Los amores de Carmen Barbieri, la mujer que da todo por amor y más
“El amor de mi vida fue Jorge Porcel y el hombre de mi vida ha sido Santiago Bal”. Carmen Barbieri siempre fue taxativa a la hora de referirse a los sentimientos que ocuparon algunas de sus parejas. No fueron tantas las relaciones públicas de la comediante, que se manejó cautelosa y supo diferenciar la aventura pasajera de la relación formal. Esa discreción se contrapuso con el escándalo que protagonizó cuando se separó del padre de su hijo. Legalizó vínculos en más de una oportunidad y no se privó de criticar a sus hombres luego de separada.
Amó y lo dio todo de manera sacrificada. Apoyó a Jorge Porcel en sus traumas más íntimos y hasta lo acompañó en un tratamiento para bajar de peso. Gracias a su estímulo, el humorista llegó a bajar 80 kilos. Con Bal, la abnegación fue similar. Fue sostén de su marido en sus tantísimas intervenciones quirúrgicas y en cada uno de los tratamientos médicos. Era el mandato de una mujer enamorada que haría todo y más por los suyos: “No hice nada extraordinario. Solo lo que cualquier persona de bien siente que debe hacer”.
Guillermo Francella y Daniel Scioli fueron amores poco difundidos. Con Beto César, en cambio, conformó un matrimonio de cuatro años que contó con la aprobación de Ana Caputo, su exigente madre que solía vetar a los candidatos antes de cruzar el zaguán.
Primer amor
Fue Karina Rabolini, aún en pareja con Daniel Scioli, quien contó públicamente que él había tenido un romance con Carmen Barbieri. Ninguno de los dos lo negó, al contrario, se refirieron con mucho afecto a aquella aventura casi de adolescentes.
Carmen era alumna del colegio La Anunciata de La Recoleta y solía salir, en compañía de sus amigas, con los chicos de un colegio vecino. En ese grupo de varones se encontraba Scioli. La parejita duró un año y cuando Carmen debutó en el Maipo, él la pasaba a buscar para ir a cenar juntos. Tras separarse, ambos guardaron el mejor de los recuerdos, no evitaron cruzarse y hasta compartieron un sketch en el programa de Susana Giménez.
Escándalo con Porcel
Carmen Barbieri es hija de Alfredo Barbieri, aquel famoso cómico que fue parte de los años de esplendor de la famosa revista porteña. En ese ámbito, la entonces bailarina conoció a Jorge Porcel, quien había trabajado en numerosas ocasiones con su padre. Porcel le llevaba 18 años a la joven aspirante que buscaba trascender en el mismo mundo que su padre. Fue en una temporada compartida en el teatro Maipo cuando Barbieri y Porcel pudieron conocerse más.
Ella llegaba con dos horas de anticipación al teatro para poder prepararse con tiempo y realizar los ejercicios de precalentamiento que requerían sus números de danza. No era una figura conocida, pero se destacaba entre las chicas que formaban parte del elenco. Porcel, junto con Alberto Olmedo, eran las cabezas de compañía y quienes atraían al público a la sala de la calle Esmeralda. Ethel Rojo era la gran vedette del espectáculo y Barbieri se ubicaba en la marquesina con letra muy pequeña y sobre el final, cerca del nombre del director: Gerardo Sofovich.
Jorge Porcel, sabiendo de la puntualidad de la jovencita, llegaba a la misma hora que ella y se acercaba a su camarín para entablar conversación. Le regalaba libros, alguna bijouterie y desasnaba a la joven sobre pintura, sabido es que el cómico era tan avaro como culto. Si bien Carmen era soltera y no tenía pareja, Porcel vivía con su mujer, aunque dormían en camas separadas como paso previa a la separación definitiva.
Durante las primeras semanas de la temporada, Carmen se sentía incómoda ante las recurrentes visitas del actor a su camarín. Sin embargo, con el tiempo la bailarina comenzó a encontrar en él una sensación de protección y más tarde llegó el afecto y la atracción física. Corría enero de 1977 cuando la relación comenzó a circular en el ambiente del espectáculo.
A la actriz y bailarina no le fue sencillo llevar adelante el noviazgo. El gran obstáculo fue su padre, quien no aprobó jamás el ingreso de Porcel a su familia. Como la pareja estaba convencida de la mala reacción que tendría Barbieri si se enteraba de la relación, se ocultaron todo lo que pudieron. Una de las razones por las que el veterano cómico no toleraba el vínculo era la diferencia de edad de los novios. De hecho, Porcel había tenido en brazos a Carmen cuando nació, debido a la cercanía afectiva del capocómico con los Barbieri.
A pesar de los esfuerzos por ocultarse, una noche todo se desmoronó y estalló el escándalo. Un ómnibus de gira dejó a Alfredo Barbieri, luego de un fin de semana de actuaciones en el interior del país, en la puerta de su piso de la avenida Las Heras. Grande fue la sorpresa cuando el actor vio estacionado el Mercedes Benz de Porcel. La leyenda cuenta que Barbieri ensartó siete disparos en las cubiertas del vehículo y que amagó con ir a matar a Porcel a la puerta del teatro Maipo. La cosa no pasó a mayores, pero la relación amorosa de su hija jamás fue aceptada.
Varias son las anécdotas que suele recordar la actriz de esta etapa de su vida. Suele rememorar la primera vez que fue con Porcel a un albergue transitorio, en el que solo durmieron la siesta, ante los pudores del cómico por mostrarse desnudo y mantener una relación sexual. “Esto me enamoró mas de él”.
Para el olvido
En 1980, Carmen integraba el elenco de la revista Los años locos de Tabarís, cuya marquesina encabezaban Moria Casán, Mario Sánchez, Alberto Anchart y Carlos Sacazziota. La actriz ya ocupaba un lugar destacado, aunque aún no era primera figura. Durante aquella temporada, varias veces por semana era visitada en su camarín por un noviecito que incursionaba en el mundo del espectáculo: Guillermo Francella.
“Nos divertimos mucho cuando estuvimos juntos”, expresó el año pasado la actriz reconociendo un romance oculto bajo siete llaves, sobre todo de parte de él. La relación se prolongó durante un año y medio, sin convivencia. Si bien Barbieri recuerda amorosamente aquellos años, lo cierto es que declaró que, cada vez que se topó con el actor, Francella la saludó de lejos y ella se quedó hablando con su mujer, quien no tiene problemas en detenerse a conversar.
Un médico ya fallecido, de nombre Daniel Puente, fue otro de los amores que la protagonista de Vedettisima recuerda con mucho afecto. Suele sostener que fue una de sus mejores parejas y con quien podía llevar una vida diferente debido a que él no pertenecía al mundo del espectáculo. “Nunca fui amante”, suele reconocer Barbieri. En algunos casos, sus flamantes parejas no se habían aún separado, pero sí estaban en crisis con sus respectivas mujeres.
“Sí, quiero”
Carmen Barbieri se casó dos veces con el humorista Beto César, una de ellas en la ciudad de Las Vegas. “Una vez no me quedó claro, entonces reincidí”, suele decir con su habitual ironía. La pareja, que se estableció en 1982 y duró hasta 1985, vivía sobre la calle Billinghurst a metros de la avenida Santa Fe.
En general, ninguno de los dos pasaba por un buen momento económico. El trabajo escaseaba y, esporádicamente, realizaban algún show a dúo en teatros periféricos o discos de la comunidad gay. En una oportunidad, luego de cobrar el módico cachet por una de esas presentaciones, Barbieri realizó compras en una verdulería cercana a su domicilio, invirtiendo buena parte de los honorarios. Aquella mañana, con muy mala suerte, se le rompió la bolsa en la que llevaba los alimentos, que terminaron desparramados en el asfalto y aplastados por los automóviles. “Me senté a llorar en el cordón de la vereda”, recuerda la actriz siempre con un tono tragicómico. Barbieri y César, a pesar de las contrariedades, disfrutaban de la vida y el trabajo común. La relación duró más de lo que los agoreros pronosticaban. Nadie creía en ellos.
Ya separados, decisión tomada por ella, ambos mantuvieron un buen vínculo, al punto tal que han vuelto a trabajar juntos en la revista Barbierísima, que se estrenó en el Atlas de Mar del Plata. “Por esto me separé”, solían decirse en los pasillos de los camarines con humor ante alguna dificultad laboral.
El hombre de su vida
“Decidí tener un hijo con Santiago”. Carmen Barbieri encontró en Santiago Bal a un amor de esos trascendentes, perdurables. Esa decisión de encontrar en el eximio comediante al padre de su hijo, define la profundidad del vínculo que los unía.
Carmen Barbieri y Santiago Bal se conocieron en Villa Carlos Paz, durante la temporada de verano a inicios de 1986. Protagonizaban la comedia Lo que no se ve en TV, junto a Carlos Rotundo y Adriana Brodsky, entre otros intérpretes. A poco de debutar, Bal aprovechó que su personaje debía entregarle una nota al personaje que le daba vida Barbieri para escribirle una declaración de amor real. Ante el público, la actriz se enteró de las intenciones de su compañero. No pudo más que sonreírle con complicidad entre parlamento y parlamento.
La cosa no fue sencilla, algunos escollos debían solucionarse para poder continuar en paz con el proyecto de pareja. En primer lugar, Santiago estaba comprometido con la actriz Silvia del Río. Por el lado de ella surgía una piedra aún peor: Bal no era una persona querida por su padre, fallecido en 1985, ni por Ana Caputo, su madre, quien destrató a Bal hasta su fallecimiento. De todos modos, la atracción era tal que fueron solucionando algunos problemas y soportando otros, con tal de estar juntos.
Otra cuestión que tampoco les importó fueron las objeciones que sus allegados les manifestaban en torno a la diferencia de edad: Bal tenía 50 años y Carmen solo 30. Es más, cuanto más se oponían al vínculo, más juntos estaban. Tres años después, en 1989, nacería Federico, el único hijo de ella y el tercero de él, quien ya era padre de Mariano y Julieta. Federico, que colmó de felicidad a la pareja, antes de dedicarse a la actuación y a la dirección, se destacó como un estudiante de coeficiente de inteligencia superior.
Al momento de conocerse, Bal ya había superado algunos inconvenientes de salud, dificultades que se irían sucediendo a lo largo de los años. Cada una de las internaciones y los tratamientos a los que debía someterse el comediante iban mermando los ahorros conyugales. No siempre el trabajo fluyó, así que la pareja debió pedir prestado para poder sobrellevar sus elevados gastos. Cuando Bal no podía trabajar porque su salud se lo impedía, Carmen esperaba el llamado milagroso de algún productor. Así sucedió cuando fue actriz de reparto en la telecomedia Cebollitas o cuando le llegó la milagrosa oportunidad de conducir el magazine televisivo Movete.
En 2006, Marcelo Tinelli la convocó para participar en “Bailando por un sueño” y no solo salió campeona del certamen, sino que la nueva popularidad que le dio el programa le permitió volver a encabezar obras en teatro y hasta volver a tener un techo propio donde vivir.
El ímpetu de la carrera de Barbieri, la llevó a encabezar durante una década varias temporadas de revista en Mar del Plata, muchas de ellas con el acompañamiento de su marido en escena, en la dirección y en el guion. En la temporada 2012, Carmen y Santiago llevaron la revista Barbierísima al Atlas marplatense. En diciembre, cuando debutaron, no imaginaron que marzo los encontraría siendo protagonistas de un escándalo: ella se enteró que su marido le había sido infiel con una bailarina del elenco. Él, con 75, había seducido a una chica de 21. Barbieri estalló de furia y la pareja terminó en medio de un escándalo mediático. Carmen no se privó de hablar pestes de él y hasta de enfrentar a la supuesta amante en la pista de ShowMatch.
Carmen Barbieri y Santiago Bal estuvieron nueve años separados. Sin embargo, la actriz lo acompañó cuando su salud empezó a desmejorar. Se encargó de su alimentación, la higiene de su casa y el buen estado de su ropa. Contrató mucamas y enfermeras. Federico Bal fue quien luchó para que sus padres volvieran a mantener comunicación. “Éramos una gran familia sin ser familia”, describió ella en su momento. En diciembre de 2018 estrenaron en Mar del Plata la revista Nuevamente juntos, donde compartieron el escenario con su hijo Federico. Pintura idílica antes del declive terminal de la salud de Bal.
En los días finales de Bal, Barbieri estuvo al pie del cañón, como siempre. El 9 de diciembre de 2019, Santiago Bal murió acompañado por su mujer y su hijo, cerrándose una historia de amor que atravesó todos los estados.
Carmen Barbieri no volvió a formar pareja, aunque el año pasado confesó tener un cortejante de nombre Sebastián. También se la vinculó con el actor Alberto Martin durante la temporada de la comedia Veinte millones en el verano 2020. Los actores fomentaron los rumores y la viudez de ambos permitía el juego mediático. Sin embargo, y a pesar de la buena predisposición de ellos, el posible amor no pasó a mayores.
Hoy, cuando Barbieri lucha por su vida, muchos están detrás de ella preocupados por su salud. Desde ya, el primero es su hijo Federico, quien cuenta con el apoyo de los tantísimos amigos del medio que supo cosechar la actriz. A diferencia de lo que ella sí pudo ejercer más de una vez, a su lado no hay una pareja que se inmole por ella, que se sacrifique, como Carmen lo hizo por los hombres que amó.
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