Su retiro profesional fue un verdadero quiebre en su vida. Después de tener una brillante carrera en el mundo del hockey durante veinte años –entre otros logros, la ex capitana de la selección argentina de hockey femenino fue elegida ocho veces mejor jugadora del mundo– Luciana "Lucha" Aymar (42) tuvo que volver a empezar de cero. "Tenía que reinventarme, buscar nuevas salidas laborales, desafíos que me motivaran y me hicieran feliz", dice la ex Leona tras recordar su último adiós a las canchas en 2014. Sin embargo, esa suerte de revolución interna, con momentos de incertidumbre y tristeza, fue el trampolín para tomar nuevas decisiones que hoy, cinco años más tarde, confiesa cambiaron por completo su vida. "Yo todavía estaba tratando de encontrarme y apareció Fer, me enamoré y a los tres meses me fui con él a vivir a Chile… Hoy estoy embarazada de un varón. Cada vez que lo pienso, no puedo creer todas las cosas que pasaron, es una locura", cuenta Lucha recién llegada de Miami, donde se tomó unos días de descanso junto a su pareja y padre de su primer hijo, el ex tenista chileno Fernando González (39). "Aunque ya estoy de siete meses, todavía no tenemos definido el nombre. Supongo que antes de que nazca lo resolveremos", dice.
Me costó quedar embarazada; lo intentamos más de un año y pasamos momentos de tristeza y también de mucha esperanza. Nunca pensé que atravesar este proceso fuera más duro que mis 20 años de carrera
-¿Dónde va a ser el parto?
–Tenemos todo planeado para que nazca en Chile porque es donde estamos viviendo. La fecha estimada es fines de febrero.
–¿Cómo transitás el embarazo, lejos de tu familia?
–[Piensa]. No te voy a mentir, se me hace difícil. Por más que me haya acostumbrado a viajar un montón con la Selección, vivir en otro país es otra cosa. En Chile ya estoy construyendo una nueva vida, por lo que hay momentos que se me hace muy duro. También entiendo que es una decisión que tomé y sabía que iba a ser así. Por suerte, viajamos un montón, así que estoy con mi familia todo lo que puedo. Pero no es lo mismo. En lo cotidiano es donde más siento la falta.
–¿Cuándo nació el sueño de ser madre?
–Fue algo bastante hablado desde que nos conocimos con Fer, a principios de 2016. No sé si fue por una cuestión de edad o qué, pero nos elegimos y al toque quisimos formar una familia. De hecho, nunca hablamos de casamiento, pero sí de ser padres. Después pasó que cuando decidimos empezar a buscar, costó más de lo que habíamos pensado.
–No debe haber sido fácil…
–Fue una locura. No tengo problema en decir que me resultó difícil quedar embarazada, aunque hay otras cosas que me las voy a guardar. Sí te cuento que me hice muchos estudios médicos y ahí me dijeron que los deportistas de alto rendimiento tienen más desgaste que otras personas y que por eso era probable que me costara quedar embarazada. Confieso que, como deportista, mi deseo siempre pasó por otro lugar, tenía otros objetivos. El sueño de ser madre recién nació después de dejar de jugar, cuando conocí a Fernando. No era que antes no quería tener un hijo, simplemente no lo vivía como una prioridad.
–¿Cuánto tiempo pasó hasta que quedaste embarazada?
–Un año y un poco más. Me costó mucho, incluso desde lo emocional, porque lo natural es que una quede embazada. Hoy la mujer ha extendido muchísimo la maternidad y la realidad es que todas tenemos ese reloj biológico, los óvulos no te duran toda la vida. Yo pasé por un montón de estudios médicos y hasta congelé óvulos. Hoy estoy tranquila, feliz, disfrutando de mi embarazo, pero si mi próximo embarazo me vuelve a costar, yo ya sé que los óvulos los tengo ahí.
–¿Hiciste terapia durante todo ese proceso?
–Sí, con mi psicólogo argentino hice terapia a la distancia. Buscar un hijo y no lograrlo es una situación difícil no sólo para una, sino también para la pareja, porque te altera, no sabés cómo manejarlo. Al principio tenés la ilusión y te decís "no me voy a estresar, todo va a salir bien", pero después, cuando pasan los meses, te volvés impaciente. Te empezás a cuestionar por qué no sucede, por qué te pasa a vos. Y eso hace que tarde o temprano repercuta en tu salud, incluso a nivel emocional.
–¿Fue una prueba de fuego para la relación?
–Fer me acompañó y me contuvo muchísimo, sobre todo estando yo en Chile, donde ya todo se me hacía más difícil. Pasé por muchos momentos de tristeza. Para la mujer es muy duro porque es quien pone el cuerpo. Por más que tengas la contención de tu pareja y de tu familia, es una la que atraviesa esa situación. Y en el medio te angustiás porque no se da. Todo este proceso lo llegué a comparar con mi carrera deportiva, porque pasás por muchas emociones distintas todo el tiempo. Buscar este hijo fue tanto más duro que mis veinte años de carrera. [Risas]. Lo importante es nunca perder la esperanza, a pesar de que no puedas más de tristeza, no hay que dejar de creer.
–¿Tuviste que hacer un tratamiento para quedar embarazada?
–Prefiero dejármelo para mí, es muy personal. Sí estuve en una clínica de fertilidad y me hice un montón de estudios.
–¿Cómo te enteraste que estabas embarazada?
–Eso fue muy divertido. Estaba en Suiza, durante la celebración del Día Olímpico que organizó el Comité Olímpico Internacional (COI) en Lausanne. Ahí me hice el test y me dio positivo. Te soy sincera: no le creí. [Risas]. Le decía a Fernando: "Esto no está bien, da positivo". Así que me hice cuatro tests más. Obviamente esos diez días que me quedé allá estuve nerviosa, necesitaba volver a Chile y hacerme el análisis de sangre.
–¿Cambiaste tu rutina de entrenamiento con el embarazo?
–Sí, ya mientras intentaba quedar embarazada me hicieron bajar un toque el ejercicio por el desgaste de energía. Era una rutina muy distinta a la que estaba acostumbrada. Cuando me dio positivo el test, el médico me alentó a seguir haciendo los mismos ejercicios. Me dijo: "No quiero que dejes de entrenar, seguí con una rutina más tranquila y no de alto impacto. Yo sé que a vos te hace bien psicológicamente y además tu cuerpo ya está acostumbrado a entrenar". Y eso es lo que vengo haciendo desde entonces.
–¿Cómo están viviendo este gran momento?
–Muy bien. Si bien tuve náuseas al principio, es un embarazo muy tranquilo. Y con Fernando fuimos tan precavidos que lo estamos disfrutando así, con tranquilidad, viviendo cada momento. Después de todo lo que pasamos, hasta hace poco no nos animábamos a vivir más allá del día a día. De hecho, yo estaba ya de cuatro meses y todavía no habíamos comprado nada para el bebé. Ahora sí, tenemos la cuna y estamos terminando de armar el cuarto. De a poco nos vamos preparando para el nacimiento. Sé que nuestro hijo va a cambiar un montón nuestro estilo de vida. Como deportistas, los dos somos muy independientes, por eso entiendo que, en ese sentido, voy a tener que transformarme y reinventarme totalmente. Va a ser todo un desafío y un aprendizaje.
–¿Sos consciente de cómo cambió tu vida en estos últimos años?
–Sí, me doy cuenta cada vez que alguien me lo resalta. Pero ojo que toda esta felicidad que hoy estoy viviendo me costó muchísimo, no fue de un día para el otro. Adaptarme a mi nueva vida en Chile, reconstruirme en lo laboral fue cuestión de tiempo. Me fui para allá cuando mi mundo estaba revolucionado, con lo cual el comienzo lo sufrí bastante. Hoy, tres años después, estoy mucho más tranquila, feliz. Con Fer nos gusta viajar mucho y eso ayuda a descomprimir un poco.
–¿Cómo es tu vida en Chile?
–Estoy a full con una empresa con la que estamos promoviendo el desarrollo del hockey en las escuelas y los clubes, dando charlas y clínicas en empresas… Más o menos lo que hacía en Argentina. Y después me encargo un poco de la casa y lo ayudo a Fer con sus cosas. Y eso también me significó un gran desafío porque la convivencia supuso salir un poco de mí, dejar a un lado el ego y aprender a ceder, a pedir, a transar. Fue un gran crecimiento.
Me enteré de que estaba embarazada en Suiza, durante un viaje invitada por el Comité Olímpico Internacional. Allá me hice el test y dio positivo. No me lo creí ni un poquito. Tuve que hacerme 4 test
Con Fer no hablamos de casamiento; de hecho, nunca estuvo dentro de nuestras prioridades
–¿Sumó a la relación que Fernando también fuera un deportista?
–En parte creo que por eso nos elegimos. Nos conocimos en 2014 y recién salimos dos años después. Me gusta pensar que un poco fue el destino el que nos unió, por algo no nos cruzamos antes. Después, lo que me llevó a querer conocer más a Fernando fue su historia. Y me encantó. No quiero decir que me enamoré a primera vista, pero algo de eso hubo. Él me cautivó desde el primer momento. Siempre había admirado su carrera, me parecía un deportista enorme y cuando lo descubrí como persona, me pareció increíble. Un buen tipo.
–Y a los tres meses se fueron a vivir juntos…
–Lo maravilloso fue que enseguida nos entendimos. Supimos comprender nuestros momentos, nuestros espacios. Los dos somos sumamente independientes; nos gusta la soledad. Yo no necesito una persona que esté conmigo las 24 horas, sofocándome. Y nos entendemos cuando él quiere estar solo, cuando quiere viajar solo, cuando yo viajo sola. Sabemos que estamos formando una familia pero también entendemos que somos dos personas independientes. Para mí fue muy difícil encontrar una persona así. De hecho, él fue el primero. Cuando sos deportista de alto rendimiento es muy difícil estar en pareja porque ponés tu actividad por encima de todo y no cualquiera te entiende. Fer, en ese sentido, me supo entender por completo.
–¿Fantaseás con casarte en algún momento?
–No sé, ni lo hablamos; el casamiento nunca estuvo dentro de mis prioridades. Y supongo que eso le habrá gustado también de mí, que no le dije: "Si no nos casamos, si no tenemos hijos, no vamos a ningún lado". Si el día de mañana él me propone casamiento o llegamos a tocar el tema, lo pensaré como lo hice con la maternidad.
Producción: Luli Ballestrin de @luliblovely. Maquillaje: Carolina Fernández para @cfmakeupmiami. Agradecimientos: Key. B. Hats; Mumi; Mrs Mandolin; Jet Lag Mode; Luz de Mar
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