La última entrevista de Mario Pereyra a LA NACION fue publicada el 11 de agosto de 2020
CORDOBA. Suele referirse a sí mismo como "Marito" o "Este Negrito". Para los cordobeses, el apellido Pereyra no requiere de aclaraciones. La identificación con el conductor de Juntos, en la mañana de Cadena 3 es inmediata. Gobernadores, intendentes y dirigentes de diferentes ámbitos no sólo prestan atención a lo que dice (aunque no lo reconozcan públicamente) sino que suelen pasar a verlo por las oficinas de la radio por la tarde, cuando Mario Pereyra regresa para seguir trabajando. Tiene poder, mucho, aunque él diga que no cree que sea así. Los 35 años que lleva al aire le han dado fanáticos y detractores. Se define como liberal, de centroderecha, tradicionalista en muchos ámbitos.
Hace 20 años tuvo un paso fugaz por la televisión y en el primer programa entrevistó a Luciano Benjamín Menéndez, ex exjefe del Tercer Cuerpo de Ejército, quien murió en 2018 con 13 condenas a perpetua por estar involucrado en unas 800 causas por crímenes cometidos durante la última dictadura militar. Fue uno de los pocos que pudo entrevistarlo y ese diálogo -en el que fue concesivo- lo persigue hasta hoy. Los kirchneristas lo acusan de "facho" y señalan su supuesta amistad con Mauricio Macri. A Pereyra eso no lo desvela. No oculta su buen vínculo con el expresidente ni su oposición a los K.
Su intuición es la que domina su espacio, quizás por eso rechazó todos los ofrecimientos que recibió para ser candidato. Sus productores pueden tener planificadas las casi seis horas de programa, pero él confía y termina avanzando hacia donde "huele" que irá la audiencia. Los ejes pueden ser tan polémicos como el aborto o la reforma de la justicia o si la milanesa debe ser frita o al horno. A Pereyra no le importa decir lo que "la gente quiere escuchar"; dice lo que le parece aunque los teléfonos y las redes hiervan con el enojo de la audiencia. Se mueve cómodo en la polémica. Su estilo y su programa se analizan en las facultades de periodismo, y la fórmula de su éxito todavía es muy difícil de dilucidar, aunque lleva décadas bajo la lupa de la competencia, de los dirigentes y de los académicos.
Cadena 3 se presenta –y no miente- como la "auténtica radio federal" de la Argentina. En Córdoba, su cabecera y provincia de origen, tiene una AM y dos FM. Además cuenta con una red de 34 repetidoras (entre propias y asociadas) en otras 15 provincias. La red es la sucesora de LV3 Radio Córdoba que, en 1990, fue privatizada y quedó en manos de Radiodifusora del Centro. Su accionista mayoritario en Gustavo Defilippi, un empresario de perfil bajísimo que proviene del sector financiero. Los otros son los "conocidos", los conductores "estrella", los sanjuaninos Mario Pereyra y Rony Vargas.
Hace unos días, la entrevista que le hizo al actual presidente Alberto Fernández durante la campaña electoral se convirtió en viral: el entonces candidato le decía que no reformaría la Justicia. "Grábelo, eso no va pasar", sostuvo Fernández en dicha entrevista.
-¿Cómo fue que "los sanjuaninos", como todavía les dicen a usted y a Vargas, se convirtieron en cordobeses?
-Es raro, pero en Córdoba tuvimos un intendente de la ciudad capital y después gobernador, sanjuanino: Ramón Mestre. También Olga Riutort, dirigente y exesposa de (José Manuel) De la Sota. Estamos también con Rony que somos los visibles, pero hay muchísimos que vinieron a estudiar y se quedaron. En el 68 me fueron a buscar de LV3. Vine de San Juan y estuve poco más de tres años. Pedí que lo trajeran a Rony; les decía que era mejor que yo. Nos quedamos hasta avanzado el 70. Nos iba bien en audiencia pero era preocupante en lo económico y regresamos a San Juan. En los 80 nos volvieron a llamar para la temporada, para el operativo verano, que era siempre exitoso. Vine sin cobrar, iba a porcentaje de las utilidades. Rony, que quería regresar, me insistió en que debíamos probar. Al fina, me quedé y ya no me fui más.
-¿Cómo nació el modelo de radio federal?
-Tengo 77 años, he vivido la radio que existía en los 40, en los 50 y parte de los 60 con las tres que regían el universo radial del país: El Mundo, Belgrano y Splendid. Después vino Rivadavia. Esas tres hacían algo parecido a lo que instrumentamos nosotros: en el horario central de la noche sumaban a todo el interior. Nosotros pensamos en una radio que vaya y venga, en un estilo nuevo, que lleve las noticias de Córdoba al país y que las 34 frecuencias que tenemos también cuenten lo que sienten esos pueblos, lo que pasa en esos lugares. En el caso de las tres históricas, los de Buenos Aires eran los dueños. Ahora somos nosotros, de una provincia y otros se suman, incluida Buenos Aires. Logramos una transmisión novedosa que no es que sea igual de exitosa en las 15 provincias donde estamos. Es súper exitosa en Córdoba, en Santa Fe, en Mendoza; en el centro del país es muy escuchada y en el sur también es importante. Tenemos Bariloche, Ushuaia, Rio Grande. Faltaría entrar un poco más en Buenos Aires.
-¿Es ese el objetivo, ganar audiencia entre los porteños?
-En eso estamos. Estamos ahí, vamos a seguir avanzando. Pero nuestra casa central es Córdoba.
-¿Cómo se hace una radio federal en un país que no lo es?
-No son los porteños, es el país que funciona así y no es de ahora, es de toda la historia argentina. Somos un país unitario. Hicimos una Constitución federal pero somos unitarios. La Constitución dice una cosa pero somos otra. Está la cabeza de león en Buenos Aires y todos tenemos que rendirle pleitesía. Nuestra radio va por otro lado, la central es Córdoba y desde acá hacemos todo, hasta las publicidades. El núcleo es cordobés. En Buenos Aires hay una central de venta de publicidad pero con gente nuestra, porque no compartimos con otros, vendemos nuestro producto. En materia de publicidad es muy pobre lo que se hace en las provincias. Las empresas importantes concentraron sus gestiones en Buenos Aires, no quedó nadie en el interior del país. Estamos en Buenos Aires y hemos logrado clavar un aguijón. Cuando distribuyen la pauta las compañías calculan para el interior y dicen Cadena 3. Es por eso que estamos donde estamos, entre las tres o cuatro más vendidas del país.
-La radio se va transformando y hay quienes pronostican que el formato tradicional dejará de existir. ¿Cuál es su opinión?
-Cuando se vayan todos, la que va a apagar la luz es la radio. Es el medio que se sigue escuchando en los colectivos, en el auto, mientras se trabaja, en los camiones. La radio es la que está siempre, la gran compañía. Los camioneros hicieron notable a Rivadavia; en su mejor momento ellos eran los grandes escuchas. Por la radio se sigue el deporte, el espectáculo, los recitales. Nosotros transmitimos todo, de punta a punta del país; todos los festivales. El verano es muy fuerte, nacimos en ese operativo y sigue siendo un gran atractivo. Viajamos por todo el país y el mundo, tenemos corresponsales en México, Estados Unidos, España e Italia. Somos distintos a todas las radios del país.
-¿Le preocupa que los jóvenes no escuchen radio?
-Los jóvenes son independientes de la televisión, de la radio, de todos los medios, pero alguna vez van a ser mayores y la radio –como dice el tango- los va a estar esperando. Recibo mensajes que cuentan que, cuando eran jóvenes, rabiaban con los padres porque escuchaban la radio y esos mismos son los que hoy nos escuchan. Los jóvenes van creciendo. Yo crecí con el tango, con el cine, con el fútbol. parezco los personales de Barrilete, de (Luis) Sandrini. Disfruto rememorar cosas y al final a la gente también le entusiasma recordar.
-Reivindica que es locutor y no periodista, pero sus entrevistas siempre son polémicas y tienen repercusión. ¿Por qué las hace?
-Es cierto, es así. Soy locutor, soy hombre netamente de radio. He hecho de todo, hasta alguna vez agarrar una escoba y barrer. Estoy todo el día en la radio. Si tengo que hacer reportajes, los hago, pero es lo que menos me gusta. De todos modos, cuando los hago me da un profundo placer. Una vez me plantearon que vendría (Gustavo) Santaolalla. Pensé: "qué le pregunto". Pensé en sus dos premios Oscar y tiré algo por ese lado. Hablamos mucho, hice uno de los mejores diálogos por él, por supuesto. Se notaba que él no se quería ir y yo tampoco, que queríamos seguir conversando. Las entrevistas no son el rubro más importante para mí, pero cuando salen así son geniales.
-¿Y la que le hizo a Alberto Fernández el año pasado?
-La sufrí. Yo tenía un problema desde el día anterior, una disfonía, pero hubiera sido un tonto si no iba porque le había pegado mucho durante toda la campaña y ahora que lo tenía ahí, ¿no lo iba a entrevistar? Iban a repetir ‘arrugó Marito’ y Mario no arruga con nadie, ni con Fernández, ni con Kirchner ni con (Carlos) Menem, ni con Mauricio (Macri). A ese niño, a Mauricio, le dije al aire: "si vos no reaccionas perdés". El tipo habrá pensado: "cómo me dice eso si tenemos una asociación de ideas; ideas muy parecidas, y me mata". Pero Macri salió a recorrer el país y cuando todos creíamos que sacaba 15% terminó en 42%.
-Con Fernández fue una pelea, él lo calificó de opositor...
-Yo no podía hablar, me costaba, hablaba con voz bajita pero no iba a dejar de hacerle nota porque se las hice a todos. Fui el primero en preguntarle a Néstor dónde estaban los 500 millones de dólares y los que estaban con él se fueron indignados de la radio. Se fueron todos puteando. A Menem le dije por qué se rodeaba de gente que lo llevaba a la destrucción y también el entorno se enojó. ¡Por qué no le iba a decir a este hombre, a Fernández, lo que pensaba? Cuando me metí en la nota él me planteó ‘yo a usted no lo conozco’. ¿Cómo no me conoce? No habíamos hablado mucho, dos o tres veces pero, pobre no puede con su genio, hoy dice A y mañana dice B, pero no mañana dentro de 10 meses, literalmente mañana.
-Es muy crítico del peronismo. ¿Kirchnerismo y peronismo son lo mismo?
-Hay matices. Considero que hay algunos que son distintos como (Juan) Schiaretti, (Juan Manuel) Urtubey, el propio De la Sota. Son modernos, son distintos a cómo son los peronistas, aquellos de base del primer Perón, que son autoritarios, no les importa qué hacer para llegar a un lugar. El país cambiará cuando no tengamos ese peronismo, cuando se pueda dialogar. Con La Cámpora no se puede dialogar, hablan e insultan, tratan de sacarte de eje para que no puedas decir lo que pensás. La Cámpora, con Cristina, se metió en las escuelas. ¿Quién fue el primero que entró en las escuelas? Perón.
-A Cadena 3 recurren mucho los sectores vulnerables, muy identificados con el peronismo, y hace 21 años que a Córdoba la gobierna el peronismo. ¿Cómo es esa convivencia?
-Hay una cosa contradictoria, es cierto. Pero también es cierto que en la Villa 31 hubo aplausos para otros que no son peronistas. Ser peronista no es fácil cuando hay peronistas como estos. Es cierto que hay algunos distintos, con otra manera de pensar, que dialogan, conversan. Pero con los que no, apenas se dice, como yo, que se es de centroderecha, liberal, no lo soportan y tratan de pelear.
-En Córdoba, los dirigentes y la sociedad están persuadidos de su poder. ¿Cree que lo tiene?
-Nunca, no lo creo. Me han dado premios como el más influyente, pero no, no creo que tenga poder. Será porque siempre tengo miedo.
-¿A qué le tiene miedo?
- A equivocarme, a hacer las cosas mal, a que ofenda a otro, a que no le tenga respeto. Por eso a veces prefiero permanecer callado pero al final siempre hablo. Por tener miedo suelo ser muy valiente y lo que digo suele sonar irritante.
-Usted dice algo, pide algo y al otro día algún funcionario lo hace. ¿Es consciente de eso, no?
-Me doy cuenta, tengo muchas anécdotas así. El intendente radical (Rubén) Martí, por ejemplo, me escuchó decir que Córdoba debería tener flores. Yo había vuelto de Madrid y me había gustado ver eso. Lo dije al aire y él me llamó para anunciarme que estaban empezando a hacerlo. No sé si eso es tener poder, no siento que tenga poder. Lo que sí se es que digo cosas y las hago.
-El kirchnerismo, a través de Electroingeniería, quiso comprar Cadena 3. ¿No la vendieron porque eran kirchneristas? ¿Se la venderían a un grupo ligado al macrismo?
-iTampoco! ¡A nadie! Hay que ser justos: no me presionaron, no me empujaron. Lo que cuento es la verdad. Aunque algunos de ellos lo hayan negado, querían comprarla. Yo vivía en Las Delicias (un country de Córdoba) y ahí los recibí. De Filippi me había designado. "Lo que digas se hace", me dijo. Cuando terminó la reunión me dijo: "por la cara, decís que no". Y no se vendió. Pero no se vendía a nadie.
-¿Qué le pareció el viaje de Macri al exterior? ¿Qué oposición hay hoy?
-Yo no lo hubiese hecho, no hubiese salido. Va a una misión que tiene que ir, pero tendría que haber explicado. Yo no soy macrista, soy liberal. Hay un dicho: "otros vendrán, qué bueno me harán", y estos han venido para hacer buenos a los de antes, como Macri hizo buenos a las peronistas.
-¿Cómo ve a la Argentina, para dónde está yendo?
-Como estamos hoy vamos mal. Ojalá el peronismo cambie, que no exista el viejo peronismo, que sea un elemento aglutinante para el bien; que la juventud sepa conversar, dialogar y no moverse de prepo, no con odio. Si estas ideas siguen prevaleciendo, la Argentina no tiene cambio.
-Como Mirtha Legrand, usted todos los años dice que se retira. Hace dos lo dio por seguro. ¿Hasta cuándo sigue?
-Peor que Mirtha soy... Ahora estoy con que el año que viene, pero no sé. Es que llega un momento en que me pregunto: "¿qué más doy?". Este año apuesto a un programa entretenido, con mucha pasión. Capaz que a fin de año digo "un añito más", no lo sé. La radio está muy fuerte, hay mucha gente muy importante, muchos se han hecho al estilo nuestro sin querer queriendo. A lo mejor ni les gusta lo que nosotros hacemos, pero como resultó exitoso seguirán así.
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