María Julia Oliván: "Creí que no podía tenerlo todo"

Todavía no puede creer María Julia Oliván que el informe de la segunda ecografía diga que su bebé creció dos centímetros y medio. No puede creer nada de lo que le está pasando porque durante muchos años lo buscó hasta perder las esperanzas.

A los 40 años, embarazada de casi diez semanas, la periodista hizo público el largo camino que la llevó a este momento. Entre susurros -porque está en el consultorio de un médico-, Oliván le cuenta a LA NACION la trastienda de su lucha por ser mamá.

"La primera vez que busqué quedar embarazada fue en 2008 y durante mucho tiempo no quedé. Me hice dos fertilizaciones asistidas y cuando por fin lo logré, lo perdí: era un embarazo bioquímico. O sea, los exámenes me daban positivo, pero el embrión no iba a poder crecer. Fue un mar de lágrimas, tremendo, un sufrimiento imposible. Por eso después, ya separada y durante muchos años, no volví a pensar en la posibilidad de ser mamá. No quería eso de "hasta que no sea madre, no paro". Decidí que como me iba bien en el trabajo, eso no se me iba a dar. Creí que no podía tenerlo todo."

María Julia habla como si todo esto le pasara a otra persona, con mucha objetividad, bien profesional. Pero es la noticia de su vida y llega el momento en que no puede evitar emocionarse. Lo hace cuando confiesa que fue el optimismo de su novio, Ariel Straccia, el que le dio fuerzas para volver a intentarlo. "Ariel es tan positivo que me da bronca", bromea. El la convenció de hacer una primera fertilización in vitro, en octubre del año pasado. "No salió bien y ahí sí perdí todas las esperanzas.Volví a hacerme todos los estudios para ver qué tenía y no había nada que impidiera un embarazo, no tenía ni trombofilia, ni ninguna de las otras cosas que suelen aparecer cuando una mujer no logra quedar embarazada." Además, con el tratamiento, las inyecciones diarias y y la invasión que significa para el cuerpo todo el procedimiento, había engordado mucho. Entonces dije: hasta que no baje de peso, no vuelvo a hacer nada. Y este año, cuando pasé de Intratables a La mesa está lista, mi vida cambió muchísimo, bajé el nivel de estrés (me habían dicho que por eso no quedaba) y Ariel me convenció de volver a intentarlo. En agosto, me hice la segunda in vitro y, de cinco embriones, sobrevivieron dos. ¡Uno de ellos está ahora creciendo en mi panza! ¡No lo puedo creer!"

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