Manu Viale: cómo lidia con los prejuicios y por qué, pese a su propia experiencia, sigue creyendo en la amistad entre el hombre y la mujer
Este jueves, la actriz desembarca en la pantalla grande con Como si fuéramos sólo amigos, una comedia romántica que interpreta junto al chileno Sebastián Badilla; en diálogo con LA NACIÓN, explica qué se sintió cien por cien identificada con esta historia
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¿Se puede seguir siendo amigos después de pasar una noche juntos? Este es el gran interrogante que plantea Como si fuéramos sólo amigos, la nueva película de Sebastián Badilla, protagonizada por Manuela Viale,. En ella, la actriz interpreta a Martina una joven y exitosa abogada que está casada desde hace tres años con Federico. Sin embargo, su mundo “perfecto” comenzará a tambalear cuando después de casi una década se reencuentra con Jorge, su mejor amigo de la adolescencia, que se ha convertido en un actor porno.
No sólo la distancia geográfica los separó durante todos estos años (ella se mudó con su familia a la Argentina) sino el alocado impulso de tener sexo como “despedida”. Después de eso, nunca nada volvió a ser igual hasta que, una noche de verano, ambos se reencuentran de casualidad en Buenos Aires. Al ver que siguen teniendo la misma conexión que cuando eran adolescentes, la abogada y el actor de películas para adultos deberán decidir si continuar siendo amigos o dar un paso más. “Es una comedia muy clásica con la que muchas personas pueden sentirse identificadas”, le anticipa la protagonista a LA NACIÓN que encuentra en esta trama varias similitudes con su vida real.
Es que Manu está casada con su mejor amigo de la adolescencia, el futbolista Federico Freire, y en su momento también pasó por esta disyuntiva de arriesgarse y dar un paso más o conservar la amistad. “Estoy casada con mi amigo de los 15, con el que no nos animábamos a dar el primer paso por miedo a perder nuestra amistad, con el que tuve que mantener una relación a distancia cuando se fue a jugar al exterior… Cuando leí el guion dije: ‘Es mi historia con Fede’ así que tenía que hacerlo”, cuenta la hermana de Juana y Nacho Viale sobre este papel que significa su gran debut en la pantalla grande con un protagónico.
Mientras que en tele participó de proyectos como Dulce amor, Aliados, Quiero vivir a tu lado y Fans en Vivo (donde debutó como conductora), en teatro cuenta con un CV más abultado: Perras, la adolescencia feroz, El club del chamuyo, Convivencia obligada y Wasabi son algunos de los títulos con los que brilló sobre las tablas. “Soy muy volátil, me gusta cambiar todo el tiempo. Me encanta hacer muchas cosas a la vez y probar muchas cosas nuevas como geminiana que soy”, advierte quien también se animó a hacer streaming primero, con Red Flag en Luzu TV y ahora con Circuito Cerrado, el ciclo que comparte todas las tardes junto a Cachete Sierra, Agus Franzoni y Mai Pistiner en La Casa.
-¿Qué se siente estar protagonizando tu primera película?
-Estoy como medio en shock, todavía no lo puedo creer. Es lo que siempre soñé y pensar que voy a estar ahí en pantalla grande es increíble. Me da un poco de claustrofobia también porque soy bastante crítica conmigo. Siempre busco cosas para corregir, pero la peli es hermosa, está re bien hecha; se nota el amor y el cariño con el que se hizo.
-El actor y autor, el director y todo el equipo de producción es chileno… ¿Cómo te llegó la propuesta?
-Sebas (Badilla) se vino a vivir a la Argentina en agosto del año pasado porque se casó con una argentina y tiene un bebé. Me fue a ver a Wasabi, una obra de teatro que yo hacía y salió diciéndole al hermano que no sabía quien era yo pero que era perfecta para el papel de Martina. Averiguo quien era y me mandó el guion. La verdad es que me sorprendió porque uno no está acostumbrado a que de repente venga una persona y te ofrezca ser la protagonista de su película. Entonces al principio desconfié un poco. Además, yo no lo conocía, no tenía idea quien era ni que había hecho, así que me asusté.
-Tu historia de amor con tu marido es bastante parecida a la trama de esta película… ¿Qué te pasó cuando leíste el guion?
-Dije: “¿Qué onda? Esto me resuena mal. Tiene que ver con mi vínculo con Federico. Este hombre me está stalkeando y sabe todo de mi vida. Es como Bebe Reno” (risas). Obviamente que de entrada me sentí atraída porque era la historia de mi vida: estoy casada con mi amigo de los 15, con el que no nos animábamos a dar el primer paso por miedo a perder nuestra amistad, con el que tuve que mantener una relación a distancia cuando se fue a jugar al exterior… Había muchas cosas en común y lo sentí como una señal. Tenía que hacerlo porque, además de sentirme identificada, era todo muy mágico, muy perfecto.
-Al ser una historia con la que te identificabas tanto, ¿hay algo de vos en Martina?
-¡Sí, reee! Cuando empezamos a pasar el guion y las escenas, yo les dije que me encantaba que me corrijan, y lo mismo fue de parte de ellos: “Si se te ocurre algo que quieras agregar en alguna parte del texto, sé libre”. O sea que tuve plena libertad desde el día uno. Es más, cambiamos un poco el guion original y a Martina la argentinicé porque había algunas palabras que eran muy para el público de Chile. Trate de bajarlo un poco y meter esas palabras porteñas que tenemos.
-¿Cómo fue trabajar con Sebastián Badilla, este actor chileno que también es guionista y productor del film?
-Nos preguntan mucho cómo hicimos para generar esa complicidad y relación de dos mejores amigos cuando no nos conocíamos. Yo soy medio arisca por mi forma de ser, me cuesta entrar en confianza, pero cuando sentí que el equipo de trabajo era increíble, desde Gonzalo (el director y hermano de Sebastián) hasta los técnicos de iluminación y sonido que también eran chilenos, me relajé. Fue muy lindo trabajar con ellos porque nunca me dijeron que no a nada.
-Después de tu historia personal y de esta película, ¿seguís creyendo en la amistad entre el hombre y la mujer?
-¡Sí, recontra! Sé que es difícil de sostener porque estoy casada con mi mejor amigo, pero durante 15 años fuimos amigos sin que pase nada. Además, tengo muchos amigos varones con los que tengo amistades reales y fieles que defiendo a muerte.
-¿Quiénes son tus amigos del medio?
-Nico Furtado, Gastón Vietto, Guido Penneli, Ima Rodríguez, Grego Rossello, Agus Franzoni, Cachete Sierra, Facu Gabandé. Son amigos con los que trabaje y nuestro vínculo es súper verdadero y no pasa más nada que una amistad. Sé que cuento con ellos siempre.
-La peli habla mucho sobre los prejuicios... ¿Alguna vez sentiste prejuicios por tu apellido?
-Sí, la verdad que toda mi vida, pero lo fui soltando. Uno va transitando la vida y va dejando que las cosas decanten solas. Cuando me conocen saben realmente cómo soy y eso queda en el olvido. Yo no dudo de mí como persona, pero creo que los prejuicios están siempre; seguramente tengan prejuicios sobre todos los integrantes de mi familia. Cuando uno entra en el medio tiene que entender que hay mucha envidia. Es muy fácil criticar desde el teléfono o una pantalla. Hay veces que duele un poco más y otras un poco menos; según como esté yo con mis niveles de inseguridad. Trato de entender lo que valgo y creérmela. Saber que di lo mejor de mí y que estoy donde estoy por quien soy yo, por el laburo que hago, y no por el apellido que tengo.
-¿Cómo te llevás con Juana y Nacho? ¿Les pedís consejos?
-Con todos mis hermanos (también se refiere a Matías, hijo de su padre Ignacio Viale del Carril y su madre Mariana Virasoro) tengo una relación excelente. Pero no les pido consejos, fluyo. Por ahí al que más le pido consejos es a mi papá, pero cada uno vive su recorrido como puede.
-¿Te gustaría trabajar con ellos?
-Sí, nunca trabajamos juntos así que ojalá que algún día se dé. Me encantaría.
-¿Te molesta que te comparen con Juana?
-No, la verdad que no. Tampoco siento que eso pase, cada una tiene su carrera. Compartimos el amor por la naturaleza y los animales; somos muy compañeras.
-Hablemos del streaming, un formato mucho más relajado… ¿Cuál es el límite a la hora de qué contar y qué no? ¿Te paso de haber dicho algo de más y arrepentirte?
-Es verdad que el streaming es un espacio donde uno está con amigos charlando y se olvida un poco de las cámaras; es distinto a la tele. Uno se relaja y a veces se le suelta la lengua y habla un poco de más, pero nunca me paso de arrepentirme. Sí de decir: “Uy esto quizá podría haberlo evitado” porque después lo sacan de contexto y si no ves todo el programa entero queda fuera de lugar... Pero bueno, es un poco el juego del streaming.
-Hace poquito hablaste sobre la pérdida de un embarazo, ¿tenías planeado contarlo o surgió naturalmente?
-No lo pensé, me salió naturalmente. Ya pasó, lo sané y es parte de la vida. Lo conté desde un lado de sanación mía propia. Ya hice mi duelo, pero tampoco quiero darle demasiada entidad al tema.
-¿Cómo se viene tu 2025?
-Sigo con Circuito Cerrado. Hacemos un parate ahora en diciembre pero volvemos en enero. Y ya estamos hablando con Sebas de seguir haciendo cine, porque uno se vuelve adicto (risas).
-¿Seguís criando mariposas?
-Tuve una época en pandemia. Con tiempo muerto, me había puesto una huerta en mi casa y sumé algunas plantas hospederas de las orugas de la mariposa monarca, que son las asclepias. También llené el jardín con las que tienen flor con néctar para que tuvieran alimento. Me parece magnífica la metamorfosis de la oruga en mariposa; lo que les cuesta transformarse en esa mariposa perfecta y hermosa. Es lo más increíble que vi en mi vida. De hecho, tengo una tatuada en mi piel.
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