Los motivos que llevaron a Ingrid Grudke a renunciar a la revista de Nito Artaza, Cobra K
Era su regreso a una revista tras 14 años, pero algunas cosas le molestaron y la impulsaron a bajarse a dos días del estreno
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A dos días del debut de Cobra K, en el Teatro Premier, Ingrid Grudke decidió renunciar. Nadie se lo esperaba pero a medida que pasaban los días ella veía cosas que no le cerraban: “Empecé contenta y entendí que me iba a ir mal. La estaba pasando mal y di un paso al costado. No exigí nada, no voy a sacarle el lugar a nadie, nunca lo hice. Chau, besito”, sintetiza Grudke.
Hacía muchos años que no se involucraba en una revista. La última vez fue de la mano de Jorge Guinzburg, en 2008. Por eso se entusiasmó cuando la llamó Nito Artaza para sumarse a Cobra K, que iba a estrenarse el jueves 12 de mayo y ahora, ante el imprevisto, lo hará el sábado 14. Iba a compartir escenario con Artaza, quien además es el director; Gladys Florimonte, Vicy Xipolitakis, Guillermo Fernández, Marcelo Toscano y Adriana Chaumont, que también es la productora ejecutiva.
En diálogo con LA NACION, Grudke dio detalles de lo sucedido y de por qué tomó esa drástica decisión. “El detonante fue la desorganización, sobre todo cuando Nito y Adriana empezaron a discutir delante de todos, que fue desde el primer día. Y en un momento dije ‘ya está’. Quizá fui exagerada y para ellos es común que esto pase, pero hace mucho tiempo elegí estar en armonía, estar bien y me voy de los lugares en los que me siento incómoda. Quiero reírme, divertirme y por eso me sumé a la obra. Me alegra que mi renuncia haya ayudado a darles tiempo para llegar bien al sábado. Se pusieron las pilas y están ensayando”.
Justamente la falta de ensayos y la desorganización empujaron a la artista a renunciar. “Estábamos a dos días del debut y había un montón de cosas que fallaban, sobre todo con la producción, y me sentía incómoda trabajando así. Siempre le pongo muchas ganas a todo, pero honestamente llegó un momento que colapsé por un montón de situaciones y ya no era digno trabajar en esas condiciones”.
-¿Y cuáles eran esas condiciones?
-Cuando me convocaron me ofrecieron varias participaciones artísticas que no están. Sí tenía un cuadro muy lindo con bailarines y yo misma me ocupé de ensayarlo y del vestuario. Porque la verdad es que no teníamos ensayos. No había un orden ni disciplina y a Nito nunca lo dejaron hacer su trabajo, que era dirigir, además de estar sobre el escenario. Hubo un montón de fallas internas y de producción, y por otra parte tampoco estaban las condiciones básicas. Por ejemplo, el baño no estaba limpio y éramos veinte personas todos los días, entre técnicos, bailarines, nosotros. Me decían que se limpiaba el teatro dos veces por semana pero no era suficiente. Para algunos puede ser exagerado, pero muchos no dicen la verdad para proteger a los productores, que a su vez insisten con que los artistas nos peleamos y ellos nunca se hacen cargo de nada. Entiendo que el artista quiere seguir trabajando y por eso no se dicen las cosas que no cumple el productor.
-Sumaste todo, no te cerró y dijiste basta...
-Es así. En un momento me dije: ‘Qué hago acá si me ponen, me sacan, no ensayamos’. Lo primero que dijeron es que me enojé porque Vicky (Xipolotakis) hacía el final y no yo. Es la fácil decir que hay pelea entre vedettes, algo muy machista que me da bronca y atrasa. Como dijeron eso, salí a defender mi postura. Yo no peleé con ninguna mujer ni con nadie. Estábamos a dos días de estrenar y la técnica no había ensayado ni la subida ni la bajada del escenario. Tampoco estaban las luces. Ahora tienen tiempo de ensayar hasta el sábado.
-Hablaste con tus colegas y con la producción después de tu renuncia?
-Me llamaron los bailarines, Gladys Florimonti y otra actriz, diciéndome que me quede, que no me baje.
-¿Y Nito qué te dijo?
-Que lo piense, que no me baje dos días antes. Le dije que la obra iba a seguir igual, que solo se trataba de sacar mi cuadro. Es un teatro de revistas, no una obra de Shakespeare, donde necesitás tener todos los personajes. Es como el jenga, que sacas tres o cuatro palitos y ya está. Mi cuadro era lo que más tenía ensayado porque me ocupé con el coreógrafo, Ariel Pastochi, y los bailarines, que son los más aplicados, aunque arrancamos hace diez días. Y con el vestuario de Marcelo Péndola sucedió lo mismo, estuvo porque insistimos. Eran las dos cosas en las que me había puesto firme y estaban más completas: mi cuadro musical y el vestuario.
-Nito tiene fama de ser un poco desorganizado, ¿te enojaste con él?
-No. Trabajé con Nito, lo conozco y sé como es. No tengo problemas. Pero veía esas discusiones y me ponía mal; quizá otros estén acostumbrados pero hace un tiempo ya que elegí no estar en esos lugares. ¿Por qué exponerme? Discutían sobre quién bajaba primero, si Vicky o yo y nos ponían en una situación incómoda. Hay que tomar decisiones, no es una lucha en el barro. Había cosas que no tenían coherencia.
-¿Habías firmado contrato?
-Firmé, pero si no me cumplen... No le tengo miedo a un contrato. El show va a continuar, va a estar bien, nadie es indispensable. Se perderán una atracción más, alguien que estaba entusiasmada y contenta, porque tenía ganas de volver pero no puede faltar dos días para el estreno y no saber qué vas a hacer, sin ensayos.
Ingrid Grudke continuará siendo parte del jurado de Los 8 escalones, por eltrece. “Me siento bien ahí, me lleva bastante tiempo pero también puedo viajar los fines de semana a las presentaciones y conducciones en el interior. Y sigo entrenando porque quizá vuelva a presentarme en la categoría Fit Model, porque hay un sudamericano en octubre y una competencia en noviembre, en Seúl. Y voy y vengo de Misiones, donde estoy instalada desde hace unos años. Mi novio (Martín Colantonio) está feliz allí porque tenemos una franquicia de la heladería Luciano’s que funciona muy bien y está chocho porque tiene río, cielo. Él es piloto, guardavidas, corre, nada y me visita cuando puede”, sintetizó.
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