Mariano Iúdica se alejó de la televisión, volvió a cocinar y ahora maneja 3 restaurantes y se prepara para abrir otro
El conductor se volcó de lleno al mundo gastronómico con su familia y aunque en el verano pensaba descansar un proyecto especial lo hizo cambiar de opinión
- 5 minutos de lectura'
Desde que terminó La noche del domingo, en diciembre, Mariano Iúdica no volvió a aparecer en la televisión. Lo que se supo de él fue que abrió un restaurante en la costa argentina y que se defendió por los altos precios de los platos que servía. Pero como suele ocurrir cuando no se investiga demasiado, detrás de esos dos datos sueltos, hay una larga historia.
-¿Cómo llegaste a abrir un local gastronómico en Pinamar? Desde afuera, parece que fue de un día para otro.
-Hace mucho que venimos trabajando con Romina, mi mujer, en lo que queremos que sea nuestro futuro, más allá de lo que nos apasiona, que es la televisión y el espectáculo.
En 2018 abrimos el primer local, Gran Bamboo, un concepto muy novedoso ubicado enfrente de colegios que tengan salida a comer, en Zona Norte. O sea, la idea es que los chicos de los colegios en lugar de ir a comer la clásica empanada o la hamburguesa o un pancho, tengan un lugar bien para ellos, con pantallas, con buen wifi, con música, con conectores para sus celulares, que sea fácil, que la carta sea atractiva, con cosas veggie y comidas tipo burritos, ensaladas, wraps. Y también cafetería con tortas... Todo autoservicio.
-O sea, ¿venís abriendo restaurantes desde 2018?
-Sí, generamos una franquicia con un concepto muy directo, para profesores, padres y chicos de los colegios. Esa fue la génesis. Yo coordinaba el tema gastronómico y Romina hacía toda la puesta. Esa etapa duró hasta el año pasado. Ahí nos empezaron a llamar para abrir algo en el verano y en diciembre nos llamaron de Pinamar porque Villarobles necesitaba un lugar así.
-¿Aceptaste enseguida?
-No, al principio no quería porque había terminado muy cansado el año, necesitaba parar, pero Romina me dijo: “Dale, es un restaurante de playa, el lugar es hermoso”. Y yo pensaba: “Es diciembre, ¡hay que hacerlo ya!”. Entonces fui a la reunión y pedí un buen acuerdo, largo y grande. Romina me hizo aceptar y en quince días, lo que era un páramo se convirtió en esa hermosura que es Gran Bamboo Beach.
-¿No tenías pensado tomarte vacaciones después de todo el año de trabajo?
-Sí, en enero me iba a ir de viaje con mi hijo Salvador y...
-...pasaron cosas.
-El 31 de diciembre hicimos la cena de fin de año en Villarobles con un menú fijo y se produjo el quiebre del verano. Esa noche vi qué tipo de gente venía y lo que pasaba. Eran tipos viajados, que querían un buen servicio, no un chiringuito de playa con rabas y milanesas. Fue tan bien ese día que me pidieron por favor que me quedara para capacitar a la gente. Postergué unos días el viaje y me fui a Buenos Aires a buscar mis cuchillos y mis delantales para capacitar a los chicos y después poder irme, pero el primer día de capacitación entré a la cocina, cambié todo, no me gustaron las compras, no me gustaron los arroces, ni los pescados. Entonces hice otros acuerdos, con otros proveedores. Compré los mejores insumos, pescados de todo tipo, condimentos. Así fue cómo levanté el nivel de la carta. Cambiamos la manera de atender y me tuve que quedar.
-¿Qué dijo tu hijo?
-Se puso a laburar con nosotros. Todos mis hijos trabajaron en familia durante el verano. También mi cuñado y mi sobrina.
-¿Cocinabas vos mismo?
-La primera vez que cociné, estaba lleno el restaurante, saqué como diez paellas a la vez y Romina me dijo: “Definitivamente te tenés que quedar”. Así fue como volví a cocinar en una cocina profesional después de 30 años, la última vez había sido a los 22.
-¿Enseguida les fue bien?
-Empezamos a tener una demanda tremenda muy rápidamente, al mediodía, a la tarde y a la noche. Fue un éxito. Una noche hicimos una cata de vinos y se armó como una fiesta, con música. Ahí se me ocurrió organizar eventos temáticos. Hicimos la noche napolitana, le hicimos el cumpleaños a una persona muy importante. Fue un desafío gigantesco pero salió espectacular. Armé una noche de tango, una noche flamenca, hice paella en el medio del salón. Trabajábamos todo el día. A la mañana íbamos a buscar los pescados y hasta la noche no parábamos. Hicimos esto hasta el último día de febrero y volvimos en Semana Santa. Ahora nos ofrecieron abrir otro restaurante en Pinamar porque la marca quedó muy arriba en la gastronomía.
-¿Entonces cuántos restaurantes tenés en total?
-Además de Gran Bamboo Beach, está Gran Bamboo School, que a la noche se convierte en Gran Bamboo Tapas. Y pronto voy a abrir Gran Bamboo clandestino, que van a ser cenas privadas, en donde voy a cocinar para poca gente, con buenas bebidas, con algún show de un standapero o alguien que venga a contar anécdotas. Y en Pinamar vamos a abrir el primer rooftop de la ciudad.
-¿No volvés a la tele? ¿Qué pasó con Polémica en el bar?
-Le dije a Gustavo Sofovich que si Polémica... se hacía los fines de semana, como se dijo, yo no iba a poder hacerlo porque estoy a full con los restaurantes. Pero sí voy a volver con mi propio programa culinario, con mi hija Bernarda que volvió de Europa y con mi otra hija, Valentina, que es una productora estrella. Estamos armando algo en Kuarzo, como lo que fue Iúdica al dente, pero a lo grande, como a mí me gusta.
Temas
Otras noticias de Entrevistas
Más leídas de Personajes
En Nueva York. Mafalda, invitada especial en la gala de los Emmy Internacional, cumplirá uno de sus grandes sueños
“Eternamente agradecido”. Gastón Pauls reveló el rol que cumplió Marcela Kloosterboer en su recuperación de las adicciones
In fraganti. Paul Mescal: amores, coqueteos y conquistas de un Gladiador
Elogios, abrazos y un “piquito”. El celebrado reencuentro de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, a 27 años del estreno de Titanic