"Durante mucho tiempo pensé que alguien tenía algo personal conmigo. Con cada nueva adversidad, protestaba, e incluso le protestaba a Dios, preguntando: '¿cuánto más voy a tener que soportar'?". Con la sinceridad que lo caracteriza, el actor Mark Ruffalo hizo esas declaraciones a la revista Parade, en cierta forma englobando la dura vida que tuvo antes de ser mundialmente conocido, triple nominado al Oscar, y uno de los mejores intérpretes de su generación.
En su adolescencia, Ruffalo nunca se sintió acompañado, y él mismo se definía como un lobo solitario, alguien que ocultaba el bullicio interior, aquel que estaba dominado por la ansiedad. "Siempre fui muy melancólico, ansioso, y por lo general me sentía miserable, no sabía cómo vivir en este mundo al advertir acerca de la fragilidad de las cosas". Ese pensamiento sobre lo efímero lo llevaba a esos estados depresivos de los cuales salía cuando iba al teatro porque, incluso siendo parte del equipo de lucha de su colegio (experiencia que traspoló al film Foxcatcher), no interactuaba con facilidad con sus compañeros. "Terminé dejando el último año, quería hacer otra cosa con mi vida y siempre la mirada se me iba a las clases de teatro", contó. "Era un momento en el que estaba perdido, solo fumaba, caminaba sin rumbo, deambulaba por ahí, me sentía un freak que no podía integrarme a ningún grupo", llegó a manifestar.
Luego del divorcio de sus padres que entristeció profundamente al actor, Ruffalo comenzó a estudiar actuación en el Conservatorio Stella Adler en Los Ángeles y así, a sus 19 años, mientras tomaba clases y se mantenía trabajando en un bar, su estado anímico iba mejorando. "De repente, había encontrado mi propósito". Sin embargo, en 1994, volvió a sucumbir a la depresión por el suicidio de Michael, su mejor amigo de la escuela, a quien lo unía un lazo especial. De hecho, el actor recordó en varias ocasiones cómo se juntaban a hablar acerca de la tristeza que los invadía. "Cuando murió, me deprimí muchísimo, entré a un lugar de oscuridad, pero al mismo tiempo su partida me enseñó a valorar la vida, por lo cual actuar fue mi vía para aludir a esa clase de cosas", aseguró.
Un presagio, un diagnóstico y el comienzo de una lucha
Una de las más sensibles actuaciones de Mark Ruffalo la podemos encontrar en el film de Kenneth Lonergan -con quien ya había colaborado en teatro-, Puedes contar conmigo, del año 2000. En esa misma época, cuando su carrera estaba despegando, conoció a Sunrise Coigney, se casó con ella ("la vi y supe que iba a ser mi esposa", contó), y al año siguiente tuvieron al primero de sus tres hijos, Keen. Unas semanas antes del nacimiento del pequeño, Ruffalo tuvo un sueño sobre el que suele explayarse incluso en la actualidad, a sus 52 años, como si todavía intentara encontrarle un significado a esa triste coincidencia.
"Soñé que tenía un tumor cerebral y me desperté llorando. Era muy real, iba al médico, me lo diagnosticaban, era aterrador", contó. Al poco tiempo, le descubrieron que efectivamente tenía un tumor en la cabeza, benigno, al que extirparon no sin consecuencias. El rostro del actor quedó parcialmente paralizado. Según Ruffalo, se imaginaba que su cara se movía, pero cuando iba al espejo, éste le devolvía otra imagen. La recuperación llevó un tiempo pero, en un viaje en auto, empezó a pestañear y tanto él como su esposa gritaron de la alegría. "Luego lloramos muchísimo, habíamos pasado por muchas cosas en solo tres meses, y yo había podido recuperar la movilidad de mi rostro, fue un momento increíble".
Tiempo después, el actor reveló que uno de sus confidentes respecto a esa pesadilla fue un médico que se encontraba en el set del film de M. Night Shyamalan, Señales, el cual tuvo que abandonar cuando fue diagnosticado. "Le conté pensando que iba a creer que estaba loco, pero él me revisó, y desde entonces somos grandes amigos", añadió. "Por lo tanto, cuando miro hacia atrás, no lamento lo que me pasó, fue otra lección para apreciar aún más los buenos momentos", subrayó.
La muerte de su hermano, un antes y un después
En 2005, Mark y Sunrise le dieron la bienvenida a su hija Bella Noche y, en 2007, a Odette. Ese mismo año, Ruffalo brilló en el papel del Inspector Dave Toschi en el gran film de David Fincher, Zodíaco, y ya tenía otros proyectos en carpeta para el año siguiente, sin saber que iba ser el más difícil de su vida. El 1° de diciembre de 2008, su hermano menor, Scott, fue encontrado en su casa de Beverly Hills con una herida de bala en su cabeza. Una semana más tarde, fallecía en el hospital a los 39 años. Si bien la policía determinó que se trató de un homicidio, un testigo -y eventual sospechoso- que se encontraba en la casa el día del hecho, falleció de sobredosis al poco tiempo, por lo cual el caso no pudo resolverse. Asimismo, hubo versiones cruzadas acerca de si Scott propuso jugar a la ruleta rusa esa fatídica noche, algo que jamás pudo corroborarse.
Cuando leí el guion de Mi familia, Paul me hizo acordar mucho a Scott, compartían el mismo espíritu, sentido del humor, su forma temeraria de vivir
"Nunca sentí que Scott fuese mi hermano menor porque se comportaba como el mayor, siempre incentivándome para que ordene mi vida, y para que me vaya bien. Lo conocía todo el mundo, en las reuniones siempre me preguntaban si yo era el hermano de Scott, era muy querido, era una persona increíble", contó el actor. El destino quiso que en 2010 le llegue el guion de la película de Lisa Cholodenko, Mi familia, donde interpretó al carismático Paul Hatfield, papel por el que recibió su primera nominación al Oscar como mejor actor de reparto. Para Ruffalo, ese papel no fue uno más en su carrera: fue el primero que lo conectó con su hermano. "Cuando leí el guion, Paul me hizo acordar mucho a Scott, compartían el mismo espíritu, sentido del humor, su forma temeraria de vivir, esa manera en la que se devoraba el mundo. Quise rendirle un homenaje a través de mi actuación, como una forma de capturar algo de él, algo de lo hermoso que era como persona", declaró.
"A veces me pregunto si pude haber hecho algo para salvarlo y vuelve la culpa, pero trato de ir hacia el pensamiento más saludable, para poder hacer el duelo de otra manera, porque es algo que nunca voy a superar, sigo tomando estas tragedias y les intento dar un sentido. Busco que cada día valga la pena", expresó. En diálogo con The Telegraph, Ruffalo confesó que la muerte de su hermano lo condujo a realizar un cambio de vida. "Su muerte fue la gota que rebalsó el vaso, me recordó que la vida es corta, y que tenés que hacer lo que querés mientras tengas esa posibilidad". Por lo tanto, cambió de agente, dejó su departamento de Los Ángeles y se mudó con su familia a Nueva York, lugar que marcó una suerte de renacimiento.
Sé que esto es verdad
Uno de los últimos papeles de Ruffalo fue en la miniserie televisiva de Derek Cianfrance, I Know This Much Is True, basada en las memorias de Wally Lamb, y estrenada en mayo por la pantalla de HBO. En la producción, el actor interpretó al álter ego de Lamb, Dominick Birdsey, y a su hermano gemelo, Thomas, quien sufre de esquizofrenia.
La producción es lo más oscuro que ha hecho Cianfrance hasta la fecha, con quien Ruffalo quiso trabajar luego de ver Blue Valentine y The Place Beyond the Pines. En una desgarradora escena, Dominick se pregunta qué puede hacer para salvar a su hermano, y las lágrimas caen sobre el rostro de Ruffalo, quizá, como él mismo ha dicho, en uno de esos momentos en los que se expresaba a través de un personaje sobre su propia vida. Por esta razón, cuando el protagonista emite las últimas palabras de la miniserie, es imposible no pensar en el actor que le pone el cuerpo, y en cómo siempre, de cada tragedia, intentó quedarse con aquello que le permitiera avanzar: "Un día, finalmente, salí del bosque oscuro, dejé atrás mi pasado y el pasado de mi familia, tomando entre mis manos algo que considero cierto: que el amor crece al saber perdonar, y que la evidencia de Dios aparece en lo circular de las cosas. Esto, al menos, he advertido. Esto, al menos, sé que es verdad".
Durante mucho tiempo pensé que alguien tenía algo personal conmigo. Con cada nueva adversidad, protestaba, e incluso le protestaba a Dios, preguntando: '¿Cuánto más voy a tener que soportar'?
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