Linda Evangelista habló sobre la esclavitud de la belleza y reconoció sentirse una “hipócrita”
La modelo contó que se sigue poniendo botox, pese a haber sufrido una mala praxis tiempo atrás, que la dejó irreconocible y le causó un gran cuadro de depresión
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Durante muchos años, Linda Evangelista se mantuvo alegada de la prensa y los medios. La razón de este exilio mediático fue una mala praxis estética, una criolipólisis mal hecha, que la dejó con el rostro prácticamente irreconocible. En septiembre de 2021 la modelo reveló que los rumores eran ciertos y volvió a trabajar luciendo orgullosa sus nuevas facciones. Hoy, dos años después, confiesa que a pesar de la mala experiencia anterior aún sigue utilizando botox.
Evangelista, de 58 años, se unió a las supermodelos Cindy Crawford, de 57, Christy Turlington, de 54, y Naomi Campbell, de 53, para una sesión de fotos de la versión británica de Vogue, que puso al envejecimiento en el centro de la mirada. Además las ex top model hablaron de todo y fue en esa especial entrevista, en donde ella reveló que todavía se hace algunos retoques para parecer más joven.
“No me importa y nunca me ha importado envejecer. Envejecer nos lleva a donde queremos estar y para mí eso es una larga vida”, declaró ante la revista. “Kevyn Aucoin (el legendario maquillador) tenía mucho miedo de las arrugas y nunca las tuvo”, continuó. “Quiero arrugas, pero me pongo botox en la frente, así que soy una hipócrita. Igual quiero envejecer”, añadió Evangelista, que hace unos años reconoció estar muy deprimida luego de la mala praxis estética que sufrió.
La supermodelo pasó seis años “en la clandestinidad” después de sufrir una reacción poco común al procedimiento conocido como CoolSculpting, que fue diseñado para reducir sus células grasas, pero en su lugar, hizo que se agrandaran.
Tratamiento fallido y padecimientos varios
Durante una entrevista con Vogue, realizada en 2022, afirmó que el procedimiento fallido le hizo perder su fuente de ingresos y le dejó cosas “sobresaliendo” de su cuerpo. Para remediar esto, Evangelista se sometió a dos operaciones de liposucción y en febrero de 2023 anunció que había dejado de vivir “avergonzada”.
En medio de sus confesiones, la modelo anunció que también había iniciado una demanda contra la compañía Zeltiq Aesthetics Inc., responsable de realizar su tratamiento y que en ella solicitaba la retribución de 50 millones de dólares, alegando la imposibilidad de retomar su trabajo después de haberse sometido a siete sesiones de criolipólisis desde agosto de 2015 hasta febrero 2016.
“Si hubiera sabido que los efectos secundarios podían incluir la pérdida de tu trabajo y que acabarías tan deprimida que te odiarás a ti misma, no habría corrido ese riesgo”, afirmó en ese entonces. “¿Estoy curada mentalmente? No, en absoluto. Pero estoy muy agradecida por el apoyo que he recibido de mis amigos y de mi ambiente... Igual no me van a ver en traje de baño, eso seguro”, expresó.
En febrero de 2022, la modelo canadiense dio más precisiones sobre lo que le ocurrió en un artículo publicado por The New York Times titulado “Exponiendo la violencia detrás de la cultura de la belleza”. Allí, Evangelista dio algunos detalles de lo sucedido y especificaba en qué partes del cuerpo se había aplicado el tratamiento -en los muslos, el abdomen, las caderas y bajo la barbilla- y en qué consistían exactamente las lesiones con las que debe lidiar desde entonces: bultos en distintas partes de su cuerpo.
Unos días después, durante una entrevista con la revista People, contó que pasados los tres meses de realizado el tratamiento, empezó a notar un desmedido crecimiento de masa corporal, especialmente en las áreas que había tratado. Con el tiempo, los bultos se endurecieron y las áreas sufrieron una pérdida de sensibilidad total.
“Traté de arreglarlo creyendo que estaba haciendo algo mal. Llegué al punto de dejar de comer por completo”, recordó. Tras un tiempo finalmente acudió a un médico que le diagnosticó hiperplasia adiposa paradójica, o PAH. La modelo explicó que después de conocer su diagnóstico, la compañía responsable del tratamiento le ofreció realizarle una liposucción para “reparar” el daño causado.
“Ya no puedo poner los brazos al costado de mi cuerpo. No creo que ningún diseñador quiera vestir a alguien con eso”, señaló la modelo. Y agregó: “No me miro al espejo. No soy yo”. Hoy, la modelo se encuentra mejor y retomando su vida laboral, tras años de sufrimiento.
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