Marina Calabró: "La quiero a Mirtha Legrand más de lo que parece, y ella me quiere mucho menos de lo que dice"
De padre insigne en el mundo del espectáculo, lleva apellido con prosapia. Sin embargo, y sin descuidar el recuerdo del gran Juan Carlos, su hija Marina Calabró es protagonista, desde hace muchos años, de una carrera escalonada y sólida.
Como politóloga recibida con calificaciones notables, ella puede dar cuenta del acontecer político. Como periodista abocada al universo del show business, tiene muñeca afilada para contar un chisme con relato exhaustivo y meticuloso haciendo honores al buen decir. No oculta la estirpe antecesora, aunque ocupa un muy bien ganado lugar propio. Y si de eso se trata, desde este lunes 9 de marzo, a las 16.30, será la responsable de conducir la nueva etapa de Confrontados, el programa que emite elnueve y que es producción de Mandarina, la compañía fundada por Mariano Chihade.
"Lo vivo como una suerte de premio al esfuerzo. Me escribieron desde mega figuras como Moria Casán, Mónica Gutiérrez, Santiago del Moro o Jorge Lanata, hasta periodistas que son pares. La mayoría hace referencia al merecimiento", dirá Marina Calabró a LA NACIÓN en una pausa de las reuniones de producción en las oficinas de Mandarina, sobre la palermitana calle Honduras. Estamos a pocas cuadras del edificio del canal desde donde se emitirá, en vivo, el programa que contará con un panel de profesionales experimentados como Carlos Monti, Augusto Tartúfoli, Franco Torchia, "Pampito" Perelló Aciar, Gustavo Méndez y Lizardo Ponce.
"Creo que se percibe que no se trata de un arribismo, sino de un premio a un camino realizado. Luego, puedo hacerlo bien o no, pero a priori hay una alegría compartida entre los actores y los colegas. Lo sienten como un reconocimiento y eso, para mí, es un mimo en un medio donde, a veces, hay mucha hostilidad". Marina Calabró no puede ocultar su alegría, pero, sobre todo, hace indisimulable su emoción. El llanto se apodera de ella al punto tal que las lágrimas terminarán por arruinar el trabajo del maquillador. Las fotografías ya estaban tomadas.
Marina se quiebra mostrando su perfil vulnerable, ese que esconde frente a cámaras o cuando se enfrenta cada mañana al micrófono de Radio Mitre para participar de los segmentos políticos de Lanata sin filtro o desandar esa media hora en la que todo el staff del programa, conductor incluido, se suma al juego de la información del espectáculo y los chimentos sobre las estrellitas cuasi desconocidas. "Hago todo con la misma responsabilidad. Encaro con el mismo compromiso una entrevista al ministro de Desarrollo Social como una charla con una figura mediática de reciente aparición en la vida pública. Eso lo aprendí de Santiago del Moro, él era muy riguroso, le daba el mismo trato a Susana Giménez como a un personaje de tercera línea. A él le molestaba si alguien sobraba o cargaba a un personaje nuevo del ambiente. Él decía que eso hablaba mal del periodista y no del personaje".
–No es habitual que un profesional del medio navegue con idéntica comodidad las aguas del periodismo político como las del mundo del espectáculo. Es una ductilidad poco común.
–Ese es un objetivo que me he propuesto. Tengo la misma rigurosidad y convicción para hablar de política como de espectáculos. Si la pifio con una noticia del espectáculo, me clavo los mismos puñales que si me equivoco con una observación política. Es más, la Argentina nos nutre con su actualidad, por lo tanto es un desafío mayor generar contenido con información del espectáculo. La economía argentina da más tela para cortar que la farándula. Y lejos estoy del prejuicio de considerar al periodismo de espectáculos como la hermanita menor del periodismo de actualidad.
–El programa tuvo hasta el viernes el sello de Rodrigo Lussich y de Carla Conte. ¿Cómo será el Confrontados estilo Marina Calabró?
–A veces me lo imagino de una manera y luego de otras. Mariano Chihade me preguntaba si ensayaba frente al espejo.
–¿Ensayás frente al espejo?
–No, y tampoco vamos a ensayar en el estudio porque Gustavo Hoyle, productor ejecutivo del programa, considera que no es necesario, apuesta a la espontaneidad del vivo. Uno de mis desafíos será sacar lo mejor de cada uno de mis compañeros.
–A la hora de mediar y administrar temas y tiempos, no es sencillo el rol de la conducción. ¿Estás preparada?
–Voy a tener que luchar con mi panelista interior porque va a querer hablar ella. Más allá de la broma, el panel es profesional, creo en la identidad de todos ellos, son todos periodistas. Cada uno le dará un color a la información, sería una estúpida si me los perdiera por querer hablar yo.
–A partir de la llegada de Marina Calabró a Confrontados, ¿algún famoso tiene la puerta del programa cerrada?
–No, para nada. No hay gente con la que esté enemistada en el medio. No me quedan enemigos, estoy perdiendo el encanto.
–Si un compañero o un famoso se enoja, ¿sos de sentarte a aclarar lo sucedido, de buscar limar asperezas?
–Sí, no tengo problemas. Por suerte se enojan cada vez menos. Los años hicieron lo suyo, soy más cuidadosa, menos kamikaze y más empática. No soy la misma de Infama de 2010. No reniego de esa panelista, el programa necesitaba eso, y yo me estaba abriendo camino y tenía que llevar las cosas al límite. Pero hoy estoy mucho más madura. Los años me llevaron a revisar posiciones y templar los ánimos. Me gusta más esta versión mía que aquella. Que algún famoso se plantara y me hiciera ver su verdad, su posición, y hasta su dolor ante algo que pueda haber dicho, fue un aprendizaje, me convirtió en una mejor versión, mucho más cuidadosa del otro. Me parece que hacia ahí debería ir nuestro oficio.
–¿Observás descarnado al periodismo de farándula?
–Cada vez menos. Y lo digo orgullosa de esto que somos.
–¿Hay mayor sensibilidad a la hora de dar información?
–Me parece que el hacer un show periodístico lleva implícito el cuidado del otro. Si no es crueldad lisa y llana. Ya no veo batallas personales encarnizadas y no encuentro, en ninguno de mis colegas, la intención de daño.
–¿Hay mucho que sabés y no contás?
–Luis Ventura dice que se cuenta el treinta por ciento de lo que se sabe. Hay mucho que no se cuenta porque no se trata de hacer daño sino de entretener, de hacer un show periodístico. Por otra parte, cuando uno es agresivo, el televidente o el oyente de radio lo percibe y se ahuyenta.
Hay mucho que no se cuenta porque no se trata de hacer daño sino de entretener, de hacer un show periodístico
–¿Cuál es el límite?
–Es muy personal...
–¿Un tema de salud?
–Sin duda. Los hijos es otro límite mío. A mí me cuesta hablar de las condiciones de madre de otra persona. ¿Desde qué autoridad moral uno puede enarbolar la bandera de la mamá del año? Me parece pretencioso y cruel. Es un golpe bajo. Nadie es nadie para indicarle a otro cómo criar a su hijo. Le ha pasado a Moria en su momento, a Pampita, ahora a Jimena Barón.
–Muchas celebridades se exponen por demás. Quizás Jimena Barón es una de ellas.
–Sí, puede ser. Pero, en tal caso, un niño no tiene la culpa de los límites de un adulto. A veces nos escudamos en que si el famoso muestra hasta el baño entonces habilita a la intromisión. A mí no me resulta cómodo hablar del baño. La propia incomodidad es también un límite.
–En torno a las cuestiones de pareja, ¿también te establecés fronteras?
–No me meto en cuestiones que afecten la paz de una familia. A la noche quiero dormir tranquila. No puedo ser fiscal moral de nadie.
Enemigas íntimas
–Los Calabró tienen un vínculo casi familiar con Mirtha Legrand. ¿Por qué tus comentarios hacia ella son tan severos?
–No son severos, ella dice eso... Creo que, en la época de Infama, el programa se puso del lado de Lina, una exempleada de ella con la que mantuvo un litigio judicial. Y Mirtha lo tomó de manera personal. Quizás era más fácil enojarse conmigo porque era la persona que ella tenía más cercana a sus afectos familiares. Es lógico que una estrella de tamaña magnitud espere una incondicionalidad que no encontró en mí. De eso me hago cargo.
–¿Lo conversaste en privado con ella?
–No, pero alguna vez me dijo que le preguntase todo lo que quisiese saber. Lo hice, pero me ha clavado muchos vistos sin responderme. ¿Para qué me dice que la consulte? Mirtha Legrand es brava, pero yo también he sido brava con ella.
–¿Cómo tomaba tu padre estos enfrentamientos?
–Pobre, papá lo sufría mucho. Me decía: "Hija, aflojale a la señora".
–Coca, tu mamá, es muy cercana a Mirtha.
–Mi mamá la adora a Mirtha y Mirtha es muy cariñosa con mi mamá.
–¿Y vos?
–Yo la quiero más de lo que parece y ella me quiere mucho menos de lo que dice. Es la verdad. Mirtha la adora a Iliana.
–No siempre el afecto es simétrico hacia dos hermanos. Se dice, incluso la propia Mirtha lo sugiere, que Susana Giménez tiene más empatía con Goldie que con ella.
–Todos la queremos más a Goldie. Ella, los 13 de diciembre, pasa por la casa de mi mamá y le deja mi regalo de cumpleaños. Goldie es amada por todos.
Marina ríe con sus ocurrencias y hasta disfruta del encono con Mirtha Legrand. Sin embargo, no duda en afirmar: "Lo que hace Mirtha en su programa es titánico, es muy difícil manejar esas mesas. Es una profesional de excelencia".
–Con Jorge Lanata has construido un vínculo radial muy simpático, al punto tal que él, al igual que tus compañeros de mesa, no duda en participar de tu columna de espectáculos.
–A Lanata no le gusta no saber de qué estamos hablando, por eso me pide un sumario detallado de los temas que vamos a tratar. No quiere jugar al ignorante, al que se le habla de cosas que no conoce y mira desde un pedestal. Juega al que sabe.
–Politóloga al fin, ¿harías política?
–No, no tengo la piel tan curtida para afrontar lo que trae aparejado la política. No hay grises y las redes son muy descarnadas. Tengo algo de hipersensibilidad que no va para la política. Poseo las herramientas, los conocimientos, he cursado maestrías, pero no tengo el paño para aguantar lo que implica.
–Faltan horas para el estreno del Confrontados conducido por vos. En este momento, ¿qué te diría tu padre?
-Estaría insoportable de ansioso, me daría consejos todo el tiempo. Pensé mucho en él durante estos días. Era muy fan de sus hijas y lo viviría como un logro personal. Donde sea que esté, estará muy contento. Estoy segura que todo esto que sucede tiene que ver con algo del más allá que lo ordenó.
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