Magui Bravi se casa con su novio arquitecto, luego de 14 años juntos y algunas idas y vueltas
La actriz y bailarina que siempre evitó hablar sobre su vida privada ahora quiere gritar a los 4 vientos que está lista para pasar por el altar junto a su pareja
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De perfil bajo, Magui Bravi siempre evitó hablar de su vida privada y su estado civil era un enigma hasta que en el último San Valentín tuvo ganas de postear un álbum de los 14 años de su relación con Octavio Cattaneo. Asimismo, hace poco hizo una producción de vestidos de novia y no aguantó gritar su felicidad a los cuatro vientos, ya que caminará rumbo al altar: “Este va a ser un año muy especial para mí”, señaló en su cuenta de Instagram. LA NACION conversó con la actriz y bailarina para saber más sobre su historia de amor, cuándo se casa, cómo van los preparativos para la gran la fiesta y cómo será su vestido. Además aseguró que es un muy buen año laboral también porque tiene tres estrenos de películas y dos filmaciones en camino.
-¿Cuándo te casás?
-Me caso a fin de año, todavía no lo puedo creer. No hay fecha exacta porque recién estamos empezando a ver lugares. Yo soy muy colgada y me enteré hace poco que la gente programa su casamiento con dos años de anticipación. Nosotros lo charlamos un poco por arriba, hicimos cálculos de los años que estamos juntos y decidimos festejarlo con la gente que queremos. Faltan ocho meses y para mí es un montón de tiempo, pero todos me dicen que no, que es poco.
-¿Pero hay fiesta?
-¡Sí! Quizá hacemos algo más chico, pero de alguna manera nos vamos a adaptar al poco tiempo que queda para la organización.
-¿Por civil y por iglesia?
-Civil sí, iglesia no. Siempre soñé con un vestido blanco, pero va a ser una ceremonia informal porque ninguno de los dos es practicante y no hablamos de casamiento por iglesia. Queremos hacer una ceremonia en la que podamos decir cuánto nos queremos y compartirlo con familia y amigos. Mi prima es organizadora de eventos y seguro me va a ayudar.
-¿Sabés cómo va a ser el vestido ya?
-Tengo un recorte de un vestido hermoso que vi hace mucho tiempo y lo guardé por si esto sucedía (risas). Me lo va a hacer mi diseñador de toda la vida, Facundo Wendler, y posiblemente lo adaptemos un poco a los tiempos de hoy.
-14 años juntos... Una pareja larga, ¿no?
-En el medio tuvimos idas y vueltas, él se fue a vivir a España y nos separamos un tiempo y después volvimos a elegirnos. Hago de cuenta que en el medio no pasó nada y digo que estamos juntos desde hace 14 años.
-¿Conviven?
-Convivimos desde la pandemia. Probamos vivir juntos tres veces. Las dos primeras no funcionaron y él se fue a vivir afuera después. Después volvió, nos reencontramos y cuando empezó la pandemia me mudé a su casa pensando que iba a ser por dos semanas. Se alargó y sigo acá. Nunca más me fui. Yo alquilaba así que di de baja el contrato y listo. Tenemos una linda convivencia, nos llevamos bien y además tenemos proyectos en pareja porque nos gustaría ser padres. Está bueno festejar. No sé si los papeles van a cambiar algo o si hay un antes y un después de la boda, pero lo veo como un momento de celebración.
-¿A qué se dedica Octavio?
-Es arquitecto y trabaja en un estudio.
-¿Cómo se conocieron?
-Nos conocimos cuando yo todavía era azafata. Una compañera de trabajo me dijo que quería presentarme a alguien porque tenía un amigo que era para mí. Me acuerdo que me reí porque no entendía cómo podía estar tan segura. Nos presentaron en el cumpleaños de una amiga, el 11 de septiembre de 2009, y me enamoró su personalidad. No nos separamos más.
-Una gran celestina tu compañera de trabajo...
-No la vi nunca más cuando dejé de volar, pero fue nuestra celestina y vio algo en ambos que la hizo pensar que somos el uno para el otro.
-¿Por qué nunca mostraste a tu novio hasta ahora?
-Porque es perfil bajo y yo también. Preferimos mantener la relación sin exponerla preservando lo que tenemos. Desde que convivimos empecé a contar que estaba en pareja.
-Te conoció como azafata y con el tiempo creciste como artista, ¿lo aceptó rápidamente o le costó?
-Siempre me acompañó un montón. Quizá la época de “Bailando por un sueño” fue difícil porque pasé de una vida tranquila a una muy expuesta. Fue complicado para los dos porque la vida nos cambió y fue un choque fuerte, pero con el tiempo nos acostumbramos a todo.
-¿Cómo sigue tu año laboral?
-Acaba de estrenarse Los bastardos, de Pablo Yotich, con Gerardo Romano. En abril se estrena en el cine Los olvidados 2, de Nicolás Onetti, la primera parte estuvo en Netflix, y en mayo tengo un estreno en Uruguay, El juego de la Cirendella 2. Hacer cine siempre fue mi sueño y lo busqué mucho. En algunas semanas empiezo a filmar una serie para una plataforma y en julio tengo otro rodaje para el que me tengo que preparar un poco más porque interpreto a una corredora y la verdad es que me di cuenta de que entre bailar y correr hay una distancia enorme (risas). Pensé que iba a ser una pavada y probé, pero no tengo resistencia. Estaba segura de que iba a aguantar como si nada y me dije: “Lo único que hay que hacer es correr”. Y es re difícil así que estoy entrenando.
-¿En qué consiste tu entrenamiento?
-Hago pilates y algo que se llama “Barra a terre”, que es una rutina que hago desde chica. No estoy tomando clases de baile en este momento ni haciendo entrenamiento de resistencia.
-Te conocimos como bailarina, ¿por qué ya no bailás?
-La bailarina está muy dormida. El último trabajo que hice como bailarina fue para Lágrimas de fuego, en la que interpreto a una bailarina clásica y me preparé en quince días, me puse las puntas después de mucho tiempo y al otro día me dolía todo. Creo que se estrena este año.
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