La talentosa intérprete británica de 32 años se puso en la piel de la ex Baywatch para la bioserie que se estrenó el pasado miércoles por Star+; en esta nota, un recorrido por su interesante carrera y por el escándalo que supo sortear con altura
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Lily James se protege del dolor, no lo enfrenta. Ella misma declaró que si no fuese por la actuación, probablemente cualquier episodio de angustia que sintiera iba a aplacarlo, a mantenerlo en los márgenes. Pero la actuación la salvó. “Los papeles que fui eligiendo a lo largo de mi carrera me ayudaron a sacar las capas de protección que tengo y me enseñaron que el dolor y la pena también te forman como persona. La idea de que siempre tenemos que mostrarnos felices nos hace retroceder y nos hace tomar ese dolor con ligereza, aunque siempre va a estar allí, esperando a que lo examines”, declaró la actriz de 32 años oriunda de Surrey que en los últimos días ha sido el foco de atención por su interpretación de Pamela Anderson en la miniserie de Star+, Pam & Tommy.
Ese deseo de canalizar a través de sus roles emociones que en su vida cotidiana no se atreve a explorar es más que evidente. James (tal era el nombre de su padre, quien falleció de cáncer, una de las grandes pérdidas de su vida) toma esos personajes y les imprime una sensibilidad ya sea en un drama de época, un musical contemporáneo o bien una relectura de un melodrama clásico. Su versatilidad está a la vista, pero más evidente aún es su entrega absoluta a cada proyecto, desde que hizo su debut en televisión con Just William hasta el reconocimiento que le llegó dos años más tarde, cuando en 2012 hizo su entrada al aclamado drama Downton Abbey con el personaje de Lady Rose.
Su interpretación despertó a Hollywood y así, en lo que fue un ascenso meteórico, James consiguió un protagónico muy ansiado por ella: el de Cenicienta en la versión live action de Kenneth Branagh. El largometraje tendrá sus desniveles, pero la actriz le aportó una energía contagiosa que nunca traspasaba el límite para llegar a la sobreactuación. Por el contrario, James representa una interesante paradoja: sabe cuándo ser sutil y cuándo desplegar su carisma sin avasallar. Como si su formación académica a veces colisionara con cierta espontaneidad a la hora de la metamorfosis.
Y nada dice metamorfosis como Orgullo, prejuicio y zombies, esa adaptación díscola de la novela de Jane Austen dirigida por Burr Steers, en la que James le puso el cuerpo a una Elizabeth Bennet de armas tomar. En el rodaje del film, que comenzó en 2014, conoció al actor Matt Smith, con quien comenzó una relación que perduró hasta 2019 y que siempre estuvo signada por el bajo perfil.
De Estados Unidos a Inglaterra, sin escalas
Mientras disfrutaba de su relación por fuera de los flashes, James volvía al Reino Unido para una miniserie de la BBC (ese ida y vuelta lo mantiene hasta la actualidad): una ambiciosa adaptación de Guerra y paz de León Tolstói que comandó el experimentado escritor y guionista Andrew Davies. De allí, de nuevo a Hollywood. “Repetirse a uno mismo es la muerte de la creatividad”, manifestó la actriz en diálogo con Harpers’ Bazaar. “Sé que quiero expandirme y convertirme en otra persona, veremos qué me depara el futuro”.
Ese anhelo constante por la transformación la condujo a aceptar roles bien diversos como el de Deborah en Baby: el aprendiz del crimen, el de Elizabeth Layton en la biopic sobre Winston Churchill Las horas más oscuras, el Deb Hale en el thriller Little Woods y el de la joven Donna Sheridan en Mamma Mia! Vamos otra vez, la secuela del musical de Phyllida Lloyd dirigida por Ol Parker en la que interpretó a la joven Donna Sheridan, el personaje de Meryl Streep.
A esta altura, solo habían pasado seis años de su debut en cine con el cortometraje Chemistry. La Lily pequeña, hija de la actriz Ninette Mantle y del músico James Thomson, siempre supo que actuar era su camino y a fuerza de trabajo y buenas elecciones, consiguió no solo un gran éxito en un corto período de tiempo sino también el respeto de sus pares y de realizadores que querían tenerla como protagonista. Incansable, James también sentía que no había que descuidar la formación y se probó en teatro en reiteradas ocasiones, pasando la prueba en puestas de Otelo, Romeo y Julieta y La malvada. El ir de menor a mayor no parece ser lo suyo, su ambición innata la hizo brillar notoriamente.
Entre sus más recientes papeles en cine se destacan Yesterday, de Danny Boyle; Rebeca (la fallida película de Ben Wheatley que fue indefectiblemente comparada con la obra maestra de Alfred Hitchcock) y La excavación, otro film original de Netflix en el que fue dirigida por el australiano Simon Stone y con Carey Mulligan y Ralph Fiennes como sus coprotagonistas. De esta forma, James fue ganando experiencia al embeberse de la creatividad de los equipos con los que fue trabajando desde hace más de una década. Su mejor trabajo, de hecho, tuvo su estreno el año pasado: la miniserie La búsqueda del amor, basada en la gran novela homónima de Nancy Mitford, adaptada y dirigida por la actriz Emily Mortimer, disponible en HBO Max.
En ella, James interpretó a Linda Radlett, una joven que no concibe vivir de otro modo que amando sin grises. Como su prima Fany (una extraordinaria Emily Beecham) lo explica al comienzo de la ficción: “Linda reía mucho... y lloraba mucho también”. El trabajo de James es sencillamente maravilloso, un torbellino que le hace justicia a un personaje tan hermoso y tan quebrado como el de Linda.
Pam & Tommy, el primer desafío al que le tuvo temor
El pasado miércoles se estrenaron por Star+ los primeros tres episodios de la miniserie de Robert Siegel en la que James se pone en la piel de Pamela Anderson en el período más convulsionado de su vida: cuando un video íntimo que había grabado con su entonces esposo, el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee -que interpreta Sebastian Stan- sale a luz y nada vuelve a ser lo mismo para ella. La ficción se hace eco de la actual coyuntura al mostrarnos la búsqueda de Pamela por ser tomada en serio en la industria, por querer hacer monólogos en Baywatch y no simplemente correr hacia la orilla en loop, y por desear construir una vida estable en la que ser madre también era una prioridad.
Además de la excelente caracterización, el trabajo de James da un paso más allá al abordar a Pamela como una mujer sensible y muy ingenua en ocasiones, decisión artística que se ve plasmada en una excelente escena en la que explica por qué admira tanto a Jane Fonda. Sin embargo, cuando le ofrecieron el papel, James se mostró reacia a aceptarlo. “Quería renunciar una semana antes. ‘No puedo hacerlo’, me decía continuamente a mí misma”, expresó. Tras superar sus miedos, explicó su proceso de trabajo: “Quería captar esa energía de Pamela, esa impulsividad y ese espíritu que tiene cuando está frente a la cámara”, dijo y sumó: “Es una persona audaz y auténtica”.
El escándalo amoroso que debió sortear
Así como Anderson tuvo que enfrentarse a un torbellino mediático, lo mismo le sucedió a James en 2020 cuando fue captada in fraganti en Roma con el actor Dominic West, quien interpreta a su padre en La búsqueda del amor, en cuyo rodaje se conocieron. Las fotos se replicaron en los medios para disgusto de Catherine FitzGerald, esposa del protagonista de The Wire, quien interpretará al príncipe Carlos en la quinta temporada de The Crown.
Tras la viralización de las imágenes, West se vio compelido a fotografiarse con FitzGerald en la puerta de su casa del condado de Wiltshire, en el Reino Unido. “Nuestro matrimonio es fuerte y todavía seguimos juntos. Gracias”, declaró el matrimonio al unísono ante la prensa y con una carta manuscrita como sustento. Posteriormente, trascendió que el actor tiene prohibido “ver, hablar o trabajar” con James si quiere recomponer su matrimonio, e incluso se habló de que renovará sus votos, tras una década de haberse casado con su esposa y madre de cuatro de sus hijos.
Por su parte, James tuvo que bajar aún más el perfil, canceló varias entrevistas, y así fue cómo ninguno de los intérpretes pudo hacer ruedas de prensa para promocionar la excelente miniserie en la que trabajaron juntos. De hecho, la vuelta al ruedo de Lily con Pam & Tommy fue una forma de resetear el escándalo que había resonado fuerte en la impiadosa prensa británica.
En la actualidad, la joven disfruta de su vigencia en una industria volátil. “Me siento muy agradecida, es fácil preocuparse en este trabajo acerca de si estás aceptando los roles correctos. A veces te podés cuestionar si no es mejor hacer algo diferente; me pasa de caer en esa trampa, pero creo que eso es parte de lo que nos hace humanos”.
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