado como si fuera Miami. Se rodó en el 2022, estuvimos todo el año aunque hubo algunos meses de interrupción por cuestiones de producción y agenda. Se armó una especie de familia, la mayoría éramos latinos, había colombianos, mexicanos y españoles y fue increíble. Andy es un director con mucha experiencia y supo armar un equipo con entusiasmo, energía y ganas, es admirable. Sofía (Vergara) tiene un humor increíble, tira chistes... Yo no podía creer cuando teníamos tiempos de espera bastante largos entre escena y escena y charlábamos y de golpe ella tenía la capacidad de, en un instante, entrar en personaje y colocarse.
—¿Y cómo vienen las repercusiones?
—¡Bien! Era esperable por la producción. La miniserie está armada de tal forma para que guste y enganche y tenga de todo un poco, con ese gusto de las series narcos y de la mafia que es muy atractivo. Yo por mi lado recibo comentarios de gente diciendo que le ha gustado, es increíble porque te puede llegar un mensaje de cualquier parte del mundo. Yo hice durante muchos años teatro y la relación es con la gente que pagó la entrada, pero ahora en un instante la serie la puede ver el planeta.
—¿En San Juan nació tu amor por la actuación?
—Sí, soy de San Juan, y cuando terminé la secundaria empecé en un grupo de teatro que se llama El círculo de tiza, que aún existe, y Juan Carlos, mi profesor, me enseñó. Mis amigos hoy son de ese grupo. Allá no había muchos lugares de formación y por eso fue importante y me marcó encontrarme con ese grupo de gente con el que hicimos gira por todo el país.
—¿Había artistas en tu familia? ¿Te apoyaron?
—No había actores, mis padres nada que ver. Cuando me fui de San Juan, donde no había una salida laboral que tuviera que ver con la actuación, me miraron raro. “Sí, hacé teatro pero estudiá otra cosa” me dijeron e incluso estudié, porque de alguna forma se me instaló ese miedo. “¿De qué voy a vivir?”, pensaba. Me faltaron unas materias para recibirme de licenciado en Administración de Empresas. Justo en ese momento me salió una beca del Instituto Nacional del Teatro para ir a Buenos Aires y me jugué por eso. Tenía 25 años.
—¿Ya conocías Buenos Aires? ¿Cómo te trató la ciudad?
—Yo había ido cuando estábamos haciendo gira con el grupo de San Juan, nos habíamos presentado en el Rojas. Me encantó ir, formarme, estudiar, encontrar directores. Los primeros tiempos fueron duros, pero recuerdo vivirlos con mucha ilusión, ya que en términos artísticos significaba mucho. Era un sueño, imaginate ser chico, soñar con ser actor y llegar y encontrarse con maestros que uno quería ver. Me gusta formarme, los actores tenemos que estar siempre en actividad y yo estaba feliz.
—Y después, ¿por qué te fuiste al exterior?
—Hice una película, El cuarto de Leo (2009), que ganó varios premios y tuve el ofrecimiento para trabajar en España y me fui con esa propuesta. Años más tarde con los Estados Unidos pasó igual, unos agentes de allá me propusieron algunos trabajos, empecé a venir seguido a Los Ángeles pero siempre con base en España, iba y venía hasta que un día fue más fuerte el vínculo y tomé la decisión y me mudé. Además el rodaje de Griselda fue largo.
—San Juan, Buenos Aires o España, ¿qué lugar te costó más dejar?
—La decisión más dura fue la de irme de Argentina, yo ya venía de irme de San Juan pero igual cuesta. Afuera tenés que encontrar un sentido de pertenencia y aceptar también que estás lejos. Vuelvo unas dos veces al año, capaz para marzo esté por allí. En San Juan tengo a mis padres, amigos y muchos sobrinos. Cuando me fui de mi casa era una época dura, hablábamos por teléfono de línea los domingos, teníamos nuestros días. Hoy es todo diferente.
—¿Cómo vive tu familia este momento tuyo?
—¡Les encanta! Con el estreno de Griselda estaban muy ansiosos. El 25 de enero cuando estrenó por Netflix se juntaron a comer asado y a verla.
—¿Se puede decir que hoy tu ciudad es Los Ángeles?
—Sí. Siento que anduve rodando mucho pero a esta edad necesito quedarme quieto un poco, no estar moviéndome siempre. Desde hace unos años que acá la cultura y el mercado latino vienen creciendo de una manera muy fuerte, los primeros exponentes fueron Antonio Banderas, Salma Hayek y después vinieron muchos más.
—Y el idioma, ¿fue un obstáculo en algún momento para trabajar en los Estados Unidos?
—Es algo que fui incorporando. Yo algo de inglés sabía pero fue un desafío muy grande, así que seguí estudiando para incorporarlo a la actuación, ahi se requiere que esté más automatizado ya que hay que interpretar, hay que hacer un reconocimiento del lenguaje que va más allá. Lo trabajé mucho y se puede, no es imposible y llega un momento en el que dejó de ser una traba, me ayudé trabajando mucho con textos de Shakespeare.
—¿Algo confirmado para el 2024?
—Aún no. Estuve muy abocado a Griselda todo el 2022 por lo que ese año no podía hacer nada más y después vino el paro en Hollywood [N.de la R.: los actores estuvieron de huelga entre el 13 de julio y el 3 de octubre y los guionistas entre el 2 de mayo y el 27 de septiembre]. Ahora que se levantó, estoy viendo proyectos y haciendo audiciones.
—¿Qué hacés en tu tiempo libre en Los Ángeles?
—Vivo cerca de la playa así que voy a caminar o correr, cuando se puede me meto al mar. Me gusta leer, me gustan los libros de papel. Y terminé un curso de actuación y otro focalizado en Shakespeare, siempre es bueno estudiar, organizar conocimientos y encontrarse con compañeros.
—Seguramente el éxito de Griselda te abrirá puertas. ¿Te gustaría volver a actuar en la Argentina?
—Si surge algo en mi país, sí. Por ahora estoy contento con todo lo que me dio esta serie, con actores increíbles y un equipo super talentoso de creadores. Se hizo con mucho amor.
—¿Extrañás?
—Sí, muchas cosas me remiten a la Argentina, pero aprendí a tener esta relación a la distancia porque es necesaria, para no sufrirlo. Me encanta ser argentino, volver de visita y poder trabajar afuera para desarrollarme profesionalmente.
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