La pandemia lo sorprendió en Europa, a donde había ido de luna de miel con la actriz, y se fueron quedando; hoy van y vienen con sus espectáculos infantiles
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Se hizo famoso apenas empezó en el medio con el personaje de Boby Goma en Videomatch, a principios de los 90. Después vinieron las ficciones, las obras de teatro, comedias, espectáculos infantiles y una sociedad con la actriz Valeria Britos, de quien también se enamoró. Hoy Lionel Campoy vive entre la Argentina y España, aunque sin proponérselo. En una charla con LA NACIÓN, el actor cuenta su historia de amor con Britos, revela cómo terminaron viviendo en Europa por pura casualidad, y recuerda sus inicios de la mano de Marcelo Tinelli. Ahora sus días transcurren en Almería, en el sur de España, donde proyectan los próximos shows con los que harán la temporada de invierno en Buenos Aires. Y en su tiempo libre nada en el Mar Mediterráneo, deporte que practica desde chico.
-¿Podemos decir que tenés una vida ideal trabajando y viviendo en España y en la Argentina?
-Con nuestra productora, Vale hacer Lío, hacemos espectáculos infantiles en la Argentina y España. Vamos y venimos y si se puede mantener en el tiempo, sería buenísimo. Somos nómades acá y allá. Nuestra base está en Almería y hace poco me enteré que de acá fueron mis abuelos, pero la realidad es que vamos por todos lados. Estuvimos en la Argentina en septiembre pasado porque conduje Nivel X hace muchos años y todavía hacemos eventos y recorremos el país; eso no ha parado. El único problema hoy es coordinar la agenda.
-¿Cómo hacen eventos de un programa que salió al aire hace más de veinte años?
-Nivel X fue un programa que nos devolvió más después que durante... Quizá en la vorágine no nos dimos cuenta, pero tampoco había redes sociales y hoy sí, entonces sigue rebotando. En ese momento no había mucho sobre tecnología; he hecho notas explicando cómo era un email o el mouse a bolita, o el Skype. Hacemos ferias gamer, eventos tecnológicos para empresas. No podemos creer que todavía seguimos activos gracias a ese programa que tiene como veinte años.
-Y combinás eso con los espectáculos infantiles...
-Sí, en 2013 con Valeria creamos Vale hacer Lío y cuando sos tu propio jefe, dependés de vos y te armás la agenda como podés. Nosotros escribimos, dirigimos, actuamos y también lo hacemos para otros actores. Hemos dirigido por Zoom, algo muy loco si lo pensábamos hace unos años. Recorremos España y la Argentina con nuestra compañía. El año pasado hicimos una gira muy grande que abarcó de Cádiz a Cantabria. Vamos por todos lados, por donde haya trabajo. Tenemos programadas funciones también en Buenos Aires para las vacaciones de invierno.
-¿Por qué decidieron irse a España?
-No fue una decisión. Simplemente pasó. Estábamos de luna de miel en familia, digamos, porque vinimos con Camille (hija del primer matrimonio de Britos con Christian Sancho). Íbamos a hacer España e Italia, un viaje que nos debíamos hacía rato. Por suerte fue en familia, si no nos hubiéramos tenido que volver.
-¿Nunca fueron con la intención de quedarse, entonces?
-No. Si me decían hace tres años que iba a vivir en España e ir y venir a la Argentina, no lo creía. No estaba en los planes en absoluto. Nos casamos en 2018 y postergamos la luna de miel por temas familiares hasta que tuvimos el espacio y viajamos en 2020. Los primeros días de enero fuimos a Italia y recién se empezaba a hablar del covid en China. A la semana cerraron todo y nosotros estábamos en Riomaggiore.
-¡Qué envidia haber pasado la pandemia en uno de los pueblitos de Cinque Terre!
-Con sus pro y sus contra porque había poca información en Italia, además, fue el segundo foco de infección en el mundo. No sabíamos si podíamos tocar una baranda del balcón (risas). Una locura, pero nos fue muy bien. Estamos muy acostumbrados a compartir mucho tiempo los tres; Cami muchas veces viene a las giras, si no está estudiando.
-Y se fueron quedando...
-No hubo otra porque cuando se abrieron los aeropuertos en Europa, se cerraron en la Argentina. Primero volvimos por tierra a España porque habíamos dejado las valijas; fuimos a Italia solamente con un carry on, a conocer y creyendo que volvíamos en unos días y pasamos tres meses. No pudimos viajar a Buenos Aires y nos fuimos quedando. Tomamos decisiones sobre la marcha. Después surgió la oportunidad de que Cami curse Química online y se fue dando. Nos quieren a los argentinos, nos reciben muy bien.
-¿Cómo es tu historia de amor con Valeria?
-Hace veinte que somos dupla en espectáculos infantiles; nos conocimos haciendo El reino del revés, de María Elena Walsh. Cada uno estaba en su historia y durante diez años hicimos giras por todos lados. Fuimos compañeros, amigos, socios, novios, esposos. Así fue la progresión. Ya nos conocíamos, nos entendíamos, habíamos viajado, las familias se conocían. Fue re lindo. Cuando nos pusimos de novios, en 2014, teníamos mucho miedo a estropear la amistad, si no funcionaba. Pero funcionó. Y hoy somos una familia hermosa con Camille, que es mi hija del corazón.
-¿Empezaste haciendo humor en Videomatch y Ritmo de la noche y hace años te dedicás al público infantil?
-Era el humor más inocente del programa. No existía el minuto a minuto, pero Boby Goma aparecía en la primera media hora de programa y los chicos lo amaban. He hecho novelas, comedias, teatro y me gusta todo, pero me dediqué más al infantil porque se dio así. Trabajar con chicos es mágico, es el público más sincero, y si no le gusta lo que hacés los tenés dando vueltas por el pasillo y es un desafío genial porque hay que cambiar el ritmo y la propuesta cada cuatro minutos.
-¿Qué recuerdos tenés de esos primeros años con Marcelo Tinelli?
-Los mejores. Éramos todos jóvenes (risas). Venía de la escuela de teatro y apenas había hecho dos comerciales y unas pocas obras under a las que no venía nadie (risas). Me tocó hacer eso, gustó y me gustó. Además, viajamos un montón. Todo es pulgar arriba. Fue una gran época. Antes de la pandemia fui a una fiesta retro con Boby Goma y me divertí muchísimo. Es loquísimo porque hace más de veinte años que no lo hacía y la gente todavía lo recuerda. Me da mucha ternura, me divierte, me parece un personaje hermoso y sigue vigente.
-¿Seguís en contacto con Tinelli y los compañeros de ese momento?
-Antes de venir a España cumplimos 30 años de programa y se hizo una reunión, se escribió un libro también y siempre hay algo que nos junta. Cada vez que hay un revival se acuerdan de Boby y me llaman.
-¿Siempre quisiste ser actor?
-Toda la vida. Hice otras cosas hasta que pude vivir de esto, pero mi formación es actoral. Fui cadete en moto, trabajé en un banco, fui quiosquero, camionero repartiendo heladeras y freezer. Pero siempre supe que todos eran trabajos de paso porque quería otra cosa. Me gustan mucho los deportes también; nado en aguas abiertas acá en el sur de España, es como una terapia. De chico fui federado de handball, jugué al softball, hice gimnasia acrobática. Todos los deportes menos fútbol porque soy malo (risas). Cuando había fútbol en Videomatch y Ritmo de la noche, Boby salía al principio, hacía tres payasadas y afuera. Nunca tuve constancia para ningún deporte.
-¿Tenés otra pasión?
-Soy paracaidista. Durante muchos años trabajé como camarógrafo paracaidista. Empecé a saltar con Boby porque el paracaidismo siempre fue caro, pero llegó una invitación y me mandaron a mí. Toda mi vida quise saltar en paracaídas. Me encantó, hice el curso, me recibí y después era salado así que formarme como camarógrafo fue la posibilidad de seguir saltando. Es como el que estudia abogacía y trabaja en un estudio para ir pagándose la carrera. Acá en España no salté todavía, pero en la Argentina salté durante 27 años.
-¿Llevás la cuenta de cuántas veces saltaste?
-Más de 3660. Es hermoso.
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