El exitoso humorista, comediante y músico conversó con LA NACION luego del estreno en Prime Video de su show Bossi, teoría de la involución y en medio de la gira internacional que realiza por Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda y España
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“A la vieja usanza”, dice Martín Bossi, luego que la comunicación por videoconferencia fracasara y el teléfono tradicional sea el modo para establecer la charla con LA NACION. El actor se encuentra en la ciudad de Miami, uno de los puntos que incluye la gira internacional en la que está presentando Bossi Live Comedy, el show con el que se desafía a sí mismo y demuestra que el humor es un lenguaje que puede trascender fronteras.
“Odio el Zoom, amigo, lo odio”, reafirma como si quedaran dudas y recurriendo a la muletilla “amigo” que repetirá varias veces a lo largo de la conversación. Hay algo vintage en los modos de Bossi, en su reivindicación permanente del barrio y, quizás, también en su arte, aunque esta condición no desmerece su propuesta sino que le imprime un halo emocional. Ese universo se despliega también en Bossi, teoría de la involución, el big show registrado de manera audiovisual que acaba de lanzar la plataforma Prime Video y que permite que su trabajo se irradie en todo el territorio nacional y en los principales mercados internacionales.
El espectáculo que Bossi está ofreciendo en el exterior tiene características de show. “Una valija, un perchero, un pianista y yo”, enumera el hombre nacido en el conurbano sur, eufórico por el gran momento que atraviesa. Luego de las funciones en Miami del último fin de semana, continuará su derrotero por Dublín, Londres, Sevilla, Valencia, Alicante, Palma de Mallorca, Barcelona, Bilbao y Madrid. “Me he preparado para todo esto. Es un sueño y los sueños a veces se cumplen”.
A la hora de pensar en su última propuesta, describe algunos de los tópicos en los que se ha cimentado su pisada en el escenario: “Solito con mi alma hago música, toco instrumentos, imito, digo monólogos y hablo con la gente; todos los elementos de un showman puestos al servicio”, describe.
-El humor es un lenguaje que puede estar sostenido en localismos, distinto sería si viajás con una versión de una obra de texto universal. ¿Sentís que es un doble desafío?
-Te voy a refutar lo que decís.
-Te escucho.
-En tiempos de globalización, no hay nada más fácil que salir del país. El planteo que hacemos en este show atañe a todas las culturas. Si yo hablo que soy adicto a las series, sobre la pérdida del amor y el romanticismo, o si comparo a Maluma con Freddie Mercury, me parece que son temáticas inherentes a todos. Nuestro show habla de las necesidades humanas y, en ese sentido, todos necesitamos del amor y la risa. No tuve que cambiar una sola palabra del espectáculo para hacerlo fuera de la Argentina. No creo en las fronteras, eso es un negocio.
Bossi cuenta que hizo un trabajo de promoción importante para conquistar al público del estado de La Florida, un punto habitualmente esquivo a las expresiones teatrales. “El que trabaja en Argentina lo puede hacer en cualquier lugar del mundo”.
-¿Por qué sentís eso?
-En nuestro país las cosas no son fáciles, eso lo convierte en una gran escuela. Si algo tiene Argentina de positivo es que nos prepara para todo, aunque se padezca el desarraigo. No es por hablar bien de nosotros, pero, al recorrer el mundo, te das cuenta que somos muy capaces. Somos mejores de lo que pensamos.
-Las dificultades en las que históricamente se desarrolla el país hacen que se descubran potencialidades y habilidades que, quizás, quien tiene todo un poco más cómodo, desconoce.
-Venimos de abuelos que vivieron la guerra, con lo cual eso nos ha convertido en un pueblo sufrido. Ahora se da la inversa y mucha gente se va.
En cámara
-La televisión ofrece contenidos bastante pauperizados y vos, preservando el interés de tus espectáculos en vivo, no participás de ese medio con asiduidad.
-No critico a la televisión, tengo muchos amigos ahí que hacen lo que pueden con el poco presupuesto que hay. Por otra parte, es el huevo o la gallina. ¿Qué pasa con el público cuando se ofrecen propuestas culturales? ¿Consume esos programas? Creo que hay una lógica de valorar otras cosas, una decisión que viene de mucho más arriba, incluso de más arriba de un gobierno. Se trata del abaratamiento de la vida, de eso hablo en el espectáculo.
-¿Por qué te corriste de la televisión?
-Es solo un tiempo de paréntesis de la forma clásica, porque he participado de propuestas en otros formatos como el que proponen las plataformas. Incluso, ahora mismo, con el lanzamiento de una propuesta audiovisual.
En Bossi, teoría de la involución, registrado en la sala del Teatro Astral, el humorista apuesta a esa mixtura que abraza música y parodias y, sobre todo, un fluir permanente en la comunicación presencial con la platea. Además, continuando con su labor en las plataformas, durante la temporada 2024 estrenará una nueva propuesta en tono de comedia que lo cuenta como protagonista y que se verá por Star+. “No me corrí de lo audiovisual, sino de la televisión tradicional y por una cuestión de sanidad, ya que trabajo mucho en teatro”, reafirma.
-Tu contacto con el público es un basamento fundamental de tus espectáculos.
-Lo llamo empatía. El público nos ve como una estrella o una celebridad. Si bien soy del medio, tengo muy claro que la gente me ubicó en el lugar en el que estoy. Salvo que haga una comedia clásica, no necesito tener a otros actores al lado mío, porque el rol de partenaire lo cumple la platea.
-¿Por qué hablás de “teoría de la involución”?
-Porque estamos refutando la teoría de Darwin acerca de la evolución del hombre. Fijate que John Lennon le hablaba a la paz y hoy llena el Madison Square Garden gente que canta: “Si tu novia no te mama el cul…”, o: “Aquí está tu tiburón, tu cul... se merece todo”. Ni hablar de las series de narcos o zombies, cuando antes veíamos películas de amor. Eso es involución. Los poderosos del mundo llevaron a la humanidad a la soledad, la división y el odio. En mi espectáculo hablo del romanticismo y el arte de los grandes artistas.
Expandir el amor
-¿Cuántas veces sentías que “involucionabas” y cómo te superaste?
-Es una resistencia, busco no caer en eso, abro los ojos y me alerto. Leo, escucho buena música y, en el amor, trato de vincularme personalmente, de ser empático y que un “like” no sea la comunicación con la otra persona.
-Hablás del amor y sos muy inteligente y enigmático en el manejo de tu vida privada. Alguna vez se te vinculó a Graciela Borges y vos has confesado ser una persona “muy sexual”, pero sugerís antes que mostrar.
-El conocimiento me da la libertad para no depender de tener que mostrar a una mujer para vender mi producto. Tenía dos caminos, estudiaba, me preparaba y, entonces, podía no depender de mi vida privada; o hacía lo que muchos hacen, vendiendo el producto a través de divorcios, paternidades, intimidades de la vida privada. ¿Cuánta gente basa su carrera a partir de mostrarse en la playa con la chica de turno, luciendo el nuevo tatuaje y el cambio de color de pelo? No es lo mío, no me gusta. Si no tuviera la capacidad de subirme a un escenario y depender de mí mismo, quizás hubiese tenido que apelar a otras cosas, como mostrar el día a día de mi vida personal para que se hablase de mí. De todos modos, ahora me río más cuando alguien habla sobre mi persona, aunque, sobre todo en torno al amor, la mayoría de lo que se cuenta sobre mí es irreal. El periodismo de investigación cayó mucho.
Ironiza, sabiendo que lo que se guarda es mucho más que lo que se dice sobre su vida: “Me dicen negador serial, pero es que se inventa mucho”. Bossi habla con celeridad, con el mismo vértigo que les imprime a sus espectáculos, pero deja en claro que, a los 49 años, también se permite el tiempo para pensar en cuestiones que hacen a su interioridad: “Osho dice que a quienes matan se los premia, se condecora con galones a los grandes generales que ganan batallas. Al que más mató, más se lo premia, pero nadie reconoce a los amantes, sino que se los condena. A mí, por amar, querer, disfrutar del sexo de forma responsable -más allá de engañar a alguna novia de adolescente, como hicimos todos-, se me acusa. Escucho ´Martín es bravo´, como si amar y disfrutar del sexo fuese condenable. Así es el mundo en el que vivimos”.
-¿Qué lugar ocupa la vida sexual en tu vida?
-El mismo de todos...
-Hay gente que es poco sexual...
-El sexo es hermoso, si es con amor, mucho mejor. Cuando he tenido sexo con amor fue de lo más inigualable.
-No siempre sucede.
-Cuando no llegó el amor, el sexo fue de manera responsable, cuidado y también estuvo buenísimo, como comerse un buen asado o jugar al fútbol. Hermano, esos son los placeres de la vida.
-Si bien aún en el rol de showman estás mediado por una composición ficcional, en Kinky Boots la composición fue profunda, al punto tal de interpretar a una persona travestida. ¿Cómo fue la experiencia?
-Fue de lo más maravilloso que hice en mi vida, gracias a Ricky Pashkus que se jugó a hacerlo con un comediante de mi estilo. Me dijo: “travestite y hacé un musical”. Fue hermoso trabajar con él, con mi compañero Fernando Dente y conocer a Cindy Lauper, la creadora de la música de la obra. Fue una experiencia que me abrió mucho.
-¿Qué balance hacés de tu composición?
-Meterme en el mundo drag fue un acto de libertad absoluto, es un universo que respeto, tiene una mixtura entre lo masculino y femenino que me seduce mucho.
-La comunidad LGBT+ se acercó a vos y agradeció tu trabajo.
-Kinky Boots ayudó a que me conocieran, porque, finalmente, hay ciertos prejuicios. La parte femenina que tengo, la disfruto, porque es mi costado más sensible, se lo debo a mi mamá y a mis tías. Lo masculino lo heredé de mi papá.
-Las generaciones más jóvenes ejercen la sexualidad desde un criterio expandido. En algunos casos, el enamoramiento hacia otra persona se establece a partir de un vínculo que trasciende el género, que deja eso en segundo plano. En este sentido, ¿sentís que podés elegir ese camino?
-Me parece excelente lo que hacen los pibes hoy, son de una evolución mayúscula. Respeto todo. Amigo, en los noventa me puse un aro, me calzaba los chupines y me delineaba los ojos. No considero que la pollera sea un patrimonio de la mujer. Hoy te puedo decir con orgullo que soy un hetero que ama y disfruta el sexo con la mujer. El cien por ciento de las veces que elegí tener sexo fue con una mujer. He jugado al fútbol, comido asados y actuado en el escenario con hombres y mujeres, soy muy bisexual en todo, pero disfruto mucho el sexo con mujeres. Si mañana me enamorase de un hombre, no tendría ningún inconveniente; lo mismo si me sucediera con una palmera, dos mujeres o dos hombres, estoy preparado para todo. Me chupa un huev… la masculinidad, aunque hoy me acueste con mujeres.
-Allí no hay involución, la evolución social alejó la condena.
-Antes, el tipo que se acostaba con tipos era condenado, hoy eso no sucede. Hay un gran nivel de aceptación, pero a mí me gusta acostarme con mujeres.
Proyectarse
-Hablabas de haber cumplido un sueño, ¿sos de focalizar y buscar la concreción de los deseos? ¿Racionalizás la construcción del futuro?
-Soy un chico que sueña despierto todo el tiempo. Mucho de lo que me pasó, lo deseaba, pero hubo sorpresas que no estaban en mis planes, que nunca imaginé. Tengo a mi propio Dios, que no es el que me impusieron, y me ha consentido, me ha dado mucho, aunque no todo. En este momento hay cosas que me están faltando.
-¿Qué te sacó Dios?
-He perdido a mucha gente que amaba, pero ha sido la decisión de Dios, todo es a su voluntad. Se fueron mi padre, abuelos, varios tíos y primos. Éramos una familia tana enorme y hoy somos un grupo muy reducido. Hay que aprender a convivir con esos dolores. Por otro lado, también Dios me premió, me compensó, por eso disfruto de este paso efímero por la tierra, un camino muy cortito.
-¿Alguna vez te mareó la fama? ¿Tuviste que “involucionar” para recuperar a esa persona que habías sido?
-A mí me marea la fama de los otros.
-¿Cómo es eso?
-Es muy tedioso ver la parodia del artista que uno ve tan frecuentemente en el medio. Mucha gente cree que, porque se es conocido, hay que ir rodeado de un séquito de personas. Eso me da mucho pudor, vergüenza. A esa gente que se sobrevalora, el “Negro” Dolina la llama “bobaristas”; le exigen a su entorno que los traten como tales. Me dan pena, pero me divierten, hago un consumo irónico de todo eso. Las sigo en las redes sociales, porque me llaman mucho la atención. Cuando la gente no se sabe mirar, me parece -sarcásticamente hablando- muy divertido. No lo justifico en nadie, pero cuando Diego Maradona decía que era dios, lo tomaba; si Charly García sale vestido de enfermero o andando en limousine, lo tomo; pero hoy la vara es tan baja que alguien que baila dos coreografías se considera eso. Es muy tremendo. Es parte de la decadencia cultural que vive el mundo. Cualquiera es cantante o bailarín y la exigencia del público es tan baja que termina creyendo eso. Yo no soy una estrella ni una celebridad.
-¿Qué sos?
-Soy un gitano, un vagabundo, un curioso que cumple sus sueños y que sabe manejar un escenario, porque he estudiado mucho para poder lograrlo.
En 2025 hará un nuevo musical -posiblemente una versión de Los productores-, pero, antes, durante el próximo verano estará en la ciudad de Mar del Plata ofreciendo Bossi Live Comedy en el Teatro Mar del Plata, una de las salas de Carlos Rottemberg, y luego transitará el invierno porteño en el Metropolitan.
-¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
-Hace una hora.
-¿Por qué?
-No te puedo decir demasiado...
-Se llora por dolor o por emoción...
-Un productor me propuso actuar en el lugar que soñaba de chiquito. Me puse a llorar delante de este hombre. Parece que Dios escucha.
-Contame más.
-No puedo. Es algo muy importante...
-¿La propuesta es para Argentina?
-No.
-¿Dónde?
-Nueva York.
-¿Carnegie Hall?
-No te lo voy a decir, no debo contarlo.
-Un deseo que se cumplirá.
-De chiquito decía “quiero actuar ahí”. Después de eso, me puedo volver a dedicar a dictar clases de tenis.
-Te percibo nostálgico.
-No creo que todo tiempo pasado fue mejor, soy una persona que no olvida, pero no creo ser nostálgico.
-¿Qué recuerdo tenés de tu papá?
-Tengo su firma tatuada en mi brazo, no sé si eso te responde. A mi mamá le puedo agradecer todo en vida. Ellos me invitaron a esta fiesta, donde conocí a Dios, puedo ver el sol y descubrí el teatro que me salvó la vida, si no todo hubiese sido muy aburrido. Pero también me trajeron a una fiesta que, a veces, es más cruel. Vivo en un VIP, porque soñaba que mi barrio fuera el mundo y que, a donde fuere, la gente me dijera “hola Martín”. Y lo logré.
-Nombrás mucho a Dios.
-Sí, tuve que reconstruirme en cuanto a la religión que me impusieron, como nos vamos deconstruyendo con el sexo. Armé mi religión, que tiene su propio Dios. No necesito más.
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