Marcelo Taibo, el destino de ser actor, su relación con su hermano Raúl y el trágico accidente que le quitó la vida a los 39 años
Trabajó con su hermano en varias oportunidades y también con su mamá, Beatriz; tenía muchos sueños por cumplir, pero un inesperado hecho le puso punto final a su presente
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Ya no existe la barrera en la intersección de la Avenida Congreso con las vías del ferrocarril Mitre, en el Barrio de Núñez; ahora hay un paso bajo nivel vehicular y peatonal, y apenas el recuerdo de que Marcelo Olivero Taibo vivió allí sus últimos minutos. El 7 de junio de 2004, al actor y hermano de Raúl Taibo lo arrolló un tren en ese preciso lugar. Según los testigos, cruzó confiado luego del paso de un tren, sin advertir que venía otro en sentido contrario. La curva no permitía verlo y él, quizá distraído, no esperó un tiempo prudente. Fue rescatado con vida, pero falleció a los pocos minutos, en la ambulancia del SAME que lo trasladaba al Hospital Pirovano. Tenía 39 años. Su familia recién se enteró al día siguiente porque no llevaba documentos y al principio no pudieron identificarlo. No sabían que vivía a unas pocas cuadras del lugar del accidente, en Avenida del Libertador y Congreso, y que esa mañana había ido a hacer trámites antes de ir a trabajar a una radio.
La primera en preocuparse fue su mamá Beatriz Taibo porque estaba esperándolo para hacer juntos un ciclo de radioteatro de Alberto Migré y él no llegaba, y no llegaba. Entonces llamó a su hijo mayor, Raúl, para que tratara de ubicarlo. Tampoco tuvo suerte. Preocupado, Raúl consultó al entonces ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Béliz, que estaba casado con la hermana de su exmujer. Y fue quien le confirmó la triste noticia.
Raúl Taibo aclaró en ese momento que la muerte de su hermano “fue lisa y llanamente un accidente”. Y sumó: “Un testigo le dijo a la Policía que terminaba de pasar un tren y Marcelo cruzó y no se dio cuenta de que venía otro al mismo tiempo”.
Fue un drama que la actriz Beatriz Taibo nunca pudo superar. Se retiró del medio y de la vida pública durante algunos años y, si bien volvió, nunca fue la misma. “Nunca pensó que le iba a doler tanto la forma en que se vio expuesta en los medios con la tragedia. Y tener que seguir estando expuesta a ese dolor como una obligación, como una especie de crueldad, le hizo decidir no seguir participando. Hay una demanda de los medios y a ella ya no le interesa hacer prensa, no le gusta. Además, tuvo un impacto muy fuerte cuando le hicieron una cámara oculta en el cementerio, al año de la muerte de Marcelo, justo el día de su cumpleaños. Ella se vio, vio lo que le sucedía y entonces decidió no hacer más nada a nivel masivo. Por el impacto emocional que le generó, le frenó la posibilidad de darle tanto más a la gente y de cosechar lo sembrado. Nunca pensó que le iba a doler tanto la forma en que se vio expuesta en los medios por la tragedia. Y tener que seguir estando expuesta a ese dolor como una obligación, como una especie de crueldad, le hizo decidir no seguir participando”, contó Raúl Taibo hace algunos años en LA NACIÓN.
En 2010, la actriz volvió a subirse, pero de una manera muy diferente a la que estaba acostumbrada: haciendo obras en las escuelas con la Compañía Porteña de Teatro Clásico, realizó participaciones en radio y fue parte de algunos espectáculos, aunque siempre fuera del circuito comercial. En las entrevistas de radio de ese momento decía: “No estaba esperando nada. Lo importante es que lo hago, que me siento con fuerzas y me siento bien, con los problemas, las alegrías y las penas. Hay que dejar atrás las tristezas y mirar para adelante”. Y negó haber estado deprimida: “Cómo estoy, lo sé yo sola; la gente no tiene por qué enterarse. Beatriz Taibo es un ser humano como cualquier otro; cuando dijeron eso, no sabía si reírme o tomármelo en broma”.
La tragedia también modificó la vida de Raúl Taibo que, con la muerte de su hermano, empezó a interesarse en las terapias alternativas y en un camino espiritual que todavía hoy recorrer.
Marcelo Ricardo Olivero Taibo había nacido el 6 de febrero de 1965 y de chico quiso seguir los pasos de su mamá y también de su papá, Ricardo Tito Olivero, que era productor teatral y dueño del Teatro Refasi de Mar del Plata. Justamente en esa ciudad se conocieron sus padres unos años antes de su nacimiento, haciendo temporada de verano. Dio sus primeros pasos como modelo y cuando debutó en televisión decidió usar el apellido materno, tal y como lo hizo su hermano antes. Actuó en una sola película, El profesor punk, junto a Jorge Porcel y Beatriz Salomón. En televisión fue parte de varias telenovelas, entre ellas Una voz en el teléfono, que protagonizaron Raúl Taibo y Carolina Papaleo, y también compartió escenas con su hermano en Esos que dicen amarse y en 90-60-90 Modelos. En una entrevista en Crónica TV, Olivero había hablado de su relación con su hermano: “Nos llevamos bárbaro. Trabajamos varias veces juntos y me siento muy cómodo con él”.
Hizo Fiesta y bronca de ser joven, con Laura Novoa; Sin condena, Herederos del poder y Gasoleros. Además fue parte de muchos elencos de teatro independiente y en calle Corrientes debutó en 1999 en una versión del clásico de Shakespeare, Las alegres mujeres de Shakespeare, junto a su hermano. También participó de ¿Y mis pantalones dónde están?, Cuando Adán perdió la hoja, El debut de la piba, El zorro, en una versión de Fernando Lúpiz. Y protagonizó decenas de publicidades y también los ciclos de radioteatro de Alberto Migré, en el 2003. Y ese fue su último trabajo.
Le costó entrar al mundo del espectáculo y, de alguna manera, se sentía a la sombra de su hermano. En alguna entrevista, expresó: “Creo que todos los que somos hijos de actores o actrices más o menos reconocidos debemos coincidir en lo mismo. Te abre puertas; no te conoce nadie y de repente podés acceder más fácil a una primera convocatoria. Pero después de eso, el trabajo es el mismo o más duro todavía del que no tiene un padre conocido”.
Todos lo querían, no solamente porque era una buena persona y simpático sino también porque lo vieron crecer entre bambalinas y acompañar a su mamá siempre, en los sets de televisión y en los camarines de los teatros.
“Una persona cálida y sensible”
Carolina Papaleo fue su compañera en una novela y lo recuerda con mucho cariño. “Marcelo no tenía nada que ver con Raúl, aunque eran hermanos y eran parecidos físicamente. Raúl va en slow con su trabajo espiritual, desplegando su halo a un ritmo tranquilo. En cambio, Marcelo era un pibe con mucha energía, conversador, siempre muy arriba. Contrastaban mucho. Fue terrible lo que pasó. Ese día, cundo tuvo el accidente, lo estaba esperando la madre en la radio porque tenía que hacer un radioteatro. No llegaba y no llegaba, y empezaron a preocuparse”, dijo la actriz a LA NACIÓN.
También Emiliano Kazcka fue su compañero: “Con Marcelo nos conocimos en Canal 9, a principio de los años 90. Lo recuerdo como una persona cálida, sensible, y eso transmitía por la pantalla. Además, tenía una pinta bárbara y portaba un apellido ilustre en la televisión; sin embargo, siempre fue humilde, jamás vi en él un gesto altanero. Me impactó mucho cuando me enteré del accidente. Una pena que se haya ido tan joven. Guardo el mejor recuerdo suyo”.
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