Los Parchís argentinos: Romay, una estrella de la TV peruana y la integrante que pasó por Chiquititas
En noviembre de 1984, el anuncio de quiebra de la antigua todopoderosa discográfica española Belter se llevó puesto a su catálogo de artistas, y entre ellos, a quienes habían sido uno de sus pilares, Los Parchís. De enorme éxito en España y América Latina, el grupo infantil fue artífice de un fenómeno cultural que nunca volvió a repetirse. Como muestra el documental de Netflix sobre la banda infantil, desde su creación en 1979 la marca Parchís se convirtió en un símbolo que trascendió a sus integrantes. Ni la partida de Óscar (Ferrer Cañadas) en 1981, ni la de Tino (Constantino Fernández) en 1983 logró derrumbarlos. Y aunque diezmados continuaron hasta 1988, la despedida definitiva no fue tal. Porque seis años después llegaría un nuevo comienzo, de insólita repercusión en esta parte del mundo; con nuevo estilo, con nuevas voces, y gestado aquí, en Argentina.
La idea nació del argentino residente en España Francisco Vidal, conocido también con el seudónimo de Franco Valdi. Por su carácter de músico, compositor y parte del área de marketing de Discos Belter, durante la década del 80 estuvo muy cerca del grupo español. No solo los acompañaba en las giras, sino que también fue el creador de exitosas canciones como "Cinco amigos de verdad" o "Parchís y el mago". También estuvo involucrado en las tres películas que el quinteto filmó en Argentina: Los Parchís contra el inventor invisible (1981), La magia de los Parchís (1982) y Las aventuras de los Parchís (1982). Cuando el grupo se disolvió, fue Vidal quien tuvo la idea de perpetuar el éxito de la banda de este lado del océano, algo que ya había intentado a comienzos de la década con otro grupo infantil de éxito efímero llamado Sport Billy.
Una vez obtenidos los derechos del nombre Parchís para explotar en suelo latinoamericano, Vidal llegó a la Argentina como la cara visible de la empresa Showbiss S.A. y organizó un casting para encontrar una nueva generación de Parchís, de extracción estrictamente local. De los miles de chicos que se presentaron a la prueba fueron elegidos Juan Pablo Kildoff, de 13 años; Sandra Abellón, de 12; Julián Zucchi (hermano del coreógrafo de ShowMatch, Mati Napp), de 11; Matías Valverde, de 11, y Valeria Díaz, de 10. La resurrección de Parchís, con nueva estética y el mismo espíritu estaba en marcha.
Somos cinco (o seis) amigos de verdad
Matías Valverde hoy está alejado del mundo del espectáculo. Estudió Ciencias Políticas y se volcó a la carrera diplomática. En diálogo con LA NACION recuerda aquel casting donde fue elegido: "En esos años y a pesar de mi edad ya había hecho muchas publicidades, estaba en una agencia muy conocida de esa época que se llamaba Elenquitos. Me enteré del casting de Los Parchís a través de mi representante. Nunca pensé que iba a integrar un grupo musical, porque me destacaba más en la actuación. Hicimos varias pruebas, un día se audicionaba canto, otro baile, y así. Los productores buscaban perfiles muy definidos, es decir, querían reunir una serie de características que incluyeran dotes actorales y, especialmente, carisma".
Con los cinco integrantes confirmados comenzó la grabación del primero de los cinco discos que harían en un período de cuatro años. Parchís se editó en Argentina bajo el sello EMI-ODEÓN, contó con nueve temas originales y el cover de "Cinco amigos de verdad". Las letras estaban orientadas al segmento adolescente, con problemáticas sub 18 y algunas inquietudes ecologistas como el primer hit: "Hay que cambiar el mundo". Una calculada campaña promocional hizo sonar este y otros temas en radios y programas infantiles, casi sin pausa.
La repercusión, la simpatía de los cinco integrantes y la portación de un nombre legendario alcanzaron para que los recién nacidos Parchís argentinos se ganaran su lugar en el ranking juvenil de la época. Tanto así que llamaron la atención de Alejandro Romay, que los convocó para formar parte de un programa en gestación que sería su consagración definitiva en 1996: Los chicos vienen cantando.
Julián Zucchi, que siguió ligado a la música y a la actuación describe para LA NACION la génesis del proyecto junto al Zar de la televisión argentina: "En esa época Romay estaba muy presente en el canal, me acuerdo de estar en su oficina de Pasaje Gelly. Él había comprado un formato de Estados Unidos, y quería que nosotros hiciéramos el doblaje de las canciones y de las voces. Pero como al final el costo era el mismo que hacer un programa completo desde acá, se decidió hacer Los chicos vienen cantando".
La década del 90 había sido tomada por el espíritu adolescente promovido por Cris Morena con Jugate conmigo primero y, más tarde, con Chiquititas. Por eso no era raro que Romay buscara opciones para quedarse con parte de la torta. La ficción de Los chicos vienen cantando tenía la particularidad de contar la historia de un programa de televisión que estaba totalmente hecho por chicos y chicas, y a Los Parchís como sus famosos protagonistas. En el papel de "conductora" estaba Natalia Otero, de 11 años, oriunda de Necochea como Julián Zucchi y amiga de él de toda la vida. Hoy, casada y convertida en una estrella de la televisión peruana, explica a LA NACION cómo fueron esos inicios. "La mamá de Julián le avisó a la mía que iba a haber un casting para el programa. Había chicos que hacían de técnicos, directores, camarógrafos, yo era una de las conductoras. Hasta ese momento vivía en Necochea, pero como grabábamos de lunes a viernes me terminé yendo a vivir a Capital Federal". Mientras conquistaban la pantalla chica, los Parchís argentinos editaron su segundo álbum, Mundo mágico, que tuvo un éxito aún mayor que el primero.
Los chicos vienen cantando estuvo al aire durante todo el 96. Pero el año siguiente marcaría la partida de Alejandro Romay de Canal 9 (que se materializó en diciembre), y los Parchís se quedaron sin promesa de aire. No fue el único golpe para la banda. Valeria Díaz aceptó el papel de Delfina en el programa Chiquititas y abandonó el grupo. Con una ficha menos y sin pantalla en su país, Los Parchís entraron en una zona de incertidumbre, ¿El sueño había terminado? La respuesta fue "no", y llegó desde Perú.
Éxito, censura y el encuentro con los Parchís originales
Con la posibilidad de grabar un tercer disco, Francisco Vidal se puso en campaña para que el ahora cuarteto volviera a su formación natural de quinteto. Así fue como Nati Otero se convirtió de un día para otro en la ficha verde: "Ya había trabajado todo el año con los chicos en la tele, y además estaba Julián que me apoyó un montón para que yo entrara. Había visto las películas de los originales, pero me metí más, empecé a buscar más información de ellos para conocerlos mejor. Aunque los productores nunca nos pidieron que los imitemos, sí teníamos cada uno su color como habían tenido ellos, pero nada más". El tercer CD Acompañame (1997) incluyó, al igual que los anteriores, temas nuevos y covers de los originales como "El twist del colegio" y "La magia del circo".
Si Francisco Vidal fue un personaje clave para la consolidación de los nuevos Parchís en Argentina, la experimentada productora peruana Mariana Ramírez del Villar, de América Televisión, fue la que tuvo la idea de trasladar ese éxito a Perú y lanzar el programa Vacaciones con los Parchís, que llegó a tener 30 puntos de rating. Así comenzó la segunda etapa en la carrera de la banda, lejos de su país pero con un suceso que jamás habían imaginado. "No podíamos salir a la calle, y cuando íbamos al canal de televisión siempre nos seguían varios autos y taxis con fans gritándonos. Era algo increíble para mí", dice hoy Matías. Y Natalia completa entre risas: "Superamos por mucho el éxito de Argentina. La gente dormía en la puerta del hotel. ¡Éramos los Rolling Stones!".
Con la fama, para los entonces preadolescentes también llegaron los primeros conflictos mediáticos. Aunque la sociedad peruana no llegaba a los niveles de virulencia del periodismo farandulero local, los Parchís eran noticia; y por lo tanto, víctimas de las circunstancias. Quizás la más desagradable sucedió cuando, compartiendo mesa con sus padres en una disco, dos periodistas pidieron hablar con los adultos. Cuando estos se alejaron aparecieron cámaras de televisión que mostraron a los chicos en una mesa en la que había cigarrillos, cervezas y vino. La difusión de las imágenes despertó un escándalo sobre los malos hábitos de los cinco "niños" argentinos.
Otra situación polémica de esos años fue cuando la televisión local censuró el videoclip del cover "Tu nombre", perteneciente al disco Eo-Eo Tour Perú (1998). La recreación de la canción sobre un incipiente amor adolescente incluía un "pico" entre Sandra y Julián, algo que la televisión peruana consideró demasiado fuerte. Su protagonista se ríe de la anécdota: "Hoy parece muy raro, pero en aquel momento muchos adultos se indignaron porque les estábamos dando un pésimo ejemplo a sus hijos. Cómo podía ser que dos adolescentes se dieran un beso". El video se reeditó sin la conflictiva escena, y solamente así se puede encontrar hoy en las redes.
Vacaciones con Parchís duró dos temporadas, y el suceso repercutió también en Colombia, Venezuela y otros países de América Latina. Curiosamente en Argentina, lugar de nacimiento y cuna del grupo, nunca se emitió.
El último año de Parchís en Perú, y el de más éxito de la banda, iba también a quedar en la historia como el del reencuentro con sus predecesores. La reunión, con la excusa de cumplirse el vigésimo aniversario de la creación de la banda, se iba a realizar en Argentina. Pero con las negociaciones avanzadas, una tragedia frustró la idea: "Estábamos muy entusiasmados con la idea de encontrarnos con ellos, iba a ser en el programa de Susana Giménez. Pero cuando parecía que estaba todo listo ocurrió el accidente de Tino, y por eso nunca nos llegamos a juntar", se lamenta Julián haciendo referencia al accidente automovilístico en el que el artista español perdió su brazo izquierdo.
Por siempre Parchís
Que no pare la música (1999) fue el último disco editado por el grupo. Para entonces, y a pesar del éxito que todavía tenían en Perú, las edades y las búsquedas eran otras. Ya no eran nenes sino adolescentes, que habían terminado la secundaria y aspiraban a un desarrollo profesional, alejado de las letras infantiles y las melodías pegadizas. De común acuerdo con los productores, los Parchís argentinos se despidieron en un programa especial a beneficio de enfermos de cáncer y nunca más compartieron un escenario.
De regreso a Buenos Aires, el desafío fue reinventarse. Natalia Otero fue la primera en reafirmar sus pasos como actriz, aunque con un perfíl más adulto: "Como teníamos contrato de exclusividad con Parchís, en esos años no hice nada en Argentina. Cuando terminó el grupo hice participaciones en Historias de sexo de gente común, Mujeres asesinas, Conflictos en red, Pensionados, y varias publicidades". Entre las más recordadas está la de los preservativos Skin Less Skin, en la que se transformaba en una atrevida adolescente. "La historia era que estábamos chapando con mi novio, y llegaban mis papás. Para disimular él inflaba un profiláctico como si fuera un chicle globo". En 2012, la actriz decidió volver a Perú, donde continuó como animadora infantil, actividad que había comenzado en Argentina. Hoy es una destacada figura de televisión, panelista en programas de espectáculos, entrevistadora, y desde este año madre de una beba llamada Luana.
Sandra Abellón se alejó de las cámaras y de los medios de comunicación, hoy es fotógrafa e instructora de zumba. Aunque Matías Valverde tenía todo para seguir ligado a la actuación, con 19 años decidió cambiar de rumbo: "Siempre me gustó la actuación. Amaba representar a personajes. Y las clases de actuación que tenía, por ejemplo con Lito Cruz, representaban para mí un espacio de libertad en el cual podía expresar mis sentimientos y emociones en cada ensayo. Pero las cosas cambiaron cuando comencé la universidad. El programa de estudios tenía una carga horaria muy exigente, y además adquirí nuevas responsabilidades que me fueron, poco a poco, alejando del mundo artístico. Cuando me recibí decidí continuar estudiando con el propósito de ingresar a la carrera diplomática. Hoy me desempeño en ese ámbito, pero siempre recordando esos lindos momentos de mi adolescencia".
Juan Pablo y Julián fueron los únicos que, inmediatamente después de Parchís, continuaron ligados con la música, formando la banda Sábado. "En Argentina nos iba bien, y entonces surgió la idea de llevarla a Perú, pero desde allá nos pidieron algunos cambios así que al final nos quedamos. Ese proyecto mutó en otro que se llamó JLM, con el que sí viajé. Ahí es donde dejé de tener contacto con Juan Pablo". En los útlimos años, Julián Zucchi comenzó también a explotar su faceta como actor. Luego de pasar por la edición peruana de Combate, hizo en teatro junto a Yiddá Eslava la obra Sí mi amor durante dos años, además de convertirse en influencer. El proyecto derivó en una película, que se estrenará en Lima en enero del año que viene. Como el film tiene escenas filmadas en nuestro país, Julián pasó por Argentina hace unas semanas, y aprovechó para visitar a su hermano Mati Napp, en el piso de ShowMatch donde, por un ratito, volvió a la televisión que lo vio nacer como artista.
El final del siglo XX encontró a cinco talentosos chicos argentinos tomando la iconografía de un clásico mundial, y reinventándola a puro carisma para mantener viva la llama inalterable de Parchís en Latinoamérica. Y gracias a ello, haber quedado en la historia de la música infantil como los "Parchís argentinos".
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