En una extensa charla con LA NACION, la periodista, que debutará el miércoles 2 de marzo, a las 13 con un noticiero que llevará su sello, se refirió a su traumática partida de Telenoche, su vínculo con la fama y su rechazo a exhibir su vida íntima
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A pesar de ser una mujer joven, hay algo en ella que emula a aquella generación de periodistas que se paraban un paso atrás de las noticias, sin divismos, privilegiando el rol por sobre la persona. Poco se sabe de la vida más íntima de María Laura Santillán. De ella se trata. Tampoco sería juzgable si decidiese lo contrario ni, probablemente, afectaría a su credibilidad profesional. Pero elige otra cosa. “Contar intimidades no es lo mío, jamás lo hice, ¿para qué?”, interpela en el inicio de la extensa charla que se lleva a cabo en la redacción de LA NACION.
A lo largo de casi dos horas de conversación, se esforzará, casi obsesivamente, por no dar un paso en falso que rompa con su estricto bajo perfil o que frivolice su reputación profesional, bien ganada a lo largo de tantos años. Sin embargo, y a pesar de su vocación por el anonimato, su trabajo es público y volverá a revalidarse ante las cámaras este miércoles 2 de marzo, cuando debute en la renovada pantalla de LN+ con su ciclo +Noticias, que saldrá al aire en la neurálgica franja de las 13. “Es el horario donde los hechos están pasando”, sostiene.
-¿Por qué aceptaste la propuesta de LN+?
-Contar noticias es lo que me gusta hacer, son muchos años de hacerlo, así que es muy difícil decirle que no a hacer eso que marcó mi vida. Además, me interesa, me da placer, estar en un canal como LN+ que no para de crecer y sabemos que, cuando algo está creciendo, hay una energía distinta.
-El deseo vivo.
-Todo el mundo está con muchas ganas de ponerle todo y a uno le dan ganas de estar en ese proyecto. El canal no es nuevo, pero este año relanza una propuesta nueva y eso me resultó muy interesante.
Desde marzo, LN+ incorporará también al periodista Luis Novaresio, entre otros nombres relevantes del mundo de la información que se sumarán a profesionales que ya están en pantalla como Jonatan Viale, Eduardo Feinmann, Luis Majul, Alfredo Leuco, Débora Plager y Pablo Rossi.
-¿Qué implica, emocional y físicamente, contar las noticias por televisión, en un contexto donde, mayoritariamente, lo que se informa no es grato?
-Se trata de ser profesional y eso implica que uno, en la medida de lo posible, no debe existir. Hay que tratar de comunicar lo que está pasando sin que el otro perciba lo que uno siente, piensa o cree.
-La vedette debe ser la noticia.
-La gente prende para ver noticias y saber qué está pasando en su barrio, en el país, en el mundo.
-Te contradigo.
-Recién comenzó la charla…
-La gente no sólo busca que le cuenten la noticia, sino que hace hincapié en la elección del profesional y medio que lo informa. No da lo mismo. En tu caso, tu nombre es una marca que inspira respeto y confianza para buena parte de las audiencias. Sin ir más lejos, la gente cenó con vos durante los 17 años que estuviste en Telenoche.
-Decís que hay una costumbre…
-No, costumbre me suena a automático e irracional. Se trata de una elección racional.
-¿Qué sé yo? No sé si es para tanto…
-¿Suponés que, a la hora de informarse, el público no elige empatizar con el modo del comunicador?
-Mi estilo es tratar de buscar la neutralidad sin lograrlo, porque ninguno de nosotros es neutral y siempre trasciende lo que uno piensa o siente, aunque, como profesional, se trate de evitar. Que el otro reciba lo que pasó sin que se filtre la mirada personal, es un ejercicio que se hace con oficio.
-La sociedad está diezmada por una grieta ideológica claramente fomentada por la política. ¿Cuánto influye el periodismo en mantener vivos esos enfrentamientos destructivos?
-Todos tenemos una opinión y es muy sano que se conozca. Cuando hablo de buscar la neutralidad está relacionado al momento de contar las noticias. Ahora, si me invitan a un programa, no tengo ningún problema en dar mi opinión sobre cualquier tema. Soy un ser humano, opino y pienso y lo comparto.
-¿No resta credibilidad?
-No sé… me parece que también se gana blanqueando lo que se piensa.
-Es una mirada interesante.
-Si se es una buena persona, demócrata, con buenos valores y en busca del bien común, no está mal dar a conocer la propia opinión. ¿Por qué hay que esconderla? Opinar no es bajar línea ni aleccionar.
-Los noticieros del prime time resumen y analizan lo que sucedió en el día. En el caso de +Noticias, el horario de las 13 implica contar lo que sucede en ese mismo momento.
-De día pasa todo, por eso será apasionante mostrar lo que está sucediendo en tiempo real. A esa hora se toman las decisiones, se concretan las reuniones y se producen las manifestaciones, por citar solo algunas de las tantas cosas tan disímiles que la gente quiere saber. Es un gran horario con información caliente.
En +Noticias, María Laura Santillán estará acompañada por el periodista de temas judiciales Hugo Macchiavelli; Rubén Rabanal analizará lo relacionado a la política y la economía, Brenda Salva cubrirá las noticias policiales y Mariana Arias buscará transmitir su sensibilidad con respecto a lo que sucede en el mundo. Además, los periodistas de LA NACION saldrán en vivo desde la redacción del diario y varios móviles cubrirán la calle en busca de los hechos más destacados del día para reflejarlos en vivo. “La infraestructura es muy grande, pero, además, contamos con el respaldo de la redacción de LA NACION que es gigantesca y donde tendremos a Pablo Fernández Blanco como cabeza visible”.
-Claramente, la participación femenina es un pilar de tu nuevo programa.
-Me resulta imprescindible y no se me ocurre que no suceda. Me gusta mucho trabajar con mujeres y estoy acostumbrada a convivir con ellas, ya que tengo madre, hermana, dos hijas y muchas amigas. Y he tenido jefas mujeres con las que me llevé muy bien.
Primera plana
-La tapa de hoy tiene como protagonistas, entre otros temas, al acuerdo con el FMI y el devastador efecto de los incendios en Corrientes.
-¿Por dónde arrancamos?
-¿Cuál es tu mirada con respecto a las negociaciones con el FMI?
-¿Cuántas veces estuvimos por entrar en default? Cada vez que sucede eso, la incertidumbre es gigante, la inflación es más grande, se desbarrancan los mercados, todos ganamos menos y perdemos plata. Es indiscutible que tenemos que arreglar, lo sabemos. El arreglo no implica que vamos a ser más felices, sino que estamos buscando la manera de subsistir, para no estar peor.
-Es tremendo.
-Es la pura verdad. Me da mucha pena que no se haya acordado antes, el entendimiento llegó al borde del default.
-¿Por qué no se logró?
-Tiene que ver con los problemas internos del Gobierno o del Frente de todos. Eso demoró el acuerdo, se perdió mucho tiempo y cuando se pierde tiempo, se pierde plata.
-Las internas oficialistas o la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura de su bloque, ¿cuestan dinero?
-Él no quiere acordar y, por estas internas, nos perdimos arreglar con el Fondo cuando, en medio de la pandemia, estaba más laxo y comprensivo sobre la situación de los países.
-¿Qué lectura hacés sobre el manejo político en torno a los incendios que se están produciendo en la provincia de Corrientes?
-Los incendios comenzaron en diciembre, esto se sabe poco. Me angustia muchísimo que no se haya atacado desde el comienzo, como debía haber sido. Es grave. Obviamente, los incendios tienen que ver con el cambio climático y las sequías, pero se ha llegado al límite.
-En este tema también se produjo una grieta entre la postura del gobernador de Corrientes y el gobierno nacional en torno a las ayudas recibidas por la provincia.
-A mí me preocupa que el ministro de Medio Ambiente piense más en los tuits de Mauricio Macri, que en apagar el incendio. No fue a ver al gobernador, y se mostró en otro lugar, entonces, claramente, no quería ayudar. Cuando al presidente se le consulta sobre el tema, dice que su padre era riojano. Confundió el norte argentino con la Mesopotamia. Es un dato que demuestra que su cabeza no está puesta ahí.
-Si nos paramos en la Argentina del 31 de diciembre de 2023, ¿con qué nos encontramos?
-¿Adónde me llevás? ¿Ya hubo elecciones?
-Sí.
-No me imagino nada, vivo el presente, solo me adelanto un poquito para contárselo a la gente.
-¿Quién suponés que podría estar sentado en Balcarce 50?
-En la Argentina, lo que falta hasta esa fecha es un montón, no vivimos en Canadá. Imposible saber qué puede pasar.
Confiabilidad
-¿Cómo se construye la credibilidad en una carrera extensa como la tuya?
-Nunca tuve un plan, ni pienso en términos de carrera, jamás me planteé estar en determinado lugar. Mirando en perspectiva, siempre digo “no” como primera respuesta.
-¿Defecto o virtud?
-Siento que me sirvió porque me permitió decirle que no a un montón de cosas que no me sumaban.
-¿Por ejemplo?
-Le dije que no a publicidades de determinados productos que no tienen que ver conmigo o a algunas notas muy osadas. Pero volviendo a la construcción de credibilidad, la verdad es que no tengo idea cómo se logra. A mí siempre me gustó trabajar mucho y aprender todo lo que se pudiera en las diversas áreas de la radio y la televisión.
-Hiciste todo el escalafón.
-Comencé como cronista de radio y luego llegué a la televisión y, en ambos medios, pasé por todas las áreas, al punto tal que hoy puedo editar mis notas, algo que me resulta fundamental.
-¿La credibilidad es producto del trabajo?
-Se logra con mucho esfuerzo, honestidad y coherencia.
El caso Telenoche
“Veo a los periodistas como trabajadores manuales, los obreros de la palabra”, definió la excelsa escritora Marguerite Duras al oficio que se convirtió en un apasionado estilo de vida para María Laura Santillán, la profesional que lleva sobre sus espaldas una cantidad inusitada de horas de aire televisivo: “En eltrece, durante 30 años salí al aire de lunes a viernes. Arranqué con Fax en marzo de 1991 y estuve en el canal hasta diciembre de 2020. Creo que solo cuando hice Telenoche investiga, que fue un interregno de cuatro años, no salí al aire de forma diaria”.
Causa común y Justicia para todos fueron otros de los formatos que llevaron a convertir su nombre en un símbolo de eltrece. Sin embargo, en noviembre de 2020, Santillán dejó de conducir Telenoche. Su partida se produjo de manera inesperada y traumática, situación que generó sorpresa y repudio en la audiencia del histórico noticiero de eltrece.
-¿Por qué tu partida de Telenoche fue tan abrupta?
-Ya pasó, ya está… Prefiero no poner el dedo ahí, me pone triste.
-Entiendo que debe haber sido de lo más traumático que te tocó atravesar en tu vida profesional.
-Viví a fondo la tristeza para poder salir de esa situación.
-¿Cómo la transitaste?
-Estuve muy triste y me permití estarlo, no me escapé del sentimiento. Estuve 30 años trabajando ahí, así que no podía correrme de la tristeza. Fue mucho tiempo y jamás imaginé que así sería mi desvinculación.
-Te habías tomado vacaciones y nunca más regresaste al aire.
-No fue así.
-De pronto no estuviste más en pantalla. ¿Qué sucedió?
-Me avisaron que al mes siguiente se terminaba el contrato… Así, simplemente…
-Ante eso, decidiste no volver al piso del programa.
-Después una serie de idas y vueltas muy ingratas que prefiero no recordar.
-Siendo una de las caras más representativas del canal, ¿cuál fue la justificación que te dieron para no renovarte el contrato?
-No lo sé. Preguntale a ellos, prefiero no hablar sobre los demás. No tengo nada más para decir. Lo que pasó está a la vista.
-Está a la vista que Telenoche mide la mitad que Telefe Noticias, a pesar de estar conducido por buenos profesionales como Luciana Geuna y Diego Leuco. ¿A qué lo atribuís?
-Como te imaginarás, no vi nunca más Telenoche, así que no podría hacer un análisis al respecto.
-¿Mirás Telefe Noticias?
-Tantos años en Telenoche me impedían mirar Telefe Noticias. Ahora, a veces lo veo, porque soy muy amiga de Rodolfo Barili, a quien quiero un montón, pero no tengo demasiado tiempo para mirar televisión. Rodi ha sido un gran adversario en los años en los que hemos competido.
-Podríamos decir que Cristina Pérez, la otra conductora de Telefe Noticias, y vos, son las dos divas de los noticieros de los últimos años.
-No tengo nada de diva…
-Te cambio las palabras. Digamos que Cristina Pérez y vos son los nombres femeninos referenciales a la hora de pensar en noticieros.
-No me gusta la chicana para hablar mal de otra mujer o generar una competencia.
-No es la idea. Te estoy planteando que ambas manejan un grado de popularidad muy importante transitando el mismo género periodístico.
-Está muy instalado en tantos años de cultura machista que las mujeres compiten entre sí y que no puede haber más de una mujer trabajando en un grupo, eso es una estupidez.
-Es un arcaísmo.
-Por eso no contesto cuando se busca establecer una competencia. No soy una diva y somos todas laburantes. Trabajar con mujeres es maravilloso, la mayor parte de nosotras somos gambas y solidarias. En mi ambiente, hay periodistas que atraviesan la grieta a partir del afecto y la amistad, pero no sé si eso pasa con los hombres.
Al hablar apela a una saludable mixtura entre la verborragia y las pausas que se toma para reflexionar. “Me estás haciendo pensar en tantos temas”. Es que la extensa charla pasó por los más diversos climas, espejando la realidad nacional y las profundidades emocionales de esta mujer que contrarresta su seguridad frente a las cámaras de televisión con su padecimiento durante la sesión de fotos que ilustran esta nota.
-Trabajás frente a cámaras…
-Pero yo no me veo, salgo en vivo, con las fotos es distinto.
La mujer de eterno lacio posa para el fotógrafo tratando de sonreír ante la lente. Cuesta creer que, con infinitas horas de aire televisivo, se sienta insegura al ser fotografiada. Todo el equipo le pide que confíe en el profesional. Lo hace y se ríe de ella misma.
Familiarizarse con la fama
Con menos de veinte años, Santillán inició su carrera como cronista de noticias gremiales en Radio Splendid, puntapié inicial para una carrera que jamás se detuvo. Sin embargo, y a pesar de esas tres décadas de trabajo público y de lograr que su rostro esté instalado en el inconsciente colectivo, prefiere hacerle una gambeta a la fama.
-¿Cómo es la María Laura que no está frente a una cámara?
-Salvo que no tengo la cara pintada, no cambia nada.
-¿Solo una cuestión de maquillaje?
-Mi mamá me dice que me tengo que poner tapaojeras porque la gente me reconoce por la calle.
-No te hacés cargo de tu fama.
-Es que cuando no estoy trabajando, hago lo mismo que todo el mundo hace, no puedo contar nada original. Circulo todo el tiempo, me sorprendo mucho cuando me saludan y, por supuesto, respondo muy amablemente, pero no me hago cargo de la fama, porque, de lo contrario, no tendría vida.
-Mucha gente se desespera, casi patológicamente, por escalar su rango de fama.
-No es divertido, prefiero tener una vida común y corriente.
-Tener un equilibrio emocional ayuda a transitar lo antinatural de la fama.
-Es como vivir en un pueblo, lo vivo así.
-¿Por qué?
-En un pueblo, todo el mundo se saluda, así que lo tomo de esa manera. No te puedo explicar la gente que se acerca para contarme algo o los que me escriben por las redes sociales, mensajes que siempre respondo.
Tiempo al tiempo
-¿Cómo te llevás con el paso de los años?
-Todos nos llevamos mal con el paso del tiempo y lo vemos frente al espejo.
-Estás espléndida. ¿Secretos?
-No voy al gimnasio, solo camino en la cinta cada tanto. Desde hace unos años hago yoga para estar más flexible y porque me relaja.
-¿Dieta?
-Siempre fui flaca, no me cuido mucho. Después de esta nota me voy a comer unos fideos con un pesto espectaculares que me dejó mi mamá. Es cierto que podría comer mucho más, podría comer papas fritas todos los días y lo hago una vez por semana.
-El permitido.
-Te diría que tengo varios permitidos diarios. No es bueno mi ejemplo, porque tiene que ver con la genética. Ahora te voy a mostrar una foto de mi mamá y poné que no miento.
No miente. Allí hay un ADN esbelto que vino de fábrica. Sin embargo, y a pesar de su lozanía, prefiere no decir su edad: “Vayan a Wikipedia, aunque no siempre lo que allí figura es cierto. Me han agregado maridos que no tuve”.
-Es cierto, leí un nombre que no conozco.
-Viste que tengo razón.
-Volviendo al paso del tiempo, muchas veces se cae en el edadismo, una forma cruel de agresión y discriminación.
-¿Me vas a hacer hablar de la edad? No me divierte, no me gusta.
-¿Qué es lo que no te gusta del paso del tiempo? ¿Pensás en que resta menos tiempo de vida?
-No es eso, todo es muy relativo, queda menos si no te pasa nada grave. Tuve cáncer de mama hace varios años, con lo cual uno entiende que no hay edad para tenerlo.
-Cuando se padece una dolencia de ese tipo, ¿cambia la perspectiva con la que se mira a la vida?
-Sí, claro.
-¿Te modifica la mirada sobre la finitud?
-Empezás a entender que no sos eterno. Cuando uno es joven y no pasó por ningún episodio grave, no entiende que la vida se termina.
-Entender que no se es eterno, ¿alivia?
-No alivia, es tomar conciencia. Es horrible e insoportable saber que todo esto va a terminar. Hay mucha gente que no tiene conciencia que esto se termina, pero cuando internalizas eso, se produce algo muy fuerte, aunque es espantoso. No le deseo a nadie atravesar un momento feo para darse cuenta que no es eterno.
-Hay un dicho popular que sostiene que hay que vivir cada día como si fuese el último.
-Cuando pasás por una situación como la que atravesé yo, te da una dimensión diferente y entendés la finitud.
-Hace un momento, mencionabas a tu madre. ¿Cómo es el vínculo entre ustedes?
-Muy bueno, ella siempre quiere sumar. Creo que no es mérito ser como uno es, sino que es mérito de los padres. Para mi vieja, yo era tan genial que con eso me bastaba. De chica me dieron confianza y me estimularon a tener muchos intereses. ¿Cómo llegamos a esto? Vos me hacés hablar…
-¿Qué intereses hicieron germinar tus padres?
-Me mandaron a un buen colegio, en casa se escuchaba música, había lectura, nos llevaban al teatro... Había un abanico de cosas interesantes para crecer. Y eso es lo que intento hacer con mis hijas también.
-Tus dos hijas viven en el exterior, ¿cómo vive una madre esa situación?
-Básicamente, se vive comprando pasajes y viajando.
-¿Qué actividad desarrollan?
-Elena estudia en la Universidad de Berklee, en Boston, la carrera de songwriting y Josefina vive en Barcelona, donde hizo posgrado y maestría y ahora trabaja en el área de lo audiovisual, luego de haber estudiado publicidad en Argentina.
-Alguna vez, te escuché decir que ellas te enseñaban sobre diversos temas.
-Aprendo mucho con mis hijas. De hecho, me interioricé en el mundo de las redes sociales porque quiero manejar el mismo lenguaje que ellas.
-Por una cuestión generacional, deben estar muy involucradas con el feminismo.
-El feminismo que ellas conocen es diferente al que yo pueda conocer. Mi mamá es feminista de la primera hora, así que tengo una escuela desde que nací, pero los tiempos cambian y mis hijas están aún más adelantadas, con una sensibilidad al detalle que uno no tiene. Me interesa mucho escucharlas y aprender, porque en todo tienen razón. Nosotras defendíamos lo indispensable o lo urgente, pero ellas pueden hilar más fino, incluso en temas como la discriminación o el cuidado del planeta, tienen otras cabezas. Me suman a mi perspectiva desde la mirada millennial y centennial, ya que una tiene 28 y la otra 20.
-De un tiempo a esta parte, las denuncias sobre acosos o abusos se volvieron más frecuentes. En tu caso, al haber trabajado desde tan jovencita, ¿has transitado alguna situación de ese tipo?
-Tenía 19 años cuando comencé, así que seguramente pasé por eso un montón de veces y debo tener anécdotas como para hacer un libro. Me supe defender y ubicar y me puse anteojeras para salir adelante. No tengo nada para lamentar, pero era un tiempo donde había más permisos para que se generaran situaciones incómodas.
-Se las naturalizaba.
-Estaban totalmente naturalizadas y se ve que yo pude naturalizar el hecho de defenderme para manejarlo y que no pasara a mayores, hay chicas que no pueden.
-¿Tuviste que abandonar algún trabajo por esas razones?
-No.
-¿Paz o felicidad?
-Creo que son lo mismo…
-¿Sí?
-Paz es felicidad, van juntas.
-Hay personas que necesitan estar en un estado de enamoramiento permanente para funcionar.
-No necesito eso para funcionar. Supongo que, quien busca estar enamorado todo el tiempo, quizás no le queda cómodo estar con sí mismo. A mí me encanta estar conmigo, no tengo ese rollo compulsivo. Desde ya, es mucho más divertido compartir la vida con alguien, pero podés estar en paz y feliz si eso no sucede.
-¿Estado civil?
-Ah no, no vale.
-¿Por qué?
-No me interesa hablar de cosas tan íntimas. Nunca me divirtió contar sobre mi estado civil. Ni siquiera lo hice cuando estuve casada un montón de años con el padre de mis hijas. ¿Para qué? La gente, por suerte, no espera que yo hable de mis parejas.
-¿Te parece?
-Estoy convencida.
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