Marisol Otero, sobre su debut en cine: “Para filmar esta película aumenté 13 kilos”
La actriz, famosa por su trabajo en comedias musicales, hoy protagoniza Convaleciente, un comprometido y sensible film sobre el Alzheimer, las relaciones materno-filiales y la diversidad sexual
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Aunque en general este no sea un tiempo muy propicio para los artistas, Marisol Otero no tiene de qué quejarse: el jueves se estrenó en la sala Cinépolis de Mendoza su primer film como protagonista, Convaleciente, y el domingo volverá a ofrecer un recital en vivo, junto a Esteban Morgado, en la terraza del teatro Picadero. Ambos logros se suman a una carrera dedicada fundamentalmente a la comedia musical, un género en el que brilló desde un comienzo como protagonista de La Bella y la Bestia y luego prosiguió haciéndolo en Grease, El violinista sobre el tejado, Pasión bohemia, Jesús de Nazareth, El Che, Edipo y Yocasta y Mamma Mia!, entre numerosos títulos de aquí y de allá. “A veces me da culpa sentirme feliz en medio de este caos, pero si no me agarro de estos momentos para salir adelante..., lo importante es no bajar los brazos y ser resiliente”, afirma a LA NACION la actriz y cantante, quien en 2017 fuera declarada Personalidad destacada de la cultura por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Convaleciente es la ópera prima de Matías De Leis Correa y está inspirada en su propia historia familiar: la de su abuela, que sufría de Alzheimer y no podía movilizarse; la de su madre, que se dedicó a cuidarla, y la de él mismo, que en algún momento dudó sobre su identidad sexual. La acción transcurre durante un solo día, el del cumpleaños número 70 de Nilda, en un barrio de clase media baja muy reconocible. “Este es un sueño hecho realidad; siempre quise hacer cine, pero pensé que el tren ya había pasado hasta que en 2019 conocí a Matías y me ofreció este regalo maravilloso: un personaje lleno de matices, tremendamente comprometido y muy diferente a todos los que había encarnado en el teatro”, comenta Otero sobre Catalina, la agobiada madre que intenta sacar a flote (aún con sus errores) a su entorno más íntimo. “Por la película y el personaje no dudé en hacer todo lo que había que hacer: ¡hasta aumenté 13 kilos! Aparezco todo el tiempo sin maquillaje y luzco muy desmejorada, pero no importa, hoy estoy muy feliz con el resultado final”, asegura la actriz.
“Yo creo que la película va a generar mucho eco entre el público, sobre todo por lo que nos está tocando vivir durante la pandemia. Es que Convalecencia habla de la enfermedad del ser amado, del cuidado de la gente mayor, del encierro en una casa, todos temas que nos interpelan hoy en día”, sostiene la intérprete.
La locación donde fueron rodadas prácticamente todas las escenas del film es la vivienda original de la abuela del director, y la silla de ruedas utilizada perteneció, asimismo, a su otra abuela. Una falleció en 2014 y la otra en 2019, y ambas se llamaban Ema. Ese marco tan personal, ¿le agregó una emotividad extra al rodaje? “Claro que sí. Fue muy fuerte estar todo el tiempo en esa casa. Y en lo que a mí respecta, sentí una enorme responsabilidad por ser fiel a esa historia que no me pertenece, pero que bien podría ser la mía, ya que mi abuela también sufrió de Alzheimer y mi mamá la cuidaba. Así que además pude inspirarme en cosas que yo he vivido: entiendo muy bien eso de los nervios del cuidador, que de estar tan pendiente del enfermo se pasa a formar parte de esa enfermedad y a volverse loco. Esta experiencia me ayudó a entender y a no juzgar las distintas posturas que los familiares asumen ante un caso así, tal como muestra la película. Porque no todos vivimos de la misma manera la enfermedad del otro, a veces un hijo quiere, pero no puede hacerse cargo de la situación porque lo excede. Creo que en ese sentido la película puede disparar una charla enorme sobre el tema. Mi intención fue ayudar a Matías a inmortalizar la historia de su abuela, a la que tanto amaba, y yo creo que ella también nos ayudó. Yo sentí todo el tiempo que ella estaba ahí, apoyándonos porque es tan difícil hacer cine independiente, tener que autogestionar todo... en fin, esta película es un acto de amor y un milagro”, remarca Marisol.
Más allá de la problemática de las enfermedades, la vejez y la muerte, Convaleciente incluye un subtema de peso, también muy actual: el de la diversidad. “Eso es una de las cosas que más me encanta del film, que se trate con tanta aceptación las elecciones de cada uno, como hace la mamá con su hijo. En la elección en sí no está el conflicto, está en que el chico no termina de saber a quién quiere más, si a su novio o a una chica. La película tiene una mirada muy abierta sobre las elecciones personales con la que yo comulgo”, confiesa Otero, quien luego de compartir una escena con su propio hijo, Valentín, de 5 años (que personifica a un sobrino de su personaje), decidió conversar por primera vez con él sobre el amor hacia una persona del mismo sexo. “Los pediatras y los psicólogos te aconsejan que recién hables de ciertos temas con tus hijos cuando te lo demanden. El padre y yo decidimos adelantarnos porque a él justo le tocó decir en la película: `¿Lucas es el novio del tío Emanuel?´ Nos pareció entonces que estaba buenísimo que aprendiera desde chico que la diversidad es normal. Y entendemos que nos nos equivocamos porque él nos respondió: `Ah, mirá vos´. No hubo cuestionamientos ni peros. Fue un hermoso momento para nosotros como familia”, recuerda.
El film, realizado bajo el sistema de cooperativa, se rodó en poco más de un mes, en febrero de 2020, y luego fue sometido a un riguroso trabajo de postproducción durante más de un año (de ahí, probablemente, el excelente nivel alcanzado en los rubros de edición y sonido). Y más allá del notable y consagratorio trabajo actoral de Otero (en una veta opuesta a todo lo realizado hasta el momento) y del resto del elenco (en especial Graciela Muñoz y Sebastián Sinnott, como la abuela y el hijo), se destaca la banda de sonido de Fernando Nazar, que se convierte en un protagonista más de Convaleciente. Al final, durante los créditos, se puede escuchar el blues “Nomeolvides” (en referencia a la planta favorita de la abuela), que compusieron en conjunto Nazar y la actriz (más Hernán Ceballos y José Maradei) y que ella misma interpreta, fiel a su estilo, con fuerza y dulzura. La química entre ambos fue tal que trascendió el trabajo para la película y ahora se encuentran grabando un disco, el cuarto de Otero (luego de Un mundo mejor y los capítulos 1 y 2 de Musicales On The Rocks), que estará integrado “exclusivamente por temas propios y que contará con un dueto con Silvina Moreno”.
Antes, este domingo a las 13:30, Otero se presentará junto a Esteban Morgado en la terraza del teatro Picadero, con un show “pleno de canciones latinoamericanas, en el que habrá clásicos de Astor Piazzolla, Chavela Vargas, Jorge Fandermole, León Gieco, Fito Páez y de varios compositores brasileños”. Bajo el título de Canciones despeinadas, el recital “incluirá todos temas versionados, en general llevados a otros ritmos”, como “Resistiré” (del mexicano Dúo Dinámico), que abrirá el concierto en versión tanguera, porque “¿qué canción nos puede identificar mejor en este momento que esta?”, concluye.
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