El cronista e influencer, quien también fue parte del reality Combate y del ciclo La ruleta de tus sueños, es odiado por los participantes del programa pero amado por la audiencia
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“¿Soy mala persona? ¿Qué hice mal?”, le pregunta Lucas “Locho” Loccisano a la exparticipante de El Hotel de los Famosos, Majo Martino.
Su autocuestionamiento provino luego de que la mayoría de los jugadores del exitoso reality del prime time de eltrece lo nominaran en el brutal segmento “Todos contra todos”, en el que los habitantes de ese hotel cinco estrellas dividido en huéspedes y staff volvieron a enviarlo a la famosa “H”, el desgastante juego en el que los participantes ponen en riesgo su estadía en el programa. La respuesta de la eventual eliminada fue clara: “No, no sos mala persona, dejá de preguntarte eso”.
Las inseguridades del cronista, músico e influencer surgieron desde el momento mismo en que puso un pie en ese lugar hace exactamente un mes en reemplazo del actor Rodrigo Noya, quien decidió dejar vacante su lugar en el programa.
De manera inmediata, se puso en evidencia que la presencia de “Locho” incomodaba por varias razones. En primer lugar, porque el joven de 27 años ingresó sin la necesidad de complacer a nadie y ser fiel a sí mismo. Eso causó que el resto de los participantes lo subestimaran, en principio por no ser lo suficientemente famoso como para estar allí, lo que los llevó a pronunciar mal su apodo en toda su primera semana en el hotel, de manera genuina al comienzo y en tono burlón después.
Lo cierto es que Loccisano no sólo participó de ciclos como La ruleta de tus sueños (América TV), conducido por Pamela David, y de Tenemos Wifi (KZO), comandado por Nicolás Occhiato, sino que también tiene experiencia en realities, como quedó demostrado tras su paso por Combate (ElNueve) y Jugando con fuego (Netflix).
En ese aspecto, se notó el segundo motivo por el cual fue rechazado por sus compañeros, con excepción de Silvina Luna, Walter Queijeiro, Pato Galván y la mencionada Martino quienes, curiosamente, fueron eliminados. “Locho” conoce las reglas de un reality de competencia -en este caso, uno en la que la parte física tiene un rol predominante-, y también sabe que operar en conjunto es casi un sacrilegio si uno quiere llevarse el premio mayor. En este caso, la tentadora suma de 10 millones de pesos.
Por lo tanto, cuando “Locho” no decidió integrarse a la denominada “familia” que armó el exfutbolista Maximiliano “Chanchi” Estévez, su destino estuvo marcado y la escalada de comentarios en su contra fue ineludible y hasta incluso insoportable de ver.
El hecho de que Loccisano no haya querido funcionar en equipo a la hora de votar recuerda a movidas similares de viejos ganadores de Gran Hermano como Marianela Mirra y Cristian U. Ambas ediciones del famoso reality reflejaron cómo “los lobos solitarios” terminan siendo los favoritos del público, precisamente por ser vistos como los marginados.
El “reto” del Chino Leunis por el bullying a Locho
A las nominaciones consecutivas a Locho en el programa se les sumaron frases despectivas sobre su persona, en muchos casos irreproducibles, que causaron un notorio malestar del joven dentro del hotel donde él intentaba jugar con viento en contra.
En uno de los momentos más incómodos del programa, cuando el participante fue enviado a la H con Walter Queijeiro, uno de sus pocos confidentes, la mayoría de sus compañeros comenzaron a disparar comentarios subrepticiamente mientras él se encontraba en plena “batalla” con el periodista deportivo. Tras su triunfo, se descompensó y debió ser asistido por la producción del programa, mientras los conductores Leandro “Chino” Leunis y Carolina “Pampita” Ardohain se dirigían a los participantes para remarcarles cómo estaban haciendo bullying y lo “violento” que eso resultaba.
El locutor Martín Salwe, sin dudas una de las figuras que más rechazo ha generado en la audiencia del programa junto a Estévez, le discutió al conductor lo que estaba diciendo y se defendió aseverando que nunca le faltó el respeto a Loccisano. Leunis, rápido de reflejos, le respondió que “él ve todo”, tanto lo editado como le que queda en la isla de montaje.
Ese instante tenso fue lo que generó que, como en casi todas las emisiones del programa, Locho se conviertiera en tendencia en Twitter, y que su rostro sea utilizado como suerte de símbolo de una campaña antibullying, robándole así el protagonismo a la figura más famosa que participa del juego: Alexander Caniggia.
Si bien el voto del público aquí no es un factor -el programa producido por BoxFish es grabado y el ganador se impondrá por sus destrezas físicas-, se suscitó una campaña para que cambien las reglas de cara a la final y se abra el voto telefónico. Si bien eso no parece ser una posibilidad, los buenos números del ciclo ya le habrían asegurado una segunda temporada para la que quizá deba reverse lo tedioso que puede resultar que se nomine siempre al mismo participante.
De esta forma, ese rechazo que sufrió Locho por ser algo desorganizado y no acoplarse a la dinámica de grupo para votar, no solo se mantuvo sino que despertó el mismo efecto que en los mencionados casos de Gran Hermano. De hecho, la marca más alta que hizo el programa fue la del lunes, con 11.5 puntos de rating promedio, gracias a la H de Loccisiano y Martino, que dejó a la periodista fuera del ciclo y al jugador solo, ya sin ningún confidente en quien apoyarse.
Por lo tanto, la popularidad del joven fuera del programa sigue contrastando con lo que sucede dentro de ese microclima en el que cada uno de los participantes que han llegado a insultarlo tienen una visión distorsionada de cómo son percibidos por el televidente. Lo dijo el propio Salwe: “La gente en su casa ve todo y sabe cómo soy”, frase de la que seguramente se arrepienta al salir y recibir ese baño de realidad que los fanáticos del programa están esperando.
Las falencias de regirse por los principios de esa “familia” cuyos planes distan de una organización inteligente en comparación con otros realities (nunca nominan a los más fuertes en materia de juego, por ejemplo) comenzarán a verse pronto, cuando nominar a Locho siga potenciando su popularidad y no les reste otra opción más que votarse entre ellos.
Mientras tanto, y a diferencia de otra recién ingresada como Emily Lucius, el joven baila al ritmo de su propia guitarra y, cuando puede, se muestra autoconsciente de cómo será su derrotero en El Hotel de los Famosos. Nada más efectivo que reírse de uno mismo cuando los demás creen tener la última carcajada.
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