Martín fierro de cine: de los saludos eufóricos de Su a la “falsa demora” de Mirtha y un Benjamín Vicuña, enamorado
La Usina del Arte se engalanó para recibir a las figuras del cine y las series; aunque al aire la noche estuvo marcada por los discursos políticos, bajo el escenario reinó la camaradería y los reencuentros se sucedieron hasta el último corte
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Cincuenta y dos días después y a 32 cuadras de la última entrega de los Martín Fierro de Televisión que se realizó en el Hilton, la ficción tuvo su merecida revancha: anoche en la Usina del Arte se reconoció a lo mejor del cine y las series estrenadas en streaming en lo que fue la primera entrega de premios de Aptra (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas) realizada exclusivamente para el género. 34 películas y 10 series dijeron presente y la fiesta tuvo ese brillo y esplendor que solo los actores saben aportar.
“¿Querían ficción? Premiamos la ficción”, dijo Luis Ventura a LA NACIÓN, en la alfombra roja al ser consultado sobre cómo surgió la idea de armar la ceremonia que esperan sea la primera de muchas ediciones. Pero además, el actual presidente de Aptra redobló la apuesta al contar que le habían ofrecido hacer los Martín Fierro de Teatro, pero que había que evaluarlo, ya que hay muchas asociaciones que distinguen a la cartelera argentina. A diferencia de otras ocasiones, esta vez en la premiación, que contó con la conducción de Mariana Fabbiani y Benjamín Vicuña, no hubo cena, aunque después de la transmisión Aptra y América tenían preparado un cóctel para todos los invitados.
Una de las primeras en llegar, alrededor de las 20.30, fue Soledad Villamil, que dos horas más tarde se hizo con la estatuilla a mejor actriz de reparto por su rol en Goyo. La artista ingresó de la mano de su hija y aseguró que la poca cantidad de ficción sería uno de los temas de la noche: “Es el elefante dentro de la habitación”. Apenas segundos después desfiló por la alfombra Benjamín Vicuña, anfitrión de la gala, que para deleite de la prensa estaba acompañado de su novia Anita Espasandin. Esta pareja se llevó todas las miradas y los fotógrafos captaron todo: los besos, las manos entrelazadas y los guiños cómplices. Es que recién es la segunda vez que están en un evento de esta magnitud juntos (la primera fue cuando el 12 de septiembre asistieron a la cena de la fundación Discar), aun así y con la excusa de que tenía que ir a conducir, el actor logró esquivar a varios cronistas que lo perseguían para conseguir alguna declaración.
Siempre puntual, llamo la atención de los presentes la “demora” de la ahora “doctora” Mirtha Legrand. Es que en realidad la Chiqui había llegado bien temprano al lugar, pero a diferencia del resto de las entregas no pasó por la alfombra ni posó para los fotógrafos. Desde la organización le apartaron un espacio en camarines para que hiciera su aparición en público cual estrella recién pasadas las 22.30 y directamente cuando recibió el Martín Fierro de Brillantes por su extensa carrera en el cine que comenzó en 1940 con Hay que educar a Niní. Teté Coustarot fue la encargada de entregarle el reconocimiento a su amiga. Si bien la exmodelo y conductora se había mostrado ansiosa por los homenajes que se realizarían durante la ceremonia, había logrado guardar la sorpresa de cuál la tendría a ella como una de las protagonistas.
¿Quién fue la primera en ir a saludar a la Chiqui? Sí, Susana Giménez, costumbre que adoptó para todos los eventos en los que coinciden. A Mirtha le arrimaron una silla para que pudiera estar más cómoda y su colega sin dudarlo subió al escenario para intercambiar un abrazo y algunas palabras. Justamente la conductora de Telefe, que fue homenajeada por los cincuenta años de La Mary, estaba en el auditorio desde antes de las 21 y estaba ansiosa por el comienzo de la ceremonia. En un momento, se acercó a Mariana Fabbiani, que se estaba terminando de preparar para abrir la entrega, para desearle éxitos.
Durante esa previa, Susana ya se había levantado de su butaca para saludar a Luis Brandoni (otro de los homenajeados de la noche). “¡Te amo!”, le gritó ella y él se acercó para abrazarla. A la dupla se le sumó Graciela Borges y se quedaron hablando durante unos minutos hasta que se tuvieron que acomodar en sus lugares para el inicio de la transmisión.
Y así como llego temprano y sola -esta vez no la acompañaron su hija Mercedes ni sus nietos Lucía y Manuel-, también se fue temprano. Alrededor de las 23.30, luego de su paso por el escenario, la diva dejó el auditorio y en su recorrido hasta la puerta, al ser consultada por la prensa por la situación del Incaa dijo que estaba a favor de que se financie el cine, pero aclaró: “No cualquier cosa, si es un libro bueno sí. Igual no sé yo, hace más de treinta años que hago TV, hice una película y nada más”. Un detalle de color (verde) es que Giménez se sumó o la moda circular y lució el mismo mono que había usado para su programa hace dos semanas cuando tuvo a Wanda Nara en su living.
Guillermo Francella, Soledad Silveyra, Nancy Dupláa, Mercedes Morán fueron algunos de los actores que no pasaron por la alfombra roja. En contrapartida, quienes sí dijeron “presente” y se hicieron notar cual estudiantes en viaje de egresados fueron los elencos de El amor después del amor y División Palermo, la última ficción con Santiago Korovsky como “coordinador”. El protagonista y director de la serie de Netflix a la hora de las notas se encargó de que todos sus compañeros tuvieran lugar y hablarán. “Estamos nominados a los Emmy, pero quien no jugó de chico a decir ‘Gracias Aptra’”, dijo divertido y entusiasmado.
Mina Serrano, protagonista de la serie Cris Miró (ella), llegó especialmente desde México, en donde estaba trabajando, para poder asistir a la entrega y lo hizo con un look tan sensual como atrevido: un vestido negro cerrado al cuello y con mangas largas, pero con un tajo al costado que iba desde los hombros hasta los tobillos. Además, en diálogo con LA NACIÓN, la española confesó que la ficción le abrió las puertas de este lado del océano tanto en lo profesional como en lo personal: “Lo que más me gustó de acá, es la carne argentina”, dijo consciente de lo que significa el doble sentido de la frase y agregó que si bien “algo hay” en el país no está en pareja con nadie, pues “tampoco para tanto”.
Con Serrano compartían terna Pochi Duasse y María Rosa Fugazot, que llegaron al mismo tiempo a la alfombra, ambas dirigidas por la dupla Cohn-Duprat (una por El encargado y la otra por Nada) se mostraron felices y radiantes por la nominación, tras años de trabajo. “A mi edad no imaginaba estar acá y que me reconozcan en la calle y me pidan fotos”, dijo quien encarna a Beba en la ficción de Francella y en contraposición confesó que le costó mucho tener que decir malas palabras para su papel: “La gente de mi edad no dice esas cosas, me daba vergüenza por mis nietos y bisnietos”.
Los cortes fueron pocos, pero lo suficientemente extensos para que algunos de los artistas como Nancy Dupláa, Soledad Silveyra o Cecilia Roth se escabulleran del auditorio para ir al baño, cruzarse con colegas y saludarse en los pasillos. Hasta algunos invitados, -no famosos valga la aclaración- se acercaron a la sala de prensa para buscar alguna empanada o porción de pizza fría que quedaba rezagada. Para cenar, las celebridades tuvieron que esperar hasta el final de la entrega cuando Aptra y América los invitaron a un cóctel especialmente preparado para ellos.
El cambio de butacas a mesas se hizo sentir y durante el último corte antes del Oro las figuras continuaron saludándose. En una noche en la que en pantalla reinó el discurso político, bajo el escenario el clima era de reencuentro y camaradería. En un pasillo, Carla Peterson con su estatuilla a mejor actriz protagonista de comedia por No me rompan, conversaba con Marco Antonio Caponi y Mónica Antonópulos. Natalia Oreiro se cruzó con su Martín Fierro en la mano para saludar a Mercedes Morán, otra de las ganadoras, que estaba sentada en primera fila. Unos pasos atrás, Leonardo Sbaraglia saludaba con una sonrisa a una chica que le había pedido una selfie hasta que se escuchó al director gritar “aire”. Los conductores anunciaron el primer Martín Fierro de Oro de Cine que paradójicamente se lo llevó un protagonista de serie (o un actor fuera de serie también): Guillermo Francella.
Faltando casi quince minutos para la una de la madrugada, Ventura pidió -como lo hace en otras ediciones- una foto de todos los ganadores sobre el escenario. Estatuillas en mano, los artistas se siguieron saludando, pero miraron a cámara atentos y así se consiguió la primera postal de una nueva era, la de los primeros Martín Fierro dedicados exclusivamente a la ficción.
Con la colaboración de Gustavo Lladós
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