La actriz, que ofrecerá la obra Juana vive! en el Auditorium de Mar del Plata, mantuvo una extensa charla con LA NACION en donde reflexionó sobre el valor de la mujer, su rol en la ficción televisiva y su lectura de la realidad con compromiso político
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Llega al histórico Torreón del Monje de Mar del Plata y no son pocos los que la saludan. Los que están más cerca -y también aquellos más alejados- pegan un grito con su nombre para ofrendarle su cariño. Luisa Kuliok les responde a todos, impecablemente vestida, maquillada y peinada, e imperturbable ante la brisa típica de la costa.
La actriz llegó a la ciudad para ofrecer Juana vive!, la sentida pieza que traza una mirada sobre Juana Azurduy, la patriota guerrera que luchó por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra la monarquía española. “Las obras tienen que ser para todos los lugares y para todas las personas. Me encanta trabajar para el público y confío que van a entender todo, no me gusta subestimar. A Mar del Plata siempre llegan obras que te hacen atravesar otros pensamientos y sensaciones, pero lo digo sin desmerecer a las comedias, género al que le tengo absoluto respeto, además, me parece lógico que la gente quiera divertirse en sus vacaciones”, comienza diciendo la actriz, reflexionando en cómo se inserta la pieza que protagoniza en la nutrida cartelera marplatense del verano.
Juana vive! hará dos ciclos de funciones en el Teatro Auditorium, ese espacio público icónico de Mar del Plata y refugio de los buenos textos, actualmente dirigido por el dramaturgo y director Marcelo Marán, un referente indiscutido del teatro de esta ciudad. Las primeras funciones serán este fin de semana, desde el jueves 5 al domingo 8 de enero, a las 21 en la sala Payró. En febrero, se repetirá la apuesta con cuatro funciones más, entre el 16 y el 19 de ese mes, y el ámbito será la sala Piazzolla, una de las más grandes de la ciudad.
“Ir al Auditorium significa poder ofrecer la obra a precios populares y sumarle a la gente otra propuesta diferente para que pueda elegir. Me parece que las obras que llegan a Mar del Plata ofrecen una variedad muy amplia de posibilidades para todos los gustos”, reflexiona la actriz, quien ha cobrado una masividad mayúscula a partir de las numerosas telenovelas que protagonizó, pero que encuentra en el teatro ese reservorio para el pensamiento, lugar que nunca abandonó y que recupera siempre siguiendo aquel deseo iniciático cuando realizó, a sus 21 años, aquella primera muestra en el estudio de Agustín Alezzo.
Juana vive! está basada en Proceso a Juana Azurduy de Andrés Lizarraga, adaptado y dirigido por Rosa Celentano. Kuliok comparte la escena con Roberto Romano, su marido desde hace cuatro décadas. “La obra no es solo un drama porque también hay humor para contar la vida de esta mujer llena de coraje y arrojo. Además aparece su rol de madre y la pérdida de sus cuatro hijos en la guerra, aunque después tiene otra hija en quien depositar su amor”.
El feminismo encuentra en numerosas mujeres de la historia las raíces para un presente mucho más sólido y con derechos adquiridos. Juana Azurduy fue una de esas ilustres que marcaron el camino de la emancipación, ya no solo de las poblaciones de la América toda, sino también de sus mujeres: “Es una de las cimientes de los feminismos actuales, por eso nos interesaba traerla al hoy. Por otra parte, en una histórica cultura patriarcal, mujeres como Juana han sido ninguneadas, y es interesante hablar hoy sobre ellas, para ver cómo inspiran. En este caso, la primera que creció fui yo porque tuve que hacer un gran trabajo de investigación sobre ella, ya que necesito arbitrar elementos muy particulares y que son siempre distintos para poder narrar lo que narro”.
-El título de la obra marca el punto de vista.
-Estamos convencidos que Juana, la de la gesta libertadora, hoy vive entre nosotros.
Aquellas heroínas de la televisión
La actriz se disculpa por lo extenso de algunas respuestas. No podía ser de otra manera, se la percibe compenetrada y absolutamente empática con esa mujer que marcó un rumbo y que pagó costos. “Hice muchas heroínas en televisión, pero Juana es una mujer de carne y hueso que existió. Al principio no me animaba, tenía que indagar cómo ponía en mi cuerpo su emocionalidad, sus ideas, hasta que me animé al ver que estamos rodeados de ejemplos de grandes mujeres a lo largo de la historia, como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Hoy las mujeres ejercen también la lucha por la conservación del planeta”.
-Cuando sucede algún hecho luctuoso, suele ser la mujer la que sale a enfrentar la realidad, a reclamar. ¿Con qué tendrá que ver?
-No lo sé, quizás tiene que ver con un grito interno cuando no se ha podido manifestar libremente. Pero también siento que eso la volvió más fuerte y corajuda, y los hombres se han tenido que deconstruir, aunque hay muchos que están y acompañan.
-La mujer también se ha tenido que deconstruir.
-Por supuesto, ya que la mujer ha sido cómplice, quizás por falta de conciencia. Pero hoy, el proceso de deconstrucción es para todos. El hombre ha sido educado para no llorar, pero eso ya no rige y puede apoyarse en el otro y compartir con las mujeres de la misma manera.
-El feminismo actual es una construcción histórica que se fue consolidando desde personajes como Juana Azurduy.
-Es una construcción de siglos y de tantas mujeres luchadoras. Pensemos en Alfonsina Storni, Salvadora Onrubia o Juana Manso.
Kuliok plantea la necesidad de que “cada persona saque a la Juana que tiene adentro y esto no tiene que ver con empuñar armas, sino con la conciencia comunitaria para armarles un futuro mejor a las generaciones que vienen. Todos queremos dejar una huella, nadie se conforma con el hecho de morir”.
-Los artistas tienen la ventaja de la trascendencia.
-A mí me sucede habitualmente que me paran en la calle para contarme que veían las novelas con su madre o con sus abuelas, esas son experiencias emocionales muy fuertes. Me tocó hacer historias muy grandes, que son las que elegí porque a muchas propuestas les dije que no. Me gustaba contar esas historias donde las mujeres luchaban por la concreción amorosa, pero también por su propia identidad, por ser ellas.
-Gina Falcone o Sor Piedad, tu personaje de La extraña dama, iban detrás de eso.
-Se enfrentó a todo y se animó a romper las barreras y hoy es un tiempo donde tenemos que volver a encarnar las rebeldías, salir de los estandarizado y a pensar por nosotros mismos.
Durante los años ochenta y noventa, Kuliok protagonizó algunas de las telenovelas más exitosas del nuestro país y con proyección internacional, lo que la convirtió en una estrella en toda Latinoamérica y en mercados europeos como España. Amo y señor, Venganza de mujer, Cosecharás tu siembra, Soy Gina, Más allá del horizonte y la ya mencionada La extraña dama. Eran tiempos donde Kuliok era la actriz más exitosa y estelar de la ficción televisiva. Sin embargo, y a pesar de ese éxito estruendoso, jamás se involucró en líos mediáticos y se mostró demasiado.
-¿Te arrepentís de las cachetadas que el personaje de Arnaldo André le propinaba al tuyo en Amo y señor? ¿Qué lectura hacés hoy, en otra sociedad, sobre aquello?
-Hago la misma lectura. No era un drama, sino una comedia y no había sometimiento de una mujer, sino una lucha par entre los dos, no tenía nada que ver con violencia hacia la mujer. Si la volvieran a dar la vería. Mi personaje fastidiaba al otro, no quiere decir que estuviera bien, pero él le daba una cachetada y ella se la devolvía. Estaba hecho con humor, no era una historia sufriente. Sería bueno volver a darla para debatir sobre eso, pero no con la memoria de aquello, porque es una lectura fuera de contexto.
-La memoria es distorsionada.
-Sin querer, uno mismo distorsiona. La memoria es algo vivo, pero no se puede analizar aquello sin verlo.
Cuando aquella ola de las telenovelas se fue calmando, la marea la llevó a algunos unitarios televisivos y, sobre todo, al teatro, su gran amor. Sobre los escenarios se puso al frente de algunas joyitas escénicas. Juan Carlos Gené la dirigió en una gran versión de Hamlet, donde interpretó a la Reina Gertrudis, uno de los personajes más relevantes de la pluma shakesperiana. También se puso al frente de El alma inmoral, sobre textos del rabino Nilton Bonder, y de El collar de la paloma, basado en textos de la sabiduría oriental, dirigidas por Lía Jelín y Helena Tritek, respectivamente. “En El alma inmoral me sentía tan identificada, allí planteábamos que el alma es transgresora ya que el cuerpo debe responder a la cultura y a los hábitos, pero el alma es la única capaz de transgredir y animarse a la transformación”.
-En ese aspecto, ¿cómo está tu alma?
-La libertad es una construcción permanente. Simone de Beauvoir decía que la libertad es una búsqueda, de un hasta dónde se puede ser libre. Ella lo pensaba en torno a la relación de pareja, pero también en un sentido de comunidad.
-También se es libre hasta el umbral donde una sociedad te lo permite.
-Uno no es solo, son luchas cotidianas. Y también la libertad tiene que ver con combatir los propios miedos y en un animarse a soñar y pensar diferente y a eso convertirlo en acción.
-Se te percibe una mujer empoderada, ¿cómo enfrentás tus miedos?
-Haciendo. Por eso siempre traté de elegir muy bien qué historia contar en ficción porque eso puede ser transformador.
La primera manifestación de libertad la percibió cuando hizo, en el estudio de Agustín Alezzo, Tiempo de vivir, de Thornton Wilder, con el Grupo Repertorio. En aquel ensayo general, que fue su debut en teatro, floreció su epifanía: “Ese día pensé que nunca iba a ser más libre que en ese momento actuando porque nadie esperaba nada de mí, no me conocían. Obviamente, aspiraba a ser una buena actriz y Alezzo tenía confianza en mí, entonces hoy puedo decirte que cada decisión implica una responsabilidad de estar a la altura de mi propio deseo y no de lo que los demás esperan de mí. Ese miedo no se va nunca, pero el deseo es seguir ese camino y, desde ya, también están los miedos de lo cotidiano”.
-¿A qué le tenés miedo en lo cotidiano?
-Tiene que ver con las pérdidas de los afectos, con la incertidumbre a la que hay que enfrentar confiados. Y también a las propias miserias porque, si bien me ven moderada, no significa que también no deba luchar con mis propias miserias, como también hizo Juana (Azurduy), en tanto somos seres humanos.
-Más allá de los miedos, te has rebelado contra la industria y no has seguido un camino previsible. Estuvieron las ficciones con picos de rating hoy inexistentes, pero también el golpe de timón y la búsqueda en el teatro.
-A tal punto eso es cierto que debo decirte que me han ofrecido muchas historias que, luego de leerlas, he decidido no hacerlas, a pesar que sabía que tenían todo para ser un éxito y que lo fueron con otra actriz, pero yo no quería contar eso.
-¿No aparecía el arrepentimiento?
-No, porque no era lo que deseaba hacer. Tampoco es que iba en contra del mercado porque yo pertenezco a este medio y uno negocia lo suyo.
El medio
-El éxito puede ser un arma de doble filo. ¿Alguna vez sentiste que el medio, por haber tenido la repercusión que tuviste en televisión, no te daba el lugar en otros espacios como el teatro o el cine?
-El éxito siempre tiene dos caras, pero no lo sufrí porque confié en mis elecciones y en mi camino y eso siempre es un riesgo para asumir. Si me preguntás qué no se me dio aún, es hacer una película con un gran personaje, contando una historia actual, diferente a lo que me vieron hacer en televisión, más allá que aquellos personajes eran de composición porque la monja de La extraña dama no era igual a la chica correntina de Venganza de mujer. ¿Sabés por qué pienso en una película?
-Decime.
-Porque pienso en mi nieta, lo que se hace en televisión se va perdiendo, pero las películas quedan. Espero que la vida me lo conceda y, si no sucede, le dejaré otras cosas a Lara, con quien jugamos juntas, leemos. Ella está muy orgullosa que yo sea actriz y hasta quiere ser actriz, pero es algo que no se puede violentar, tiene que surgir.
-Las plataformas son una buena opción para realizar ficción.
-Es cierto, y me encantaría, pero también me gustaría hacer una historia en televisión abierta, donde la gente no tiene que pagar para ver. Estamos pensando algo al respecto, pero no puedo adelantarte nada.
-¿Sería una producción tuya?
-No, aún no está el productor.
-¿Hay libros realizados?
-Está la idea...
-¿Te pertenece?
-Algo hemos pensado con otra persona, a quien no puedo nombrar, no puedo adelantar nada más. Esperemos que aparezca un productor y que podamos hacer algo de mucha calidad, como eran aquellas historias donde había grandes actores, técnicos excelentes y todo salía a la perfección. Una ficción es un gran equipo, donde todos dependemos del otro.
-¿Qué tipo de historia te interesa contar?
-Pienso en historias donde la pareja joven tenga su lugar y su conflicto, pero donde también haya una historia principal con gente más grande y que los mayores dejen de estar como satélites de los más chicos. Hay tanto para contar sobre los mayores porque la potencia del ser humano es hasta el último suspiro. Podemos hablar de los miedos, la búsqueda del amor y la pérdida, la mirada y el clamor de la mujer.
-Nadie vive solo, convivimos con distintos grupos etarios, algo que no se ve reflejado en algunas ficciones.
-Se desconoce algo maravilloso como es el legado de la gente grande porque la experiencia se hace viviendo y un chico de veinte años puede tener una vida maravillosa, pero no es comparable a lo que ya transitó alguien mayor.
-Tenés fama de muy exigente. La mitología dice que cuando ingresaba Luisa Kuliok al set de televisión donde rodaba sus telenovelas, no volaba una mosca.
-Es una mitología.
-¿Volaba alguna mosca?
-Es mitología creada por los productores. Con los actores me llevaba muy bien, pero sí soy exigente. Pienso que cuando alguien está ocupando un lugar de trabajo, hace que no lo ocupe otra persona, entonces hay que ser muy respetuoso de eso, hay que hacerse cargo del lugar que se ocupa. Además, las cabezas marcan el color general. Si yo llegaba al estudio sin saber la letra, desconociendo a mi personaje, cómo se sigue.
-La cabeza de compañía es quien define la tónica del proyecto.
-Los ejemplos, buenos o malos, se contagian. Si yo no doy el ejemplo, qué puedo pedirle al otro. En mi casa se me formó en el respeto por el trabajo y eso es lo que hice siempre. Además, todos dependemos del otro. Si yo me arreglo, pero el fotógrafo no me cuida con la luz, la foto no va a salir bien.
-¿Algo te preocupa del paso del tiempo?
-Lo único que me preocupa es no poder ser autoválida. Desde muy joven hay que preparar el espíritu para aceptar la belleza del paso del tiempo. Se trata de un tránsito de toda la vida, no podés llegar a determinada edad y ponerte a pensar qué hacer con vos y cómo estar pleno. Y en cuanto a la disponibilidad física, tiene que ver con la danza, ya que hacer gimnasia me aburre. Estar entrenada me permite hacer lo que hago en el escenario.
Ideología
Se ha manifestado en torno a la defensa del aborto legal y en actos críticos hacia la composición de la Corte Suprema de Justicia. Adhiere al ideario de Cristina Kirchner y nunca ha dejado de mostrase activamente en aquellas causas en las que entiende que debe participar, como el pedido de liberación de la activista social Milagro Sala.
-¿Considerás que podés haber perdido una parte de tu público por tomar un posicionamiento político? ¿Sucede eso con el artista que manifiesta abiertamente su ideología?
-Puede ser, yo no me enteré, no le doy espacio a eso, no está dentro de mi pensamiento. Sé que hay mucha gente que, aún no coincidiendo con mi línea ideológica y con lo que a mí me interesa, reconoce y ama lo que vivieron conmigo a través de tantos años de trabajo artístico. Seguramente algún trabajo he perdido, pero soy muy respetuosa del pensamiento ajeno. No soy explosiva, tampoco lo era cuando llegaba al estudio a grabar. Pienso que todos queremos una Nación libre, soberana y justa. El mayor problema no está en la gente que habita el país, sino en los funcionarios y funcionarias, ahí sí, a veces, hay negocios donde el objetivo no es el pueblo. Cuando me he manifestado, me he manifestado desde la ciudadana, pero, al ser conocida, tiene otra repercusión, pero yo no me quiero perder la posibilidad de poder manifestarme como si fuera una anónima. Lógicamente, una sabe que por ser conocida hay riesgos y me parece que está bien afrontarlos y no critico a quien no se manifiesta políticamente, cada uno maneja su vida de la mejor manera. Yo soy actriz, y busco una sociedad más igualitaria, pero el que tiene que responder por eso es el político.
-Una porción importante de la sociedad está descreída de la clase política.
-La política es la única herramienta, la democracia es el único sistema para lograr alguna igualdad. Siempre hay que corregir y perfeccionar el sistema, pero la política y la democracia es lo mejor que tenemos. Además la democracia es el sistema que se ocupa de las minorías.
-El teatro es un acontecimiento político.
-Todo es política. Lo importante es el marco del respeto por el otro.
-La grieta atenta contra eso.
-Es un problema, pero también celebro porque hay gente con la cual yo no tengo nada que ver. No soy política y hay funcionarios a los que no quiero tener en mi mesa. Ahí no concilio, no me interesa intercambiar dos palabras porque mienten.
Mis veranos
-¿Cómo recordás los veranos de tu infancia?
-Los pasaba con mis padres. Como vengo de una familia muy humilde, de trabajo, conocí el mar a los nueve años. Hasta esa edad, vivíamos con mis abuelos. En una pieza dormíamos papá, mamá y mi hermana. Papá era técnico de televisión y cuando comenzó a trabajar en Phillips y cobró por primera vez un sueldo fijo, pudimos ir a Miramar. Nunca me voy a olvidar aquella primera llegada, había un mar de un color verde extraordinario. Es lo que dice Eduardo Galeano, “papá ayúdame a mirar”. De ese momento único, de ese mar inconmensurable, no me voy a olvidar jamás.
-¿Cuál es el lugar que preferís para pasar tus vacaciones?
-Aunque viajamos y vamos a distintos lugares, el lugar siempre es nuestra casa, no hay sitio mejor.
-¿Qué lectura elegiste para este verano?
-Siempre hay libros. En la mesita de luz tengo Yo ya no de María Pía López, terminé Black out de María Moreno y Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez.
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