El conductor y locutor tiene ganas de volver a la televisión, pero coquetea con las redes sociales y ama la radio; ¿cómo es su vida hoy?
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Hace algunos años que no trabaja en televisión, un poco porque no le llega una propuesta que le interese y otro poco porque está incursionando en otras formas de comunicación. Pero con la radio tiene un romance que ya lleva muchas décadas. En diálogo con LA NACION, Guillermo “Macu” Mazzuca recorre su historia, recuerda su Bolívar natal, donde fue compañero de Marcelo Tinelli en la escuela primaria, y cuenta cómo Juan Alberto Badía le dio la primera oportunidad delante de las cámaras. “Estos últimos años estuve los domingos en Radio La Red, después me fui a Radio Rivadavia e hice el regreso durante todo el 2017 en radio Uno, la FM de Rivadavia, pero me estafaron”, relata Macu refiriéndose a los dueños anteriores de la emisora”.
-¿Qué pasó?
-Tenía contrato por dos años y se fueron; un día me llamaron, me dijeron que se iban y nunca me pagaron. Me estafaron y perdí mucha plata. Estuve seis meses sin hacer radio y después tuve una propuesta de Radio con vos, para hacer la noche. Ahora estoy en Eco Medios AM 1220, los sábados de 13 a 15, con La barra de Macu, porque me gustan las barras, comer en las barras, las barras de amigos. Son charlas y las disfruto mucho. Hace años que hago conducciones de eventos y en pandemia se me ocurrió hacer vivos en Instagram. Estaba solo en casa porque vivo solo en Palermo, no podía ver a mis hijos, tampoco a mis padres y empecé a hacer esos vivos. A los días me llamó un empresario amigo y me ofreció auspicio.
-Los vivos te hicieron compañía y le sacaste un rédito...
-Sí, hice un negocio. Empecé a volcarme al mundo de la mujer, con entrevistas sobre decoración, jardines, gastronomía porque me di cuenta de que Instagram es de las mujeres y mi audiencia es 95% mujeres y 95% Buenos Aires.
-¡Te reinventás siempre!
-Siempre busco diferenciarme, no miro televisión...
La tele y un amor-odio
-¿Estás enojado con la tele?
-No, para nada. La televisión es como una mujer hermosa que te fascina cuando estás con ella, pero hay que tener mucho cuidado. El último programa que hice en televisión fue con Maby Wells, en las mañanas de Canal 9, De 9 a 12, que terminó en 2006 y después nos pasamos al cable. Debe hacer más de diez años que no hago televisión.
-Arrancaste con Juan Alberto Badía, ¿cómo se dio?
-Gané un programa que hacia él. Yo era locutor de Canal 13 y me echaron. Me había recibido con Luis Otero y éramos los locutores de la cabina, le hice una joda y me echaron porque nos reímos y se escuchó al aire, gravísimo en ese momento. Así que lo estaban echando a Luis y dije que no, que había sido yo y me quedé sin laburo. Al poco tiempo, Marisa y Juan Alberto Badía invitaron a Luis a participar de Todo nuevo, un programa con periodistas, músicos, animadores, artistas, y él les dijo que no, pero recomendó a la persona que iba a ganar, y les dio mi contacto. Yo estaba sin laburo, en casa, me llamó Marisa, me invitó a participar y gané.
-¿Fue tu debut delante de una cámara? Antes solo se escuchaba tu voz.
-Claro, era locutor en off y por primera vez estuve delante de cámaras. Tuve un contrato con Canal 13 e hice Telemóvil, un programa periodístico que me marcó, me gustó mucho y me enseñó todo. Te diría que soy locutor por estudio y periodista por actividad, por trabajo. Después hice programas de espectáculos y también Teledía, con Cesar Mascetti y Néstor Ibarra, dos personas divinas de las que aprendí un montón. Siempre me estoy yendo y volviendo de la tele... Hace unos años le decía a mi exmujer, “yo ya me retiré”, y me llaman con una nueva propuesta. Me pasó con De 9 a 12 y fue un éxito. Un día Jorge Guinzburg, con quien competíamos con Mañanas informales, me dijo que solamente nos ganaban los feriados porque cambiaba el público. La televisión me encanta, pero tiene muchos altibajos. Cuando no me llamaban, empecé a pensar en producir, después tuve una época en que no tenía ganas de hacer televisión y tampoco recibí buenos ofrecimientos.
-¿Te animarías a bailar en ShowMatch o a cocinar en MasterChef?
-No, jamás. Yo estudié la escuela primaria con Marcelo Tinelli, soy de Bolívar y amigo, pero nunca haría eso. Sí haría un programa como La peña de morfi, por ejemplo. Gerardo (Rozín) es un gran productor. Recuerdo que él era directivo de Canal 9 y yo tenía un programa con Verónica Varano, por las tardes, y en una oportunidad estuve mal con La Tota Santillán que se enojó conmigo; ese día hicimos el doble de rating. Gerardo me llamó y me dijo: “Espectacular lo de hoy, podés seguir en esta línea”. Le dije que no, porque no entro en eso. La televisión cambió mucho, ahora me gustaría más el cable y las redes sociales. A veces pienso que estoy más para hacer cosas en Instagram que en televisión. Las grandes empresas siguen confiando en la televisión, pero si me tuviera que jugar como un entrepreneur, me jugaría por Instagram.
-¿Tenés buena relación con Tinelli?
-Sí, estudiamos juntos hasta 5º o 6º grado y después Marcelo se vino a Buenos Aires. Lo reencontré cuando él trabajaba en Rivadavia y yo lo escuchaba en Bolívar porque siempre fui un loco de la radio. Un día vine a verlo, tendría 17 o 18 años, pero me mudé a Buenos Aires recién a los 20 y a los 23 me recibí de locutor. Siempre digo que me arrepiento de no haber estudiado otra cosa, además de locución. Una vez tuve una entrevista con una persona de una empresa que después fue ESPN y me preguntó: “Mazzuca, locutor, ¿y qué más sos?”. “Nada”, le contesté y medio que se terminó esa reunión y yo me quedé pensando porque ese hombre tenía razón.
La familia, su gran amor
-¿Y no se te dio por anotarte en alguna carrera?
-No, porque ya estaba en otra y tampoco tenía la vocación. Quizá me hubiera gustado ser abogado, lo que pasa es que después se dedican a la política. O administrador de empresas, como mi hijo Tomás.
-¿Cuántos hijos tenés?
-Tres. Tomás tiene 28 años y su propio emprendimiento de panes (@panbarro) y su novia Chiara, uno de cocina. Juan es publicista y tiene 25 y Pedro, de 22, también estudia publicidad y ambos tienen un emprendimiento de ropa (@undefined_ba). Los más chicos viven con su mamá, me separé hace doce años y fue un golpe muy duro para mí. Aparte me quedé sin trabajo... Fue una tormenta muy difícil y en nuestro trabajo se enciende la cámara y tenés que estar alegre, divertido, inteligente, informado, no podés estar deprimido.
-¿Cómo saliste?
-Fue muy difícil.
-¿Volviste a enamorarte?
-Estuve de novio un par de veces, pero nuca armé una nueva familia. Tengo una excelente relación con mis hijos, me aman y los amo, pero ya son independientes, tienen sus cosas. Estar en Instagram es un poco el pretexto para estar cerca de ellos. Por ejemplo, les escribo por Instagram y me contestan al toque; les escribo por WhatsApp y capaz me responden un día después.
-¿Es verdad que María Laura Santillán te apodó Macu?
-Sí, me decían Macuca en Bolívar... Un primo me veía con chicas y me decía, “grande Macuca”. Un día se enteraron de mi apodo en el ISER y María Laura Santillán me puso Macu. Todos me llaman Macu, hasta mi vieja. Cuando me encuentro a Tinelli por ahí me dice Guille. Si me llaman Guillermo capaz no me doy vuelta; ni sé si algunos saben que me llamo Guillermo.
-¿Proyectos?
-Estoy trabajando desde hace unos años en una empresa de comunicación que se llama Interbrand y tiene ocho empresas, entre ellas una agencia digital, otra de publicidad, otra de relaciones públicas y una de branding. Estamos trabajando en dos o tres medios digitales nuevos y además hago desarrollo de contenidos y seguramente haga radio en enero en Pinamar y arme más cosas en YouTube, en Instagram.
-¿Y en televisión?
-Veremos... Soy muy agradecido de todo lo que me dio la televisión, de lo bien que me trata la gente por conocerme de distintos programas. Sin embargo no me dio alentar a mis hijos para que siguieran mis pasos porque es una profesión muy inestable. Mis hijos casi no saben que hice televisión (risas). Los desalenté por una cuestión económica, había momentos en que no tenía guita para pagar el colegio de los chicos. Hice un gran esfuerzo y hasta vendí mi auto o pedí créditos. No quisiera que a mis hijos les dijeran: “Sos locutor y qué más”, como me sucedió a mí. Me dan miedo los sube y baja, aunque me fue muy bien en mi actividad, pero cuando te agarra la malaria, chau. Muchas veces dije que no iba a trabajar más en la tele y volvía así que quién te dice... Siempre esperando la oportunidad. Otra cosa es que estás permanentemente dando examen.
-¿Eso sentís?
-Sí, aún a mis 61 años todos los días doy examen.
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