Conocida en todo el mundo por su protagónico en La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales, la vida amorosa de Mariska Hargitay es muy distinta a la de su personaje, la teniente Olivia Benson. La actriz, que durante toda su vida cargó con el peso de ser la hija de una de las grandes divas de Hollywood y de estar presente en el trágico accidente en el que murió, había perdido las esperanzas de enamorarsecuando conoció, en un capítulo de la serie, a su verdadero "príncipe azul".
La infancia y adolescencia de Hargitay no fueron sencillas. Su madre era Jayne Mansfield, uno de los íconos de Hollywood de los 50, y su padre fue Mickey Hargitay, un húngaro que saltó a la fama por convertirse en Mister Universo por sus músculos y su aspecto. Fue un romance lleno de idas y vueltas. De hecho, la pareja estaba divorciada cuando la niña nació en 1964 y fue fruto de una de sus numerosas reconciliaciones fugaces aunque ella nunca vivió con ambos padres.
Mansfield, por su parte, se casó el mismo año del nacimiento de su hija con el director de cine Matt Cimber, del que se divorció a los pocos meses. El 29 de junio de 1967, la diva y su novio Sam Brody estaban manejando, con Hargitay y sus dos hermanastros en el asiento de atrás, cuando sufrieron un accidente automovilístico que cortó transversalmente el vehículo, decapitando en el acto a Mansfield y a Brody. Los niños, sin embargo, no sufrieron lesiones de gravedad por su altura.
Así Hargitay creció a la sombra del mito de su madre. De hecho, debió resistir presiones para que se tiña el pelo del rubio característico de su progenitora a pesar de que en su adolescencia coqueteó con los concursos de belleza. Sin embargo, sabiendo que jamás llegaría a ser una Miss Universo para empatar los logros de su madre decidió dedicarse a la actuación. Su primer rol fue en la comedia terrorífica Ghoulie.
Luego llegaría su primer papel en televisión en el drama policial Downtown, que le abrió las puertas a series como Falcon Crest y Can’t Hurry Love. Pero el reconocimiento popular vendría primero con ER y luego, en 2000, con su emblemático personaje de la teniente Benson, especializada en víctimas de violencia sexual.
En septiembre del año pasado, La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales se convirtió en la serie dramática más longeva del primetime de la televisión de los Estados Unidos al estrenar su temporada número 21 y parece estar más vigente que nunca. "Con los años entendí que, culturalmente, necesitábamos como Nación a este personaje que lucha sin descanso por las mujeres y los sobrevivientes y que lo hace con compasión", le dijo al New York Times el año pasado.
"Olivia Benson es alguien que está inequívocamente comprometido a corregir los errores, que cree en los sobrevivientes y que está al tanto de que la sanación llega por la Justicia", explicó. Este rol es sin dudas el más importante de su vida y la consagró como un ícono pop. Taylor Swift, por ejemplo, tiene una gata llamada así y la pasión de la cantante es tal que Hargitay participó del videoclip de su tema Bad Blood.
Desengaños amorosos
Hace muchos años, cuando recién empezaba a interpretar a Olivia Benson, la actriz no sabía que esta serie la definiría ni que cambiaría su vida más allá del plano laboral. Tras algunos desengaños amorosos, incluyendo un compromiso que jamás llegó a una boda, estaba por cumplir 40 años y creyó que su destino era la soltería y estaba feliz con eso.
"Un día una de mis mejores amigas me sentó y me dijo: ‘Mariska, tenés que salir más’... ¡Yo vivía trabajando! En ocasiones hacer la serie me lleva 15 o 16 horas por día. Y ella me dijo: ‘Entonces vas a terminar soltera porque tu príncipe azul no va a llegar un día al set de grabación", recordó. Sin embargo, así fue como realmente sucedió en 2002, cuando se sumó un actor invitado a un episodio de La ley y el orden, una práctica usual en este tipo de ciclos con casos policiales semanales. "Cuando eres chica te dicen que una podrá reconocer ‘al hombre indicado’ cuando lo vea... ¡Y yo nunca lo creí! Hasta que lo conocí...", dijo sobre el momento en que vio por primera vez al actor Peter Hermann.
El flechazo que sintió Hargitay cuando entró Hermann al set de rodaje fue tan fuerte que ella confesó que le costó hacer esas escenas. De hecho, lo primero que dijo fue un chiste que él no entendió y que le hizo creer a ella que había perdido cualquier chance de enamorarlo: "En esta escena estaba mi compañero Chris Meloni y yo veía que estaba sorprendido por mi comportamiento... ¡Nunca me había visto así!"
Sin embargo, logró tener su número de teléfono y, varios meses después de conocerse, ella buscó una excusa para hablarle. Así comenzaron a charlar durante días, aunque la primera cita fue inesperada. "Yo esperaba que él diera el primer paso... y lo que hizo fue invitarme a un servicio religioso a una iglesia a la que él solía asistir. Sentí realmente que me partía un rayo, era una conexión que yo nunca había experimentado antes. De hecho, en un momento me di cuenta que estaba totalmente enamorada y empecé a llorar de emoción. Estaba abrumada por lo que sentía, pero Peter pensó que me habían emocionado las palabras del pastor...", rememoró Hargitay sobre las primeras instancias del romance.
Para el actor las cosas fueron más lentas, pero después de unos meses de citas más informales, él comenzó a sentir ese amor intenso: "Recuerdo perfecto cuando entendí que quería casarme con ella. Era un cumpleaños de Mariska. Estaban todos sus amigos, ella iba de aquí para allá espléndida, feliz. Sentí la abundancia de ese amor y ese cariño de todas las personas que la querían tanto y me di cuenta que tenía un deseo muy grande por sumarme a eso".
Así, ocho meses después de ese festejo, Hargitay y Hermann sellaron su amor: fue el 28 de agosto de 2004 frente al altar de la misma iglesia, en la ciudad de Santa Bárbara, en donde habían asistido en su primera cita. "Cuando tuvimos que intercambiar votos, los míos los dije con tanta convicción que se debieron escuchar en Oregon. Los de Mariska, en cambio, fueron casi susurrados", explicó él.
Con el amor y el matrimonio llegaron los hijos. Hoy la pareja tienen a August, de 12 años; Amaya de 8 y Andrew de 7, lo que no impidió que ninguno de los dos siguiera trabajando en televisión pero que les dio una perspectiva diferente sobre su propia historia.
Para Hargitay, de hecho, fue decisivo para entender a su madre, que también siguió trabajando en grandes producciones: "Ser esposa y madre hoy es mi vida y eso me da la mayor alegría, pero a la vez entiendo a mi mamá de una nueva manera que me da paz. Ahora entiendo el amor que me tenía, mis hijos me hacen sentir más cerca de ella".
Mientras la actriz sigue al frente de la exitosa serie policial, Hermann se volvió un invitado recurrente en su rol de abogado defensor Peter Langan. Además participó de otras exitosas producciones de la pantalla chica como Modern Love, Blue Bloods y Younger.
A cada momento recuerdo que me casé con la persona correcta
Casi veinte años más tarde, el amor entre ellos sigue intacto. "Cuando nos casamos sabíamos que lo que nos iba a pasar iba a ser bueno e intuíamos que nos íbamos a llevar bien, pero el tiempo demostró que las cosas excedieron nuestras expectativas. A cada momento recuerdo que me casé con la persona correcta", aseguró Hargitay.
"La clave es el humor. Creo que nunca me reí tanto en mi vida como por ella. Por supuesto que tenemos peleas y tensiones, es difícil tener una familia y dos carreras bajo un mismo techo, pero logramos balancearnos de una manera fantástica y maravillosamente ridícula gracias al humor. Creo que muy dentro nuestro sabemos que tenemos el mismo destino", completó Hermann.
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