De Florencia Bertotti a Pablo Echarri y Benjamín Vicuña, varias historias de amor surgieron primero en la pantalla y luego se trasladaron a la realidad
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Muchas historias de amor nacieron primero en la ficción. Quizá tanto se compenetraron en sus personajes que ese amor se transformó en realidad. Algunas parejas todavía se siguen amando, otras ya se disolvieron, pero todas quedan en la memoria colectiva de los espectadores que, a veces, sueñan con un mundo de fantasía perfecto.
La historia de amor entre Araceli González y Adrián Suar comenzó cuando ella era una top model y él buscaba destacarse entre los actores. Fue en 1991 cuando ambos protagonizaban La banda del Golden Rocket en Canal 13. En la ficción, Suar era Adrián y Araceli, Pato y sus personajes se enamoraron en la ficción al mismo ritmo que ocurrió en la vida real. Durante mucho tiempo fueron la pareja del momento y llenaron tapas de revistas y programas de chimentos. González ya era mamá de Florencia Torrente y Suar tenía muy buena relación con la nena, lo que facilitó que la historia creciera.
Se casaron en 1997 y el civil fue solamente para los íntimos, en la casona que ya compartían en San Isidro, con apenas 35 invitados. En cambio, para la fiesta tiraron la casa por la ventana, en una quinta de Hurlingham, con más de 250 invitados.
En 1998 nació Tomás y todo parecía idílico, pero al poco tiempo empezaron las peleas, originadas por rumores de infidelidad. La crisis fue fuerte y aunque intentaron sostener la relación, se separaron en 2004. Unos años después intentaron un acercamiento que no funcionó. Durante años estuvieron enfrentados por cuestiones económicas y si bien con el tiempo llegaron a un acuerdo, no lograron tener una relación de amistad.
El amor fue más fuerte
La historia de amor entre Florencia Bertotti y Federico Amador empezó primero en la ficción y a los pocos meses se hizo realidad. Eran los protagonistas de Niní, la tira que emitió Telefe entre 2009 y 2010, y sus personajes, Niní y Tomás, se enamoraban con el correr de los capítulos. En ese momento, los dos estaban en pareja: ella con Guido Kaczka, que además era el productor de la ficción y él con la bailarina María José Becherucci. El romance comenzó en secreto y se hizo público recién cuando ambos estaban separados hacia el final de la ficción. Fue un escándalo y las revistas del corazón intentaban tener detalles de la relación. Ellos, fieles a su perfil bajo, no hablaron. Nunca dijeron cuándo fue el inicio de la relación y alguna vez contaron que no le dan importancia a las fechas.
Pasados los años y con la pareja muy consolidada, Amador dijo en una entrevista: “Los años ayudaron a calmar las aguas. El tiempo todo lo acomoda. Además, soy un convencido de que uno siempre recibe lo que da. En este caso, también fue así, no hubo mala leche de nadie y mi exmujer lo sabe perfectamente, tanto que al día de hoy tenemos un muy buen diálogo y mis hijos están fantásticos. Y Flor es una persona muy generosa que primero busca el bien del otro, aun si eso implica hacer un pequeño sacrificio propio. Estamos muy felices juntos”.
Hoy son una de las parejas más estables de la farándula vernácula y siempre se muestran felices y compinches. Hace un tiempo, Bertotti le dijo a LA NACIÓN: “Estoy perdidamente enamorada y siento que a él le pasa lo mismo. Nos encontramos, nos elegimos y hacemos nuestro camino como pareja... No lo busqué, apareció, fue como un regalo”.
Aunque varias veces dijeron que iban a casarse, todavía no lo concretaron, pero los dos se tatuaron el nombre del otro y el símbolo de infinito a modo de anillo. “Siempre hablamos del casamiento, pero después surgieron proyectos laborales. En un momento queríamos porque nos parecía linda la unión, después se nos pasó, y hoy pienso que me divertiría la fiesta, pero más compromiso que el emocional y espiritual que tengo con él, no siento que pueda haber”, consideró la actriz. Lo mismo sucedió con el proyecto de tener un hijo juntos: “Las ganas siempre estuvieron y nos encantaría. Pero después lo terminamos posponiendo porque nos surgen otras propuestas laborales o él viaja. Entonces decidimos esperar”.
“Los buscas” que se encontraron
La historia de amor entre Nancy Dupláa y Pablo Echarri nació en medio de sospechas de infidelidades y escándalo. Fue en 2000 cuando eran la pareja protagónica de Los buscas de siempre, la novela que emitía Canal 9 con gran éxito. Lo que pasaba en la ficción se hacía sentir la vida real. Según la trama de la novela, Martín Giménez Álzaga y Bárbara Giménez Álzaga vivían un amor prohibido, condenados por la sociedad porque eran medio hermanos. Pero en las escenas de amor la pantalla se calentaba y la química de la pareja se hacía cada vez más evidente.
Por ese entonces Dupláa estaba embarazada de Luca, que nació el 20 de mayo de 2000, fruto de su relación con el periodista Matías Martin, de quien se separó pocos meses después. También Echarri estaba recientemente separado de Natalia Oreiro, luego de cuatro años de pareja. La pasión que emanaban desde la pantalla se hizo realidad, aunque al principio ellos negaban todo. Blanquearon el romance cuando terminó la tira y desde entonces están juntos y son una de las parejas más estables del mundo del espectáculo. Llevan 23 años juntos, 16 de casados y son padres de Morena, de 19 años, y Julián, de 13.
“Estoy perdidamente enamorado de Nancy. Me gustó antes de conocerla, cuando la vi en Montaña Rusa y quedé absolutamente conmovido. Siempre tuve en mi corazón ese deseo de conocerla, sabiendo íntimamente que un día me la iba a cruzar. Me acuerdo de que cuando terminaba Montaña Rusa me convocaron para ser hacer la segunda parte y visité el estudio. Ahí se me dio el sueño y me encontré cara a cara con Nancy. Nos saludamos como si nos conociéramos de toda la vida y fue muy simpática, pero nada más”, contó alguna vez Echarri. Unos años después compartieron escenas en la película El desvío, que también protagonizaba Gastón Pauls, por entonces pareja de la actriz. “Me da un poco de vergüenza decirlo, pero de mi parte hubo una especie de manipulación artística, para tenerla más cerca. A medida que la iba conociendo más, me daba cuenta de todo lo que me gustaba, del gran conjunto que es ella. Esa forma de manejarse con los compañeros de trabajo, esa líder nata. Con el tiempo empezó a nacer algo de ambas partes, nos pasaba lo mismo. Más allá de su belleza, había un contenido que me impactaba, algo que nunca había visto. Fue algo poco cerebral y muy visceral”, reconoció él.
La pareja sigue teniendo una relación muy visceral y a veces lo cuenta en alguna nota como cuando Dupláa confesó que no podía controlar sus celos al ver a Echarri en Resistiré junto a Celeste Cid: “Fue una prueba de fuego para mí. Estaba embarazada de Morena y la relación todavía no estaba en ese momento óptimo de confianza y entrega. Nos estábamos conociendo y con hijos e historias ya vividas. Celeste estaba en su mejor momento, era una belleza, y Luca, que era chiquito, me decía: ‘Mamá, ¿esa es la novia de Pablo?’ Cosas que hoy resistiría de otra forma. Yo me encendía cuando miraba la novela, pero de otra manera”. Y el actor también se moría de celos cuando Dupláa hacía Socias junto a Gonzalo Heredia en 2008: “El contrincante era joven, morocho y podía ser una competencia real. Me sentía un poco inseguro, pero fueron chispazos. Confieso que soy un tipo muy celoso”.
Un motorhome, una palta y una manta de Nepal
La historia de amor de la China Suárez y Benjamín Vicuña se confirmó con un escándalo. Se conocieron en 2015 cuando protagonizaron El hilo rojo. Sus personajes, Abril y Manuel, se enamoraban en la pantalla mientras a ellos les pasaba lo mismo en la vida real. El actor chileno estaba en pareja con Pampita Ardohain, a quien le llegó el rumor de romance. Ni lerda ni perezosa, un día irrumpió en la filmación, fue al motorhome en el que estaban los protagonistas y dijo “haber visto lo peor” y que allí “había olor a sexo”. Durante mucho tiempo, tanto la China como Vicuña negaron todo, e incluso ella insistía en que cuando Pampita fue al motorhome estaban en un descanso, comiendo una palta y abrigados con una manta de Nepal.
Después de negar durante algún tiempo la relación, finalmente la blanquearon en mayo de 2016 cuando se estrenó la película. Aunque nunca se casaron, hubo una propuesta formal y la China la contó en un programa de radio, hace unos años: “Estábamos en su casa de campo de Chile, se arrodilló frente a mí y me preguntó si quería pasar el resto de mi vida con él. Fue mágico”. Pero la boda se postergó una y otra vez, y en una oportunidad Vicuña explicó el porqué: “Fueron años muy intensos en lo laboral, con muchos viajes. Nadie nos corría, ya tenemos nuestra familia superconsolidada y vivimos juntos. Era medio ridículo meterle tanta presión a algo que queremos hacer bien y lindo”.
En febrero de 2018 nació Magnolia y todo fue felicidad, aunque un tiempo después la pareja empezó a atravesar varias crisis. Se reconciliaron a los pocos meses y fruto de esa nueva oportunidad nació Amancio en julio de 2020. Volvieron a separarse y Vicuña hizo pública la noticia a través de un comunicado que compartió en sus redes sociales. Esta vez no hubo reconciliación, aunque siguen manteniendo un buen vínculo.
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