A pocos días de haber paseado por Buenos Aires y El Calafate (y de un poco feliz encuentro con los paparazzi en el aeroparque de la Ciudad), la rubia más exitosa de Hollywood acaba de empezar un año que promete ser, a simple vista, de esos memorables. Por un lado –y sin datos oficiales de Marvel- Scarlett Johansson se pondría a las órdenes de la directora australiana Cate Shortland (a quien eligieron luego de entrevistar, entre otras, a la argentina Lucrecia Martel) para filmar la primera película en solitario de la Viuda Negra, la heroína más famosa de la saga Avengers.
El proyecto la posicionaría, además, como una actriz pionera en igualar cachet con el de sus colegas varones, recibiendo una suma que se especula rondaría los 15 millones de dólares (como Chris Evans y Chris Hemworth por sus papeles en la entrega de Infinity War). Pero, más allá de esas conquistas, después de su controvertido divorcio del francés Romain Dauriac (en rigor, su segundo fracaso matrimonial), el romance actual con Colin Jost renovó la esperanza de lograr, por fin, una unión pacífica y armoniosa.
Es que ScarJo (como rebautizaron en Estados Unidos a esta neoyorquina de cepa, apellido danés, clase 1984), tiene fama de chica-exigente-que-se-aburre-rápido. ¿Y quién se animaría a reprocharle ese carácter? Con una belleza abrumadora que se conjuga con un enorme talento actoral, la protagonista de Perdidos en Tokio nunca supo estar sola. Gracias a esa película, sus 18 años y una increíble mistura de ángel a cara lavada y femme fatal, logró conquistar a las masas y a los críticos, que respondieron con un premio BAFTA a la Mejor Actriz Protagónica y una nominación a los Globo de Oro.
Pero Scarlett Johansson hacía tiempo, desde niña, que recorría los sets, así que cuando le tocó pasar al frente, lo hizo con todo. Según se cuenta, en 2004 tuvo affaires con estrellas como Jude Law y Benicio del Toro. Sobre este último corre un rumor legendario acerca de un encuentro sexual en un ascensor, después de una entrega de los Oscar. "Me parece bastante poco higiénico", bromeaba la actriz en un reportaje. Del Toro, en ese mismo tono socarrón, prefería jugar con la duda. Lo del británico (famoso por sus escándalos e infidelidades) también tuvo algo de premio: habría sido en los BAFTA de ese año que Law y Johansson vivieron su "touch & go".
Si fuera por ella, eso sí, nadie sabría nada. De su pasado de niña prodigio arrastrada a los castings por la madre (una productora de cine y actriz, manager de su hija hasta 2012), Scarlett parece haber sacado más recursos que traumas. Ya famosa, antes de la explosión de la redes sociales, la actriz conseguía mantener un perfil sorprendentemente bajo. "Trato de mantener mis asuntos sólo para mí, de tener una vida privada, porque al fin de cuentas es todo lo que tenemos ¿O no es así?", opinaba en una nota para la revista Glamour, sobre su primer matrimonio con el canadiense Ryan Reynolds.
Entre el primer "sí" y las anécdotas hot con Del Toro y Law, hubo otros: Jared Leto, actor y rockero que con sus modales de chico malo (y más de 10 años de diferencia de edad) supo ser su novio durante varios meses, y Josh Harnett, a quien conoció en 2005 filmando La Dalia Negra. Cuando rompieron un año después, Harnett dio un argumento que se repetiría en otras relaciones: "Se hizo difícil pasar tanto tiempo separados, entre los compromisos de los dos, viajando por todo el mundo".
A principios de 2007, Johansson era una estrella y trabajaba sin parar, cuando se supo que salía con Reynolds. La noticia llegó poco después de que se conociera que el actor había roto su compromiso de varios años con su compatriota Alanis Morrisette. Las únicas fotos de la nueva pareja eran las que robaban las cámaras. Ellos estaban firmes en su pacto de no publicitar el romance. A fines de 2008, con sólo una confirmación previa de su compromiso, se casaron en una ceremonia íntima en Vancouver.
Scarlett había lanzado su primer álbum como cantante, Anywhere I Lay My Head, un evento que no tuvo mayor relevancia. De las pocas declaraciones que hizo en ese tiempo, la actriz reconocía a la revista InStyle lo feliz que estaba de tener su "propia familia", y de encontrar "un hogar en la otra persona". Sin embargo, antes de concluir 2010, la pareja anunciaba su divorcio en un comunicado: "Entramos a nuestra relación con amor, y es con amor y bondad que la abandonamos. Si bien no esperamos privacidad, apreciaríamos poder tenerla".
Pero el asunto empezó a mostrar la hilacha, y la misma Scarlett, tan poco afecta a hacer comentarios, confirmó ciertos rumores que aseguraban que el canadiense no había tolerado la "explosión" de Johansson: "El mundo de la actuación es muy extraño como para convivir dentro de él. También es un desafío sostener la logística de estar con otro actor. Tiene que haber un verdadero acuerdo respecto a cómo compartís tu tiempo", seguía la protagonista de Match Point. "El hecho de que uno sea más exitoso que el otro implica un desafío, porque se puede dar una cuestión competitiva".
Amor (y decepción) a la francesa
En los dos años que siguieron a su primer divorcio hubo tapas de revistas, opiniones unánimes que la señalaban como la mujer más sexy del mundo (así lo afirmaba Woody Allen, quien le dio el espaldarazo como una verdadera actriz de carácter, un favor que Johansson devuelve haciendo silencio sobre las denuncias por abuso sexual que pesan sobre el director) y más películas, incluido su desembarco en Marvel, con Iron Man 2. Cansada de las complicaciones que traían las relaciones con colegas, hizo una excepción con Sean Penn, un rebelde sin causa veinte años mayor con el que se divirtió durante una primavera.
Después vendría un empresario, el publicista Net Naylor. Pero fue en Paris, la ciudad de los enamorados, donde Cupido la flechó de nuevo. Allí conoció a Romain Dauriac, un periodista de espíritu bohemio, exeditor de la revista francesa Clark. Fue a fines de 2012. Los presentó un amigo en común, el tatuador Fuzi Uvtpk. "Me encanta sobre todo su cabeza", declaraba ScarJo, fascinada por su nuevo amor, a la revista People. "Además es un caballero, tiene un montón de gestos conmigo". Un año y medio después, en agosto de 2014, nacía en Nueva York la hija de ambos, Dorothy Rose. Se casaron en Montana un tiempo después. Pero la fórmula del "hombre (más o menos) común" tampoco resultó. De nuevo, los viajes y la demandante agenda de la actriz hicieron sonar la alarma. Y para mediados de 2016, ya no dormían juntos.
El escándalo estalló unos meses después, cuando el propio Dauriac declaró estar "en shock" por la presentación formal de divorcio que Johansson hiciera en los tribunales de su ciudad natal. En el expediente, Scarlett afirmaba que su matrimonio estaba "irremediablemente roto". La frase se viralizó y el conflicto tomó un espesor inusitado, con Dauriac reclamando la tenencia de Dorothy Rose para volver a Paris. Sus abogados alegaban que estaba "cansado" de que la vida familiar se organizara alrededor "del plan de rodaje de la señora Johansson".
Antes de que cayera la bomba del divorcio y la pelea por la bebé, Scarlett –siempre tan esquiva a hablar de su intimidad- había sorprendido con otras declaraciones a la revista Playboy. Su idea de que "la monogomia es antinatural" dio vueltas alrededor del mundo, igual que su apreciación de que "el matrimonio es romántico, pero como idea" y que "da demasiado trabajo". También habló de cómo la maternidad le cambió la vida.
Finalmente, la actriz y el francés acordaron compartir la tenencia de su hija. Para el estreno de Avengers: Infinity War, Scarlett contó a Ellen Degeneres que Dorothy piensa que "su mamá trabaja de superhéroe".
Una promesa en la Gran Manzana
Criada en Manhattan y fogueada como actriz desde niña, en las tablas de Broadway, Scarlett Johansson se reconoce como una típica y orgullosa neoyorquina. Invitada frecuente a Saturday Night Live, la célebre emisión que desde hace 43 años sale los sábados a la noche desde la ciudad de la Estatua de la Libertad, fue en una de las fiestas después del programa que cayó rendida a los pies de Colin Jost, principal guionista de SNL y actor en el segmento Weekend Update.
Juntos desde hace casi dos años, esta vez el bajo perfil sobre la relación deja lugar a las bromas. "¿Qué puedo decir de ella?", confesaba embelesado Jost en una de las últimas alfombras rojas a las que asistió solo. "Es maravillosa". A fines de 2017 hicieron su primera aparición juntos, en la gala del Museo de Historia Natural de Nueva York. La prensa local cuenta que ya hubo presentación formal entre familias. Colin, aseguran, es perfecto para Scarlett: nació en Staten Island, es brillante (se graduó en Harvard, especializado en literatura) y comediante. En cuanto a ella, el humor también es su aliado. "¿Cuál de los dos nuevos actores de Weekend Update te gusta más?", la sorprendió Ellen Degeneres, en medio de risas. "Umm…", contestó sorprendida y risueña la actriz mejor paga de Hollywood (40,5 millones de dólares recaudados en sólo un año, según la revista Forbes): "¡Creo que Colin!".
Más notas de Amores sin ficción
Más leídas de Personajes
“Me dejó rota”. Eugenia Quibel, la última pareja de Rozín entre el legado profesional, el deseo final y los recuerdos
"El tiempo dirá”. Francella habló por primera vez acerca de su crisis matrimonial con Marynés Breña
Amores de selección. Los que dieron el sí, los que se separaron en medio de un escándalo y los enamorados de siempre
“No me la banco”. El inesperado conflicto que desató Paulina Cocina por su opinión sobre la chocotorta y la respuesta de Damián Betular