Lito Cruz, un entrañable defensor del teatro
Brilló en todas las disciplinas, se probó en la gestión y fue uno de los más respetados formadores de actores
“Me crié en Berisso, entre inmigrantes europeos que huían de la guerra y el hambre; fundaron ese pueblo con calles que llamaron Industria, Providencia, Porvenir. A través de mis ojos y mis oídos infantiles recibí el mandato: ‘La vida es así, trabajar y producir’”. Y ese mandato fue el que guió la carrera de uno de los actores más destacados del país, Oscar "Lito" Cruz, quien falleció en Buenos Aires de manera tan inesperada como lo eran cada una de las acciones que llevó a cabo a lo largo de su carrera.
Lito fue un ser muy intenso para quien la vida parecía no tener límites. Su familia y el teatro fueron los ejes centrales de un día a día que vivía con verdadera adrenalina. Siempre necesitaba que cada jornada durara más de veinticuatro horas. El teatro, la televisión, el cine, las clases en su estudio de la calle Suipacha al 100, lo colmaban de felicidad.
A la hora de trabajar pedía compromiso y riesgo. No aceptaba que le fallaran. No entendía que alguien pudiera realizar una tarea sin poner pasión. Su camino como intérprete no fue fácil. Terminó la escuela secundaria en La Plata y se instaló en Buenos Aires donde pudo mantenerse gracias a que aceptaba cualquier trabajo que le permitiera vivir. Si bien ya estaba interesado en la actividad teatral fue en esta ciudad donde se metió de lleno a disciplinare como actor. Nuevo Teatro fue el grupo que eligió como terreno de trabajo.
Junto a compañeros como Augusto Fernándes, Agustín Alezzo, CarlosGandolfo, Carlos Moreno, Elena Tritek, entre otros, tomaron contacto con la maestra rusa Hedy Crilla y ella los introdujo en el método Stanislavski.
A los pocos años, junto con Fernándes, crearon el grupo ETEBA (Equipo de Teatro Experimental de Buenos Aires) y produjeron un espectáculo memorable con el que viajaron a Europa, La leyenda de Pedro, basado en el Peer Gynt de Henrik Ibsen.
Su carrera se proyectó a partir de entonces notablemente. Tanto que llegó a formarse en el Actors Studio de Lee Strasberg, en Nueva York. Pero no solo le dedicaba espacio a la actuación, también a la dirección y a la formación de nuevos actores. Durante treinta años le impartió clases a centenares de alumnos.
Ser carismático, inteligente y provocador como pocos, siempre lograba sus objetivos. También la gestión fue un campo en el que se desarrolló con ganas. En los 90 fue director del Teatro de la Ribera, en el barrio de La Boca, y allí generó un notable proyecto comunitario. Al poco tiempo fue nombrado Director Nacional de Teatro. Impulsó la promulgación de la Ley Nacional del Teatro 24.800 y cuando esta se puso en marcha, en 1997, se convirtió en el primer director del Instituto Nacional del Teatro. Su campo de acción comenzó a ser la escena alternativa de todo el país.
Esa experiencia no fue suficiente. Le dio forma a la Ley de Teatro de la provincia de Buenos Aires y también se impuso en ese terreno, transformándose en director del Consejo Provincial de Teatro Independiente.
Tenía un concepto que transmitía continuamente. "No es posible ser un actor de teatro independiente si no se tiene, además de la formación, un compromiso social y político".
Lito estaba convencido que “la cultura debe trabajar por nuestro país, más allá de los presidentes, de los economistas, de las políticas que tengamos. Ellos pasan y nosotros quedamos y nos ponemos de pie y seguimos abriendo salitas. Son lugares de combate cultural, porque tenemos la capacidad heredada de nuestros antepasados de construir algo de la nada y creo que los movimientos culturales argentinos, sobre todo el teatro, asombran al mundo”.
Sus actividades como gestor no lo separaron de su labor como intérprete. La nómina de títulos cinematográficos, teatrales y televisivos en los que participó es sumamente amplia y reconocida. En cine: Facundo la sombra del tigre, Mis días con Verónica, De la misteriosa Buenos Aires, El juguete rabioso, La revolución es un sueño eterno, Amapola, Gato negro. En televisión Botines, Mujeres asesinas (El Trece), El elegido, Señores papis, El garante, La leona (Telefé). En teatro, Cuba y su pequeño Teddy (estreno al que asistió su amigo Robert De Niro), El pupilo quiere ser tutor, Fausto, Madera de reyes, Hugui, Guayaquil, el encuentro; 33 variaciones, El toque de un poeta, Mi querido mentiroso.
Nos dejó un gran artista. Un ser de una profunda generosidad. Un batallador incansable. Un gran hombre de la escena nacional.
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