El famoso artista visual llegó al país para inaugurar su muestra "In your face" en el Malba
Llegó a Buenos Aires con toda su elegancia a cuestas y su charme made in Perú, Londres, París… en el mundo. La misión que lo trajo a estas latitudes tiene nombre y apellido: "In your face", una selección de sus fotos más emblemáticas que se presentará en el Malba desde el sábado y que ya genera mucha expectativa. Mario Testino es el fotógrafo de moda por antonomasia, el que supo crear una nueva forma de mirar a las celebrities y hacer que las imágenes no sean más de ellas, las estrellas, sino suyas. El sello Testino está tatuado en esas fotos. Ver para creer.
Su nombre suele asociarse a personajes de la talla de la princesa Diana, a la revista Vogue –"yo soy Vogue", dirá una y otra vez el fotógrafo, totalmente identificado con la estética de la publicación de Anna Wintour- y a su musa incomparable: la inmensa Kate Moss. Una buena muestra de lo que ella puede hacer con la cámara de Testino enfrente se puede ver en la exposición. Hipnotizar parece ser el objetivo. Pero eso es sólo una parte: Madonna, Gisele Bündchen, Rihanna, Gwyneth Paltrow, Brad Pitt, Angelina Jolie, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Natalia Vodianova, y tantos nombres más, cautivan desde los retratos no convencionales del artista peruano que quedará en los anales de la fotografía mundial.
Aunque vivió 38 años en el exterior, Testino reivindica su ser latino. Es por eso que aceptó con gusto venir a inaugurar su exposición de la mano de Eduardo Costantini, dueño del museo, que lo presentó ante la prensa como "un artista postcontemporáneo y un ciudadano del mundo". En una charla con Iván de Pineda ante una platea repleta y expectante, el fotógrafo desplegó todo su carisma, ese con el que conquistó a reyes y plebeyos, y repasó su vida y su carrera en detalle, sin omitir chispeantes anécdotas que hicieron las delicias de los periodistas presentes.
Sobre sus comienzos: "Cuando yo era chico, Perú era muy conservadora. Y yo no. Si ven fotos mías de joven ustedes dirían, ‘wow cómo puede haber salido a la calle así’. Por eso acabé yéndome'.
"Mi padre trabajaba en una compañía americana y no hablaba inglés, así que yo lo acompañaba a Estados Unidos como traductor. Como premio, me dejaba ir dos días de compras. Volvía a Lima con cosas para mis hermanas y mi mamá. Iba y me compraba siete maletas para mí y tres para mis hermanas. Y como jugaba mucho con la ropa, me empezaron a pedir algunas revistas que posara con mis prendas. Ahí empecé a mirar lo que era ser fotógrafo de moda".
"Entré a la escuela de fotografía sólo para que me dieran la visa de estudiante. Comencé a trabajar como mozo para pagar mi vida en Londres, pero yo tengo una cierta fobia con la suciedad en las manos, así que al poco tiempo me dí cuenta que no era para mí. Lo único que sabía hacer era sacar fotos. Y así empecé".
Un peruano en Londres: "Lo que eventualmente se volvió positivo al principio era negativo. Ser peruano en Londres no era lo más chic del mundo. Pero a mí me encantaba ser peruano. Y con el tiempo definí mi estética en relación a eso. Lo que en verdad a mí me gusta es la desnudez, la controversia, la sensualidad, me tomó un montón de tiempo entender eso".
Sus looks extravagantes: "Era difícil vivir en Inglaterra en el boom punk y ser tan conservador como uno puede ser en Latinoamérica. Lo que pasó es que el sitio en el que yo podía cortarme el pelo porque era barato, era el que quería experimentar con tu cabeza. Así que salía de ahí con cualquier cosa".
El ojo de la pitonisa: "Hubo un momento en que no tenía algo nuevo para mostrar, había conseguido desarrollar una imagen Mario Testino, pero era muy limitada. Iba a dejar de ser fotógrafo cuando Christian Lacroix me mandó a ver a una vidente. Yo sé que parece raro. No lo cuento mucho, pero como somos sudamericanos siento que somos parientes [risas]. Fui a verla, costaba 90 libras esterlinas. Era una señora media rara con un perro debajo de la mesa. Yo quería llorar. La mujer me comenzó a preguntar cosas. Me dice: "Tu padre dice que no vendas". ¡Yo tenía un departamento en París que quería vender! Mi padre había muerto, pero yo vivía lejos y no había podido procesar la angustia de su muerte, así que empecé a llorar. Ella no me dijo ni "ay pobrecito", siguió hablando. "Tú has tenido muchas muertes en tu vida y esas personas son las que te van a proteger en la vida", me dijo. Me quedé un poco incrédulo. Luego me dijo: "En seis meses te va a venir una propuesta del otro lado del océano. Tu vida va a cambiar y no vas a volver a mirar atrás". A los seis meses me llamaron de Harper’s Bazaar. Iban a relanzarla en Estados Unidos con Richard Abedon, ícono de la fotografía. Y así fue que me fui a vivir a los Estados Unidos sin mirar atrás".
Sobre Lady Di: "Cuando me propusieron hacer a la princesa Diana, para mí no era un premio sino un problema. Yo quería ser fotógrafo de moda. Un amigo me dijo, 'esto te va a cambiar tu vida'. Ella quería otra imagen, se había separado de Carlos y le habían quitado el título de Alteza Real. Quería una imagen diferente. Yo tenía dos posibilidades: una era fotografiarla como la princesa, y yo un plebeyo, desde abajo. Y otra, como mi amiga. Le pedí que se sacara los zapatos y las joyas y se sentara en el sofá con su vestido. Ella se sentó, toda muy correcta. Y le digo, pero yo no me sentaría así. Luego le dije, me gustaría que tú bailes. "Yo sé lo que quieres, pero no soy peruano, soy inglesa", me dijo. Esa sesión realmente me cambió la vida. Ella es una de esas personas que tiene una luz especial, diferente y que quizás por eso nos dejan temprano en la vida".
Sobre Iván de Pineda: "Cuando comencé a trabajar con Iván, él era modelo. Yo necesitaba un productor y él quiso serlo. Cuando vine años después a la Argentina, él ya era muy conocido entonces le pedí que me contactara con otro productor. El no quiso y me dijo que él mismo me buscaría del aeropuerto. Fue a recogerme y mientras empujaba mi carrito firmaba autógrafos. Así es Iván".
Sobre Kate Moss: "Ella tiene algo increíble que es que cuando tu estás con ella sientes que tu vida es mucho más interesante que cuando no estás con ella. Creo que ha sido su secreto y su durabilidad. Toda modelo depende de que los editores y fotógrafos quieran darle trabajo. Nadie, ninguno de nosotros consigue satisfacer ese deseo de estar con ella y tal es así, que cumplió 40 años y no encontramos un reemplazo. No hay gente que te traiga ese joie de vivre, el gusto, la sorpresa, es una persona mágica, es linda. Cuando está frente a la cámara quiere saber más quiere dar más. A veces las fotos más mágicas son esas que les sacan saliendo de un restaurante y está increíble".
Sobre la fotografía y las nuevas tecnologías: "En un momento pensé esto de que ahora todo el mundo es fotógrafo. Pero después me dí cuenta que con el hecho que todo el mundo puede poner sus fotos en Instagram ha habido una comprensión desde el otro lado: no es tan fácil hacer una buena foto. Yo mismo publiqué una foto de Cara Delevigne y Kate Moss en Instagram y dudé porque no era tan buena como otras. Sin embargo se replicó en todos lados".
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