Linda Evangelista rehace su vida y vuelve a posar para Vogue, tras los tratamientos que le dejaron el cuerpo “irreconocible”
Es la tapa de una prestigiosa revista y además brindó una entrevista, en donde contó los difíciles que fueron sus últimos años y qué la motivó a seguir adelante y contar lo que había vivido
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Linda Evangelista volvió al mundo de la moda y lo hizo por la puerta grande. Después de ocho años sin dejarse fotografiar y sin pisar una pasarela, la modelo canadiense protagoniza la tapa de la edición británica de Vogue en el mes de septiembre, el más importante del año para las publicaciones de moda. Evangelista, que a mediados de los noventa fue una de las tops más importantes del mundo, pasó por una dolorosa etapa en la que sufrió una honda depresión a causa de un tratamiento estético que le provocó una deformación física.
La top model fue retratada por el prestigioso fotógrafo Steven Meisel y entrevistada por la subdirectora de la publicación, Sarah Harris. Además Edward Enninful, el director de la misma, escribió unas líneas sobre lo que supone para él y para la publicación este retorno, explicando que deseaba trabajar con Evangelista y darle una portada desde 2017, y que la llamó en múltiples ocasiones, pero ella se negaba.
“Mi gran sueño siempre fue ser portada de Vogue y volvió a ocurrir. Trabajé con el mejor equipo del mundo. El sueño se volvió realidad”, aseguró la canadiense en un video que publicó la revista en sus redes sociales. En todas las fotografías que salieron a la luz hasta ahora, seis en total, Evangelista aparece completamente tapada y solo deja ver su rostro, vistiendo sombreros y pañuelos. Ella misma contó en alguna ocasión que el tratamiento al que se sometió, una lipoescultura, le deformó no solo el cuerpo, sino también el cuello y el rostro, y que aunque se sometió a cirugías estéticas posteriores, ha tenido que llevar fajas de compresión para poder sentirse cómoda.
En la entrevista que le brindó a Vogue, Evangelista también habla de su tratamiento y de las consecuencias de este. “Ya no podía seguir viviendo con ese dolor. Sabía que tenía que hacer un cambio, y el único cambio era contar mi verdad”, relató en la charla. Además contó que, cuando se sometió a la intervención en 2016, no imaginaba ni de lejos las consecuencias que esta podía traer en su vida. “Si hubiera sabido que los efectos secundarios podrían incluir perder las ganas de vivir, y que acabaría tan deprimida que me odiaría... No, no habría asumido ese riesgo”, relató con los ojos llenos de lágrimas. A pesar de que pasó bastante tiempo desde la intervención, aseguró que todavía no puede mirarse al espejo ni soporta que nadie la toque.
Tras el tratamiento, Evangelista probó dos liposucciones y debido a esto tiene incisiones “por todo el cuerpo”: “Tengo puntos, he llevado vendas de compresión en la barbilla, he tenido mi cuerpo vendado, apretado, durante ocho semanas... nada ha ayudado”. Incluso, en su afán de recuperarse, dejó de comer y se mantuvo días bebiendo solo agua o “comiendo una rama de apio o una manzana”. “Me iba a volver loca”, relató. En la entrevista la modelo también habló cómo sufrió cuando su hijo Augie, fruto de una relación con el presidente de Kering y actual pareja de Salma Hayek, François-Henri Pinault, le decía: “¿Te acordás de cuando eras divertida, de cuando te reías todo el tiempo?”. “Eran comentarios inocentes, pero eran muy duros para mí”, remarcó.
A la pregunta de si está curada psicológicamente, Evangelista tiene la respuesta clara: “Por supuesto que no”. Pero a pesar de todo el sufrimiento, la mujer está agradecida a sus amigos de la industria de la moda por su apoyo, sus cartas, sus mensajes. “Echo de menos mi trabajo, muchísimo, pero honestamente, ¿qué puedo hacer? No va a ser fácil”.
En los últimos meses, más allá de lo ocurrido, Evangelista ha protagonizado una campaña para Fendi y, ahora, una portada para Vogue. “No van a verme en traje de baño, eso está claro. Será difícil encontrar trabajo con esas protrusiones en mi cuerpo sin que sea necesario retocarme, o meterme dentro de cosas, o tapándome, o comprimiéndome, o haciendo trampas...”. Pero más allá de las dificultades, la modelo ya está logrando retomar su rutina. Hoy, la top que hace 20 años no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares y que de un día para otro desapareció del ojo público, vuelve a resurgir de sus cenizas.
En septiembre de 2021, Evangelista decidió contar lo que le había sucedido en un largo texto en su perfil de Instagram: había tenido un problema con un tratamiento estético que la apartó de la vida pública al, según ella, “dejarla completamente deformada” e inhabilitada para ejercer su profesión. “A todos mis seguidores, que se han preguntado por qué no he trabajado mientras que las carreras de mis colegas han ido en ascenso, la razón es que estaba brutalmente desfigurada por el procedimiento de lipoescultura, que hizo lo contrario de lo prometido“. El ‘Cool sculpting’ o lipoescultura es una técnica alternativa a la liposucción -supuestamente menos invasiva y sin posoperatorio- que elimina grasa localizada mediante la congelación de células. En su caso, el tratamiento no funcionó. “Me han dejado, como ha descrito la prensa, irreconocible“. El mes pasado cerró esa etapa al poner punto final a la demanda que interpuso a la empresa que le causó el problema.
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