En el marco del nuevo ciclo de entrevistas de Pablo Sirvén, la multifacética artista compartió un sincero mano a mano; mientras se luce en la piel de la señorita Miel en el éxito teatral Matilda, el musical, la bailarina se animó a recordar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo y las experiencias que la llevaron a este gran presente profesional
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Laurita Fernández estaba todavía en la primaria cuando armaba coreografías en el patio del colegio. Era apenas una adolescente cuando miraba Chiquititas en la televisión de su casa y soñaba con ser parte de ese mundo. Hoy, a sus 32 años, conserva intacta una imagen en la retina: tiene 15 años y está sentada en la mesa de su casa cuando su mamá le trae un recorte de diario que promocionaba las clases de Pepe Cibrián. Ese recuerdo, más que una imagen, es una especie de quiebre en su vida. El primer hito. Estudió con él y al poco tiempo la convocó para formar parte de El fantasma de Canterville en el Lola Membrives. A partir de ese momento, la vocación y la pasión por la comedia musical y el entretenimiento no hizo más que crecer a la par de ella. Paso a paso y sin pausa se encausó en múltiples desafíos, entre los que destacaron su participación en Bailando por un sueño, su protagónico en Sugar (2018) y su rol de conductora en Combate y en Cantando por un sueño (2020). El teatro, la televisión, la danza y la conducción fueron integrándose de manera orgánica a su vida.
La segunda imagen que tiene grabada en su memoria transcurre en su adolescencia. Se ve a ella misma como espectadora en alguna butaca del fondo del Teatro Gran Rex deslumbrada por un show de Cris Morena. Es ese mismo Gran Rex el que ahora la recibe arriba del escenario con Matilda, el musical que ya cuenta con más de 110.000 espectadores. “No quiero pasar por alto la magia que se vive con el Rex lleno todas las noches. Me siento bendecida”, se conmueve Laurita, consciente del éxito del que es parte.
La artista se reconoce en un momento profesional soñado y en el marco de un evento exclusivo para suscriptores LN +Cerca se acerca a la redacción de LA NACION para profundizar sobre su crecimiento artístico y profesional -que es también su crecimiento personal-. Saluda respetuosamente y se acomoda para iniciar una entrevista profunda y reflexiva con Pablo Sirvén que indagará sobre cada uno de sus pasos en el mundo del espectáculo, sus múltiples facetas, la importancia de ser fiel a la vocación y sus proyectos a futuro.
Laura no es Laura. Es Laurita. Y el solo hecho de que sea reconocida por el diminutivo de su nombre ya desprende ternura. Las actrices que interpretan a Matilda lo confirman y en un emotivo video la definen como “la verdadera señorita Miel”, el dulce personaje que interpreta en el teatro. Al escuchar el cariñoso mensaje de sus compañeras de elenco no puede evitar emocionarse hasta las lágrimas. Así como en Matilda “los buenos son muy buenos, los malos son muy malos”, Laurita Fernández no reniega del mote de “súperbuena” que sus pares y la audiencia le atribuyen. “Soy así, no es un personaje. Suelo ser muy positiva, trato de no amargarme o enojarme. De llevar bien cualquier situación”.
-¿En qué te ves parecida a la señorita Miel y en qué te ves distinta a ella?
-Es un personaje bastante cercano a mí, un poco por la amabilidad y por el optimismo. A la señorita Miel le pasan cosas terribles en su vida pero sin embargo se mantiene positiva. En ese punto me siento identificada y en que es un personaje que tiene empuje, tiene eso de “perseverar y seguir”, es muy trabajadora. Su mirada positiva, su amabilidad y su conexión con los chicos son puntos en común que tengo con el personaje. Y cuando pienso en lo que me distancia de ella, creo que tiene que ver con lo corporal. Fue algo que tuve que trabajar mucho con el director porque ella no tiene mucha tonicidad en el cuerpo. Es blandita, frágil. Y yo suelo tener mucha más energía. Trabajé mucho para encontrar ese camino y para no subirme a la energía que manejan el resto de mis compañeros que son personajes mucho más caricaturescos. La señorita Miel maneja un registro mucho más tranquilo y más real incluso desde su conexión con Matilda.
Laurita asegura que lo suyo no es un personaje. Que si bien se reconoce exigente y detallista siempre predomina en su vida una mirada positiva de las cosas. “Lo que tengo que aprender es a lidiar con esa parte mía que pretende que todo siempre sea exacto. Permitir grises. Pero por lo general, soy conciliadora y positiva. Sé trabajar con personas que tienen personalidades fuertes, es algo que fui aprendiendo en el camino. Para algunos quizás es difícil lidiar con personalidades muy potentes y de mucho ego, pero yo trato de entender y de llevarlo bien”.
Fresca y cálida, Laurita se hizo camino con una impronta propia. Lejos de envolverse en un manto de ego logró mantenerse fiel a su estilo y ocupar un lugar sólido dentro del mundo del espectáculo. Dueña de un carácter conciliador asegura que aprendió a lidiar con personalidades potentes. “Durante muchos años me repetían, la famosa frase ´No te dejes pisotear´. Me escribían ese tipo de mensajes o ´Dale, contestá´. Pero a mí no me nacía contestar, aunque sabía que algo era injusto o había cosas que no estuvieran bien. Siempre pensé que tiempo al tiempo todo se iba a acomodar. Poco a poco también fui aprendiendo a plantarme no desde la violencia o desde la prepotencia: aprendí a plantear cuáles eran mis ideas o mis maneras desde el respeto”, asegura.
Sobre su futuro se anima a coquetear con la posibilidad de interpretar a alguna villana: “Con mi personaje en Matilda estoy fascinada, ¡Me encanta! Pero, las heroínas, “las buenas” siempre van por una línea narrativa más tranquila y sin tanto vértigo. Hacer de mala estaría muy copado”, se sincera. Además, se proyecta como productora: “Cada vez tengo la posibilidad de involucrarme más y de ser más escuchada. El mundo de la producción me gusta mucho pero también sé que es muy intenso y que conlleva mucho estrés. Lo veo a futuro”. Consciente del privilegio de vivir de su vocación se inclina por disfrutar el presente “Soñé, deseé y trabajé para que este presente suceda. En el camino me frustré mucho, hubo muchos castings fallidos pero mi sueño siempre fue vivir de mi vocación y hoy estoy feliz con mi carrera artística”, cierra la artista.
La entrevista a Laurita Fernández en LA NACION + Cerca, Protagonistas está disponible solo para los suscriptores de LA NACION.
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