Margarita, la hija de Esteban Bullrich: entre su paso por La Voz, la enfermedad de su padre y cómo pudo transformar el dolor
En diálogo con LA NACION, la joven contó por qué abandonó su carrera universitaria para dedicarse de lleno a componer canciones y los sentimientos encontrados que tuvo tras su participación en el programa de Telefe
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Desde chica, la música fue su conexión con el mundo, sobre todo con su papá, el más melómano de la familia. Fue él quien la estimuló y con quien hizo interminables duos en los asados familiares. Pensó que iba a ser un hobby, pero el tiempo le enseñó que “la vida es hoy” y cuando su papá enfermó decidió dedicarse con todo a su pasión.
Ella es Margarita Bullrich, hija de Esteban Bullrich, quien fue diagnosticado con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en abril de 2021. Fue por eso que, casi sin preparación, el año pasado se anotó en La Voz Argentina: a su papá le encantaba el programa y se la pasaba viendo videos de las ediciones de todo el mundo.
“Me mandé directo”, recuerda ella en diálogo con LA NACION. “Había tenido Covid y casi no llego a ir. Fui el último día, con mi mamá. Me dio risa lo que publicaron después, que mi participación estaba arreglada. La verdad es que hice una fila bajo el sol durante nueve horas para hacer el casting.” Ese caluroso día de febrero, Margarita aguantó porque unos meses antes le había dicho a su papá “¿Te imaginás si yo voy a La Voz?” Y la respuesta de él le resonaba en su cabeza mientras esperaba: “Estaría buenísimo”.
Margarita recuerda que en la fila había un ambiente muy lindo, que todos cantaban, tocaban la guitarra. Eso también la estimuló a no bajar los brazos. “Cuando me tocó entrar, estaba roja, me dolía la cabeza, no podía más. Estaba cansada y pensé: ‘Voy a cantar remal’. Finalmente canté una canción en inglés, ´Someone Like You´ y después me pidieron que cante en castellano y canté ´Deseos de cosas imposibles´, de La Oreja de Van Gogh. Se ve que les gustó y pasé a la prueba de cámara y ahí me hicieron cantar más canciones. Yo no entendía nada de lo que estaba pasando, pero estaba muy contenta”.
-¿Nunca te preguntaron por tu parentesco?
-Nunca. Yo llené un formulario con mis datos, me preguntaron cómo estaba formada mi familia y qué estilo de música me gustaba. No sé, quizás alguien puede haber conectado por alguna razón. Yo en ningún momento dije nada y nunca me hicieron referencia a mi papá, ni en el canal, ni en ningún lado.
-¿Por qué fue tu papá el día de la audición a ciegas?
-En principio no iba a ir porque él se cansa muy rápido. Yo le dije que no hacía falta si no podía, pero como en parte yo estaba haciendo eso por él, me dieron ganas al final de que fuera, porque quería que lo compartiéramos. Entonces le dije: “Si no es mucho quilombo, ¿podés venir?” Y fue. A él le encantaba el programa y fue feliz ese día.
-¿Por qué decís que lo hiciste en parte por él?
-Porque lo podía haber hecho más adelante, estando más preparada musicalmente. La verdad es que yo soy bastante principiante, pero lo quería hacer en ese momento porque no sabía qué iba a pasar al año siguiente. Es una mentalidad que empezó a tener toda la familia, que debería estar siempre en nuestras cabezas, pero estas situaciones te llevan a pensar: “No sé qué va a pasar mañana, entonces quiero aprovechar y hacer lo que pueda hacer hoy”. Por eso me mandé así. No esperaba avanzar muchísimo, había gente mucho más preparada que yo, pero para mí era vivir la experiencia y hacerlo acompañada por él.
-¿Tu papá es muy fanático de la música?
-Sí. Está todo el tiempo escuchando. En cada reunión familiar había música. Cantábamos juntos o cantaba él… Y todos escuchábamos. Siempre fue muy musical y como a mí me gustaba, mi mamá y mi papá fomentaron en mí el estudio.
-¿Qué pasó cuando te eliminaron de La Voz…?
-Fue tremendo. Todos hablan del momento, pero nadie habla del después. Yo estuve poco tiempo, me hice un grupo de amigos relindo. Entonces para mí irme fue extrañar mucho todo: estar en el canal, con mis amigos, seguir creciendo, pero también La Voz… me sirvió para volver a enamorarme de la música. Los últimos años me había alejado un poco y el programa me sirvió para darme cuenta lo que era la música en mi vida. Obvio que sentí un vacío, era muy divertido ir al canal, charlar, maquillarme. Dejar de ir fue doloroso. Lloré mucho cuando perdí. Pensar que no iba a volver fue durísimo, pero me generó tantas cosas lindas, crecer tanto, conocerme. La angustia duró dos días y después se me fue.
-¿Y qué decisión tomaste para seguir con la música?
-Dejé la carrera que estaba estudiando, Ciencias del Comportamiento, porque quería ponerme a estudiar seriamente música y no iba a poder hacer las dos cosas. Me costó dejar la facultad por lo que iban a pensar mi familia, pero mis papás estaban felices, me reapoyaron. Estaban emocionados de ver que tenía clara mi pasión desde tan chica. Yo estaba asustada, pero me la hicieron fácil.
-Te cambiaron las prioridades.
-Empecé a pensar: “¿para qué voy a estar gastando el tiempo en una carrera que no es lo que me veo haciendo en el futuro?” Porque, primero, no sé si va a haber tal futuro, entonces no voy a estudiar una carrera solo pensando en cuánta plata voy a ganar. No es algo que me importe tanto a mí ahora. Yo lo que quiero es disfrutar mi vida y hacer lo que me gusta. Quiero ir viviendo y aprovechando el tiempo y las ganas que tengo. Porque después, si dejo la música como un hobby, no sé si le voy a poder dedicar tantas horas.
-¿Hubo un cambio en tu vida a partir de lo que pasó con tu papá?
-Soy otra persona. Fue un antes y un después. Me hizo ver la vida de otra forma. Empecé a entender qué cosas son importantes y qué cosas no son tan importantes. También aprendí a no perder tiempo. Me cambió un montón eso. Veo la vida con otros ojos. Para mí, ahora todo vale mucho más y es algo que en el fondo agradezco.
-¿Estás componiendo canciones?
-Sí. Para mí la música es una forma de expresión y parte de este crecimiento mío con la enfermedad de papá es entender mis sentimientos y cómo afrontar distintas situaciones. Eso lo transformé en música. Ya tengo terminadas tres canciones y tengo como diez a las que les falta mucho trabajo. Mi idea es sacar un álbum dentro de poco, que me describa contando mi vida, obvio cosas con mi papá. No me sale inventar, escribo sobre lo que me pasa.
-¿Son explícitas las letras?
-Mitad y mitad. A mí me gusta componer para que la gente que escucha se sienta identificada. Quizás si es una canción donde estoy hablando de mi dolor personal, no es que nombro la ELA o a mi papá, pero lo doy a entender. Y quizás si alguien está escuchando traslada para sí mismo ese sentimiento. Son letras poéticas pero también hablo de cosas bien concretas que se entienden.
-¿La enfermedad de tu papá te atraviesa totalmente o también tenés canciones de amor?
-A veces yo misma me olvido que soy una chica de 18 años que no solo me pasa esto, sino también miles de otras cosas que me afectan. Ahora justo estoy trabajando en una canción de amor, pero no es algo que va a estar muy presente en este álbum porque no es lo que más me mueve en este momento. Lo que cuento es cómo el dolor te hace crecer y cómo también te puede dar mucha esperanza. Lo que pasó con mi papá generó mucho en mí, entonces el tema lo voy tocando de diferentes formas.
-¿Compartís las canciones con tu familia?
-Hay muchas que nadie escuchó jamás. Soy muy perfeccionista. Pero algunas sí.
-¿Qué dijeron?
-Papá llora, mamá también porque escuchan lo que le pasa a su hija, con música, que transmite mucho más sentimiento. Para mí cantar es fundamental, hay muchos momentos de mi vida que no los hubiese podido atravesar sin música.
-¿Cómo está tu papá?
-Se cansa mucho porque no para, quiere estar en todo y también compartir momentos con nosotros.
-¿Y comparten?
-Sí, tenemos reuniones de cine en casa, donde él -que es muy culto-, nos hace ver películas antiguas y nos cuenta historias. Es muy lindo.
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