Las actrices de la obra Inmaduros, que trabajan junto a Adrián Suar y Diego Peretti, reflexionan sobre esta pieza y por qué consideran que les va tan bien; además aseguran que pudieron sumar su mirada a la propuesta
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Patricia Echegoyen, Fernanda Metilli, Jessica Abouchain y Carla Pandolfi acompañan a Adrián Suar y Diego Peretti en Inmaduros, la comedia que puede verse de jueves a domingos en el Teatro El Nacional, con dirección de Mauricio Dayub. En diálogo con LA NACION, las cuatro actrices reflexionan sobre el rol de la mujer en esta obra de Juan Vera y Daniel Cuparo, de la diferencia con comedias livianas de algunos años atrás, donde las figuras femeninas eran simples objetos de deseo, y también cuentan qué tienen en común con sus personajes y cómo es lidiar sobre el escenario con Suar y Peretti.
Según la trama, Alfi (Adrián Suar) y Fideo (Diego Peretti) son amigos de toda la vida, a pesar de sus diferencias. Alfi es publicista, está separado, apenas ve a su hijo, y le huye al compromiso afectivo. Fideo, en cambio, es un psiquiatra muy conservador, casado hace más de 25 años con su primera novia. Una noche, poco después de separarse de su mujer, Fideo visita a Alfi en busca de consuelo y su amigo lo ayuda a su manera. Así, cuatro mujeres llegan a esta casa inteligente y les hacen ver cuán importantes son las figuras femeninas en sus vidas.
De larga trayectoria en televisión y teatro, Patricia Echegoyen está a punto de comenzar las grabaciones de la segunda temporada de 220, un ciclo de unitarios de la TV Pública. “Soy madre de una hija adolescente, tengo un marido y estoy bien con el teatro, haciendo una cosa a la vez. De todas maneras, acepté hacer 220 porque me interesan esos ciclos y no son muchas horas de grabación”, se sincera.
Carla Pandolfi nació en Leones, Córdoba, y se mudó a Buenos Aires para participar del reality Ser una estrella. Lo ganó y el premio fue protagonizar la remake de Piel naranja. Desde entonces hace cine, teatro, televisión. Actualmente se la puede ver en Diario de un gigoló, en Netflix, y en Tierra incógnita, en Disney +. Está casada y es mamá de dos niños.
Jessica Abouchain viene de la comedia musical. Bailarina y cantante, participó en muchas comedias musicales, entre ellas Hairspray, Priscilla reina del desierto, Sugar, A Chorus Line. Estuvo en ”Bailando...” y en Cantando por un sueño y actualmente está grabando la segunda temporada de Argentina tierra de amor y venganza, que se verá en 2023, por eltrece. Está en pareja con el actor Roberto Peloni.
Fernanda Metilli viene del humor. Es una de Las chicas de la culpa, con quienes hace un espectáculo en el Metropolitan y hay días que tiene que correr por calle Corrientes, de un teatro a otro, para llegar a tiempo. Recientemente participó de la novela El primero de nosotros (Telefe) y tiene proyectos para grabar una serie. Está en pareja con el actor Agustín Radagast.
-¿Creen que el rol de la mujer en Inmaduros evolucionó acorde a los tiempos que corren?
Pandolfi: -Sí, la mujer está en un lugar diferente al que nos tenían acostumbrados. Hay una evolución, un cambio que se hace eco de lo que hoy está pasando en el mundo.
Echegoyen: -Yo participé de esas obras donde había chicas lindas, con Carlín Calvo, con Ricardo Darín. Siempre me salvó el humor y por suerte, nunca cubrí ese rol. Pero me acuerdo de Extraña pareja, por ejemplo, y las dos chicas eran eso. En Inmaduros cada una tiene su rol bien marcado y ninguna es un objeto decorativo. No fue fácil saber qué cuentito contar. La gente se siente identifica porque es lo que está pasando ahora: no sabemos desde qué lugar abordarnos, si hablamos de relaciones entre hombres y mujeres.
Pandolfi: -Ahora las mujeres ponemos a los hombres en un lugar diferente como si los desenmascaráramos. Los llevamos a un rol de autenticidad. Hay un machismo instaurado que hay que romper, pero no transformándonos en víctimas. Durante años, en nuestra sociedad los hombres y las mujeres se educaban de determinada manera y ellos, por ejemplo, no podían llorar, ni mostrar sus sentimientos.
Abouchain: -Las cuatro quisimos mostrar nuestros personajes con perspectiva de género y salir bien paradas pese que nuestros personajes podían ser muy clichés. El mío, por ejemplo, podría quedar en la chica que solamente quiere divertirse y está bueno mostrar que tiene límites. Porque pareciera que si te divertís sos medio tonta. Las cuatro trabajamos mucho nuestra curva emocional, rompimos con el cliché y con encasillarnos en cierto tipo de mujer.
Pandolfi: -Hay que sacarles ese prejuicio a las mujeres, no es que todas tenemos que ser de la misma manera. Cada uno vive las relaciones de una forma diferente.
Metilli: -Lo interesante es que las cuatro mujeres entran de una manera y salen transformadas. El personaje de los hombres no sé, pero el nuestro sí porque todas damos un portazo. Y está bueno, en relación con otras comedias en las que no hay transformación en los personajes femeninos, o es más superficial. Ya eso es interesante.
-¿Se habló de perspectiva de género antes de empezar a ensayar?
Echegoyen: -Lo propusimos nosotras y se trabajó mucho. Empezamos a ensayar en octubre de 2020 sin saber cuándo se terminaba la pandemia y si la obra se iba a estrenar o no. Fue un acto de fe y de esperanza (ríe). Seguimos ensayando y nos planteamos qué queríamos contar y cómo abordar el rol femenino. No queríamos que fuera una obra más de esas en las que los hombres se ríen de las mujeres.
Pandolfi: -Se montó y se preparó la obra en ese momento, en agosto de 2021 hicimos algunas funciones de preestreno con aforo reducido y finalmente, estrenamos en enero de este año. Fue progresivo. Tanto Adrián como Diego nos escucharon y tuvieron actitudes positivas cuando nosotras proponíamos algunas modificaciones. Más allá de los protagonismos de ellos, tenemos libertad y confianza.
Abouchain: -Hicimos muchas propuestas, ellos siempre nos escucharon y por eso llegamos a este éxito. Pusimos mucho de nosotras y ellos estuvieron ahí. Fue muy positivo tener ese vínculo de compañeros.
Metilli: -Mi personaje bardea mucho al de Adrián, que es muy generoso y se prende al juego. Sumamos todo lo que es positivo para la comedia. Nos divertimos mucho en escena y nos fuimos ablandando con el paso de las funciones porque al principio nadie se tentaba. Hay un relajo que está bueno y suma.
-Patricia, sos la que más trayectoria tiene, ¿cómo fue el proceso de acomodarte entre las otras actrices y los protagonistas?
-Protagonicé muchas obras y cuando me convocaron para Inmaduros, no voy a mentir, lo pensé. Pero me dieron muchas ganas de estar porque entiendo el negocio y las reglas del juego. Sin embargo, me costó. Mi maestro, Agustín Alezzo, siempre decía que los personajes nos eligen y me parece que, aun con 40 años de profesión, tengo que transitar esto. Valeria Luxor, mi personaje, es actriz, fue sex symbol en los ‘90 y hoy no tiene rollos con el paso del tiempo y está muy bien plantada en la vida. Hay muchos puntos de similitud con mi vida. Me gusta la libertad de Valeria, que representa a las mujeres de 50 que se separan y salen a la vida. En mi caso no porque estoy en pareja hace muchos años y me casé hace poco, después de 25 años de convivencia y una hija (ríe). Me pareció divertido ese paralelismo y, de hecho, ponen en escena varias tapas de revistas que hice en esa época. Por suerte me puedo reír de eso. No fue difícil encontrar mi lugar, a pesar de que nunca había trabajado con Adrián ni con Diego, y tampoco con las chicas, excepto con Jessica, que hicimos Hairspray hace algunos años. De todos modos, nos conocemos mucho con los dos, pero nunca habíamos compartido escenario.
-Jessica, ¿qué impronta tiene tu personaje de vos?
-Me enamoré de Natacha, mi personaje. Si algo tenemos en común es que me gusta mucho divertirme y reírme, como a ella. No puedo ver la vida sin humor, estoy todo el día haciendo chistes y también tenemos en común ese desparpajo con el cuerpo. Soy bailarina y ella también es desenfadada, arremete con todo, pero no lo hace para demostrar nada sino por una libertad física que también comparto. Y las dos tenemos un humor inocente. Cuando leí la obra pensé que podía caer uno de esos personajes clichés, de una chica superficial, pero no, pudimos derribar ese prejuicio.
-Tu personaje, Fernanda, es la rebelde, ¿qué le pusiste de vos?
-Nuria es la feminista abanderada y eso queda claro ni bien entra a escena porque tiene pañuelos de todos los colores y lleva todas las causas encima. Los personajes están muy bien elegidos. Me identifico mucho con Nuria, por cómo habla, por ejemplo. Todas fuimos aportando algo de texto y, en algún punto, naturalmente es muy yo y dice las cosas un poco bardeando y un poco riendo, con un chiste y un cachetazo. Y se pudre todo cuando descubre una injusticia o una mentira. Es muy divertida la pelea con el personaje de Adrián. Una vez, a la salida del teatro, un hombre me reconoció y me dijo: “Vos sos la piquetera, siempre enojada, no le dejabas pasar una”. Lo decía enojado y me encantó que mi personaje lo incomodara de verdad.
Abouchain: -Esa es la palabra, incomodar y estas cuatro mujeres los incomodan.
Pandolfi: -El gran desafío que tenemos hoy como sociedad con igualdad de género es no sentir que el otro nos está atacando. Hay que encontrar un equilibrio, que es esa igualdad que pedimos. Nadie se tiene que sentir atacado, hay que encontrar un consenso y no es fácil.
-Carla, ¿qué le ponés a Vicky de vos?
-Traigo, de alguna manera, mi lugar de origen, aunque no tengo una tonada tan marcada. Vicky desenmascara al personaje de Suar, lo enfrenta con lo que aprendió de él, vivir una vida más libre, más despojada, sin culpas.
-Suar y Peretti tienen trayectoria y cartel, ¿cómo es la experiencia de compartir escenario con ellos y poder lucirse también?
Echegoyen: -Una cosa es para afuera y otra, en la interna. Sobre el escenario hay paridad. Confieso que al principio me costó porque pensaba en todo lo que significa Adrián Suar.
(Todas): -A mí también.
Echegoyen: -Pero sobre el escenario somos todos iguales. Me divierto muchísimo, sinceramente. Con Diego encontramos un juego muy potente y con Adrián me tiento. Hago un mea culpa. Y sé que Adrián también. Son pequeños sutilezas que la gente no llega a ver, quizá. Creo que no hay que pelearse con eso porque es ahí donde la comedia está viva.
Metilli: -Ocurre algo lindo con Diego y con Pata, que tienen un momento muy “clownesco” porque se ríen por la situación y lo corporal, y no por lo que se dice.
Pandolfi: -Llevamos más de 250 funciones y en todo ejercicio de repetición encontramos más diversión. Antes estaba, pero había otro rigor.
Abouchain: -Ellos dos son muy divertidos, son amigos y está bueno que las cabezas de compañía generen buen clima porque todo se hace más fácil. Los seis nos llevamos súper bien, en el escenario estamos a la par y jugamos. Y la gente ve eso y lo agradece.
Echegoyen: -Yo amo la comedia, pero es muy difícil. Es más fácil hacer llorar. La risa es auténtica siempre, por eso la comedia tiene que tener vuelo, timing y verdad. La comedia es cosa seria. Y qué casualidad que nos va tan bien y la mayoría del elenco somos mujeres (ríe).
-¿Hay chismes de camarines?
Echegoyen: -Nos divertimos mucho. Nos hicimos amigas, nos contenemos, nos acompañamos, estamos pendiente de la vida personal de la otra. En este tiempo hubo mudanzas, adopciones de animales, viajes y hasta un casamiento: el mío. Es muy importante que los compañeros sean buena gente porque convivís a diario. Me acuerdo que hace muchos años, cuando hicimos Necesito un tenor, uno de los actores se fue antes del estreno y Ricardo Darín estuvo seis meses para encontrar el reemplazo. Hicimos una lista de buena gente y ahí aprendí lo importante que es. Peligró el proyecto, pero en el teatro hay otra convivencia.
Metilli: -Cuando hay fútbol ellos se juntan en el camarín y es divertido porque uno es de Boca y el otro, de River. Hay charlas de pasillo, temas de actualidad, personales.
Echegoyen: -Y Suar es muy de organizar de salidas, lo que genera una convivencia de disfrute. Esta temporada termina el 6 de noviembre y volvemos a El Nacional en enero de 2023, felices.
Para agendar. Inmaduros: Jueves y viernes, a las 20.30; sábados, a las 20 y a las 22.15, y domingos, a las 20, en Teatro El Nacional.
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