Marcelo Corazza, ganador de la primera edición de Gran Hermano: “En algún momento me arrepentí de haber entrado a la casa”
A 21 años de haberse consagrado vencedor, repasó su estadía en el reality y dio a conocer sus sensaciones al enterarse de que Telefe pondrá al aire una nueva temporada
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Fue el ganador de la primera edición de Gran Hermano, el padre de todos los realities que este año regresa a la pantalla de Telefe. Tras dos décadas de mantener un perfil muy bajo y de trabajar detrás de cámaras, Marcelo Corazza recordó su paso por la casa más famosa del país.
“Me sorprendió la noticia del regreso del programa. Empezó a correr el rumor el año pasado y nos empezaron a sondear a todos los exparticipantes, como siempre ocurre. Y yo dije que no creía que fuera a pasar en Telefe, pero hace un mes nos dijeron que se hacía y empezamos con las reuniones”, explicó Corazza, que trabaja como productor el canal de las pelotas.
En el ciclo radial Por si las moscas, Corazza reflexionó sobre los condimentos que debería tener esta edición en un contexto en el que las redes funcionan, de por sí, como un gran reality universal. “En realidad, en Instagram uno muestra la mejor foto, y cuando sube una foto fea, es una foto fea cuidada puesta a propósito. Mostrás que comés sushi, pero no que no llegaste a fin de mes. En este caso, los participantes no van a tener el celular ni redes sociales y los van a ver como son realmente, no a través de un filtro. Es cierto que las redes son una competencia, pero el reality termina arrasando. Tenés que ser muy fuerte de la cabeza para mostrar todo lo que sos en realidad y no solo lo que te conviene mostrar. Gran Hermano es la vida real, y es un desafío grande para los chicos de hoy”.
A principio de este siglo, Corazza fue pareja de Sabrina Carballo, quien es una de las participantes más cuestionadas de El Hotel de los Famosos. La última eliminada del programa de eltrece se mostró sorprendida por la repercusión que tuvo en las redes el trato que ella y su grupo le dieron a Lucas “Locho” Loccisano y aseguró, en distintas entrevistas, que tanto ella como su expareja Maxi “Chanchi” Estévez y sus amigos Emiliy Lucius, Martín Salwe e Imanol Rodríguez terminaron quedando como villanos gracias a que por medio de la edición la producción decidió qué mostrar y qué ocultar.
Sin referirse específicamente a los dichos de su exnovia, Corazza explicó: “Es verdad que la edición puede favorecerte o perjudicarte, pero todo lo que van a mostrar es lo que vos hiciste adentro de la casa. Hay que ver qué decidimos mostrar los productores al momento de presentar el compilado o el programa, pero no se puede mostrar lo que no hiciste”. Y agregó: “Es muy raro que se ensañen con uno y muestren todo el tiempo lo malo. No hay razón para que eso ocurra. Pero si alguien muestra que todo el día es un guacho, o que es un vago, o que todo el día hace chistes o está durmiendo... Bueno, se explota eso porque esto no deja de ser un show”.
En relación a si es mejor mantener una estrategia o mostrarse tal cual uno es dentro de un reality, el ganador de GH explicó: “Podés tener una estrategia durante 160 días, pero tenés que tener una personalidad muy fuerte para que no se te caiga. Tenés que haberte preparado durante años para poder lograr eso. Creo que podés tener mini estrategias para sobrevivir o para pasar una gala o una nominación, pero vos vivís las 24 horas ahí, y en algún momento se te cae la careta. Lo mejor es sacar lo mejor de uno y buscar cómo competir. Nosotros éramos todos bebés de pecho al lado de lo que son los chicos ahora”.
“Cuando entré a la casa, en la primera semana, miraba las cámaras. En la tercera semana, ya me olvidé de que me estaban grabando. ¡Nosotros en la noche de la gala nos bañábamos y nos arreglábamos porque íbamos a salir en la tele!”, recordó, dando a entender que tanto él como sus compañeros no tenían consciencia de que durante todo el día eran grabados y que lo que ocurría en la casa era, además, transmitido en vivo.
Sobre su motivación para anotarse en el programa, Corazza explicó: “Yo entré al programa para ganar la plata y poder comprarme mi casa, no para hacerme famoso. Como era profesor de educación física, me había anotado en Expedición Robinson dos veces y no había tenido suerte”.
“Cuando el programa y el efecto que genera se terminan, hay que tener la cabeza fría. Cuando yo salí, de los colegios en los que trabajaba me habían echado, porque no querían un profe tan expuesto. Pensá que eso ocurrió hace 21 años... Hoy sería hasta divertido; hoy pensarían que tienen el profe de la tele”, recordó. Y agregó: “Por eso, al no querer ser famoso, para mí la salida fue mucho más dura que para los que sí querían trabajar en el medio. No me quejo, pero tuve que reinventarme y ver de qué laburaba. Yo peregriné por algunos programas de televisión y estar delante de la cámara claramente no era lo mío y terminé produciendo”.
“En algún momento me arrepentí de haber entrado a la casa. Al año de salir, cuando salía y me reconocían, me quería matar. Tuve dos semanas a los medios acampando en la puerta de mi casa. ¡Salía al balcón y parecía Eva Perón! ¡Mi familia firmaba autógrafos! Fueron procesos... Hoy lo miro a la distancia y me parece que fue una experiencia que me sumó un montón; me transformé, creo, en un buen productor de televisión”, reveló.
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