Las chicas de la culpa: cuatro comediantes que se hicieron amigas, llevan sus charlas íntimas al teatro y dicen no poder creer que les “paguen por jugar”
Natalia Carulias, Fernanda Metilli, Connie Ballarini y Malena Guinzburg conversaron con LA NACIÓN acerca del proyecto que se gestó en pandemia y se convirtió en un verdadero éxito
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Se conocieron unos años atrás, haciendo el programa La culpa es de Colón. Pegaron buena onda y, cuando el proyecto terminó, les hicieron promesas que nunca se concretaron. Con la pandemia por el covid-19, decidieron hacer vivos en Instagram y programas en Youtube y los seguidores, muchos por cierto, empezaron a llamarlas Las chicas de la culpa. Ellas capitalizaron el nombre, doblaron la apuesta y hoy son un fenómeno que agota entradas en el teatro: el 6 y 7 de marzo hacen dos Gran Rex, a partir del 31 de marzo vuelven todos los viernes al Metropolitan y pronto inician una gira internacional, al tiempo que preparan una docuserie para una plataforma de streaming. LA NACIÓN se metió en la intimidad de un encuentro entre Natalia Carulias, Fernanda Metilli, Connie Ballarini y Malena Guinzburg, que contaron cómo construyeron esta relación, cómo derribaron prejuicios sobre las mujeres y el humor, y revelaron cuál es la fórmula de su éxito.
-¿Las chicas de la culpa es una herencia por el nombre por el programa o acaso las chicas tenemos culpa de algo?
Natalia Carulias (NC): -No tenemos culpa de nada. Pero nos conocían con ese nombre y decidimos aprovecharlo.
Fernanda Metilli (FM): -La culpa es de Colón, que emitieron Telefe y Commedy Central, surgió con la idea de hacer cuatro especiales en marzo, por el mes de la mujer, y fue tan bien que decidieron seguir.
Connie Ballarini (CB): -Funcionó genial a pesar de que estaba al aire los sábados pasada la medianoche, después de Podemos hablar y de un infomercial.
Malena Guinzburg (MG): -Eran horarios muy marginales y así y todo funcionábamos muy bien. O sea, pese a ellos mismos, nos fue bien.
FM: -Hacíamos el mismo rating que el programa de Telefe que más se mira a la tarde.
NC: -Se generó una química muy especial, y creo que es una de las tantas causas del éxito de Las chicas de la culpa...
MG: -Cuando terminó el programa, nos prometieron un montón de cosas. Les creímos, pero no pasó nada.
FM: -Nos nominaron a mejor programa de cable junto con El host y otro más. Estábamos felices, porque fue un reconocimiento enorme. Y al toque uno de los gerentes de Telefe nos mandó un mensaje diciéndonos que alguien se iba a comunicar con nosotras en breve para hacer teatro y tele. Y nunca más. El host ganó el premio y Adrián Suar lo recibió y lo compartió con nosotras, así que esa noche todas subimos al escenario.
-Entonces ese llamado no llegó y ustedes decidieron poner manos a la obra…
MG: -Si, más o menos fue así. Pero vino la pandemia, empezamos a hacer cosas por Instagram y ya nos conocían como “Las chicas de la culpa”. Hicimos un programa semanal por YouTube, un poco más producido, hasta que surgió hacer un streaming y funcionó muy bien. Ahí apareció Diego Scott, el productor, para proponernos hacer teatro. La propuesta económica no era atractiva, porque había un 30 por ciento de aforo en ese momento, y nos dijo que, a lo mejor, ganábamos 70 pesos cada uno.
CB: -Y dijimos, “vamos por 70 pesos”. Además, sumamos streaming. Estuvimos en el Teatro La Plaza, después nos mudamos el Metropolitan porque agotábamos entradas, y en diciembre hicimos dos Gran Rex. Iban a ser tres, pero una fecha coincidió con la llegada de la Selección y lo suspendimos para el 7 de marzo. Ahora agregamos una fecha más, el 6. Y hacemos nuestra primera gira internacional, aunque ya estuvimos en Uruguay. En febrero vamos a estar en Florida, en los Estados Unidos: el 18 en Miami, el 19 en Homestead, el 22 en St. Petersburg, y el 24 en Orlando. En abril vamos a Chile y en octubre a Europa, a varias ciudades de España: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Málaga, Mallorca. Además, a partir del 31 de marzo volvemos todos los viernes al Metropolitan
-¿Cómo trabajan? Porque tienen la particularidad de que cada función sea diferente...
NC: -No trabajamos con un guion, pero sí con una estructura que construimos durante cada semana. Si bien somos cuatro comediantes que tenemos claro hacia dónde vamos, ninguna quiere lucirse más ni tapar a la otra sino jugar en equipo y terminar con un golazo de las 4. Para nosotras eso es común, pero no es tan común en realidad.
CB: -La culpa es de Colón tenía un guion, pero nosotras improvisábamos y eso funcionaba mejor, porque una tiraba una cosa y las otras tres la hacían crecer. Y es lo que seguimos haciendo.
MG: -Funcionamos como bloque, todas juntas. Y hay una red, sabemos que una puede tirar algo y todas vamos a estar ahí, y si hay que embarrarse, lo hacemos toda también. Nunca nos dejamos pagando. Vamos a fondo siempre y no disimulamos porque todo puede sumarse a la comedia.
NC: -La bardeada siempre es desde el amor absoluto y por eso podemos hacerla. Recuerdo que en una de las funciones del Gran Rex, subí y me caí, y las tres se tiraron encima mío. Fue automático y eso no estaba pensado, pero lo sumamos a la comedia. Y al mismo tiempo hay una protección.
MG: -Tenemos tres reuniones semanales y pensamos en el tema del que vamos a hablar. Hay una rutina con disparadores, hacemos dos zoom larguísimos y muchísimos chats. El ensayo del final es presencial y cambia siempre.
FM: -Armar cada espectáculo de cada viernes nos lleva cuatro días...
CB: -Es un montón, pero somos tan apasionadas que buscamos más y más. Son juegos, charlas y un challenge, que apareció después para dividir los equipos. Todo el tiempo buscamos sumar.
Creadoras de un nuevo género
-¿Creen que se ajustan a algún género?
MG: -El novio de Fer [el humorista Agustín Radagast] dice que inventamos un género nuevo.
NC: -Nico Vázquez piensa lo mismo, y yo creo que tienen razón. Los finales son muy ensayados, pero muy, porque ninguna de nosotras es bailarina. Entonces le metemos mucha comedia porque a veces no sacamos la coreografía. Me acuerdo que una vez ensayamos una que era genial, no nos salió y para la gente era un chistazo. Blanqueamos que nos había salido mal, que habíamos ensayado un montón, y la hicimos de vuelta y salió perfecta. La gente se fue diciendo: “qué bueno lo que armaron”. Todo se suma a la comedia.
-¿Qué nombre pensaron para ese nuevo género?
NC: -Ninguno todavia. Tenemos que pensarlo, chicas.
MG: -Compraron el formato en Paraguay y no funcionó porque las chicas no se conocían. Y lo mejor que les puede pasar es conocerse
NC: -La química no se puede copiar ni ensayar. La tenés o no la tenés.
Amigas son las amigas
-Se hicieron muy amigas, ¿se conocían de antes?
MG: -No, aunque yo había trabajado con Nati, pero muy poco. Nos conocíamos porque el mundo stand up es muy chico. Con Connie era con quien menos tenía relación, pero en el programa nos sentaron al lado y enseguida pegamos onda. Con todas fue así, porque somos muy distintas en un montón de cosas y a la vez nos complementamos.
-Agotan entradas cada vez que se presentan... ¿Pensaron cuál puede ser la razón del éxito?
NC: -Creo que tiene que ver con que hablamos con de todo con mucha naturalidad y eso no es tan común. Logramos que vengan a vernos tres generaciones: mamá, hija y abuela y se mueren de risa. No hay posturas y hablamos de cosas que a veces no hablás ni con amigas. Y eso sorprende. Estamos más acostumbrados a escuchar a hombres hablar de esa forma y no a mujeres.
FM: -Es como una juntada con amigas, una previa genuina con el plus de que, además, las cuatro somos comediantes y nuestra forma es el humor. Y nos conocemos tanto que podemos explotar lo mejor de cada una.
CB: -También creo que la gente se siente parte del show. Siempre nos repetimos “no naturalicemos esto”. Es como una charla íntima entre nosotras y a veces somos conscientes de que hay gente, pero otras veces no.
MG: -Me parece que sobre el escenario nos animamos a hablar de cosas que abajo no, quizá, aunque somos muy amigas. Y la gente se siente parte.
FM: -Se vienen a reír con nosotras, y la risa se agradece, y post pandemia más que nunca. También vienen hombres a vernos y es espectacular.
MG: -Creo que vienen a espiar algo de lo que nunca son parte: las previas de amigas. Hablamos, por ejemplo, de la masturbación y es un tema del que no converso abiertamente con mis amigas. Nosotras mismas fuimos pasando cada vez más límites.
CB: -Nos gusta sorprendernos y divertirnos, lo que le da un plus al show. Por eso cada función es diferente, no queremos aburrirnos y cambiamos todo el tiempo. Necesitamos lo auténtico. La charla espontanea suele ser mucho más rica.
Las chicas de la culpa, la serie
-¿Van a hacer una serie para una plataforma?
NC: -Estamos buscando el formato todavia, porque iba a ser una serie y quizá ahora sea una docu-serie. Hace unos meses ya que estamos trabajando en los guiones con Adriana Lorenzón. Va a ser ficcionado, pero vamos a jugar con lo que tiene cada una.
MG: -Creo que si forzábamos lo que nos pasó, no salía. Es como la química en una pareja, se da o no se da. Y la relación se fortalece cada día más. Nos conocemos tanto que nos entendemos con la mirada.
NC: -Tenemos muy claro dónde podemos sacar lo mejor de cada una. Y aunque el espectáculo tiene una estructura, entramos relajadas a jugar porque sabemos que vamos a encontrar lo que estamos buscando.
-¿Nunca estuvieron disconformes con una función?
CB: -Quizá con alguna cosita, pero no con todo.
FM: -Es un formato que es prueba y error, y tenemos que hacerlo para saber si funciona o no.
MG: -Es un espectáculo que está vivo, y todo el tiempo probamos cosas.
CB: -Tenemos un grupo de ideas y quizá tiramos una que no nos termina de cerrar, y ahí se completa. Y es hermoso. Estamos todo el tiempo pensando en eso.
-¿Tienen muchos grupos de whatsApp?
MG: -Tenemos uno que se llama Catarsis y es de nosotras cuatro. Otro que se llama Ideas, en el que están los productores y guionistas. Tenemos tantos grupos que a veces queres decir algo en uno y terminas escribiendo en otro.
NC: -Una vez me pasó que quise pedir ayuda para sacarme la copita menstrual y mandé el mensaje al grupo de productores, y uno contestó que no sabía en qué podía ayudarme. Y ya habían bajado el audio para usarlo en el espectáculo
-Todo puede ser usado en su contra o a su favor…
-(Todas) Tal cual.
-Trabajan juntas y además cada una tiene otros proyectos, ¿es fácil ponerse de acuerdo?
MG: -Sí, y es fundamental. Todo se complementa. Está bueno tener algo aparte, porque te da un respiro.
CB: -Nos re bancamos y eso es lindo. Además, nos dividimos las tareas porque hasta en eso somos equipo.
-¿Qué pasa si un día una está de mal humor? ¿La entienden o la increpan?
FM: -La bancamos hasta que se le pase. Nunca nos sucedió que las cuatro estemos de mal humor.
MG: -Con la energía que se genera entre nosotras y con el público, no hay manera que no se te pase. Es muy mágico lo que sucede.
FM: -Ver a la gente es un show aparte, porque es como estar en una cancha, pero en el teatro.
MG: -No debería decirlo, pero no podemos creer que nos paguen por jugar.
CB: -Nuestro trabajo es ir a jugar con amigas.
Agradecimientos:
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