Luego de una década trabajando como productor en Telefe, pateó el tablero y se asoció a Migue Granados y a su hermana Bernarda para crear uno de los fenómenos comunicacionales del año
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“Acompañar a mi papá a su trabajo era lo más, será por eso que, desde que nací, quise estar adentro de la televisión y convertirme en productor”. Sigmund Freud hablaba de “profecía autocumplida”, concepto que bien vale aplicar en Luis Cella, uno de los fundadores de Olga, el canal de streaming que es uno de los fenómenos mediáticos del año.
Comparte el nombre con su padre, quien fuera uno de los más importantes productores del medio, teniendo a su cargo proyectos de gran envergadura como el big show de Susana Giménez. Sin embargo, y más allá de llamarse igual, Luis hoy se maneja con identidad propia y una autoridad que sorprende en un joven de 28 años. “Trabajo mucho, no sé si soy re talentoso o creativo, pero me levanto y me acuesto pensando en mi laburo”, se define, mientras invita a pasar a una sala de reuniones pegada al estudio desde donde se emiten los ciclos de Migue Granados, su socio, y Nati Jota, los conductores fundantes de Olga. Pide silencio con un “porfa” y ofrece un caramelo envuelto en un celofán que lleva el logo del canal. Inusual.
Claroscuros de la vida mediante, la muerte repentina de su padre fue la bisagra que le planteó dos opciones: dejar de lado su deseo de vivir vinculado a los medios o comenzar a batallar solo. Está claro que fue por lo segundo y fue Telefe la casa que lo cobijó luego del dolor profundo y durante una década, tiempo suficiente para replantearse patear el tablero y emanciparse de la compañía líder en la que tantos quisieran trabajar. A decidido no le gana nadie.
Le peor noticia
Su padre fue más que un padre: fue el confidente y el compañero. “Le debo todo”, dice el hijo orgulloso que tuvo como jardín de infantes el estudio de Susana Giménez, la diva a la que considera parte de su familia y que confiaba a ciegas en aquel productor, el primero de la dinastía y que volcó la vocación en su hijo. Herencia de sangre que le dicen.
En el verano de 2013, Luis Cella (padre) falleció a los 64 años, pocas horas después que le extirparan un riñón. Para la televisión fue un día de duelo, ya que partía el hombre que había sido parte de ciclos como Nuevediario, Mónica Presenta, Telenoche y Siglo XX, Cambalache, y que había oficiado, durante doce años, como productor general y la gran cabeza del programa de Susana Giménez.
-¿Cómo te enteraste de la noticia de la muerte de tu padre?
-Alguien lanzó la información en Twitter y un compañero del colegio me llamó para contármelo.
-Tu padre acababa de ser operado.
-Sí, le habían sacado un riñón porque se le había formado un tumor.
-De la operación, ¿cómo había salido?
-Bien.
-Entonces, ¿un compañero te dio la noticia?
-Me llamó y me preguntó si estaba todo bien con mi papá. Cuando le digo que la operación había salido bien, entonces me responde: “Qué suerte porque acabo de leer que se murió”. Quedé en shock, pensé que era mentira.
-¿Buscaste chequear la información?
-Llamé al celular de mi papá, que sabía que lo tenía su secretaria y me atendió mi tía llorando. En ese momento, Florencia (Bas), la mujer de Ricardo Darín, tomó el teléfono y me pidió que fuera para la clínica.
Ricardo Darín y su familia eran muy amigos de los Cella, por eso la consternación ante la noticia del fallecimiento. Cuando Luisito, como lo llaman todos, llegó a la clínica, la primera imagen que recibió fue la del consagrado actor llorando desconsoladamente. “Fue el día más triste de mi vida”.
-¿Hablaste con tu padre antes de la operación?
-Nos escribimos la noche anterior. En realidad, el sistema se bloqueó y los mensajes con sus respuestas me llegaron al día siguiente, cuando ya había muerto.
Luis tenía 18 años, dos más que su hermana Bernarda, hoy también su socia en Olga, y cuatro más que su hermano menor, el único que no trabaja en los medios.
-¿Recordás algún consejo que te haya dado tu padre?
-Fue mi primer maestro, creo que la persistencia fue su mayor enseñanza. Él no tomaba un “no” como respuesta, era valiente y arriesgado, así entendía la vida. Estaba convencido que las mejores notas las hacían los que arriesgaban.
-¿Y en lo personal?
-Me decía “pensá antes de hablar” y “no seas canchero”. Me enseñó que hay que ser respetuoso y generoso.
-Seguramente su fallecimiento habrá sido una bisagra en tu vida...
-La muerte de un padre te cambia la vida. Estaba en el último año del secundario y pensaba ´ahora soy yo, no puedo llamar más en nombre de mi viejo”. Sabía que los favores de los que lo conocieron tenían fecha de vencimiento.
-No dudaste en seguir en los medios.
-Para nada, me decía a mí mismo “tengo que trabajar y me tiene que ir bien”. No tenía necesidad económica sino hambre de realización personal y porque quería que mi vida siguiera igual, aún sin mi papá. Hoy, con el diario del lunes, siento que el camino recorrido estuvo bien, sabía que me tenía que ayudar a mí mismo, que nadie lo haría por mí. A veces, la gente flashea con que uno es “el hijo de...”, pero no es así. Por supuesto, se abrieron puertas, pero el compromiso es doble. Cuando entré a trabajar con Susana (Giménez), fue gracias a Fede Levrino, que era su productor, y por ser el hijo de mi papá, pero todo lo que hiciese mal se iba a ver mucho más. También si hacía un gol, todos se enterarían rápido.
-¿Cómo fueron los primeros tiempos trabajando en la producción de Susana Giménez?
-Me maté trabajando, daba la vida por conseguir una nota. Me podía quedar en el canal hasta la medianoche esperando que me contestara un invitado y si aceptaba festejaba como si fuese la final del Mundial. Quería que me fuera bien y la única forma era trabajando más que el resto.
-Recordabas a tu papá como una persona arriesgada, ¿qué nota sentís que lo pinta de cuerpo entero?
-Hay miles de anécdotas, pero recuerdo cuando llevó a Huberto Roviralta a la platea del programa, ya estando separado de Susana (Giménez). Al día siguiente, todo el país habló sobre eso.
-¿Cuál fue tu mayor metida de pata?
-Era nuevito y logré cerrar una entrevista con el futbolista Brian Sarmiento para el programa de Susana Giménez, pero no le pregunté si ya tenía cerrado otro compromiso televisivo.
Pasaron los días y Federico Levrino, actual mano derecha de la diva de Telefe, le remarcó a Cella que era condición sine qua non la exclusividad del invitado, dando por sentado que ese era un paso resuelto. Sin embargo, Sarmiento había arreglado de antemano presentarse en otro programa. “Fede (Levrino) se enojó mucho”. Dado el atractivo y la importancia que significa visitar a la diva en su show, Sarmiento se bajó del otro ciclo para aparecer en exclusividad en su big show.
-¿Qué significó Susana en tu vida?
-Susana es familia, la llamo para pedirle consejos. La gente que no la conoce no sabe lo sabia que es. Si estoy tenso y no sé cómo reaccionar en determinada situación, entonces le mando un WhatsApp y ella me responde con una sabiduría y una tranquilidad inexplicable. Después me doy cuenta que lo que me pasaba no era tan grave, se solucionaba con un mensaje de audio a Susana.
-¿Qué consejo de ella recordás especialmente?
-No podría elegir uno solo, cuando voy a la casa y me quedo escuchándola es un master gratis de la mejor profesora que uno puede tener. Es inteligente y pilla. Me enseñó que hay que decir más “no” que “sí”. Es muy intuitiva.
Cella recuerda que, hace pocos días, se publicó una información sobre él que no era verídica. Una vez más, la llamó a la diva, quien, con la experiencia de los años, le dijo que se quedara tranquilo: “´No es grave, relájate, no contestes y no llames a nadie´, me dijo”.
-¿Cómo era como jefa?
-La mejor del mundo. Es muy exigente, por algo es Susana Giménez, pero jamás la escuché gritar o pedir algo de mal modo. Es muy fácil trabajar a su lado, sabe lo que quiere y, cuando le indicás algo, no sólo lo entiende al vuelo, sino que, lo mejora en el aire.
Patear el tablero
“Telefe es la Champion, ahí están los tipos que más saben de televisión en Argentina” y menciona a Darío Turovelzky, Federico Levrino y Guillermo Pendino, profesionales muy destacados del medio que llevan adelante los destinos de ese canal. “Son bestias”, define a sus exjefes sin medias tintas. Como los conocía desde pequeño, por haber acompañado una y mil veces a su padre, había algo aspiracional en ese tridente de productores: “Los veía y sentía que quería ser, progresar y vestirme como ellos”.
Sin embargo, luego de una década de trabajar en Paramount, la compañía de la que depende Telefe, Luis Cella decidió que era tiempo de buscar otros rumbos. Esa intuición primero la canalizó a través de una licencia sin goce de sueldo para poder irse a estudiar a los Estados Unidos. Al regreso, su deseo de emprender un camino propio y emancipado de las grandes ligas televisivas se había intensificado. “Me encanta la televisión tradicional”, aclara con cierta culpa por haberse rebelado de ese espacio contenedor en el que se crió.
-¿Por qué te fuiste de Telefe?
-Porque todo lo que hacía era pensando en qué verían mi abuela o mi mamá y no lo que me interesaba hacer a mí. Luego vino la pandemia y sentía que no estaba creciendo ni aprendiendo, estaba como estancado, algo que me empezó a asustar. Tenía 25 años y pensaba que, si seguía sin crecer o aprender, iba a llegar un día en el que mi situación me resultaría insostenible.
Turovelsky, Levrino y Pendino le decían que “estaba loco”. Razón no les faltaba. La partida de Telefe significaba dejar mucho más que un empleo en un canal de televisión. “¿Te vas a hacer algo por YouTube?”, le preguntaban asombrados. Cella tenía claro que quería producir para el streaming, sabiendo que buena parte de la comunicación mediática hoy sucede a través de ese sistema de plataformas digitales que reproduce programación desde YouTube, Tik Tok, Instragram o Twitch. “Telefe es Disney, todo funciona bien, hay plata para producir, así que era muy grande mi apuesta, me dio miedo, pero no quería seguir estancando”. Junto a él también renunció su hermana, quien trabajaba en el mismo canal.
Lo último que Cella hizo en Telefe fue el especial que grabó Susana Giménez con Sebastián Yatra por las calles de Buenos Aires. “Volver a trabajar con Susana sería por lo único que volvería a la televisión abierta”. A pesar del dolor por perderlo y de los consejos bien intencionados, sus exjefes aceptaron su decisión y hasta lo apoyaron con gestos poco usuales como visitar las instalaciones de Olga en varias oportunidades. Así como a la gran diva de Telefe, también a Federico Levrino lo considera parte de su familia.
Si bien tenía claro que quería fundar su propia empresa, por iniciativa de Grego Rossello primero se sumó a Luzu TV, el canal de streaming creado por Nico Occhiato, donde permaneció seis meses, antes de lograr su ansiado objetivo emancipador.
Fenómeno Olga
El 10 de marzo le entregaron el enorme local de Palermo donde, hasta hacía poco, había funcionado una bicicletería. El acuerdo con el arquitecto era tener en funcionamiento a Olga el 12 de junio. Recién un día antes de salir al aire, la obra estuvo lista. Arriba, un piso de oficinas amplio y con capacidad para montar varios equipos de trabajo simultáneos, oficia de cerebro del proyecto.
Cella invita a LA NACION a recorrer las instalaciones y mostrar orgulloso una reunión de producción de un equipo donde todos sus integrantes tienen menos de treinta años. Con pocos meses de vida, Olga ya emplea a 30 personas, que dependen de la cabeza conformada por los hermanos Cella y Migue Granados, el socio y conductor que ocupa la segunda mañana del canal con su ciclo Soñé que volaba, junto a Sofi Morandi y Lucas Fridman, la “nave insignia” de Olga.
Por los estudios del canal ya pasaron celebridades como Moria Casán, Abel Pintos, Coti, Lali Espósito y, desde ya, Susana Giménez.
-Olga logró una inserción que generalmente se logra en el mediano o largo plazo. ¿Sos consciente de esa velocidad para imponer el producto?
-Sí, lo soy, es muy impresionante lo que nos pasa. Sucedió más de lo que esperábamos. En términos de números, cuando anunciamos el lanzamiento del canal, sin estar aún en el aire, rápidamente explotó todo y nos hizo cumplir los objetivos que teníamos previstos para el mes número seis. A pesar de la gran repercusión de Olga, Cella prefiere ser medido: “Cuando estás en una situación así, también es bueno ser un poco inconsciente, para no abatatarte y poder seguir adelante”.
El trabajo de grupo define a la propuesta. “Acá todos tenemos hambre de más, pero no por la ambición desmedida, sino por las ganas que tenemos”. Sin embargo, el trabajo coral previsto debía tener una figura esencial. El nombre de Migue Granados fue casi una obsesión para los hermanos Cella, quienes habían sido público de Últimos cartuchos, un programa online realizado por el músico, humorista y conductor durante la pandemia.
Mientras producían Redflag, el ciclo de Rossello en Luzu TV, los hermanos Cella se la pasaban generando encuentros con Migue Granados para seducirlo con sus ideas. “No teníamos plan b, nos gustaba lo que él representaba y significaba. No lo digo porque esté en nuestro canal, pero es el más completo. Conduce bien, hace buenas entrevistas, canta, actúa, toca instrumentos y es exótico, y yo quería todo eso en mi canal”, asegura.
-¿Qué les respondía?
-La respuesta siempre era un no.
-Por lo menos se reunían.
-La primera reunión con él nos costó tres meses de insistencia sin parar.
-Nunca se plantearon otro nombre.
-Hay mucha gente muy buena, pero lo queríamos a él, sabíamos que no había nada parecido.
-¿Qué le dijeron en esa primera reunión?
-Le planteamos que queríamos que el canal tuviera su filosofía. La apuesta iba más allá del número, sino que apostábamos por un estilo.
Finalmente, Granados aceptó, los Cella se fueron de Luzu TV y la historia propia comenzó a escribirse. “No me gusta comparar si le va mejor a Luzu TV o a nosotros”, dice cauto, pero sabiendo de su rendimiento.
¿Es el Boca vs. River?
-Para nada, Luzu TV siempre nos tiró la mejor onda.
-De hecho, cuando Migue Granados entrevistó a Lionel Messi, Luzu TV tomó la entrevista y la emitió en simultáneo.
-Fueron generosos pasando esa nota.
Se ríe con su respuesta, como si algo -que no confiesa- le hubiese molestado de esa transmisión con un dúplex decidido por sus competidores directos: “Es más lo que la gente flashea, que lo que sucede”.
Tener a Messi
Cuando a Migue Granados lo contrataron para realizar una acción en sus redes sociales difundiendo la presencia del Cirque Du Soleil en Miami, Luis Cella pensó que era una buena oportunidad para salir en vivo desde esa ciudad. “No teníamos caja chica, no había plata para poder hacerlo y, en un mes, nos autogestionamos todo para poder viajar”, recuerda Cella con indisimulable orgullo.
-Antes de viajar, ¿ya tenían cerrada la entrevista con Lionel Messi?
-Sí, Migue (Granados) nos mandó un mensaje diciendo “lo cerré a Messi”. Llegamos a Miami sin decírselo a nadie, creo que fue un premio por arriesgarnos. El gran mérito es de Migue.
Profesional, decidió no ir a esa ansiada entrevista con el astro del fútbol, para que su lugar pudiese ser ocupado por un técnico más y tener un background en caso de alguna falla en la transmisión. “Fue la primera vez que se paró el país para ver un streaming, como si fuera un primer programa de Susana (Giménez) o Marcelo (Tinelli), o una final de fútbol”, recuerda.
Como si hiciera falta reconoce que no viene “protestando a trabajar” porque le encanta lo que hace. “No tengo nada mejor que hacer en mi vida que estar en el canal. Me puedo pasar horas acá adentro, para mí es fácil”, asegura. Y con realismo, también se ubica en relación a otros medios colegas: “Somos muy chiquitos, recién empezamos. Enfrente tenemos a Vorterix, que es una mega empresa con Mario Pergolini atrás, Luzu TV también es una mega compañía, y República Z, de Martín Kweller y Daniel Hadad, también es un monstruo”.
Antes de la despedida comenta cómo se estructura Olga, habla de las áreas del canal con la naturalización de un ejecutivo. Hoy, la programación cuenta con Sería increíble, el programa de Sofi Morandi que va de 8 a 10, antes del formato a cargo de Migue Granados. “No tenemos la presión de estar con programación doce horas. En el 2024 tendremos tarde”, adelanta.
-¿Quién hará la tarde?
-No te lo voy a decir.
-¿Está confirmada la figura?
-Está muy cerquita de cerrarse.
-¿A quién te gustaría tener?
-Tampoco te lo voy a decir, lo van a leer y lo van a llamar.
-Te entrevisto dentro de diez años, ¿cómo te encuentro?
-Espero que al frente de una gran productora, haciendo productos en plataformas, produciendo mucho contenido.
-No te frena nadie.
-Es que yo me eduqué en el programa de Susana Giménez que es una bomba, entonces tengo la vara muy alta. Menos que eso, para mí es poco, y es un problema pensar así.
-¿Qué te da miedo?
-Tengo miedo a que me vaya mal, al fracaso.
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