La actriz está feliz con su presente y con haber dejado de lado varios prejuicios para poder disfrutar de las propuestas que le lleguen si así lo siente; en las vacaciones de invierno se subirá otra vez al escenario del teatro Broadway con la obra Un plan perfecto
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Marcela Kloosterboer tenía otros planes laborales para este año, pero cambiaron sobre la marcha y ahora se sumó al elenco de Un plan perfecto, la delirante comedia que protagonizan Peter Alfonso y Paula Chaves, que estará en el Teatro Broadway durante las vacaciones de invierno. A punto de cumplir los 40, la actriz tiene la misma belleza que a los 20 y también la misma dulzura. Un rato antes de subir a escena, conversó con LA NACION sobre los éxitos que protagonizó en televisión y el cambio de la industria audiovisual. Además habló de la relación con sus hijos, Juana (7) y Otto (4), y de la pareja que construye, desde hace 15 años, con su marido Fernando Sieling.
-Debutaste a los 12 años en Amigovios y desde entonces nunca paraste de trabajar, aunque desaceleraste el ritmo cuando fuiste mamá...
-Sí, todo el primer año de mi hija no trabajé y recién volví al año, con Las estrellas. Fue una decisión personal porque los primeros años de los chicos son muy importantes y lo hice muy a conciencia, para estar presente y acompañarlos. No sabía que iba a ser así, pero se me dio cuando fui mamá; son años que no vuelven y me parece que son la base de todo. Después, cuando crecen, ellos ya tienen sus propios planes.
-¿Cómo es la organización familiar cuando trabajás?
-Nos organizamos bien con mi marido. Fernando es un padrazo y criamos a nuestros hijos a la par. Por ahí él los baña y yo cocino, o al revés. Hacemos todo entre los dos. Somos un equipo.
-¿Considerás que son una pareja fuerte, después de 15 años juntos?
-Yo creo que sí, aunque no todo es color de rosa. Los dos tenemos los mismos valores y a partir de la familia que formamos ambos nos fuimos conociendo en este rol. A los dos nos gusta estar en casa con nuestros hijos; a veces le digo a Fernando que Juana quiere irse a dormir a lo de una amiga y él prefiere que se quede en casa (risas). Nos gusta estar presentes en la cotidianidad de nuestros hijos, siempre cerca. Y nosotros también nos acompañamos mucho y nos apoyamos en lo que hacemos. Hay que remarla, obviamente, pero también me gusta esa solidez que te dan los años. La pareja va cambiando mucho, nosotros también y hay que ir acomodándose al otro.
-¿Hay algún secreto?
-No sé si es una fórmula, pero tenemos algo que nos funciona y son muchos momentos individuales, de cada uno. Por ahí me voy de viaje sola o con los chicos, y él también y esos momentos son nutritivos para los dos. Está bueno tener espacios propios. Encontramos ese equilibrio. Aprendimos que la pareja se trabaja y se construye.
-¿A qué se dedica Fernando?
-Fernando es músico. Tiene una escuela de música itinerante que se llama Rock and learn y trabaja en muchos colegios. Con Juana cantan sus canciones, las preparan, y por ahí quiero grabar y ella me dice que no, que todavía no la tienen y corrigen los tonos. Es lindo tener música en casa. Y Otto toca la batería.
-Pronto cumplís 40 años [el 5 de julio], ¿hacés alguna reflexión de lo vivido hasta ahora?
-Me siento muy bien a los 40, muy ubicada en tiempo y espacio. Siento que hice un camino de aprendizaje y autoconocimiento muy grande en estos últimos años y que estoy en un lugar que me gusta y que construí en mi trabajo, en mi pareja y en mi familia. Estoy donde quiero estar. Obviamente con el estrés del día a día, de los chicos que se pelean y que nada es color de rosa, pero con una familia muy linda y con un trabajo que me gusta y permitiéndome hacer cosas que en otro momento no hubiera hecho, ya más liberada de algunos prejuicios. En este ambiente todo se juzga y la mirada de un colega siempre pesa un poco. Y la verdad es que hay que hacer lo que a uno le hace bien, sin pensar tanto.
-¿Estás contenta con las elecciones laborales que hiciste?
-Arranqué haciendo una participación en Amigovios y seguí con Mi familia es un dibujo, Chiquititas, Verano del ‘98. Me han llamado para hacer cine y no podía con todo, así que he dejado de hacer películas y me arrepentí. Pero se dio así. Me hubiese gustado hacer más cine, aunque nunca renegué de la televisión porque es un lugar en donde siempre disfruté estar. Ir a grabar era un programón. Cuando hice Las estrellas y volví a grabar después de un año, pensaba qué feliz era ahí y qué bien la pasaba. Es un ambiente que me gusta.
-Creciste en un set de televisión...
-¡Sí! Son amores, Valientes, Sin código… Cada año una tira. Hay un meme con el que me identifico mucho y es el que dice algo así como “yo soy de los que piensa que los ‘90 fue hace diez años” (risas). El otro día festejamos los 25 años de Verano... y yo creo que pasaron 10. Pero fueron 25 años bien recorridos...
-¿Qué programas recordás especialmente y por qué?
-Valientes fue un programa que me encantó y ahí me hice amiga de Eleonora Wexler. Verano del ‘98 también fue especial porque yo era una nena de 14 años y estábamos viviendo esa etapa hermosa con Agustina Cherri y Tomás Fonzi, que éramos los más chiquitos del elenco. Todo era un descubrimiento. Y Las estrellas también me dejó muy lindas amigas.
-De cada tira te llevás amigas...
-Sí, soy de valorar esos vínculos. Con Celeste Cid nos reencontramos en Las estrellas... Habíamos hecho Verano del ‘98 y ella me decía que yo estaba con Agustina y no le daba bola.
-¿Alguna vez padeciste la popularidad?
-Al principio me daba mucha fobia el tema de la fama porque fue de cero a cien y me asusté, pero después de hacer Verano... paré unos meses y la intensidad bajó en la calle, entonces fue un alivio. Siempre fui de tener mi vida privada muy encerradita en mi círculo y de repente sentirme invadida me asustó. Con el tiempo también pude ver lo que sucedía desde el agradecimiento y el reconocimiento de mi trabajo. Fui aprendiendo, pero fue algo muy fuerte.
-¿Te acordás cómo te acercaste al teatro siendo tan chiquita?
-A los 8 años mi papá me llevó a clases de teatro. Siempre fui histriónica, me gustaba disfrazarme y actuar. Me acuerdo que mis compañeras tenían 12 años y en mi primera clase la profesora me preguntó si quería mirar y si me gustaba me sumaba en la próxima y le contesté que quería actuar ese día. Y ahí empecé. Estudié cuatro años con Cristina Iturri, una profe que era una genia.
-Tenés un carácter decidido porque a los 8 también decidiste ser vegetariana...
-Es verdad. Y un dato no menor es que me gustaba mucho la carne y comía asado, morcilla, todo. Mi papá decía que estaba orgulloso de mí porque se peleaba conmigo por la grasa del bife. ¡Y me hice vegetariana! (risas). Una tía hermana de mi papá me contó que su media hermana en Holanda se había hecho vegetariana porque no apoyaba la industria de la carne y yo no entendía nada, no sabía qué tenía que ver la vaca. Ahí tomé conciencia de lo que había atrás de lo que yo estaba comiendo.
-¿Y te dejaron ser vegetariana en tu casa?
-Sí y se lo agradezco siempre a mi mamá. Creo que es muy importante respetar lo que el niño dice porque le estás dando autoestima y seguridad en sí mismo. En ese momento no había una industria de alimentos para quien no comía carne y entonces caías en el arroz, las pastas y la pizza. Pero lo sostuve a través del tiempo y nunca más volví a probar carne.
-¿Tus hijos son vegetarianos?
-Juana me dijo que entre los 8 y los 9 años se va a hacer vegetariana. En casa hacemos varios platos porque a Otto no le gusta nada y le hacemos algo especial, Fer come otra cosa, y Juana y yo, otra. Si tienen ganas, los chicos comen carne. Ya decidirán cuando tengan ganas qué hacer.
-¿Y tu marido nunca probó seguirte en esta decisión?
-Nunca logré hacerlo vegetariano (risas). Hace asados y para mí pone verduras y hace unas ensaladas buenísimas: es muy famoso por eso porque le pone de todo. Nunca fui de imponer nada, que cada uno tome su decisión y tenga su conciencia en su momento. Sí digo algo cuando veo a una persona con un abrigo de piel y le pregunto si sabe cómo se confeccionó. Me parece muy violento. La industria de la carne es violenta y a pesar de ser un país muy carnívoro, tenemos muchas propuestas para vegetarianos y veganos. El año pasado estuve en Madrid, por ejemplo, y eso me llamó la atención: no hay tanta variedad como acá. Me sorprendió, siento que en nuestro país estamos muy avanzado en eso. Hace muchos años hice cursos de cocina vegana y en ese momento cocinaba mucho, pero ahora ya no. Hago ensalada y el resto lo compro porque hay de todo. O hago verduras al horno, simple.
-Suelen halagar tu piel, ¿creés que es por tu alimentación?
-Cuando dicen algo de mi piel siempre digo que soy vegetariana desde los 8 años. Cuando la gente deja de comer carne, se nota enseguida en la piel.
-¿Cómo te sumaste a Un plan perfecto? En el verano, Romina Gaetani hacía ese personaje.
-La compañía de Peter Alfonso y Paula Chaves hizo teatro en Buenos Aires hace diez años y no volvieron más hasta ahora así que era todo un desafío. En el verano hice Radojka en Carlos Paz y un día fui a ver Un plan perfecto porque éramos vecinos de Pedro y Paula, vivíamos en el mismo barrio en Carlos Paz y nuestros hijos se hicieron amigos. Me gustó la obra, me reí mucho, vi todo lo que se generaba arriba del escenario entre los actores y pensé que la pasaban muy bien. Cuando volvimos, Pedro me propuso hacer la gira y la primera sensación fue: “Sí, me re divierte”. Iba a ser una gira chiquita por Uruguay y después se sumaron San Juan, Mendoza y Buenos Aires y me lancé. Es un género que nunca había hecho, quizá sí en Son amores, que era un poco delirio y jugando a fondo. Empezamos a ensayar un lunes y el viernes estrenamos en Uruguay y la verdad es que disfruto mucho porque veo que la gente la pasa muy bien y hoy en día no es poco que se reían, aplaudan y disfruten. Cuando no estoy en escena espío desde un rinconcito y veo las caras de felicidad y digo: “Ay, qué lindo”.
-Hiciste poco teatro a lo largo de tu carrera...
-Es verdad, me encanta ir al teatro y trato de ver todo. El año pasado tenía muchas ganas de hacer teatro, me ofrecieron obras que no me habían gustado tanto, vi Radojka y me encantó. Soy un poco así y si me gusta, lo hago. De hecho, nos fuimos a Carlos Paz durante dos meses y medio con mi familia.
-¿Consultás las decisiones de trabajo con tu marido?
-Sí, claro. En su momento me habían ofrecido hacer teatro en Mar del Plata y ya lo teníamos hablado y al final fuimos a Carlos Paz y fue una experiencia espectacular a nivel personal, familiar, profesional. Con Radojka íbamos a hacer gira, después se postergó y me quedaron ganas de seguir haciendo teatro. Me gusta Un plan perfecto porque no es una obra pretenciosa y sabés que te vas a reír una hora y media, sin buscar dejar mensajes.
-¿Te costó sacarte los prejuicios de encima?
-Fui bastante prejuiciosa a lo largo de mi carrera y hoy pienso que hay cosas que hubiera hecho. Pero también está la mirada del compañero y a veces pesa. Si vienen a verme mis amigas y mi familia estoy tranquila, pero si vienen amigas actrices me siento más nerviosa porque la mirada es otra.
-¿Cómo fue sumarse a un elenco que ya se conocía?
-Conocía solamente a Pedro y a Paula, pero cuando hay buena onda me siento cómoda y soy muy confianzuda enseguida. Desde el primer día me sentí muy bien. Me acuerdo que Pachu (Peña) estaba de viaje y ensayamos con Rodrigo (Noya), que estaba muy predispuesto y fue muy generoso. Nos divertimos mucho y en cada función cambiamos algo porque Pedro está siempre muy atento y te dice: “En este momento podés decir tal cosa”. Hasta último momento va sumando. Y está bueno porque el género es un desafío.
-¿Tenés proyectos?
-Voy a hacer una ficción en una plataforma que vamos a grabar este año y quiero seguir haciendo teatro. Hay algo por ahí.
-Creciste haciendo ficciones en televisión abierta, ¿qué sentís cuando ves cómo cambió la industria audiovisual en los últimos años?
-Cambió tanto y tan rápido. Creo que es un proceso que se venía dando y la pandemia lo aceleró. Me da lástima y mucha nostalgia. Había mucho trabajo, tiras y unitarios en todos los canales. Fue la época dorada de la televisión y siento que la gente la extraña porque al argentino le gusta sentarse a ver la tele. El otro día estaba con amigas y decíamos: “¡qué nostalgia que los chicos lleguen del colegio y esperen a ver su programa como Chiquititas y que anhelen esa pausa para ver cómo seguía! Eso sé perdió y me da lástima porque siendo madre hoy creo que era muy beneficioso. No sé si en algún momento volverá a hacerse ficción, pero también entiendo que es difícil y muy caro.
-¿Te enganchás con las ficciones en plataformas?
-Hay tanto que abruma. A veces, antes de dormir, busco algo para ver y no encuentro y termino durmiéndome sin ver nada. Antes de ser madre veía más series, ahora no tanto.
Para agendar
Un plan perfecto. Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155, CABA), desde el 14 de julio al 6 de agosto, los viernes a las 20.30, y los sábados y domingos a las 20.
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